lunes, 27 de octubre de 2014

ANTECEDENTES Y FOMENTO DE LA FRAGMENTACIÓN SINDICAL



  En la comprensión de las relaciones de trabajo de una sociedad determinada, entendida ella como la relación necesaria entre empresa y trabajadores para los hechos productivos, una tarea fundamental es el conocimiento de trabajadores y sus organizaciones como también de empresarios y sus gremios. Ambos han de ser comprendidos en su dimensión interna, como en sus relaciones entre si, y muy especialmente en sus relaciones con el Estado y particularmente con los Gobiernos. Hoy la sociedad venezolana vive difíciles relaciones en este esquema. Es por lo que nos planteamos comentar sobre la evolución sindical, entendiendo que desde sus origines ha sido una fuerza que nació enfrentando al status quo, por lo que ha sido natural que a lo largo del camino enfrentara oposiciones y obstáculos. De su evolución derivan varias consideraciones, algunas bien estudiadas, otras no, por lo que también hay creencias y especulaciones.

   En la vida económica de las sociedades que llegaron más temprano al capitalismo -países europeos-, desde sus inicios se empezaron a formular planteamientos dirigidos al reconocimiento y a los derechos de los trabajadores y sus organizaciones. Es muy importante tener presente que tenían una orientación bien diferente a las organizaciones previas que congregaban a los trabajadores organizados a partir del oficio, es decir los gremios de quienes como artesanos tenían una situación de relativa ventaja, por el conocimiento y el control de los procesos productivos que ejecutaban. Pero la fábrica y el maquinismo en general, degradó el trabajo artesanal y colocó a los trabajadores en una situación menos ventajosa para la defensa y conquista de un tratamiento justo. Esta historia tiene dos y tres siglos en los países europeos.

  Mientras todo esto pasaba en el viejo mundo, por estos lares tropicales de la Venezuela de entonces, estábamos en guerra primero por la independencia y luego la de los caudillos regionales contra quienes se adueñaron del poder central, y ahí se nos fue todo el siglo XIX. Empezando el siglo XX el gobierno central finalmente se impuso y liquido los últimos levantamientos de montoneras y caudillos. En todas estas etapas, por supuesto no dejo de realizarse el trabajo predominantemente agrícola y pecuario, pero con formas de propiedad y organización productiva pre capitalistas, más que obreros asalariados lo que movía esta producción eran campesinos, jornaleros y peones. En tanto que por los patronos se trataba fundamentalmente de vestigios de oligarquías, terratenientes y campesinos ricos, y no de alguna burguesía. El país figuraba en el mundo solo con su mapa geográfico, pero no con el económico. 

   Empezamos a aparecer en mapas económicos y geopolíticos con el descubrimiento de los yacimientos petroleros en la segunda década del siglo XX, justamente hace cien años. Las labores emprendidas por las compañías petroleras en los primeros años requirieron grandes contingentes de mano de obra, pero para tareas elementales vinculadas a las labores que permitieran auscultar nuestra geografía en el propio terreno, lo que implicaba abrir caminos, campamentos, desplazamientos en zonas inhóspitas por lo que por cada gringo habían decenas y centenas de trabajadores locales y hasta importados muy especialmente de las Antillas, habida cuenta que sus pobladores portaban la condición de súbditos de las monarquías británicas y holandesas, pioneras en la inversión exploratorio e inicial de esta etapa.

  Como ya Venezuela aparecía en el mapa económico y geopolítico, inmigración de todo el orbe empezó a llegar al país. En lo político el país seguía siendo atrasado, modesta evolución en 1936, otros ensayos entre 1945-48, breve lapso de medidas avanzadas que fueron las que al fin permitieron mostrar una fisionomía a las relaciones de trabajo, porque hasta entonces o no había nada o lo poco que había era simplemente formal, como fue por un período la misma ley del trabajo de 1936. Muy ponderada en alguna bibliografía, justamente por eso porque no había nada previamente; aunque los trabajadores hicieron sus esfuerzos por crear sindicatos y federaciones. Pero véase que con toda la riqueza que succionaban las compañías petroleras desde la segunda década del siglo XX, no fue sino hasta 1945 y 1946 cuando se produjeron las primeras negociaciones entre sindicatos y compañías petroleras, que es decir al fin su reconocimiento. 

