domingo, 31 de agosto de 2014

DEL DESARROLLISMO E INCIPIENTE DESARROLLO INSTITUCIONAL A LA REVOLUCION BOLIVARIANA ¿QUE VENDRÁ DESPUÉS?

Para el estudio de las relaciones de trabajo entender el marco económico y político es condición necesaria, es por lo que importa dar una mirada en larga perspectiva a la evolución del país, por lo demás Venezuela ha llamado la atención por parte de estudiosos de otros campos de las ciencias sociales, por singularidades y relevancia que sintetizamos en  los siguientes procesos y etapas:

1- Es de notable relevancia en la historia económica, el sostenido crecimiento económico sustentado en la riqueza petrolera que experimentó el país en un largo período con baja inflación y estabilidad cambiaria entre los años veinte y setenta.  Ochoa, O. da cuenta con datos y análisis en “La institución fiscal y el rentismo en el desempeño económico de Venezuela” 2008.

2- En el marco del crecimiento anterior, la ciencia política ha destacado la transición del autoritarismo a la democracia -de 1958 en adelante-, que si bien pactada por las elites le dio al país oportunidad de preservar el crecimiento de la etapa anterior y emprender una importante evolución social, política e institucional. Esta transición fue objeto de atención por cientistas sociales y políticos de España y algunos países del Cono Sur, cuando les tocó emprender transiciones del autoritarismo a la democracia. 

3- A las dos etapas anteriores le sigue la pérdida de la estabilidad macroeconómica y la caída del crecimiento económico desde fines de los años setenta hasta el presente. En todo ello la continua dependencia de las exportaciones petroleras desde los años veinte a pesar de diversos intentos para ampliar la base productiva y exportadora del país.

4- Finalmente por la emergencia de la revolución bolivariana, que ante los signos de agotamiento de la etapa anterior ocurrieron manifestaciones cuestionadoras del sistema -viernes negro, caracazo y golpes de estado-, por lo que se abrió una oportunidad que la aprovecharon fuerzas emergentes despertando expectativas y esperanzas especialmente entre los pobres, trabajadores y sectores medios, pero que en quince años se han esfumado, y vuelven a renacer frustraciones y turbulencias, parecidas y aun no se sabe si hasta peores a las que vimos a fines de los ochenta y noventa. Por supuesto que existe en las ciencias sociales el compromiso de evaluar cuanto de bueno y de malo nos deja esta etapa; tarea más por hacer que realizada.

  Dentro de estas distintas etapas hay que destacar que el país se ha debatido entre autoritarismo, desarrollismo y experimentos democráticos que han intentado construir instituciones sin estabilizarlas del todo. Como se sabe el desarrollismo planteaba una fuerte presencia del Estado para dirigir el desarrollo, en contraposición a las señales del mercado.

  Es importante caracterizar que no hemos sido un país en donde el neoliberalismo se haya implantado establemente, si se han observado elementos neoliberales en políticas públicas, pero no vemos que ello dé elementos para caracterizar como tal alguna etapa sostenida en el desarrollo político y económico de la Venezuela moderna. Tal sólo el breve intento en el gobierno de Carlos Andrés Perez II, iniciado en 1989 que no pudo culminar por protestas e inestabilidad.  

  En materia laboral las medidas tomadas en los noventa con la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo -1990- y su posterior reforma en 1997, no llegan a niveles de profundización neoliberal como se pudo ver en otros países de América Latina, de hecho expertos de la OIT - Ermida, O. entre o otros- no calificaron estas reformas como típicas de la desregulación. Si se colaron algunas muy puntuales disposiciones desreguladoras en el Reglamento de la LOT en 1999, por ejemplo con respecto a las empresas de trabajo temporal.

  Con igual comentario, de no profunda desregulación, nos inclinamos en lo relativo a cambios en la seguridad social, que más bien lo que ha pasado es que se han dejado de tomar medidas y se desliza este campo por la vía de la inercia, sustentado en el hecho de estar constituidos por mecanismos de muy escasa vigilancia y control, y ampliamente sostenidos por la renta petrolera. 

