martes, 26 de mayo de 2015

GESTIONANDO GENTE EN TIEMPOS DE CRISIS


 En primer lugar nos preguntamos ¿de qué crisis hablamos? Cuando se menciona la palabra crisis en una sociedad, una empresa o una familia hay la tendencia a asociarla inmediatamente con la económica en el sentido de reconocer que no hay ingresos suficientes, no alcanzan los reales. Pero resulta que la Venezuela del siglo XXI mas bien ha sido privilegiada en cuanto a ingresos se refiere. Si es cierto que a fines del siglo pasado hubo una pronunciada baja de los ingresos de la nación, apenas 8 $ el barril del petróleo en 1998, pero aún así el conjunto de los indicadores económicos no eran tan dramáticos como los actuales. En el siglo XXI los precios del petróleo volvieron a retomar la senda del incremento y por tanto es necesario mirar más allá  de la pura baja de ingresos como factor de crisis, incluso los 50$ por barril sigue siendo un monto importante, tomando en cuenta su costo directo de producción.

  La crisis que ciertamente existe hay que apreciarla mas bien en el liderazgo que maneja la cosa pública en estos años. El mal manejo y el derroche de tantos recursos se vienen convirtiendo en una frustración generalizada. No es solo la pérdida de oportunidades para mejorar el nivel de vida de la población así como la capacidad productiva y la infraestructura, que ya es bastante como problema sino que hay un enorme desgaste y desasosiego por insistir en dar explicaciones a la crisis existente como un problema de origen externo o en todo caso difuso, esquivándose el análisis de los factores locales y nacionales comprometidos en la gestion oficial.  

  La lectura de una crisis es diversa y controversial. Quienes gobiernan tienen su lectura y quienes se le oponen tienen la suya. La lectura divergente ha sido la base de la polarización, sin embargo se viene percibiendo un proceso de convergencia en la lectura de la crisis, a ello contribuya el rápido  desmejoramiento de la vida de los ciudadanos en los últimos tres años de recesión manifiesta. Muy difícil justificar sus causas sin colocar en el centro a quienes gobiernan y su proyecto; para quienes lo sostienen admitir la necesidad de replantearse el proyecto no es fácil. La  grandeza de su liderazgo aun no se ve, sigue sin ofrecer señales de revisión, reiterando explicaciones que cada vez convencen menos. Consideramos que el problema central es de proyecto de país junto a debilidad ética y falta de transparencia.  Este es el contexto de la gestión de las personas en estos tiempos.

 Al considerar la gestión de la gente en las entidades productivas, conviene recordar que en las organizaciones dos campos se refieren a la gente con distintas perspectivas, uno es de los llamados recursos humanos y otro el de las relaciones laborales. El primero viene de denominaciones que han evolucionado desde la administración de personal, pasando a recursos humanos, a gestión del talento y en los últimos años a gestión de gente. En el fondo es la orientación del manejo apuntando a la individualización de la relación empresa y trabajadores. 

  Pero por otro lado viene evolucionando la vertiente de las relaciones laborales o de trabajo que asume que el espacio productivo es de actores organizados para la producción, el manejo compartido y la justa distribución de los resultado del esfuerzo productivo. 

  Los dos enfoques coexisten no se trata que lo individual desaparece por el fortalecimiento de las relaciones laborales, sino que se complementan. Así como la sensibilidad de la gerencia se inició por lo individual, la acción contestaría por su lado se inició por lo colectivo sea desde el marxismo como desde la socialdemocracia. En síntesis se pasa de gestión unilateral a bilateral, incluso se manifiestan otros actores que dan lugar a una multilateralidad que incide en la gestión de la gente, por la multiplicidad de las representaciones que se hacen presente en los entes productivos, por supuesto nada sencillo para la gestión.


  Un proyecto de país que comprometa a las mayorías es un elemento esencial para la gestion de las personas. Se trata que el esfuerzo productivo no es un hecho aislado de la orientación que sigue la conducción de la sociedad. Si quienes viven del esfuerzo productivo y son exigidos a una disciplina laboral en una sociedad que no muestra desde sus liderazgos una equivalencia en su comportamiento en estos mismos factores, se producen inevitablemente desalientos y frustraciones. En la gestión de la gente hacen falta referentes y modelos en los liderazgos ya sea los del país como de las organizaciones concretas en donde se actúa. 