   Este inicio tardío de las relaciones de trabajo aun hoy marca aspectos que son vitales para la comprensión de este campo. Hoy caracterizamos las acciones regulatorias de la revolución bolivariana por aprobar importantes beneficios individuales para los trabajadores, haciendo el papel del gestor o dador de los mismos, al tiempo que restringe el accionar de las organizaciones propias de los trabajadores. Queda la idea que es el gobierno quien da los beneficios, y no es el producto o logro del accionar colectivo de los propios trabajadores, o que estas conquistas sean propias del desarrollo institucional laboral venezolano.  En otros tiempos era común oír “las prestaciones sociales nos las dio Carlos Andrés”, hoy se oye “la pensión me la dio Chávez”. Quizás se pueda subrayar que en el primer caso, se asociaba la conquista tanto con el caudillo como con su partido. 

  Así como la Ley del Trabajo de 1936 fue avanzada en beneficios individuales, al mismo tiempo dejó para el sindicalismo una estructura perversa de atomización y fragmentación, dando amplio poder discrecional al estado y gobiernos para invadir la vida sindical, castrando posibilidades de esta organización antes de ser incluso un movimiento nacional. 

  Hoy, en la revolución bolivariana ha sido una constante aprobar regulaciones para restringir el campo de actuación autónoma a las organizaciones de los trabajadores, condensadas ellas en el Decreto con rango y fuerza de ley orgánica del trabajo, los trabajadores y trabajadoras, pero ademas se fomentan otras regulaciones que privilegian la organización a partir del territorio, de la comunidad y de otros criterios, pero no del trabajo ni la producción. A todo esto se sumará, aún pendiente en manos gubernamentales implementar los consejos de trabajadores, que agregarían más fragmentación y dispersión entre los trabajadores. 



martes, 21 de octubre de 2014

LOS TRABAJADORES ENTRE EL DISCURSO Y LA REALIDAD


  El discurso oficial destaca que la revolución bolivariana tiene en los trabajadores su principal apoyo y destinatario, para lograr sus propósito de transformación de la sociedad venezolana a estadios superiores de bienestar y de felicidad.

  Los trabajadores han expresado opinión y pareceres sobre lo afirmado, y siguen haciéndolo, en las oportunidades que no son muchas por cierto, de realización de ejercicios democráticos de decisión electoral en las urnas.

  El inicio de la revolución bolivariana fue muy entusiasta en promover las elecciones hasta más allá incluso de los cargos públicos, como fue el referéndum para obligar al movimiento sindical - entes privados-,  a hacer elecciones supervisadas por un ente externo estatal -CNE-, como fueron las únicas de carácter general y nacional -en el 2001- llevadas a cabo hasta ahora, y con un resultado favorable a fuerzas opositores, el perdedor -el gobierno- al desconocer los resultados optó por violar la regla básica del que compite en una contienda, es decir aceptarlos aún mas cuando el órgano que administró este proceso era del total control gubernamental, como sigue siéndolo. Han pasado trece años, y el oficialismo tiene control de algunos entes sindicales nacionales, incluyendo una central o confederación, pero se abstiene de llevar a cabo elecciones, igual ocurre con unas cuantas de las federaciones bajo su control. 

  Es interesante tener presente que el devenir de la economía y la producción venezolana han evolucionado en dirección contraria a ofrecer un contexto favorable al desarrollo sindical. Empecemos por tener claro que como condición primaria para este desarrollo es necesario la existencia de empresas y de sectores productivos con estabilidad en su funcionamiento.  

  En general los sistemas económicos mundiales han evolucionado en una dirección que no facilitan las condiciones para el desarrollo sindical. En algunos casos es el desempleo, pero en otros es éste más el deterioro del mercado del trabajo, sea por la vía de informalidad y la precarización. Igual complejidad acusan los procesos de reestructuración productiva para reemprender el crecimiento.

  Nuestro país no está al margen de ello, muchos menos con una situación de clara recesión económica, siendo el único país del continente con este cuadro de crisis. En cuanto a afirmarse oficialmente que nuestro desempleo es de sólo 6.7%, no quiere ello decir que de nuestra población económicamente activa de catorce millones apenas en ella estarían desempleados algo más de novecientas mil personas, y que el resto son sujetos que tienen una relativa facilidad para organizarce sindicalmente. Pero la realidad es más compleja por la informalidad y la precariedad, ambas situaciones implican una muy compleja posibilidad de sindicalizarce. 

  Con todos los registros que aportan los sindicatos así como las empresas, perfectamente el ministerio del ramo pudiera informar la tasa de sindicalización, así como otros índices de importancia para hacer el seguimiento de las relaciones de trabajo. No lo hace, pero si entendemos que esta tasa sumamente baja, apenas superara el 10% de la población económicamente activa.

