sábado, 27 de abril de 2013

TENER EMPLEO EN DEMOCRACIA Y SOCIALISMO



          Quién tiene un empleo, tiene en primer lugar una fuente de ingresos para la subsistencia. Además cuenta con una inserción laboral que le permite  organizar su vida personal y familiar. Al mismo tiempo ocurre lo contrario, es decir que según su actividad laboral, organiza su vida y la de sus dependientes. De aquí que el individuo y sus dependientes,  están vinculados con ese trabajo que tiene un determinado miembro del grupo.

Por otro lado, por los bajos salarios predominantes en nuestro sistema laboral, es imprescindible en la gran mayoría de los casos, que al menos dos personas del grupo familiar requieran un ingreso para alcanzar satisfacer las necesidades básicas.

            Por supuesto que la inserción laboral conlleva la satisfacción de otras necesidades en lo individual, en lo ético, en lo social y en lo institucional, todos ellos no menos importantes.

Veamos que en lo individual el empleo o una inserción laboral digna, es un imperativo psicológico, que proporciona autoestima, afirmación personal, proporciona identidad, que aporta sentido a la vida, es una defensa contra la ociosidad o la tentación.

En lo ético y social, es un contrato de obligación social, contribuye a la socialización, a la identidad social para la mantener la solidaridad y la cohesión social, contribuye al desarrollo del espíritu y en medio para ser parte del conjunto y del tejido global de la sociedad.

En lo institucional el tener un empleo y una inserción laboral digna, da autoridad, da sentido a la vida, se es parte de las responsabilidades públicas y el esfuerzo que se realiza cuenta como parte del aporte para la existencia y desarrollo de la nación.

Estas necesidades asociadas al empleo son reconocidas universalmente. En este sentido, la prioridad de quienes administran los recursos públicos es ofrecer condiciones para el fomento y mantenimiento de empleos productivos, sean los que se crean en la propia esfera estatal, como los de la esfera privada.

Se ha subrayado que los empleos han de ser dignos, es decir que ofrezca a quienes lo ocupan un trato respetuoso por parte de quienes dirigen, sean propietarios o sus representantes. Esto no ha de ser diferente si la propiedad es privada o pública. 

Igual cabe subrayar que cada institución generadora de empleo tiene un compromiso productivo, con los propietarios, sean los individuos o la nación como seria el caso de los entes estatales. A ese compromiso coadyuvan los individuos que son empleados.  Las entidades empleadoras tienen una función de producir tales bienes o servicios, el colectivo laboral desempeña funciones en la división técnica del trabajo.

Los resultados de este esfuerzo se reparte entre los que participan, por un lado propietarios, por otro trabajadores, y la sociedad receptora del producto o servicio. El trabajo es ejercido con el concurso de estas partes, quienes representan a la dirección y los trabajadores. A ella se agrega el tercero, las autoridades competentes que se aseguran que haya justicia y equidad.

Las definiciones de las funciones del trabajo de las personas que laboran en una determinada organización, en su versión más tradicional eran impuestas por el estado o el empleador, con prescindencia del trabajo, pero con el desarrollo social, político y económico, en donde los más importantes protagonistas han estado orientados por un pensamiento renovador tendente a superar los estados precedentes, ha permitido  avanzar en la determinación conjunta de las reglas del trabajo, sea en toda la sociedad como en los específicos centros productivos. Para ello emergen los mecanismos de diálogos, negociación y acuerdos.

En nuestro país bien avanzado el siglo XX fue el inicio de estos procesos, algo tarde en términos comparativos con otros países de la región, además ha sido un proceso lento y accidentado, ya que enfrentaban las decisiones autoritarias y unilaterales dominantes en el siglo XIX y en buena parte de la primera mitad del XX. Somos una sociedad que avanzó un tanto más en el ejercicio de la ciudadanía en la calle, que en los centros de trabajo.

