jueves, 8 de marzo de 2018

TRABAJO BARATO QUE NO PERMITE CUBRIR SU ALIMENTACION



La esclavitud dejó de ser fuente de producción porque al hombre libre, no había que alimentarlo y darle techo. Igual la servidumbre también desapareció porque ese mismo hombre, pero libre, podía producir más y mejor. Hoy, el bajo precio de la fuerza laboral, lleva gradualmente al abandono de el trabajo. Nos preguntamos y ¿A cambio de qué? no está del todo claro, pero hay que mencionar las políticas asistencialistas, el reparto de la renta, sea con esquemas del tipo de renta de ciudadanía o desordenados planes donde drenan recursos a clientelas de quienes gobiernan, el incremento de actividades no laborales pero que dejan un ingreso, se pueden ver en el ancho espectro de la informalidad. Cierto que algunas conllevan pesadas cargas de desgaste y en otras es todo lo contrario.

  La paradoja de que Venezuela tenga en este momento el recurso humano más barato del mundo, al tiempo que desde el régimen reiteradamente se vocea que tenemos los marcos regulatorios y los programas de mayor avance social, como la Constitución Bolivariana,  el decreto de la legislación laboral, la de seguridad social y todos los programas de apoyo social, todo esto da lugar a considerar una vez más, que lo laboral no es independiente de las grandes decisiones políticas y económicas. De tal manera que si en estas dimensiones la sociedad no está dirigida de manera consistente y responsable, olvidémonos de poder brindar a su población empleos con remuneración justa, así como productos y servicios accesibles, suficientes y de calidad.

  La situación que se tiene en el país, que no hay empleos suficientes, ni tampoco bien remunerados, y con lo poco que se gana, no alcanza para una alimentación con los mínimos calóricos. No son pocos los casos de personas que desatienden sus trabajos por no disponer de su medio de transporte, y al recurrir al servicio público se encuentran con que está a punto de colapsar, por las mismas razones que los vehículos privados los de servicio público, sea de escasez de piezas  y/o de elementos para su mantenimiento. Además se agrega la incapacidad de pagar los precios de los pasajes, por un lado lo que representa para tan bajos salarios, como las limitaciones de disponer de dinero en efectivo. Queda a  salvo los casos de los servicios de transporte prestados por el Estado, si bien tienen tarifas solidarias, pero generalmente con un alcance muy limitado.

A todo lo anterior, se agrega el costo de la alimentación necesaria a lo largo de la jornada laboral. Tanto el transporte como la alimentación ha dado lugar a impactos en la jornada laboral. El pasado año, voceros de los gremios empresariales reportaron que el ausentismo se había recuperado en aquellos casos donde existen comedores, pero este año volvió a subir, dado el problema de trasladarse al centro de trabajo, a salvo quedan aquellas empresas que proveen transporte. Igualmente se reportan jornadas más reducidas, especialmente en los entes estatales, incluso en algunos casos asumidos sin tener que ver con convenios formales entre el ente y los  sindicatos. Total, serios obstáculos para el desarrollo de la actividad productiva, y paliar la escasez extrema, así como para estirar el máximo posible el magro ingreso de los trabajadores.

  Por su parte la política oficial de apoyo social ha devenido casi exclusivamente en la provisión de las bolsas Clap, privilegiando a quienes se someten a la exigencia de disponer del carnet de la patria. Por tanto el trabajador obligado por la necesidad, acosado por las penurias, acepta las condiciones que impone el gobierno. Dejando de lado el principio con el cual inicia el art. 3 -CRBV-“El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo..”.

  Tenemos un salario mínimo, e incluso un ingreso mínimo al agregar el bono de alimentación, que es tan bajo que  atenta contra la dignidad de la persona y le impide lo más elemental,  alimentarse a quién lo devenga. Trabajo barato que no permite cubrir ni siquiera su alimentación.