sábado, 26 de noviembre de 2011

LA FORMACIÓN SOCIOLABORAL

En el presente mes de noviembre se cumplen cincuenta años de la fundación del Instituto Nacional de Estudios Sociales –INES-, organismo nacido en 1961 para realizar actividades de formación para trabajadores y dirigentes. En el país la existencia de centros de formación creados para los sectores laborales con el objeto de promover organizaciones para la defensa de sus intereses son contados. Además haber alcanzado una trayectoria de cincuenta años es un mérito, que debemos reconocer a quienes han asumido esa loable responsabilidad.

Hoy con motivo de su 50avo aniversario el Ines se plantea retos en el análisis de la formación para los trabajadores y sus dirigentes, mirando los próximos diez años, nos plantean dilemas:

“.. nos proponemos visualizar criterios y políticas que nos permitan adecuar y actualizar los temas y contenidos de la formación en sus distintas dimensiones (Sindical, Sociolaboral, Económica, Política, Técnico Profesional y Ético Cultural), ubicándola como un elemento clave de su política y estrategia, y como una condición para lograr el perfil del trabajador, del Dirigente y la organización de trabajadores que necesitamos..”

La reflexión anterior lleva a considerar y analizar qué es lo construido en la formación como actividad institucionalizada y estable, para contribuir con el papel que ejercen las organizaciones de los trabajadores. Para facilitar lo planteado conviene preguntarse ¿a quién compete la formación de los dirigentes y de los trabajadores en general?

Si reconocemos a las organizaciones de los trabajadores como entidades que son parte del entramado institucional que sustenta el desarrollo productivo y social de una sociedad, entonces llegamos a concluir que esa formación es un compromiso nacional, de la sociedad en su conjunto.

En la historia del país no se observa que la formación de dirigentes y trabajadores en general, a los fines de fortalecer sus organizaciones y con ello su papel protagónico en la construcción de propuestas y en la toma de decisiones, haya alcanzado metas que satisfagan los mínimos necesarios para que el movimiento de los trabajadores se sienta satisfecho de lo logrado.

Tanto para al Estado como para los Empresarios, este asunto no es su prioridad., por el contrario un movimiento conducido por directivos improvisados y desinformados son más fácilmente cooptados a intereses distintos a los propios.

Entidades como el Ministerio del Trabajo, en su interior el Incret, el Inspsasel, el Inces, y otras entidades estatales, cuando han incluido programas de formación de directivos y de los trabajadores en lo relativo a sus organizaciones representativas, ha sido más orientado a ponerlas al servicio de posiciones convergentes con los propósitos estatales, que no siempre son los mismos del movimiento.

Igual puede señalarse de la formación promovida desde los empresarios sea en los centros creados para formación de trabajadores, que como es conocido se orientan más a la formación profesional para el desempeño en el trabajo, como en aquellas entidades de educación superior , que más bien crean programas para fortalecer el papel de la empresa y de los empresarios en general, en donde más que brindar oportunidades para el estudio científico de las relaciones entre empresas y trabajadores, que fortalecieran el sistema productivo y la distribución de riqueza, lo que predominaron fueron los programas, seminarios y actividades académicas que tenían en el fondo el propósito de controlar al movimiento de los trabajadores.

Con las universidades no se desarrolló un mecanismo de articulación con el movimiento de los trabajadores para aprovechar los recursos con que ellas cuentan. El enorme potencial de la actividad de extensión universitaria no se articuló con planes de formación sindical y de formación sociolaboral, Recelos de un lado y del otro predominaron. No se crearon puentes, para que así como en las universidades se forman cuadros para la dirección de la gestión estatal y de la gestión empresarial, se formen también para la gestión de las organizaciones de los trabajadores. De todos modos, una formación que tenga presente a las organizaciones de los trabajadores, es una responsabilidad que la universidad venezolana debe asumir.