  La revolución bolivariana emerge con un discurso y un conjunto de acciones para combatir un neoliberalismo radical que no existió en la conducción de gobiernos, aunque fuerzas pro neoliberales siempre están medrando. Igualmente apela a una lucha contra el fascismo, pero el caso es que este es mucho más visible  en las propias fuerzas gubernamentales. Más bien lo que combatía con su discurso y acciones era a un modesto desarrollo institucional no consolidado de democracia. 

  Pero hoy como se dice popularmente hemos perdido el chivo y el mecate, se cortó un desarrollo institucional que pudo profundizarse, recordemos que hasta fue posible la destitución de un Presidente que había sido electo con amplia popularidad apenas cuatro años antes. A cambio se han propuesto un conjunto de instituciones que no logran resolver problemas, en no pocos casos los profundizan, no obstante toda la ventaja de la abundancia de divisas e ingresos que se ha tenido en estos años, además de haber gobernado casi sin oposición, con predominio de leyes habilitantes y todos los poderes bajo la hegemonía presidencial.  

  El escenario que se ha venido formando con esta errática experiencia de conducción que vive el país, es que efectivamente la derecha tan mencionada por los líderes oficialistas, realmente se convierta por primera vez en la historia moderna de Venezuela en una alternativa política. Creo que el país ha sido gobernado en el lapso 1958-1998 por alternativas más bien de centro, como fueron y son la socialdemocracia y el socialcristianismo criollo.

 Por otro lado esta etapa contribuye a la deconstrucción de alternativas realmente de izquierda, por que así se postula y es ampliamente entendida la revolución bolivariana, una vez que en el sentimiento de la mayorÍa de la población, en función de lo que hicieron en los gobiernos, no percibe que habría mucha diferencia entre unos y otros. Además, cuando se reprime a la protesta popular, estudiantil y obrera organizada en sus sindicatos, así como su criminalización, se le está haciendo la cama a la derecha, pero la de verdad, sin ignorar tampoco aquella sin escrúpulos que forma parte del propio gobierno. 

lunes, 25 de agosto de 2014

TENDENCIAS AUTORITARIAS Y CONFLICTOS LABORALES LATENTES

El pasado 23 de Julio el Presidente de la Asamblea Nacional encabezó delegación estatal que se traslado a Ciudad Guayana para fijar posición sobre el conflicto laboral de Sidor en ese momento en curso y tratar de buscar una solución. Pero sus planteamientos obraron en dirección opuesta. Sus descalificaciones y amenazas más bien soliviantaron los ánimos, que se tradujeron en reacciones de malestar obrero, declaraciones y masivas movilizaciones unitarias con y alrededor de los sidoristas. 

  Daba la impresión que sin querer las palabras del Presidente de la AN lograron lo que pacientemente no ha sido posible por quienes hacen esfuerzos por avanzar en la reunificación del movimiento sindical. Pero  ello no es tan fácil, por lo que nos detendremos en escudriñar la complejidad de esta reunificación en el contexto de regímenes que obstaculizan la propia existencia del movimiento sindical. 

  El sindicalismo encuentra su mayor oposición en dos sistemas político-económicos que no le ofrecen o le limitan espacios para su desarrollo. Ellos son el neoliberalismo y el autoritarismo. El primero prefiere que el sistema económico se desenvuelva sin la interferencia de los sindicatos. Los considera perturbaciones y por tanto es mejor eliminarlos. Sin embargo dada la tradición existente y los logros alcanzados por esta institución, no puede eliminarlos, y finalmente el neoliberalismo establece límites y frenos para su mayor desarrollo.

  En cuanto al autoritarismo, previamente conviene distinguir que por un lado tiene una nítida expresión militar pura sin origen electoral sino la victoria armada sobre el régimen anterior, que en este momento en América Latina sólo se observa en el caso de Cuba, sin espacio para la pluralidad sino al pensamiento único. Pero también se observa otra expresión que mejor llamamos tendencia autoritaria de naturaleza cívico-militar de origen electoral, como es el caso venezolano que al haber evolucionado por la vía electoral, convive en el marco de una sociedad que permite la coexistencia con tendencias críticas al régimen. 

  En el primer caso el sindicalismo es permitido pero como un instrumento del Estado. En nuestro caso coexisten tendencias que se comportan de esa manera como aquellas otras que manifiestan un comportamiento propio de sociedades plurales. Las primeras entienden que su apoyo al régimen es el camino correcto al mejoramiento de la clase trabajadora y junto a ello ceden su autonomía, llegando a sacrificar principios fundamentales así como conquistas históricas del movimiento de los trabajadores.

