lunes, 1 de abril de 2024

Relaciones de trabajo y poder. Introducción e interrogantes


El poder y la coacción son elementos propios de la vida de la sociedades, en el mundo del trabajo ocurre otro tanto, en donde al tiempo que se manifiestan relaciones de cooperación también se manifiestan relaciones de conflicto. En este ámbito un elemento central es su relación con el poder. “Mientras que el sujeto humano está inmerso en relaciones de producción y de significación, también se encuentra inmerso en relaciones de poder muy complejas” (Foucault, 1988, 3)Y no necesariamente las personas al iniciar su vida laboral están conscientes y enteradas de todas esas relaciones, incluso hasta pueden pasar años para reconocerlas. La búsqueda y necesidad de trabajo hasta soslaya esta dimensión. Además enmarcado en reconocer que “Una sociedad sin relaciones de poder sólo puede ser una abstracción” (1988, 16).


Este documento aborda el análisis de las relaciones de trabajo y el poder, en el contexto del trabajo asalariado y privilegiando la acción colectiva. Reconociendo el  contexto  sociocultural, ideológico, económico,  histórico  y  político  en  el  que  se  enmarcan las relaciones laborales (Porras 2017).  Hemos venido analizando las relaciones que los trabajadores organizados tienen tanto con empleadores como con el estado, en sociedades con un peso importante de éste último, sin embargo aquí se privilegia la relación que transcurre entre los actores presentes en la producción.  

Se señalan situaciones concretas en las relaciones de trabajo de Venezuela, derivadas de las transformaciones ocurridas en los últimos veinticinco años, las que se consideran de efectos directos algunos con visibilidad inmediata y otras a mediano o largo plazo. De aquí que se trata de unas RT que se salen de los esquemas y prácticas que se construyen en los  cuarenta años previos.   


El trabajo en la sociedad moderna es un hecho primeramente social para quienes lo ejecutan, y económico  para quien lo contrata y lo recibe, inmerso plenamente en la vida económica y política, ya que por un lado es un generador de capital y de riqueza en términos más generales, así como proveedor de medios para consumir y permitir la subsistencia y el bienestar;  a su vez, esas riquezas y consumos se sustentan y preservan con necesarios vínculos con los centros y mecanismos de poder, sea en el propio seno de las empresas, en el conjunto de las mismas y en sus relaciones con otros poderes, especialmente los públicos estatales; los que a su vez expresan el centro de poder político, que ejercen la gobernanza. El poder estatal a su vez puede ser un estimulante de la construcción de las relaciones de trabajo, pero también de casos extremos de su obstrucción y hasta destrucción, y siempre es un regulador de políticas publicas. Completa el espectro del poder, el de los propios trabajadores quienes pueden lograr la capacidad de enfrentar a los poderes mencionados, o también ser parte de alianzas que logren consenso reductor de brechas de desigualdad en las relaciones bipartitas.  


Nos lleva a este análisis el hecho que los distintos poderes experimentan cambios para lograr metas, más poder y su preservación, por tanto gobiernos van de la izquierda a la derecha y viceversa, de más a menos regulación y viceversa. De aquí que las intenciones, propuestas y logros de implantación de  las políticas establecidas en un período político dado, luego están sujetas a modificaciones y/o parálisis,  en ese vaivén transcurren las relaciones del trabajo con el tema de políticas estatales. En el fondo, en el sustrato, la relación analizada en este documento son las relaciones de trabajo en lo que tiene que ver con el poder del capital y del trabajo, es decir, de los empleadores y de los que tienen empleo; reconociendo que el contexto político es relevante, es un condicionante tanto del desempeño de los dos actores interactuando como de cada uno por su lado.


La solidez y estabilidad de las Relaciones de Trabajo requiere de ciertos equilibrios en las relaciones de poder, de hecho se conoce que no existen y funcionan en todos los espacios productivos, no se extienden al universo de los centros productivos ni a las diversas  regiones de los países. Fundamental reconocer que no existen relaciones de trabajo perfectas, siempre se están haciendo y transformando, por tanto en aquellos centros productivos que aparentemente se consideran que todo está dado y alcanzado, no dejan de existir necesidades y demandas insatisfechas. 