En los últimos años se ha observado un esfuerzo estatal por vigilar la justicia en los ámbitos laborales privados, buscando con ello preservar los empleos y sus condiciones de trabajo,  para ello las reestructuraciones en las regulaciones laborales, en la  administración del trabajo y en la justicia laboral, pero se observa una notable discriminación en la actuación de estos entes en lo que tiene relación de las situaciones cuando el empleador es el Estado y sus instituciones.

El cuadro anterior es lo que da lugar a discriminaciones en el empleo público,  por el sólo hecho de disentir y tener comportamientos personales en las identidades políticas divergentes con la actual opción gobernante. Para quienes sólo son trabajadores de nivel profesional, técnico y operativo, invadir su esfera personal que ponga en peligro la conservación de su empleo, así como el desarrollo y promoción en su carrera, representa un notable retroceso en la evolución laboral de una sociedad que se denomine democrática y aun más si se denomina socialista.

sábado, 20 de abril de 2013

Discriminación en el empleo y resultados electorales



Los estrechos resultados electorales del 14 de Abril han estimulado reacciones extremas en diversos aspectos, de ellos analizamos aquellos que se relacionan con el empleo, concretamente con la discriminación por razones de opinión política.

            La mayor cantidad de los empleos creados en la última década han sido en en el sector público. La administración central ha multiplicado sus funcionarios. El número de ministerios y oficinas públicas agregan constantemente más personal. Igual ocurre con la administración en las gobernaciones y alcaldías.

            En cuanto a las empresas del estado, se han mantenido las que existían para 1999, pero han aumentado su nóminas, además han nacido otras entidades públicas. Por el lado de las estatizaciones lo que ha ocurrido es la transferencia de trabajadores del sector privado al público. En muchos de estos casos desmejorando las condiciones de trabajo, como es el incumplimiento o congelación de los convenios colectivos.

            Los empleos en todas estas entidades son empleos al servicio del Estado. Es una distinción importante la que ha de hacerse entre Estado y Gobierno. Se reconoce que un segmento de funcionarios de dirección constituye el colectivo que además de prestar servicios al Estado, son funcionarios de dirección y de la confianza del Gobierno, ya que son tomadores de decisión.

            El total de personas al servicio del Estado se ubica por los dos y medio millones, un 20% de la población económicamente activa, es de los más altos del mundo, y sin duda es el más alto en América Latina.  
           
            A lo largo del siglo XX la distinción entre Estado y Gobierno no ha sido clara. Quién controla el Gobierno aspira arrasar con todo lo que es el Estado. No es solo un asunto de socialismo o capitalismo, es más bien un tema de más o menos democracia y ciudadanía. 

            En nuestro caso quién gobierna, es receptor y administrador de la renta petrolera y de los tributos de los ciudadanos y empresas. Teóricamente es controlado por los otros poderes, a quienes le rinde cuentas. Estos controles se hicieron presentes al momento que gobernaban los copeyanos, en tanto los adecos controlaban el poder legislativo y judicial, más que un desarrollo de ciudadanía era la protección que los adecos le brindaban a su gente. Ocurrió en dos períodos gubernamentales, también en el segundo gobierno de R Caldera, que llegó al poder con poco más del 30% de los electores. Pero desde el 2000, se ha venido perdiendo el balance de poderes, y con ello el control se ha diluido.

Además tanto se habla del poder ciudadano, pero hasta ahora es una figura etérea y difusa, que por los momentos ha tenido pocos resultados concretos, sin embargo se entiende que la cultura del culto al poder influye y obstaculiza un verdadero desarrollo de este concepto.

            La inquietud que se muestran en los párrafos anteriores, lleva a recordar que desde 1971 el país adhirió y ratifico el Convenio No 111 (1958) sobre la Discriminación en el empleo (empleo y ocupación).

En el preámbulo de este convenio se señala:

“Considerando que la Declaración de Filadelfia afirma que todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades, y

Considerando además que la discriminación constituye una violación de los derechos enunciados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos”

En su artículo 1, el convenio señala_

“A los efectos de este Convenio, el término discriminación comprende:
a) cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación;
b) cualquier otra distinción, exclusión o preferencia que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo u ocupación..”