En este contexto se plantea que la organización y el desempeño del sindicalismo han de someterse a políticas estatales incluso aquellas que son contrarias al desarrollo sindical. La evolución electoral del régimen ha venido promoviendo y construyendo desde un primer momento una institucionalidad que gradualmente reduce los espacios y facultades de las organizaciones sindicales. Es por lo que tanto el neoliberalismo como el autoritarismo, en sus diversas expresiones, coinciden en el fondo en oponerse al desarrollo sindical. Por supuesto no se oponen de la misma manera. Los regímenes de orientación civico-militar de origen electoral, se consiguen al llegar al poder un desarrollo sindical anterior, por lo que ha de convivir con él, y es gradualmente en la construcción de nuevas institucionalidades como se propone ir restringiendo los espacios de acción del sindicalismo. En principio lo hace con la oposición abierta de los liderazgos sindicales que en el período político previo eran los conductores del movimiento de los trabajadores. Gradualmente el régimen los coopta, o en caso que éstos perseveren en posturas opositoras los enfrenta con represión y criminalización.

Por otro lado aquellos dirigentes contrarios al régimen anterior que en un principio adhieren entusiastamente al nuevo poder político y su institucionalidad, muchos de ellos gradualmente experimentan frustraciones y disensiones, pasando a formar una tercera posición. Obviamente todo esto abona a procesos de fragmentación ideológica y política, que en sí mismo representa una debilidad y es en el fondo una aspiración de la tendencia autoritaria.

Enfrentar la fragmentación y reconstruir una estructura sindical nacional y regional articulada es una tarea prioritaria del movimiento sindical autónomo. La muy alta conflictividad laboral que ha venido acrecentándose no ha logrado conquistas suficientes por la carencia de articulación entre sí. Por ejemplo las violaciones patronales y muy especialmente del patronato estatal, de las condiciones de trabajo, de la estabilidad laboral, de los convenios colectivos, de los sesgos de las autoridades laborales, y el deterioro de la calidad de la vida, son suficientes problemas para unas acciones más contundentes de movimiento de los trabajadores, sin embargo son contados los esfuerzos de estas acciones que se conectan entre centros de trabajo del mismo sector o de la misma región, porque los esfuerzos de la protesta son localizados y en muchos casos aislados. 

Más grave que lo anterior es la afonía del movimiento de los trabajadores en temas macroeconómicos, que tanto determinan la situación en los centros de trabajo, empezando por el propio empleo. El régimen si apela a los trabajadores para que le apoyen, y a cambio otorga reivindicaciones de corto alcance, pero les obstruye su fortalecimiento y protagonismo en el diseño de políticas macroeconómicas.

En este marco de políticas fragmentadoras se ha tolerado en niveles extremos, que espirales de violencia hayan escalado las magnitudes que conocemos sin que el régimen se haya sensibilizado para implementar políticas y acciones que lo enfrenten. Ciertos sectores del mundo sindical han caído en manos del hampa, lo que no es un hecho natural y espontáneo. Es el resultado de una intervención errática de las políticas públicas en los asuntos internos del mundo sindical. Haber promovido indiscriminadamente desde el poder oficial organizaciones sindicales artificiales, tanto en la base como en las cúpulas, no es un hecho inocente. Ello tiene sus riesgos y consecuencias, que los paga en primer lugar el propio movimiento con sus víctimas, su imagen y desprestigio, así como el caos que deriva del uso de una violencia en principio ajena. Caos que igual se extiende al funcionamiento de los centros de trabajo, con perjuicio de toda la sociedad. Luego de haber llegado a este lugar, el régimen mira para otro lado y se ha cruzado de brazos, y lo explica con argumentos banales, como lo expuso un representante ministerial en OIT, que el problema era porque se construían muchas viviendas y los contratos colectivos eran buenos.

