De las llamadas empresas básicas la sociedad espera mucho más de lo que están dando. Algunas nacieron como empresas privadas y posteriormente estatizadas erogándose importantes recursos, pero se trataba de inversiones que fortalecían los activos de la Nación. Otras que nacieron por iniciativa y con recursos financieros de la Nación. Todos los venezolanos debemos tener una gran inquietud e interés en ellas. Debemos estar informados de sus desempeños. Por eso deploramos situaciones que tienen que ver con su manejo.
Los antecedentes de las empresas básicas se remontan a la década del cuarenta con el nacimiento de la Corporación Venezolana de Fomento -CVF-, en ese tiempo se adoptó la famosa frase de Arturo Uslar P “sembrar el petróleo”, la Acción Democrática que ejerció brevemente el poder por esos años la convirtió en la guía de su programa económico. La CVF inició estudios para el desarrollo de industria básicas en los sectores del acero, la petroquímica y la energía hidroeléctrica.
En los años sesenta por vía de la Corporación Venezolana de Guayana se hicieron grandes inversiones, algunas empezaron en los años cincuenta. En la década del setenta se estatizaron las actividades en manos de transnacionales en hierro -1975- y en petróleo -1976-, y se continuó con la creación de nuevas empresas básicas gracias a los ingresos, ahora mucho mayores, resultantes de las estatizadas empresas en petróleo y en hierro. Hasta principios del presente siglo estas empresas entregaban dividendos a la nación, y, especialmente, suficiente productos y servicios a los sectores públicos y privados para mejorar la capacidad productiva nacional.
Hoy, de las empresas básicas no siempre llegan buenas noticias. En lo productivo varias de ellas se han estancado, o han reducido su producción. En lo financiero, están endeudadas. En lo tecnológico de haber sido innovadoras hoy predomina la desactualización y la obsolecencia. En lo laboral, de haber sido las pioneras en proveer oportunidades de carreras profesionales y tecnológicas a varias generaciones, hoy muchas han perdido el liderazgo en ofrecer las mejores condiciones condiciones de trabajo, por ello se han ido talentosos profesionales y operarios.
Tanto quienes somos parte de la sociedad venezolana como quienes prestan servicios en estas empresas somos dolientes, porque son activos que no nos están rindiendo los frutos para los cuales se crearon o adquirieron. Y quienes allí prestan sus servicios han venido cayendo en la incertidumbre y resintiendo el orgullo de trabajar en ellas, dado que han perdido liderazgo productivo, y presentan dificultades financieras y tecnológicas.
Además para estas empresas es muy difícil ganar las simpatías de los dueños, que es la población venezolana, así como la identidad de los trabajadores que le prestan servicios, si en ellas predomina la opacidad y la desinformación. De hecho, la Asamblea Nacional de los dos anteriores quinquenios desatendió las denuncias sobre las empresas básicas. Y hoy los intentos de la actual AN se han estrellado ante la negativa del Ejecutivo a respetar la Constitución en este sentido, y ha apelado a evasivas como es la Ley de Emergencia Económica. Lo normal es que las propiedades productivas se sometan al escrutinio de los poderes públicos, independientemente de cual sea la relación de fuerzas en su seno, ya que eso es expresión de la voluntad de los ciudadanos.
Visto el contexto del origen y desarrollo de las empresas básicas, hoy nos informamos que una de las empresas icono entre las estatales “A Sidor le va mejor sembrando girasoles que produciendo acero.. Entre enero y octubre de 2016, la industria ha logrado una producción acumulada de 230.004 toneladas de acero, menos de lo que en un mes producía Sidor en 2007. La producción acumulada en los 10 meses de 2016 equivale a 19 días de producción en la Sidor de 2007”. (reportaje de María Ramirez C. en Correo del Caroní, edición 18 al 24 de Noviembre).
Por mas que se quiera edulcorar su desenvolvimiento con el aporte de un sembradío de parte de sus espacios, su razón de ser es producir acero y otros productos derivados del hierro, y los datos productivos son contrastantes entre su etapa de empresa privada (realmente era mixta, pero con mayoría de acciones privada) y la de hoy como estatal, no obstante contar en la etapa post re estatización con una población laboral mucho mayor, y tener acceso a preferencias en las políticas cambiarías, tributarias y económicas en general.
Lo otro que se debe tener presente en el análisis del artículo es la situación de Pdvsa, primera empresa básica fundamental para el desarrollo nacional, a partir de los planteamientos hecho públicos por la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de los resultados preliminares de sus investigaciones, que muestran los más diversos casos de delincuencia organizada en el interior de esta empresa, que hasta ahora suman una defraudación por once mil millones de dólares.
Algunos pocos involucrados ya presos en los EEUU, en donde desde hace varios años se vienen tomando medidas judiciales en contra de personas vinculadas a Pdvsa, por fraudes y negocios que defraudaban tributaciones en ese país, pero en el nuestro es a lo largo del presente año que la Asamblea Nacional nos informa y por ello comunica de fraudes por más de once mil millones de dólares.
En el Poder Judicial y en el Poder Moral ninguna medida ha sido tomada. A los venezolanos también nos cuesta mantener a estas instituciones, que hoy se siente mucho más por las penurias en sobrevivir en medio de tanta escasez. A estos poderes no se les pide producir acero o petróleo, sino que asuman funciones de moralidad para las cuales fueron creadas.
@hl_lucena
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