martes, 27 de diciembre de 2022

CTV y sus 86 años.


  Cerraba el convulsionado año de 1936, del fin de 27 años del gomecismo y el tránsito a una democracia de la cual poco se conocía en el país. Veníamos de un siglo XIX de guerras, dictaduras,  caudillismo y alzamientos armados, y entramos en el siglo XX con un primer tercio con casi lo mismo, solo superamos las guerras y alzamientos exitosos, los últimos  derrotados por la dictadura. En ese año se crea la CTV, y con alzas y bajas hoy se mantiene, si bien con un modesto perfil como es general a las centrales opositoras, y a todo el movimiento de los trabajadores y sus organizaciones que no encontraron en la revolución receptividad para el ejercicio de la defensa de los trabajadores. Son muy pocas las organizaciones laborales que llegan a esa edad. 

  Estimo que la central ha pasado por distintas etapas, como es natural a un organismo que se desenvuelve en un ámbito de relaciones de poder, políticos y socio-económicos. Al mismo tiempo una central de carácter nacional y con competencias en múltiples actividades reivindicativas de casi todos los sectores productivos, perfectamente ha de estar sujeta a relaciones complejas con los otros poderes, desde el más alto gobierno hasta los gerentes y jefes de una empresa dada.

 Visto lo anterior, la CTV ha tenido altas y bajas, incluso han habido sectores y estados en donde sus federaciones  y sindicatos afiliados, combinados con el gobierno de ese momento y región, así como con las gerencias empresariales,  tomaron ventajas que favorecieron tanto a determinadas corrientes políticas e ideológicas, como a formas de hacer la práctica sindical. Y que de otro lado, desfavorecieron a otras, hasta obstaculizar su desarrollo. A tal grado es importante  tener presente estos fenómenos, que al país es le conceptualiza en buena parte de la literatura como un caso de neocorporatismo, por el entramado en donde la central sindical interactuaba con el gobierno y otros poderes. Todo esto es parte de una historia y trayectoria. Téngase presente que se trata de individuos que estuvieron en responsabilidades de conducción, y que actuaron en un marco y contexto que ha de tenerse en cuenta, todo ello es analizable y susceptible de juicios, incluso es necesario hacerlos. 

Pero una central sindical, que nació en el ejercicio de una apertura democrática, como la ocurrida en 1936, y en ese largo devenir ha tenido la venia de algunos gobiernos, también ha tenido la persecución y la discriminación de otros. Recordemos lo de la relaciones de poder en la cual está inmersa una verdadera central sindical. No es una fiesta patronal, ni nada por el estilo.

En ese marco, conviene entender que una central sindical es una cosa y la manera como sea conducida es otro asunto, por supuesto a ser analizados dialécticamente, en función de los factores internos y externos en donde se desenvuelve. 

Los países del Cono Sur, que pasaron por dictaduras que intentaron imponer otras centrales, nuevas siglas, finalmente al superar esos regímenes, preservaron sus centrales históricas, en algunos compartiendo que otras que nacieron por  vía autónoma. 

El movimiento de los trabajadores requiere organizaciones fuertes y con creciente afiliación, que no es lo que está ocurriendo. Toca recuperarse, hacer intentos, pensar y repensar cómo hacerlo, no es fácil. Pero la CTV y toda central que esté hoy activa en una auténtica defensa de sus afiliados, son activos que conviene que converjan y se refuercen entre si. 

Confiamos que habrá oportunidad de intercambiar en ambientes amplios, más allá de este pequeño grupo, que no subestimamos pero el asunto es de relevancia nacional.  Verdad que CTV ha venido pasando por difíciles momentos, pero un esfuerzo para reflexionar su papel, de análisis de su importancia en la vida laboral del país, aciertos y logros, y concluir con  sus perspectivas, ello como mínimo es necesario.