Indudablemente que en el movimiento sindical hay insuficiencias y errores, pero se trata de un problema que quienes activan en el movimiento han de resolver.  Entendamos que no es un asunto a ser resuelto por agentes externos, aunque sí es un asunto a ser discutido entre el movimiento y los sectores con los cuales se relaciona, sin menoscabo de su autonomía. Ya bastante interferencia externa en el marco del desarrollo político de las últimas décadas ha ocurrido con resultados nefastos. La aparente resolución del paro de Sidor, con la polémica firma del convenio colectivo sólo confirma la difícil relación entre el Estado y el Sindicalismo, dejando el conflicto latente.  

domingo, 17 de agosto de 2014

NEGOCIACIONES COLECTIVAS Y CONVIVENCIA PRODUCTIVA EN SIDOR-SUTISS: ENTRE AUTONOMÍA E INTERVENCIONISMO



 La negociación de un convenio colectivo es una oportunidad para que trabajadores y patronos hagan una revisión de las condiciones de la convivencia productiva que los vincula. Obviamente para los trabajadores la prioridad de este mecanismo es la revisión de las condiciones de trabajo, que empiezan por los ingresos monetarios cotidianos, igual aquellos que se perciben a lo largo del año y de la carrera laboral, también las condiciones bajo las cuales se prestan los servicios, así como aquellos asociados al bienestar de la condición de trabajador, incluidos por tradición en los convenios colectivos. 


  Pero para la empresa, la negociación es igualmente una oportunidad para exponer y discutir con sus argumentos en la condición de administrador y dueño o su representante, las condiciones de funcionamiento, operatividad y factibilidad productiva. 


  Con la concertación del acuerdo las partes logran un lapso, generalmente de dos años, para disponer de un marco de la convivencia productiva. Por supuesto que dos años para algunos aspectos puede ser un lapso muy largo, y es previsible que puedan haber cambios en las condiciones que estuvieron presentes al momento de elaborar las peticiones reivindicativas y del acto de negociar, es por lo que se requiere que se fijan mecanismos de administración y seguimiento no sólo de lo firmado por las partes, sino del contexto en el cual se desenvuelven las actividades productivas. Esto determina que el cierre de la negociación requiere ser un acto realmente consensuado. No puede ser el resultado de trapisondas y madrugonazos, e intervenciones oscuras, ya que la negociación colectiva pierde su razón esencial de marco de la convivencia productiva.


  En las relaciones laborales venezolanas hay experiencias en procesos de negociaciones colectivas, sin embargo no dejan de presentarse situaciones que afectan estos procesos, especialmente provenientes del contexto, y aquí cabe incluir aquellas autoridades públicas que se extralimitan en su papel institucional, de la influencia de factores políticos, económicos y también comunitarios, que entran en colisión con el funcionamiento laboral autónomo. Esto es factible de ocurrir porque las relaciones laborales en nuestro caso tienen la característica que está centrada en la empresa, sin vasos comunicantes con el nivel sectorial y el macro socio-económico, que construya marcos amplios para los procesos negociales en las empresas. 


  Un sistema de relaciones laborales que no conecte estos tres niveles, pierde la necesaria capacidad para concretar acuerdos con mayores posibilidades de cumplimiento, de contribución al desarrollo productivo y lo más importante para los trabajadores,  se convierte lo convenido en reiterados casos de incumplimiento, en una fuente de desgaste personal e institucional que afectan expectativas y lesiona el instrumento fundamental para la evolución del movimiento como son sus organizaciones históricas. 


  Todo esto también lesiona a las empresas, pero con la diferencia que su capacidad de reconstituirse es más expedita, dada su naturaleza de organización vertical y teóricamente con unidad de mando, en contraste con las organizaciones de los trabajadores que por principio responden a amplios colectivos, que son plurales, que construyen y mantienen instancias de representación que han de ser fluidas, abiertas y democráticas, que privilegien a los afiliados en primer lugar, antes que demandas y exigencias del entorno, las que como afirmamos han debido ser parte de las ya mencionadas instancias sectoriales y macro socio-económicas.  

  Instancias  que por supuesto han de estar constituidas con participación de las partes o actores sociales, y es  aquí donde el modo como se vienen desenvolviendo las relaciones laborales deja ver una notoria y elemental brecha. Estos mecanismos que deploramos no tenerlos, y que desde el poder se pretende sean ocupados por las puras acciones del  Ejecutivo Nacional, además que tampoco tiene contrapesos por la acción de otros poderes públicos, y agreguemos la tendencia militarizante en la conducción de lo civil. Todo esto configura que a las relaciones laborales se le dificulta ser el vehículo para el mejoramiento productivo y de quienes contribuyen a su fortalecimiento, en primer lugar los trabajadores, así también las empresas. 