  El desaliento que acompaña al vacío de referentes, se traduce en diversas manifestaciones en función de los diferentes segmentos que componen la fuerza laboral, teniendo presente las trayectorias, calificaciones y experiencias acumuladas. La población obrera es la menos dada a iniciar proyectos en otros lugares, y adhiere a sus organizaciones colectivas. Los sectores medios sea  por calificaciones, raíces y edad optan por buscar futuro en otros lugares y se van del país, otros que son la amplia mayoría persevera en su sociedad soportando el desmejoramiento de los niveles de bienestar y laborando en un ambiente de limitados resultados dado el marco de las políticas económicas. La gestión ha de tener presente este contexto tan particular y excepcional en la historia del país.

lunes, 18 de mayo de 2015

LA MEMORIA EN LAS ORGANIZACIONES LABORALES


Para las familias, las instituciones y las sociedades la memoria es un factor necesario para fortalecer la identidad. Por tanto memoria e identidad se complementan. La memoria es tu pasado como persona, como colectivo sea familia, sea organización de trabajadores, o cualquier otro rol que se ejerza en la vida.

  Se ha destacado que ser trabajador es ser productor. Hay oficios y trabajos que dan más identidad que otros, tiene que ver con la función y la percepción que la sociedad les asigna, así como con la memoria. Pero esta no se construye sola, requiere ser planteada como propósito. Es igual a la condición de trabajador y su pertenencia a la clase trabajadora y el proceso que se requiere para ser parte del movimiento. Lo primero es una condición objetiva determinada por la ubicación en los procesos productivos, en cambio lo segundo requiere de la conciencia, y en ello la comprensión de la situación y ubicación en los procesos productivos para lo cual la memoria es un coadyuvante.

  Pero la construcción y reconstrucción de la memoria como condición obrera o de trabajador, así como del movimiento requiere esfuerzos para recuperarla y preservarla, mantenerla viva. En ello son importantes los aportes de la literatura, la historia, las ciencias sociales,  las publicaciones en general, los testimonios, el cine y producción audiovisual, los foros, eventos y debates, en general los programas de formación regular del sistema educativo formal.

  En la memoria del propio movimiento hay que recordar no sólo los hechos victoriosos, sino también a las causas perdidas y a los propios perdedores que tienden a olvidarse, y reconocer que los victoriosos lo son porque antes hubo perdedores y víctimas que aportaron para el beneficio de generaciones posteriores. Los mártires de Chicago por las protestas que se iniciaron el 1 de Mayo de 1886, como parte de la lucha por la jornada de 8 horas, fueron víctimas en el momento del juicio y la ejecución por ahorcamiento, pero luego fueron reivindicados como héroes universales y años más tarde pasaron a formar parte central de la memoria del movimiento de los trabajadores en la conmemoración de su día.

  En la cotidianidad de las organizaciones de los trabajadores y en general de otras organizaciones que se desenvuelven vinculadas a la producción, las urgencias cotidianas es decir lo urgente mata lo importante. Que el despido, el atropello, la injusticia, las escaramuzas patronales y gubernamentales, los conflictos ínter sindicales, todo ello demanda atención preferente y los asuntos de trascendencia entre ellos aquellos que interesan a la construcción, reconstrucción y mantenimiento de la memoria quedan postergados y marginados.

  El poder privilegia sus relatos, sus próceres y sus mitos en la construcción y mantenimiento de la memoria. Desde el poder se encumbra héroes, se defenestra a otros, igual se ignora, se opaca, se estigmatiza.

  La memoria orienta la acción; contribuye a identificar las alianzas, a  ampliar los análisis. Se identifican cuales conquistas y logros  provienen de la trayectoria de la institución; y separa de aquellas que otorgan otros actores, digamos estado o patronos, las que pueden incumplirse si se rompe la armonía o la sumisión que se pretendía con la generosidad interesada.

  La confrontación inter-sindical tiene ciclos de mayor y menor intensidad. La agudización de esta confrontación no es del todo natural, tiene componentes intencionales, creada por terceros, activa o pasivamente. Por supuesto que a mayor confrontación entre si, se debilita su accionar ante otras fuerzas opuestas o con quienes interactúa. De ahí que el paralelismo sindical es fragmentación, no es pluralidad como eufemísticamente se pretende hacer ver. Es tanto retroceso como debilitamiento, al Igual la coexistencia de distintas formas de representación para los mismos trabajadores en los escenarios productivos.