Para cerrar, es importante destacar que la formación sociolaboral tiene sentido en tanto el accionar sindical trascienda lo reivindicativo inmediato, y se vincule como actor en la solución de los grandes problemas de la sociedad. El funcionamiento laboral está regido por el predominio de otros actores, como son el Estado y el Capital, quienes protagonizan el intercambio en torno a los temas centrales del funcionamiento de la sociedad. El movimiento al destinar todas sus energías en los temas de la distribución ha dejado de lado lo relativo a la producción y la redistribución. Cuando se ha puesto en práctica el dialogo social, ha estado dominado por los temas del interés del Estado y del Capital. En fin el modelo de desarrollo lo determinan y conducen las manos del Estado y el Capital. El reto está ahí. Desde su seno ha de nacer la discusión y la construcción de opciones para que formen parte de su agenda reivindicativa nacional, sectorial y en los centros productivos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Reformas Laborales y Desigualdad

Las reformas laborales y de la Seguridad Social son temas noticiosos. Implican impactos en todos los ámbitos de la vida de una nación.

Los impactos directos llegan a la población trabajadora del sector formal, así como de los empleadores públicos y privados. Menores o ningún impacto llegan a los grandes contingentes de personas de la informalidad.

Así como han de valorarse y reconocerse los impactos que inciden en la vida de los trabajadores y sus familiares, también es importante tener presente los impactos en el funcionamiento de las organizaciones públicas y privadas. Se entiende que la calidad de vida de los trabajadores y sus familiares está ligada a lo que el país produce y construye. Y muy importante y determinante, el cómo se distribuye todo aquello.

La nación es poseedora de una riqueza que le sirve para producir los bienes y servicios necesarios para su bienestar. De esa riqueza global, parte deriva de la propiedad que pertenece al Estado y otra parte proviene de la propiedad privada. Con la primera se produce un treinta por ciento del producto interno bruto, y con la segunda un setenta por ciento. Es importante destacar que en la construcción del porcentaje del sector público, una parte importante se logra extrayendo y agotando recursos primarios no renovables, tales son los casos de petróleo, hierro y aluminio.

Estas consideraciones sugieren que el compromiso de discutir reformas laborales y de la seguridad social, pasan necesariamente por ligar este debate y análisis con el funcionamiento y ordenamiento de la vida productiva e institucional del país.

El planteamiento anterior descansa en el hecho de que con la institucionalidad presente, la que hoy tenemos, hay una realidad que permite y facilita evaluar que tanto ella se materializa en su cumplimiento y las explicaciones que correspondan. Que si por un lado, se reconocen y observan la existencia de desigualdades entre los diversos sectores productivos y laborales, que se traducen y manifiestan en que unos trabajadores están en mejor situación en su calidad de vida tanto en el trabajo como en el tiempo reproductivo con relación a otros. Así como por otro lado se reconoce la existencia de densos sectores para quienes las institucionalidades de la protección laboral y de la seguridad social no les dicen absolutamente nada.

En función de lo anterior, hay sectores y actividades en donde quienes ahí laboran trabajan mucho y ganan poco, así como lo contrario, hay quienes poco trabajan y ganan mucho; igualmente se observan situaciones laborales en donde hay un equilibrio entre el esfuerzo y las compensaciones.

Hay que destacar que en las dos primeras situaciones extremas no necesariamente siempre es un tema de más o menos formación y/o educación formal. No por azar somos una sociedad con un alto grado de desigualdad. Simplemente esto se aprecia mirando la topografía y fachadas de la vivienda de nuestras ciudades y pueblos, así como mirando los centros de consumo sofisticado.

Una realidad de tal grado de contraste como la planteada, obliga a formularse preguntas. ¿Cómo resolver el problema? Es un debate interesante que ha de acompañar una reforma laboral; es decir, si se trata de abarcar el gran problema de la población desprotegida, conviene encarar el asunto no sólo en función de la población ya protegida, sino pensar en reformas del mercado laboral, que atiendan a esa mitad de la población trabajadora a la que no le llega la tutela y sus ventajas, o que, a lo sumo le llegan muy contados aspectos.

Se espera que este nuevo momento de mención de la Reforma Laboral y de la Seguridad Social que está en el ambiente, en las propuestas no eludan ver el país en su integridad, tanto en la diversidad de los trabajadores y de las unidades productivas, así como en la responsabilidad estatal en armonizar la diversidad y su propia condición de patrono que ha de ser modelo de cumplimiento.

sábado, 5 de noviembre de 2011

SIDERURGICOS Y SU MEMORIA HISTORICA

En la presente semana el Sindicato Único de los Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares –Sutiss- llevo a cabo sus elecciones estatutarias. A pesar de su denominación de sindicato único de la rama siderurgia, es realmente el sindicato que aglutina sólo a los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco –Sidor-, ahora llamada “Alfredo Maneiro”.
 