  Con la accidentada negociación del convenio colectivo de Sidor-Sutiss, la empresa ha sido más observada por todo el país, y ello ha permitido apreciar que quienes la han dirigido sea desde la instancia que ha dispuesto quienes han de ocupar los niveles directivos y gerenciales, así como el propio ejercicio de estos, han respondido a directrices de funcionamiento que hoy muestra un indiscutible caos. Sobre todo, predomina la opacidad y la falta de transparencia. Son obstáculos de difícil superación. 

  Todo esto ha conducido que hoy, emergen temores de intervención y de traspaso de la empresa, creando incertidumbre. Por lo que el hecho de una firma de un convenio en un madrugonazo en condiciones irritas, ignorando a directivos y a instancias legítimas e históricas de esta organización sindical, más bien enardece el ambiente, y trae a la memoria momentos críticos como la intervención de Sutiss en 1982. Igualmente aquel capítulo ocurrió  en el marco de una accidentada negociación de convenio colectivo, intervención que a la larga sirvió para que siete años más tarde quienes habían sido intervenidos y sancionados asumieran por decisión democrática de los trabajadores la conducción sindical, pero fueron siete años de castigo al comportamiento sindical autónomo, por parte de cúpulas burocráticas oficialistas, que impidieron la convivencia productiva, y con ello el bienestar de los trabajadores y de una empresa de todos los venezolanos. 


  No es fácil que la pura política laboral o la de relaciones laborales pueda concretar lo que expusimos al inicio de este artículo, que la negociación colectiva es una oportunidad para que trabajadores y patronos hagan una revisión de las condiciones de la convivencia productiva que los vincula, conspira que hay en el entorno responsabilidades mal asumidas y compromisos incumplidos.

miércoles, 13 de agosto de 2014

PENSIONADOS, INCERTIDUMBRES Y OPORTUNIDADES



   Desde hace varios años investigaciones en el tema demográfico han llamado la atención de nuestra entrada a una interesante etapa, denominada  la del “Bono Demográfico”. Deriva esta etapa de la evolución de un conjunto de indicadores relacionados con la natalidad y la mortalidad, que dan como consecuencia que durante un lapso de 30-40 años predominará la población en edad laboral, dejando atrás una etapa en donde predominaban los jóvenes en edad menor a la productiva, lo que en otras palabras representa que tenemos una verdadera ventaja de oportunidades.

   Esta etapa ofrece oportunidades únicas para el desarrollo ya que predomina en la composición de la población, quienes ya han recibido una importante inversión en cuidados como infantes y en educación, y por tanto dotados de las condiciones indispensables para la producción. Estar en esta etapa representa tener dos personas dependientes por cada tres activos en el mercado laboral. Nosotros estamos en el mejor momento para potenciar una etapa que tendrá repercusiones en la construcción y ejecución de políticas en varias áreas del desarrollo.
 
  Este período se presenta en la historia de la sociedades en una sola ocasión. Luego, más adelante dará paso a un estadio de predominio de la población de mayor cantidad de años, la cual demanda mayores exigencias en salud y cuidados, y obviamente ofrecerá gradualmente menor presencia en actividades laborales, que es lo que se observa desde hace varios años en los países europeos; los que se han visto obligados a modificar criterios para el acceso a la jubilación, elevando la edad o exigiendo mayor tiempo de vida laboral y de cotizaciones. Por cierto que en ocasiones leemos opiniones peyorativas sobre los ajustes que experimentan los sistemas de seguridad social en estos países, cuando desde nuestro contexto, aún en las ventajosas condiciones que ofrece la composición etaria de nuestra población, tenemos muy serios problemas por resolver. 

  La población de jubilados -IVSS- se ha incrementado rápidamente desde 1998 para acá. Pasamos de cuatrocientos mil en ese año a dos millones seiscientos mil entre jubilados y pensionados en el 2013, resulta un salto notable al ver la relación con el total de población de cada momento, en el primer caso se trata de un jubilado por cada cincuenta y nueve personas y en el segundo cada once personas. No obstante este salto cuántico en el número de pensionados, se aminora un tanto al observar que todos los jubilados son tratados por el IVSS con el pago de una pensión al nivel del salario mínimo, independiente de cuanto era el salario de referencia sobre el cual cotizaba el trabajador en su vida activa. 