  En la sociedad hay descomposición que no excluye a la vida sindical de ciertos sectores, de ahí que en el sector de la construcción se ha tornado como el más vulnerable a hechos de violencia, a tal punto que se observa incluso la intervención de los llamados pranes en algunos asuntos sindicales. Los pranes son presos que controlan la vida en cárceles, además llevan su violencia más allá del seno de estas instalaciones. Se llega hasta considerar que la apatía estatal o de actores con poder ante estos hechos es deliberado, y mientras persistan estas situaciones para buena parte de la sociedad la imagen sindical como institución se lesiona al asociar sicariato con sindicalismo, así sea un elemento externo. El impacto mediático de las malas noticias, aquellas de las páginas rojas, predominan sobre el trabajo cotidiano y silencioso de educar y construir.

  Los sindicatos  se defenderían de estas imágenes y percepciones reconstruyendo y divulgando su propia memoria, ya que cualquier organización sindical empieza por haber enfrentado obstáculos para constituirse, y si no los ha tenido es generalmente porque la mano estatal, en muchos casos vía los partidos oficialistas o también por la vía patronal han intervenido por querer disponer de una organización sumisa y entregada, y que apenas ella intenta recuperar la autonomía se incrementan las tensiones. Además la construcción y evolución posterior para formular reclamos, plantear exigencias y promover acciones para mejorar las condiciones de trabajo, dejan en el camino víctimas, personas castigadas, despedidas e incluso atacadas con procedimientos y juicios amañados desde el poder.
  Atender la construcción y reconstrucción de la memoria del movimiento de los trabajadores, así como en general de las instituciones es un clarificador de su pasado y presente.

lunes, 11 de mayo de 2015

La identidad en el trabajo


 En toda actividad productiva es importante la existencia de una identidad de la persona con aquello que realiza o ejerce, es decir el hecho trabajo y su múltiple vinculación, por un lado la organización empleadora, así como las que los trabajadores crean para su propia representación en los centros de trabajo, llamemos sindicatos. De no existir la identidad sino solo la necesidad o la obligación de trabajar, al final  se ejecuta la actividad productiva pero con tendencias a ser percibida como penosa o incomoda,  y obviamente en el fondo se gestan condiciones propicias para la evasión de obligaciones.

  Igualmente cabe afirmar que si el empleador es un incumplidor o evasivo en materializar sus obligaciones con la gente que trabaja a su lado, crea condiciones para que también ocurran evasiones como contrapartida.  

  En el mundo del trabajo históricamente los oficios crean identidad, la que nace del tener un conocimiento y un hacer que permite insertarse laboralmente y servir a la sociedad produciendo. Cuando las empresas absorben los procesos productivos e integran oficios a los procesos de las estructuras de máquinas y sistemas, la identidad de oficio se diluye pero se mantiene la identidad de trabajador, porque sigue siendo su aporte necesario para lograr el producto o el servicio, por eso la identidad en el fondo es la de productor.

  Existe una confusión en los discursos dominantes al asignar la condición de productor sólo al empresario, lo que no negamos, sólo que esto es tan cierto como que también cada trabajador que labora en una empresa es un productor. Por tanto una empresa es una aglomeración de productores, y junto a ello un sindicato es una organización de productores, como lo es la empresa misma.

  La condición de productor da identidad, por ejemplo un empresario reivindica su identidad porque crea empleos, crea productos y servicios. Pero los trabajadores que igualmente son productores, con ellos es como se crean esos productos y servicios, igualmente los empleos se crean con su fuerza y talento al servicio de la producción. 

  Por supuesto que estamos hablando de la empresa y del sindicato responsables del papel que les corresponde en la vida socio productiva, es decir producir eficientemente, reconocerse mutuamente en esa convivencia y distribuir los beneficios de los esfuerzos en condiciones de equidad y justicia. Se sabe que hay empresas de maletín, empresas para delinquir, para el fraude no sólo al Estado sino a los usuarios y a los propios trabajadores; pero también en el mundo sindical hay deformaciones de organizaciones que no asumen la vida productiva y el ejercicio de la representación de manera responsable, llegando a casos extremos hasta de exterminio de personas. En los dos lados hay entidades que forman parte de un submundo sórdido y oscuro. Adecentar y depurar las empresas y sindicatos de prácticas anti democráticas, oscuras, represivas, y hasta criminales, eso si sería una auténtica revolución. El gran problema que tenemos es que hoy no se ven fuerzas efectivas para encarar esta situación e ir resolviéndola. 