            La llamada “Lista Tascon” ha sido condenada y criticada por quienes entienden el empleo como un derecho humano, y no como una actividad al servicio de una determinada organización partidista, sino al servicio del Estado y de los ciudadanos en general. Reiteramos que quienes ocupan funciones de dirección se entiende su compromiso político partidista y de ahí las exigencias de lealtad con su organización, ayer Acción Democrática o Copei y hoy el Psuv. Pero así como ayer era una arbitrariedad extender discriminaciones en ese orden a funcionarios operativos, técnicos y profesionales, hoy es aún más grave por contar con una Constitución que tanto en su preámbulo como en su articulado condena la discriminación por razones de opinión política.

            En la CRBV es reiterativa la condena a todo tipo de discriminación por razones de opinión política. En cuanto al trabajo, en su artículo 89, que empieza “El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado”, y luego en su ordinal 5 “Se prohíbe todo tipo de discriminación por razones de política, edad, raza, sexo o credo o por cualquier otra condición

            Las declaraciones incitando a la discriminación en el empleo, demandan que autoridades del trabajo y de protección al ciudadano hagan valer su deber constitucional.  

domingo, 14 de abril de 2013

¡Votar es decidir!

El Correo del Caroní publica interesante reportaje ..

"En la víspera de las primeras elecciones de la era post-Chávez, personalidades del mundo de la cultura, del turismo, de las universidades, de las ONG, del trabajo comunitario, entre otros sectores de la vida pública regional, compartieron sus apreciaciones sobre la importancia de votar.

Se puede ver en: 

http://www.correodelcaroni.com/index.php?option=com_content&view=article&id=226574&catid=54

sábado, 13 de abril de 2013

TRABAJO DECENTE Y RELACIONES LABORALES

Sobre “Trabajo Decente y las Relaciones Laborales” se nos solicitó hacer una presentación en las I Jornadas de Salud Ocupacional, organizadas por el Instituto de Altos Estudios de Salud “Arnoldo Gabaldon”, este jueves 11 del presente en Maracay.

El concepto de trabajo decente es una formulación ya difundida y globalizada por la OIT. Desde un principio para los países de habla castellana la palabra decente levanto cierta inquietud por significado de su opuesto, indecente. Es por lo que en nuestro medio es frecuente que leamos la expresión trabajo digno, como la misma formulación que provino de los debates y acuerdo en el seno de OIT. También vale considerar la expresión trabajo seguro, mencionada y destacada por algunos colegas participantes en la aludida jornada.

En cuanto al tema de fondo, es decir ¿que aborda y contiene esta formulación? No hay duda que refiere a garantizar y elevar la protección del trabajador, habida cuenta que los consensos para su aprobación, ocurrió luego del período en que el neoliberalismo fue la doctrina dominante en la mayor parte de las economías del mundo. Por tanto con el convenio de las normas fundamentales o derechos mínimos de 1998, se admite la concreción y punto de partida de esta formulación universal que gradualmente ha venido siendo acogida por las sociedades.

Elementos centrales del trabajo decente se recogen en los llamados derechos mínimos, que incluyen enfrentar los abusos con el trabajo infantil y el trabajo forzoso, enfrentar toda discriminación para el ingreso y conservación del empleo. Completando con los derechos necesario para la defensa y avance de la situación de los trabajadores, en concreto la libertad sindical y la de negociar colectivamente las condiciones de trabajo. Por el objetivo planteado en la conferencia, nos centramos en estos dos últimos elementos; concentrando la atención en registro sindical, dialogo social y negociaciones colectivas. Necesariamente el planteo en estos elementos es crítico de la acción estatal, por el hecho de su abierta indiferencia al cumplimiento de los elementos esenciales que permitan dar garantías a estos conceptos del trabajo decente o digno.