  Pero en este presente año 2014 se ha resentido este crecimiento, ya que en lo que va del año no se han agregado nuevos jubilados el total nacional, no obstante que cada mes nuevas personas cumplen los requisitos mínimos de edad y de cotizaciones, esto sin entrar a considerar programas de asistencia social que llevan la pensión a personas que no cotizaron en su vida laboral al ente receptor, y que igualmente nutren la contabilidad de beneficiarios. 

  En el orden financiero el pago de las pensiones por jubilación descansa en la tesorería nacional, es decir renta petrolero y los impuestos. Los ingresos que percibe el IVSS de los cotizantes personas naturales y jurídicas,  buena parte se los consumen sus propios gastos, es por lo que a lo largo del año a base de créditos adicionales, incluso hasta de bonos y préstamos, es como el Estado cumple con el pago a los jubilados, lo que a todas luces representa una seria inestabilidad en el cumplimiento con esta importante población nacional. Con motivo de la devaluación de inicios del pasado año, el entonces ministro de Planificación Jorge Giordani, llegó a expresar que "¿De dónde se van a sacar los reales para mantener los 2 millones y medio de pensionados? Eso es justo, nadie discute la justicia, pero eso cuesta” (El Universal 20-07-2013). Demás esta repetir que el IVSS es un ente calificado desde hace muchos años de inauditable.

  A la población de jubilados mencionados en los párrafos anteriores, agreguemos los jubilados y pensionados por otras vías estatales, que son bastantes, y los privados que no  lo son tanto. No contamos con datos fidedignos para asomar cifras. Esperemos que entidades públicas y privadas concernidas nos los provean. Sirva para recordar el atraso que el parlamento tiene con la construcción de las leyes pendientes de la seguridad social, que incluye la de pensiones y jubilaciones, un atraso de doce años. Si en este largo lapso se han acopiado estudios, consultas y elaboraciones, no estaría del todo mal, pero sólo vemos inercias.  

  En este contexto los recursos de los fondos de jubilación establecidos en el país, como efectivamente existen en el marco de algunas instituciones, para fines complementarios y como contribuyentes al apoyo de sus afiliados cotizantes, no dejan de ser percibidos como una alternativa en el contexto de la inestabilidad manifiesta en el sostenimiento de la población de jubilados. Uno de estos casos son los fondos de jubilados en las universidades nacionales. La Contraloría General de la República se ha pronunciado en plantear su supresión, y la entrega de sus recursos financieros a la Tesorería de Seguridad Social y los bienes muebles cederlos a la universidad correspondiente (http://www.cgr.gob.ve/site_informes_special.php?Cod=028).  

  Destacamos que a la ya complicada relación entre el estado y las universidades nacionales, especialmente las que gozan de algún grado de autonomía, se agrega este factor que desde ya forma parte de la agenda de inquietudes tanto del personal como de sus entes colectivos y jurídicos. 

  Finalmente, el periodo de disfrute del bono demográfico es una oportunidad para análisis y grandes decisiones que incluyan las pensiones y jubilaciones, para lograr que estas estén fundadas en las capacidades y posibilidades que estemos dispuestos a construir. Lo que tenemos y llamamos seguridad social, es fundamentalmente una mezcla de rentismo, populismo, improvisación y capacidad de presión, pero también estamos seguros que inercias y pugnas selectivas no resolverán un problema de tanta magnitud. 

lunes, 4 de agosto de 2014

LAS RELACIONES LABORALES DESNUDAN UN MAYOR RENTISMO

Este 31 de Julio se cumplieron cien años de explotación del pozo petrolero Zumaque I. El primer pozo en suelo venezolano con verdadero valor comercial y que desde entonces se ha mantenido activo. Tenemos un siglo beneficiándonos de la generosidad de este subsuelo inicialmente el zuliano, luego en varios estados orientales y ahora en la faja petrolífera del Orinoco. Hemos sido un neto país petrolero y los seguiremos siendo. 

  De las diversas consecuencias que se han derivado de la condición de país exportador petrolero, una es que nos hemos conformado con sólo ser eso. Cien años y seguimos exportando predominantemente crudos. No nos llegamos a  convertir en un país con una sólida industria de servicios petroleros, de petroquímica, o industria química. 