            En los días que corren y en los próximos se estarán publicando análisis de los resultados de estas elecciones, lo que refiere obviamente a análisis coyunturales. Sin embargo lo que pretende este artículo es mirar hacia atrás y reflexionar, en torno a una organización que ofrece una trayectoria particular y fundamental en el desarrollo de las organizaciones de los trabajadores del país. Contar y conocer la memoria histórica fortalece las organizaciones. Más importante aún cuando los cincuenta años de Sidor implica ya dos generaciones laborales.
 
            Empecemos por identificar el colectivo aglutinado en la Sutiss. Su nómina de miembros está por alrededor de los 5.700 trabajadores. Sidor ha tenido una población laboral muy superior en años anteriores, llegó a tener 18.000 antes del proceso de reestructuración de principios de los noventa. Como toda la industria siderúrgica mundial, el número de trabajadores ha bajado sustancialmente, atendiendo a cambios tecnológicos y en la organización del trabajo.
 
            El hecho de que la organización sindical de Sutiss expresa el modelo de sindicalización por empresa, resulta una desventaja organizacional para responder a los cambios que gradualmente fueron reduciendo la nómina de la empresa, y con ello minando su base de afiliados. Aparte de que la industria siderúrgica es un hecho nacional, que si bien en Sidor está el mayor centro productivo, hay actividad siderúrgica en otras empresas de la zona, así como en otros estados de la República.
 
            Un sindicato de empresa está poco conectado con la actividad sectorial productiva, carece de formulación de políticas en este ámbito, y en tiempos que el movimiento sindical en su conjunto está desarticulado y atomizado, es más vulnerable a las influencias patronales y estatales; actores con quienes interactúa como entidad,  con intereses en algunos casos coincidentes pero en otros divergentes. El escenario al cual se ve sometido un sindicato en esta situación, esta dominado por lo circunstancial y cotidiano. Al final, sigue atrás de las estrategias patronales y estatales, y no construye ni formula las suyas.
 
            En tiempos de una continuada desindustrialización estructural, esto lo coloca en una situación más vulnerable. Distinto eran aquellos años que el modelo privilegió las industrias básicas como motor del desarrollo, y por ello recibieron cuantiosas inversiones y sus nóminas eran crecientes en empleos directos generadores de riqueza. La acción sindical se desenvolvía en un terreno más ventajoso. Hoy el cuadro es dramático, por el  déficit de inversiones, el atraso tecnológico y la pérdida de competitividad. 
           
            A pesar de las debilidades planteadas, hay elementos meritorios que constituyen una fortaleza a toda organización colectiva. Destacable la consecuente consulta electoral a sus afiliados. Ello ha permitido que en cuarenta años de actividad sindical, - de 1963 al 2011, son 48 años, menos los 7 años con una directiva interventora impuesta por sobre la voluntad de los trabajadores - ha tenido trece procesos electorales, y once presidentes sindicales diferentes, lo cual en el movimiento sindical venezolano es evidencia diáfana de respeto estatutario y alternabilidad.
 
            En la historia de Sutiss se acumula un patrimonio de luchas y conquistas que lo convierte en un referente histórico del avance laboral del país. En otro artículo se analizarían. También en su patrimonio ha de incluirse los traumas, como el caso de una huelga derrotada, la de 1971 y los 514 obreros despedidos, Alfredo Maneiro dijo años después, que era un  “..record mundial de despido en una sola jornada” (Revista Resumen No 320, del 23-12-79). Otro trauma, fue la intervención decidida en las cúpulas sindicales por siete largos años, período 1982-89. Recordar estos hechos, los positivos y los negativos, son útiles para el análisis y seguro fortalecerán la memoria histórica de Sutiss.
 
            Así como el movimiento de los trabajadores petroleros, con más antigüedad a su favor, cuenta con una historia digna, combativa y pedagógica, igual ocurre con el movimiento de los trabajadores siderúrgicos. Pero hay que reconstruirla, ello es necesario para reflexionar el presente y mirar el futuro con la responsabilidad que el desafío demanda.
 
            Para terminar, Sutiss y Sidor, sindicato y empresa, representan organizaciones referentes en el desarrollo de nacional. No se concibe un sindicato que alcance y sostenga un patrimonio de conquistas laborales importantes, en una organización productiva mal gerenciada. Difícil que a un sindicato le vaya bien, si a la empresa le va mal.