En otras contribuciones hemos abundado en análisis que profundizan y ofrecen datos de cuanto nos alejamos del concepto de trabajo decente o digno, en lo que tiene que ver con el registro sindical, altamente intervenido por la administración del trabajo; la ausencia de diálogo social, tanto con representantes de los trabajadores como de los empleadores, y las dificultades y obstáculos al libre desarrollo de las negociaciones colectivas. Los indicadores son elocuentes en evidenciar que de no haber rectificaciones profundas, estaremos ensanchando la brecha entre nuestras políticas laborales en esas materias y lo requerido por los convenios internacionales que hemos suscrito.

También es importante destacar que cuando desde instituciones locales se formulan quejas y denuncias sobre los déficits y desviaciones en los temas que analizamos, no se manifiesta en la respuesta oficial una postura transparente para que se clarifiquen las denuncias. Suele hacerse referencia al tema de la soberanía como excusa para no permitir el escrutinio e investigación en los asuntos denunciados ante instancias internacionales. El país no sacrifica su soberanía cuando es miembro de instituciones que discuten con transparencia los asuntos controvertidos, y que cualquier posible escrutinio es construido con el consenso de las autoridades nacionales. Hay que tener presente que a esas instancias se recurre cuando localmente no se consiguen las aperturas y garantías para el o los afectados.

Para quien desee ampliar en este tema, en el siguiente vínculo se accede a las actas de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de OIT:

http://www.ilo.org/ilc/ILCSessions/102/reports/reports-submitted/WCMS_205508/lang--es/index.htm

Una referencia importante vista la incorporación al Mercosur, es el hecho de que en estos países existen programas de fomento del trabajo decente, que llevan a toda la sociedad la divulgación de sus conceptos y elementos. Por ello en las escuelas primaria, básica, vocacional, formación profesional, está presente en los programas curriculares los principios que sustentan el trabajo decente, y además hay campañas que lo extienden a los espacios productivos y públicos.

domingo, 7 de abril de 2013

VIOLENCIA SINDICAL SIN DOLIENTES

La revista CONTROVERSIA, arbitrada e indexada, No 198 Junio 2012 - Cuarta etapa)
editada por el Instituto Popular de Capacitación (IPC); Foro Nacional por Colombia; CINEP/PPP; Corporación Región; Escuela Nacional Sindical (ENS), 
publica nuestro artículo VIOLENCIA SINDICAL SIN DOLIENTES EN VENEZUELA


Le invitamos a consultarlo en :

sábado, 6 de abril de 2013

POST CHAVISMO Y TRABAJO


Con la desaparición del Presidente H Chávez, se levantan preguntas en todos los ámbitos del quehacer nacional en cuanto a las expectativas que vivirá la sociedad venezolana al no estar presente su enorme liderazgo y conducción.

            El asunto es analizar el chavismo sin Chávez. Por supuesto que la naturaleza de nuestra columna apunta el análisis a los temas vinculados con el trabajo, que no son pocos ni tampoco fáciles de considerar.

            Veamos en primer lugar una síntesis apretada de lo que encontró el chavismo en materia de trabajo, al inicio de su gestión y lo que hoy tenemos.

            Hemos destacado que desde los años posteriores a la desaparición del otro largo gobierno que tuvimos en el siglo XX, el de Juan Vicente Gómez, 27 años en el poder, se inició un período de crecimiento social, económico y político que cubrió casi el resto del siglo, con el interregno de los años del gobierno militar 1948-58, que si bien los índices económicos continuaron mejorando un poco menos ocurrió con los sociales, y sin duda desmejoraron los políticos. Todo este lapso fue de creciente mejoramiento económico y social; hasta que en los años ochenta empezaron a revertirse, y de ahí el “viernes negro” de 1983, los sucesos de 27 y 28 de febrero de 1989, y luego los del 4 de febrero y  el 27 de noviembre de 1992, y la destitución de un Presidente electo en 1993.  Así que cuando el chavismo se hace del poder en 1998, encuentra una década y media de desmejoramiento y crisis institucional y política, pero a su vez no hay que olvidar que previo hubo un prolongado período de mejoramiento económico, político y social.