    

¿Cómo distribuimos este análisis? y ¿Cuáles son las interrogantes?

1- ¿ Cuánto poder tiene el capital? La empresa? La gerencia? Su gremio? ¿Cuáles son los elementos que los sustenta? Primero, se reconoce que la propiedad privada da poder; y segundo, que el trabajo está sometido a las leyes del mercado. Estos son dos elementos que desagregamos en el desarrollo. El poder empresarial de organizar el trabajo y la producción es fuente de proposiciones y ejecuciones, que eventualmente implican modificaciones de las condiciones de trabajo, de ahí que ello puede dar lugar a desmejoramientos y las consiguientes tensiones. 

2-  ¿Cuáles son los aportes que pueden cerrar la brecha de la desigualdad entre el capital y el trabajo? En primer lugar, hay que preguntarse ¿Cuánto poder tienen los trabajadores? sus organizaciones? sus representaciones? Está históricamente demostrado el peso de la acción colectiva de los trabajadores frente a  los patrones y al estado, la cual conlleva a negociaciones y conflictos, mecanismos de diálogo, conquistas históricas del desarrollo institucional político laboral. Negociaciones a partir de planteamientos programados, cíclicos o sobrevenidos, así como a respuestas de los empleadores para llegar a acuerdos, en los cuales cabe la opción de la presión más allá de la pura demanda o exigencia. Ante la negativa hay la opción de presiones con diversos grados de impacto en el ambiente de trabajo hasta llegar a la parálisis, aunque todo apuntando al propósito de llegar a acuerdos. No dejan de ocurrir  conflictos más radicales, que buscan eliminar, cambiar o disminuir a elementos del otro, sea determinados comportamientos gerenciales o sindicales;  es más usual de parte de la empresa con respecto a eliminar u obstruir la organización de los trabajadores, o de parte de ésta de enfrentar políticas o acciones para las cuáles los marcos institucionales son desbordados. Otro elemento en estos aportes, en la búsqueda de una menor desigualdad en la relación capital-trabajo, es el papel de las regulaciones en el marco del derecho de trabajo. Pero, esto apunta más al ámbito de lo individual, es decir al contrato de trabajo.

3- Completamos con las preguntas de cuánto poder tiene el Estado? sus instituciones? sus representantes? los sectores que representa? todo para poner sobre la mesa los distintos poderes que importa tener presente. 

Un estado que se auto define como interventor, se hace marcadamente presente en todo el ámbito laboral, en cambio el auto definido como liberal, tiende a dejar a las partes entenderse directamente, y queda el estado en situación de expectante. En la región predominan situaciones hibridas. La inestabilidad política de los países de América Latina, no ha permitido completar un cuadro pleno en una u otra dimensión, salvo los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que se autodefinen como socialistas según sus constituciones nacionales, en éste último sus regulaciones y políticas más bien apuntan hacia allá, con alcances contradictorios. Dado que Cuba y Nicaragua conquistaron el poder luego de una guerra, les permitió alterar radicalmente todo el marco institucional, dando lugar a un sistema similar al llamado socialismo real del siglo pasado. En cambio Venezuela, un triunfo electoral -1998- devino luego en un procesos continuado de evolución hacia el autoritarismo, en un país que previamente tenía una economía mixta con fuerte sector estatal productivo, que más bien con este régimen auto definido como socialista, la economía estatal ha perdido ampliamente su capacidad productiva, empobreciendo al país y su población en un breve período.


Bibliografía

- Foucault, Michel. (1988)  El sujeto y el poder. Revista Mexicana de Sociología, 50 (3), pp 3-20. México.

- Porras Velásquez, Nestor R. (2017). Relaciones de poder y subjetividades laborales: Una reflexión desde la perspectiva de Foucault. Revista Iberoamericana de Psicología; Issn-l:2027-1786, 10 (1), 93-102. Bogotá.

 


lunes, 12 de febrero de 2024

Perspectivas y aspiraciones inmediatas en las Relaciones de Trabajo



Iniciando un nuevo año nos planteamos hacer una nota que otee la perspectiva de el transcurso de este año que empieza.


