Sobre la Globalización se ha escrito y discutido en todo el orbe. Quizás sea el proceso que en los últimos veinte años ha generado la mayor cantidad de estudios e informes, así como conferencias y debates. Sin embargo es un tema enfocado de múltiples perspectivas. Pero una pregunta básica para su consideración es cuanta globalización existe hoy luego de varias décadas; también si la globalización de los años ochenta y primera mitad de los noventa, es la misma que estamos viendo en la última década.
Por nuestra parte hay que destacar que Venezuela es un país muy expuesto a los impactos de la globalización por tener una economía altamente importadora de bienes de consumo y de capital, imprescindibles para su funcionamiento, al tiempo que su capacidad exportadora descansa en un solo sector, el petrolero; producto estratégico en el funcionamiento de todas las sociedades.
Las importaciones incluyen desde bienes fundamentales en la dieta alimentaria ya sea sin casi valor agregado, hasta productos de alta sofisticación tecnológica. En tanto las exportaciones de petróleo contribuyen con su aporte al 96 % de las divisas que ingresan a la economía nacional. Las llamadas exportaciones no tradicionales que referían a todos los productos y servicios, exceptuando petróleo e hierro, han venido reduciéndose y hoy a representan tan sólo el 4%.
En las estrategias aparentemente novedosas para responder a la globalización, se menciona el proceso de promover y estrechar relaciones con nuevos centros de poder, todo con el propósito de crear condiciones para un mundo multipolar. En los años que corren del 2000 para acá esa ha sido política explicita de las relaciones internacionales promovidas por el gobierno. En ese orden son socios claves en las relaciones económicas promovidas en el período mencionado los siguientes países: Rusia, China, Iran, Cuba, Argentina, Brasil, Bielorrusia, Uruguay, Ecuador. Sin embargo entre los países tradicionales en las relaciones comerciales se mantienen en posición aún importante: los EEUU, Colombia, México, Chile. Las relaciones con los nuevos socios no podemos excluirlas de la globalización ya que se trata también de importaciones y exportaciones, es decir comercio internacional. Quizás ahora más centradas en la conducción del gobierno. Si ayer se decía que algunos negocios de empresas estatales con otros países, sea con empresas o estados era una caja negra, hoy igual cabe decir ya que los convenios que sustentan negociaciones gubernamentales con los nuevos socios que no son del conocimiento de la sociedad.
Con la globalización en sus inicios se señalo que ella trajo consigo un impacto desfavorable en el aparato productor local, ya que las aperturas al capital transnacional produjo efectos devastadores en la producción local. por ello se observa que industria se ha venido achicando, y su contribución al PIB hoy alcanza un 14%, cuando llegó a representar un 20% en sus mejores momentos. Se han venido cerrando establecimientos, ya sea porque se han reconvertido en importadores, en caso de transnacionales se han mudado a otros países. Con ello muchas Pymes que fungían de suplidoras de estas empresas, también han tenido que cerrar.
Los procesos de estatización ha dado lugar a que sectores completos hayan pasado a la administración estatal, y por lo general han disminuido su producción. Entre ellos los vemos en servicios petroleros, producción de hierro y acero, aluminio, diversas ramas alimentarias, cemento, bancos, seguros, hoteles, papel, electricidad. En estos sectores se busca incorporar como socios a los países destacados en las nuevas relaciones internacionales, sea con empresas estatales o de capital privado de estos países.
En la globalización un elemento importante es la movilidad de la fuerza de trabajo. Para los países centrales ello se ha expresado en la circulación a nivel global de sus ejecutivos y técnicos, quienes dirigen los procesos que demandan mayor identidad con las casa matrices de las transnacionales. En tanto para los países del tercer mundo, ha sido característico la salida de fuerza de trabajo poco calificada que sale a buscar inserción temporal o definitiva en los países de mejor situación económica. En el caso venezolano, ocurre este proceso con dos características únicas y particulares. El país es receptor de ejecutivos y técnicos, así como fuerza de trabajo de modesta calificación de los nuevos países socios, remunerados a un costo mayor que la propia fuerza de trabajo local, aunque con esquemas regulatorios distintos a los vigentes en el ámbito nacional. Por otro lado Venezuela expulsa fuerza de trabajo calificada a los países centrales y a otros vecinos, generalmente los viejos socios comerciales. Fuerza de trabajo que no cuenta con apoyos ni vínculos con las entidades nacionales venezolanas, ya que no responden a ningún convenio y más bien son percibidos como jóvenes profesionales insatisfechos con el actual estado de la situación económica y de seguridad de su propio país, lo que conlleva una desvinculación casi total con las instituciones de su propio país.
Lo anterior muestra que la globalización en este sistema productivo y político, se orienta por lógicas un tanto diferentes a las corrientes que marcaron la globalización en sus primeras dos décadas. Que sea mejor o peor para el país es una tarea por analizar y aclarar.
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