            El trabajo,  sea el asalariado o el independiente, experimentó una creciente extensión y masificación.  No olvidemos que esto no necesariamente refiere a que se hubiese alcanzado una avanzada redistribución del ingreso. Se mantenía su injusta distribución. Pero aun así el ingreso petrolero drenaba y la familia venezolana mejoraba de una generación a otra. Migraciones masivas del campo y pueblos menores a las medianas y grandes ciudades  cambiaban el mapa urbano, extendiéndolo, cierto que con rápido surgimiento de franjas y cinturones de pobreza, que en un principio se pudo asimilar a condiciones que mejoraron las precedentes en los sitios de origen, pero que gradualmente fueron quedando porciones no asimiladas, zonas duras de pobreza que empezaron a ilegitimar el sistema político, y contribuyen a explicar las explosiones y levantamientos civiles y militares.

Por otro lado, el país durante seis décadas atraía grandes contingentes de migrantes procedentes de América Latina y Europa,  quienes salían  de sus países al conocer de las grandes posibilidades que ofrecía Venezuela. Lo que confirmaba lo que al interno ocurría con las migraciones locales. Sin duda que las poblaciones que procedían de países con mayores niveles de educación y experiencia productiva moderna, rápidamente se posicionaron en actividades económicas  que contribuyeron al fortalecimiento del aparato productivo nacional, ya sea como fuerza de trabajo calificada e incluso como emprendedores. 

Es importante mirar el país en una perspectiva temporal amplia. Que las comparaciones no sólo se miden entre la situación nacional  post 1998 y la década y media inmediata a la llegada del chavismo al poder, sino la Venezuela que al menos en dos o tres generaciones evolucionó a mejores niveles de vida.

En el marco anterior toca analizar como se han comportado los niveles de vida de la familia venezolana, no sólo en lo material sino también en lo cultural, político y espiritual. Es una temática que desborda este breve artículo, pero si vale enfatizar que un país, una sociedad, debe pensarse en mediano y largo plazo. Porque si bien hay indicadores que con relación al trabajo mejoraron en los años del chavismo, hay otros que desmejoraron. No es un asunto simple que se circunscriba a decir los ciudadanos ahora estamos mejores, antes estábamos peor, o viceversa. También hay que ver como está el país, que es la casa de todos

La calidad de los trabajos cada vez más precarizados, sus ingresos y beneficios, las carreras laborales  sin un mediano y largo plazo, la no discriminación para el ingreso y la estadía laboral, el mejoramiento técnico y profesional, las organizaciones sindicales no autónomas, fracturadas y debilitadas, las negociaciones colectivas accidentadas e incumplidas, la violencia no controlada en medios sindicales y espacios laborales, las entidades de la administración del trabajo parcializadas y sectarias, el relajamiento de la disciplina laboral, son algunos de los asuntos que han de revisarse y mejorarse. Cierto que hay otros que muestran indicadores favorables, como el incremento de las pensiones y su pago oportuno, el acceso de discapacitados al trabajo, el acceso a la justicia laboral así como su fluidez, la incorporación de las mujeres al trabajo, la protección de la maternidad, entre otros.   

Es importante agregar que estas valoraciones sobre que nos deja el chavismo, tienen la dificultad que dada la frescura de la reciente desaparición del líder y caudillo, más una campaña electoral en pleno desarrollo, no facilitan hacer las valoraciones que requerimos para identificar que ha de mantenerse, que ha de rectificarse y que ha de crearse en la etapa que está por iniciarse, del post chavismo. El país está partido en dos visiones. Las elecciones levantan pasiones y tensiones que tienden a mirar las cosas en blanco o negro, sabemos que no son unicolor.

El trabajo requiere un mínimo de visión compartida para que realmente rinda frutos tanto al país como a su población. A partir del 15 de Abril estos temas esperan la atención de un liderazgo responsable de la conducción del país, sea tanto en el gobierno como en la oposición.