  En el medio oficial predomina un discurso que menciona la centralidad del trabajo y de un aparente apoyo a los trabajadores, sin embargo predomina una política que gradualmente ha venido minando y erosionando al movimiento de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. Se privilegia ofrecer beneficios a los trabajadores en tanto individuos, pero no a ellos mismos en tanto afiliados a organizaciones colectivas, por eso la muy frecuente dificultad para la negociación de convenios colectivos, la represión a la protesta laboral, que muy justificadamente se ha multiplicado y ha alcanzado desde hacer varios años la razón de protesta más frecuente en el país, incluso por encima aquellas motivadas por necesidades y problemas de aguda repercusión en la vida familiar y social, sean por la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, el deterioro de los servicios públicos, la violación de los derechos humanos.  

  Predomina igualmente un discurso anti empresa, que ha dado lugar a la existencia de casos que los propios trabajadores hagan causa común con muchos empresarios que se ven acosados y en dificultades derivado de las dificultades del modelo económico, recientemente el caso de Venoco. 

   Este fenómeno se ve complementado con el hecho de que las empresas que por acoso no continúan funcionando al pasar a manos del gobierno, quienes en ella continúan trabajando pasan a experimentar diversas situaciones de incertidumbre, las que se agregan a las ya existentes de prestar servicios en una empresas que venía mostrando señalas criticas en la producción y funcionamiento en general. 

  No es de menor importancia señalar, que la incertidumbre se prolonga ahora con un patronato oficial que suele pasar la conducción de empresas a nuevos criterios donde se cuestiona lo que se venía haciendo. Se inicia un proceso de reestructuración en la mayoría de los casos conducido por personas ajenas a la actividad productiva del ente. La incertidumbre crece. En todo esto la revolución desconfía de los sindicatos y del movimiento de los trabajadores, sólo confía en sus cuadros, que dirigen organizaciones sin autonomía y que siguen las directrices de altos funcionarios gubernamentales preocupados primariamente en mantener el modelo, antes que los intereses de los trabajadores. Urgente la unidad de organizaciones de trabajadores que cada día menos se justifica su dispersión y atomización.


lunes, 13 de octubre de 2014

PROPUESTAS DE EMPLEO Y DE FUTURO PARA LOS JOVENES


La puesta en vigencia de una ley para estimular el primer empleo en el marco de la ley habilitante,  dio lugar a la firma del decreto Ley de Empleo Juvenil y Emprendimiento Productivo,  este martes 7 del presente mes y año. El hecho mismo de que su aprobación haya sido en el marco de una ley habilitante nos plantea como consecuencia el haber sido considerada al margen de la discusión parlamentaria, lo cual le quita a la sociedad la oportunidad de conocer el debate y análisis que el caso amerita. 

  Con esta ley se repite lo ocurrido con la aprobación del Decreto con rango y fuerza de Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras, sobre la cual se hizo algo de ruido, con noticias y declaraciones de diversos voceros del ejecutivo, con el nombramiento de una comisión presidencial de integración unilateral con respecto a las visiones y perspectivas que el tema trabajo implica, de aquí que al final el país se enteró de lo aprobado como un hecho cumplido, en un texto que la sociedad conoció cuando ya estaba redactada en la propia gaceta oficial; incluso ocurrió que algunos miembros de la comisión presidencial no logran explicar el porque de ciertos textos incluidos en la versión definitiva del Decreto-Ley. Al final criterios desconocidos, se hicieron presente en un texto tan vital para la convivencia y la producción. 

  Volviendo a esta Ley de Empleo Juvenil y Emprendimiento Productivo, a la fecha de hoy el texto  aun no ha aparecido en gaceta oficial, sin embargo ello no obsta que nos permita ejercicios de análisis del tema, así como estimular reflexiones entre los involucrados. 

  Sobre las leyes habilitantes siempre ha de manifestarse que es un mecanismo que transfiere la función legislativa de su lugar natural como es el parlamento al poder presidencial, y que sólo aplica para situaciones de emergencia. Realmente el tema del empleo para los jóvenes no es un tema de emergencia, no por eso menos importante, sino más bien que es un tema estructural que adolece el mercado laboral en nuestro país y en las sociedades latinoamericanas en general. El tema amerita un genuino debate parlamentario y muy especialmente del debate de toda la sociedad que le compete el tema, que obviamente no es sólo a los jóvenes y a su familia que los apoya económicamente, sino también a los adultos y muy especialmente a las instituciones vinculadas con la actividad productiva y educativa, obviamente además de las políticas públicas relacionadas. 