Es bien sabido que la vida productiva demanda condiciones para que transcurra de manera armónica y eficiente con satisfacción para quienes participan en ella, y que se traduzca en resultados competitivos y de mejoras en la productividad, y consecuentemente en mejores salarios, empleos y bienestar. Y para lograrlo no todo ello reposa solamente en la voluntad de la gerencia, de los profesionales y de los trabajadores en general, es necesario que exista un contexto, un ecosistema que favorezca la confianza a todos los comprometidos en el esfuerzo laboral,  sean individuos, los grupos, las organizaciones y toda la gente relacionada. Es decir, que es necesario un ambiente con instituciones que brinden confianza a los actores y al conjunto de la sociedad. Nos referimos al ambiente de libertad y de respeto, que nos sintamos ser parte de un verdadero Estado de derecho, en lo que concierne a lo que tengamos que cumplir o demandar.


Se destaca lo anterior, por que transcurre la vida venezolana en un ambiente de restricción creciente de libertades, de no tener la confianza para acudir a instancias cuando toca para plantear o exigir reglas claras. Es entendido que el trabajo es un factor de producción bien diferente a los demás, como materia prima, capital, recursos naturales, que no tienen emociones. Por tanto el buen trato entre empleador, gerencia, trabajadores y sus organizaciones, constituyen un ecosistema propio, sensible para la mejor cooperación, que redunde en estabilidad, innovación y generación de riqueza.


Se vive en un estado que ha restado confianza a quienes tanto en el país y como del exterior quieran invertir; especialmente el dinero bien trabajado exige retornos que demandan seguridad jurídica, más aún si son negocios que no dan un retorno inmediato, que requiere construcción de instalaciones, de capacidades y pasos cuidadosos para sostener la adhesión de los involucrados y el entorno.


El sistema productivo ha venido experimentando pérdidas, por ello se han ido y se siguen yendo empresas casi todas han reducido su tamaño minimizado sus actividades, por su parte los trabajadores han perdido empleos, ingresos, beneficios cláusulas contractuales y prestaciones sociales. Ya van más de ocho millones  de venezolanos que se han ido corriendo y con no pocos riesgos, pero para quedarse no veían suficientes expectativas positivas.  


Está planteado reconstruir confianza, se sabe que las relaciones laborales no constituyen un conjunto de prácticas autónomas, que determinen las condiciones económicas y políticas para funcionar, es más bien a la inversa, son esas condiciones el contexto en el cual funciona la relaciones laborales. Y ellas de estar funcionando el país, al menos normalmente  y en condiciones de estabilidad  y confianza, tienen la virtud de que dinamizan los compromisos, la confianza y la relación entre las partes. Hay un relato común en el cual las partes siguen, cuando funcionan las relaciones laborales, incluso independientemente que el relato de la empresa y el relato de los trabajadores tenga matices diferentes en algunos aspectos, pero que el centro del mismo es un relato común, como es preservar la empresa, preservar el empleo, que mejoren las condiciones de trabajo, que los productos o servicios que se prestan a la sociedad sean competitivos, tengan prestigio, sean reconocidos, se trata entonces de elementos comunes del relato.


Se entiende que las relaciones de trabajo son al mismo tiempo relaciones de poder, el cual está muy desigualmente distribuido, hay mucho poder del Estado al lado de los factores productivos, además la agresión sistemática hacia las organizaciones autónomas laborales ha dado lugar a que el movimiento sindical este viviendo su peor momento de debilidad  en la historia de los años que arrancaron con la recuperación de la democracia el 23 de Enero de 1958. Hay dirigentes sindicales presos y  criminalizados, con régimen de presentación, otros que ya lo fueron y están en libertad, pero están marcados por el trauma de haber sido víctima de esos procesos arbitrarios que tuvieron o tienen repercusión por las acusaciones y hostigamiento experimentado. Por cierto, en nuestro estado Carabobo hay casos absolutamente ignorados. El Foro de Diálogo Social con participación de los actores sociales, Gobierno y la OIT, es un espacio en donde se persevera y se espera que obtenga respuestas en el tema de las libertades, tan necesario para las relaciones de trabajo.