  Incluso la actividad refinadora la emprendimos muchos años después de ser un productor importante a nivel mundial, fue cuando las compañías asumieron la construcción de refinerías en nuestro suelo, para entonces ya ellas mismas habían construido gigantes instalaciones en las vecinas colonias holandesas, por lo que exigencias gubernamentales nuestras jugaron un papel importante para que se construyera una significativa y proporcional capacidad de refinación en nuestro suelo.

  Por supuesto que asignar la calificación de cultura rentista al funcionamiento de nuestro país no es gratuito, ya que los ingresos por exportación de petróleo superaron tempranamente -1926- los rubros tradicionales de exportación de nuestra atrasada y modesta economía pre petrolera. Los intentos posteriores de industrialización  y modernización productiva estuvieron marcados por la actividad petrolera, en el sentido que dependían de las divisas de origen petrolero no sólo para la instalación y fomentos de programas productivos, sino en muchos casos para su sobrevivencia.

  La calificaron de rentistas no es sólo aplicable al empresariado nacional, sino también a otros segmentos que apuntaban su mirada y presiones al ingreso rentista para satisfacer demandas reivindicativas o cuotas de participación en la distribución de esta riqueza, aquí cabe señalar a los élites políticas y de diversos segmentos sociales. El esfuerzo organizativo de diversos sectores de la sociedad estaba dirigido a lograr acceder al ingreso petrolero. Así que históricamente hay tanto comportamiento rentista en las élites económicas como en las élites políticas y sociales.

  Utilizar la riqueza petrolera para construir otras actividades productivas así como infraestructura ha sido una estrategia con resultados visibles desde los años cincuenta para acá. Se generaron empleos, aprendizaje laboral, instalaciones productivas, conexiones ínter sectoriales, pero todo más orientado a satisfacer el mercado interno, al principio con alto niveles de protección y gradualmente se fueron levantando protecciones hasta que a fines del siglo XX ya éramos una economía con razonable apertura, al tiempo que con un papel modesto de los sectores no tradicionales en la provisión de divisas por concepto de exportaciones, queriendo decir los no petroleros. 

  De los más importantes actividades en la captura de divisas eran aquellos constituidos por empresas estatales, mixtas y privadas creadas en Guayana y en el eje Carabobo-Aragua-Miranda. En su punto de mayor equilibrio las divisas procedían del petróleo y de los sectores no tradicionales en una proporción de 70% y 30%. De haberse mantenido esta tendencia apuntábamos a una economía que podía ser menos rentista, además de la creciente contribución de los impuestos a la conformación del presupuesto nacional, que hace cerca de un par de décadas alcanzo equivalencia con las contribuciones petroleras.

  La última décadas y media hemos retrocedido en la evolución hacia una sociedad productiva diversificada. Hoy las exportaciones de petróleo, cada vez más de crudos con mínimo valor agregado, aportan un 96% y las exportaciones no tradicionales apenas un 4% de las divisas que el país percibe.

  Las principales fuentes de exportaciones distintas al petróleo procedían de las empresas ubicadas en Guayana, fundamentalmente la del hierro,acero y aluminio. Grandes inversiones en esas instalaciones productivas así como en energía e infraestructura empezaron a contribuir con el país, además de los productos para el desarrollo aguas abajo, la captura de divisas por exportación. Parecía que el rentismo se podía superar. 

  La crisis en las relaciones laborales en estas empresas, por la continuada conflictividad y el estancamiento de las negociaciones de los convenios esta evidenciando que el modelo como vienen siendo dirigidas las mismas las hace inviables. Por ello es que se asoman soluciones que recurren al subsidio petrolero, o mejor decir a la hipoteca de futuras ventas de petróleo, para así satisfacer demandas justas exigidas por los trabajadores, quienes al no haber jugado un papel protagónico en la participación en la conducción de políticas macroeconómicas económicas, ni sectoriales, ni tampoco nivel de empresa, apuntan a destacar que ellos no han dirigido estos empresas y por eso formulan sus reclamos con creciente impetuosidad. Pero esta solución hace al modelo económico más rentista, ahora ademas en empresas que hasta no hace muchos años aportaban recursos al país.