   El joven es un actor en una condición etaria que se distingue claramente de los niños, de los adultos y de la tercera edad. En el ámbito de las estadísticas demográficas la categoría se ubica entre los 15 y los 24 años. Esto es importante para fines de la comparabilidad entre países y en un mismo país a lo largo del tiempo. 

  Sobre los jóvenes en los tiempos actuales hay que destacar que cuentan con competencias, calificaciones e informaciones mucho mayores que las que tuvieron los adultos de hoy en esa misma etapa etaria. Digamos que quienes hoy son adultos y/o de la tercera edad tuvieron menores competencias en varios campos como idiomas, en uso de tecnologías, en acceso a la información universal de todos los ámbitos humanos, todo ello les permite a los jóvenes estar más conectada con el mundo y el acceso a mayores posibilidades de identificar salidas y respuestas a interrogantes de los problemas que aquejan a la sociedad, no sólo en lo relativo a los problemas de su edad, sino de la sociedad en su conjunto. En las redes sociales, de tanto protagonismo hoy y se estima que para mañana, predominan los jóvenes. 

  Los adultos que han manejado el país, y por tanto han dirigido las instituciones sociales, económica y políticas, en buena medida han errado en sus conceptos y funciones, sino como se explica el fracaso que señalaron quienes accedieron al poder en 1998 y luego el estado que el país muestra tres lustros más tarde. La más cuantiosa riqueza que país alguno en el continente haya recibido en su historia ha sido despilfarrada, dejando un oscuro panorama para los jóvenes de hoy y de mañana. Los señalamientos caben para generaciones que han gobernado en las pasadas tres décadas y media. Dejamos de ser la sociedad del ascenso desde el inicio de los ochenta al día de hoy.

  Por primera vez existe en el mundo la diáspora venezolana. Cantidades de ciudadanos de este país dispersos por todo el mundo. Algunos por exclusión para el ejercicio de sus capacidades laborales y profesionales, digamos que la otrora tristemente celebre lista Tascón aventó una porción de venezolanos a otros lugares, también el genocidio laboral con el cual se cerró el paro petrolero y nacional de diciembre 2002-enero 2003. Pero la emigración sigue su ritmo, fuga de talentos con formación superior. Se agregan otros móviles, entre ellos la inseguridad, los bajos salarios, la poca calidad de los empleos, el deterioro de las condiciones de vida. Casi todos los países de la región ofrecen mayores posibilidades para sus jóvenes, sin riqueza petrolera pero administrando mejor lo que tienen. A los jóvenes les inquieta la incertidumbre de lo que vendrá mañana. 


  Los adultos que hoy gobiernan y los dirigentes en general, les ofrecen a los jóvenes un tratamiento de como si estuviéramos en tiempos ya pasados, con soluciones que buscan más bien entretener sean en propuestas deportivas con canchas e implementos para juegos, emprendurismos  improvisados y sin resultados probados, conciertos y bailoterapias, graffitis y tatuajes. Algunos jóvenes que acceden a posiciones de altas responsabilidades políticas igual se contagian de estas salidas, envejecen desde las alturas del poder con retóricas dogmáticas. Proposiciones que no asumen el eje que inquieta a los jóvenes, que es su aspiración a ser tratados como actores de transformación social de su realidad incierta y opaca. En definitiva, los jóvenes son más adultos de lo que se cree.  

martes, 7 de octubre de 2014

LOS JÓVENES Y LAS DIFICULTADES DE EMPLEO


   Sigue siendo un tema relevante abordar asuntos vinculados con los jóvenes, es por lo que volvemos a destacar su situación con relación al trabajo. No olvidar que sus indices de desempleo son el doble del indice general y el triple del de adultos. Pero también en otras dimensiones laborales muestran índices ampliamente desventajosos, aunque no dejamos de tener presente que el inicio de la vida laboral y en esos primeros años se manifiesten resultados no similares a los trabajadores adultos, ya que tiene sentido reconocer el valor de la experiencia y competencias que se adquieren en el ejercicio de la vida laboral. Pero el tema inquietante son las brechas que se ahondan entre las condiciones laborales de los adultos y las de los jóvenes, así como la desesperanza que les embarga por las dificultades de acceder a buenos empleos.