  Y ¿que decir del Estado ante el problema planteado? Las autoridades gubernamentales son parte del problema. Sólo basta mirar como gestionan las entidades públicas sean de la administración central como descentralizada y empresas bajo su dirección. No obstante su carácter público, son las menos inspeccionadas, las más opacas, y a pesar de los altos costos que representan para la sociedad, los privilegios de los cuales disfrutan y que en muchos casos funcionan monopólicamente, los  resultados productivos y de servicios no siempre son los mejores.   


  Recuperar la identidad de la condición de trabajador como productor, así como de sus organizaciones seguro fortalece su papel en la sociedad, eleva su propia estima y le permite encarar una lucha que mira más allá de lo circunstancial y lo prepara para reclamar no sólo lo reivindicativo económico sino también lo reivindicativo político.

jueves, 7 de mayo de 2015

Gobiernos y el Día Internacional del Trabajador


El Día Internacional del Trabajador, y obviamente de el Trabajo, da lugar a distintas maneras de conmemorarlo  o celebrarlo como expresión de las distintas posiciones en torno a como se considera el papel del movimiento de los trabajadores en el funcionamiento de la sociedad.



  Hay que empezar por destacar que el simbolismo de este día lo valoran los trabajadores en nuestro país, al menos lo más politizados, desde hace casi ochenta años. Por cierto que al inicio, el bolivarianismo del Presidente Eleazar López Contreras promovía que se celebrara el día del trabajador en la fecha del natalicio de Simón Bolívar. Lo que trajo choque con los líderes de las incipientes organizaciones de los trabajadores de entonces, que sí tenían razonado porqué el día internacional de los trabajadores era el 1 de Mayo y no otro. De ahí que con la oposición del gobierno de entonces y los riesgos implícitos empezaron los trabajadores organizados a realizar sus actos en su propia fecha, como una protesta en si misma.



  En tiempos de otro Presidente militar, el dictador Marcos Pérez Jimenez, su afán de control no dejaba de lado el día del trabajador por lo que el propio Ministerio del Trabajo asumía su organización y disponía desde el contenido de la alocución radial hasta los detalles del desfile de los sindicatos (Memorias del Min.Trabajo 1953). Los sindicatos oficialistas rendían culto al Presidente Pérez Jimenez.



   Con el paso de los años este día adoptó una institucionalidad que por un lado de conmemoración se pasó a celebración, es así que casi todos los convenios colectivos incluyen al menos una cláusula que menciona aportes para estos actos. También es destacable que desde principios de la década del sesenta los actos no han permitido una celebración unitaria de todo el movimiento organizado de los trabajadores. En buena parte de la historia han habido hostilidades de unas corrientes contra otras, hoy se mantienen. Estas hostilidades no siempre nacen en el seno del movimiento sino que frecuentemente han sido estimuladas desde otros actores con los cuales se relaciona el movimiento, como son partidos, entes estatales y empresarios.



 Quienes dirigen el estado y particularmente el Poder Ejecutivo de la República se han aprovechado de esta fecha para que en vez de ser las organizaciones de los trabajadores el centro de los actos pasan a ser las autoridades gubernamentales. Temas tan sensibles como los salariales y otros de política laboral estratégicamente se deciden y anuncian desde la Presidencia de la República justo este día, y sirven de cierre para el desfile de los trabajadores, en el fondo es un acto busca la sumisión de los trabajadores al gobierno. Por otra parte, por doquier hay uniformes, brigadas, milicias, creando una ficción de guerra solapando los genuinos problemas de la clase trabajadora y sus organizaciones, que experimentan un manifiesto deterioro de su bienestar y calidad de vida. Estos desfiles adquieren un carácter que nos recuerda los de los países de Europa del Este en los años de la guerra fría hasta los años ochenta, hasta cuando nació el sindicato Solidaridad en Polonia y empezó a germinar una nueva historia en la relación movimiento de los trabajadores y el poder.



  Los temas salariales y de política laboral que son por principio de naturaleza bi y/o tri partita, han devenido en los últimos años en materia mono partita, es decir temas de absoluta decisión del Poder Ejecutivo, ni siquiera ya del Estado en sus diversos poderes públicos. Las negociaciones salariales del salario mínimo eran tripartitas en el marco de la Ley Orgánica del Trabajo, es decir de 1990 en adelante, pero aún vigente este texto hace años que pasaron a ser decisión absoluta del Poder Ejecutivo, y con el Decreto con rango y fuerza de Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras, se dejó fuera la consulta y negociación con los actores laborales. No hay mucho que celebrar en este día del Trabajador, pero sí mucho que reflexionar y revisar.