   Según Informe “Trabajo Decente y Juventud en América Latina. Políticas para la acción” Edit OIT, 2013, se señalan datos sobre la crisis del empleo juvenil en América Latina (15-24 años), que afecta a casi ocho millones de jóvenes que están desempleados y a otros 27 millones que están ocupados pero en condiciones de informalidad, generalmente con bajos ingresos, inestabilidad laboral, sin protección social ni derechos.

   La tasa regional de desempleo juvenil urbano y rural es de 13,9%, triplica a la de los adultos, por otra parte seis de cada 10 jóvenes que sí consiguen ingresar al mercado laboral lo hacen en condiciones de informalidad. De aquellos que lo hacen en la formalidad un 40% labora en pequeñas empresas que usualmente tienen problemas para ofrecer las mejores condiciones de trabajo, y frecuentemente por sus limitaciones incurren en violaciones de normas laborales.

  En cuanto a la protección social, el Informe aludido destaca que un 39% de los jóvenes cotizan para un régimen de pensiones, lo que representa un 13% menos que los trabajadores adultos. En todos los países se observa una fuerte correlación entre el nivel de ingreso de los hogares y la tasa de cobertura de la seguridad social, dado que los trabajadores de hogares del quintil más rico de la distribución del ingreso presentan tasas de contribución sistemáticamente superiores que las de los trabajadores pertenecientes al quintil más pobre. Cabe mencionar que a medida que se desciende en la escala de ingresos, el porcentaje de trabajadores por cuenta propia aumenta, lo que explica en parte el menor acceso a los sistemas de seguridad social.

  Estos datos regionales del informe de la OIT conviene asociarlos con la realidad venezolana en la misma temática. Lo primero a destacar que seguimos midiendo la informalidad con la encuesta de hogares utilizando el concepto establecido por PREALC-OIT 1976, que solo toma como informales a los cuentapropistas  no profesionales, los ayudantes familiares no remunerados, quienes trabajan en microempresas -no profesionales- y el trabajo doméstico. 

  Este concepto fue revisado y ampliado en el 2003, a partir de la XVII Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, que acuerda Resolución sobre las Estadísticas del Empleo en el Sector Informal, la que a su vez toma en cuenta resolución de la XV -1993- conferencia de la misma entidad.   

   Las categorías originales siguen siendo válidas, pero han de ampliarse ya que las transformaciones en el mercado laboral en los ochenta, específicamente su deterioro daban lugar al fomento de empleos y situaciones de inserción laboral que si bien ocurrían en el sector formal, no cumplían con los supuestos del empleo formal propiamente entendido, que supone la cobertura y tutela de la legislación laboral y de seguridad social (Ver en blog nuestro artículo "La informalidad real y la oculta ").

  En la política oficial se actúa con un doble discurso, por un lado se emiten regulaciones y políticas dirigidas al fomento de la laboralizacion en el ámbito privado, por lo que en las empresas se hacen inspecciones en ese sentido, pero en paralelo se promueve la informalidad en el sector público y una de sus expresiones es la masificación de contratados, que laboran en condiciones desventajosas con respecto a quienes tienen nombramiento. Es por lo que recientes fusiones de ministerios han levantado zozobras entre los trabajadores, particularmente ya que hay mas de un millón doscientos mil contratados sin nombramientos (según dirigentes de la UNT), y cuya precariedad ha quedado en evidencia en pasadas fusiones como el caso de los despachos de Planificación y de Finanzas, que dejó en el 2010 a más de 1200 trabajadores por fuera, casi todos contratados. Recientemente se han fusionado varios despachos ministeriales y vuelven los contratados a temblar por la precariedad e informalidad de su situación.

  Algunos juicios u opiniones dan la impresión de considerar que la opción de trabajar en la informalidad, es una alternativa que depende de la decisión personal y que es voluntaria. Necesario profundizar los procesos que llevan a estar en una situación u otra. Desde la mayor parte de los estudios muy poco se concluye que sea predominante la voluntad personal, y que mas bien son las políticas macroeconómicas, las de mercado laboral, las oportunidades de empleo y otras características estructurales lo que determinan el problema. 

  En nuestro país, se viene anunciando desde el gobierno un proyecto de ley del primer empleo para los jóvenes, es interesante que su texto salga del ámbito oficial y se discuta también con empresarios, sindicatos y la academia, para cruzar opiniones entre diversas visiones del problema. Hasta ahora, algunas notas de prensa sobre su difusión luce más bien como intercambios propagandísticos y no analíticos. Vivimos una etapa de muy limitada creación de empleos, y sin duda ello afecta más a los jóvenes, por lo que todo esfuerzo ha de ser con amplitud.