La liquidez en manos del público se incrementa notablemente en los meses de noviembre y diciembre, a ello contribuye el pago de utilidades y bonificaciones de fin de año al personal de los sectores formales y parte de la informalidad; además, por doquier se observan solicitudes del tradicional aguinaldo, el del cochinito de plástico, especialmente en comercios y servicios en establecimientos y en manos de trabajadores informales, y así como en cierta proporción entre muchas de las actividades y entes productivos formales. Por otro lado, las generalizadas vacaciones colectivas facilitan que en estas fechas las personas disponen de mayor tiempo para hacer sus compras de temporada, las que con los problemas crecientes de escasez da lugar a tener que visitar varios establecimientos para poder completar una lista de compras.
También resulta que al retirar de la circulación monetaria más del cincuenta por ciento de esa liquidez, la representada en los billetes de mayor denominación, los de cien bolívares, al tiempo que aún no están disponibles los nuevos billetes, recordemos que los de quinientos bolívares se anunciaron para este pasado 15 del presente mes, se produce entonces un enorme vacío de medios de pagos que crea incomodidades para densos sectores de la población, justamente aquellos más frágiles que viven al día y estos ingresos extraordinarios de fin de año vienen siendo ansiosamente esperados.
Los recientes saqueos ocurridos en decenas de poblaciones en los cuatro puntos cardinales del país, Ciudad Bolivar, La Fría, Maturin, Maracaibo, Guasdualito, Valera, Tumeremo, Barinas, El Callao, entre otras poblaciones, son reacciones de malestar, indignación y desespero por lo sorpresivo que este tipo de medida les resulta, que los obliga con todo nerviosismo a deshacerse de los billetes de mayor denominación.
Las nerviosas carreras han dejado ver situaciones dramáticas entre los sectores más pobres. Casos de persistencia de numerosas personas no bancarizadas, que toda su modesta relación de ingresos y egresos la resuelven directamente con dinero en efectivo. Otros que si bien tienen su cuenta de ahorro no disponen de tarjetas de plástico, sea de débito o crédito para facilitar transacciones.
A toda la población le ha creado incomodidades la situación de retiro de los billetes de cien bolívares al tiempo que no se cuenta con los nuevos, pero quienes menores incomodidades han experimentado son quienes disponen de medios alternos de pago y en general de recursos y familiaridad para hacer transacciones electrónicas.
Curiosidades derivadas de esta medida ha determinado que personas que han entregado luego de larga e incómoda espera sus billetes de cien bolívares, acuden luego a un cajero automático para disponer de efectivo y resulta que los cajeros le emiten también billetes de esa misma denominación, ocurre una suerte de centrífuga, aunque advirtiendo sin tener nada que ver esta con un conocido eslabón de la parte financiera de ciertos negocios oscuros.
Al comprar con tarjetas predominan los establecimientos que solo te permiten que los clientes paguen con debito y eluden cobrar con las de crédito, a veces se agrega un adicional y el cliente termina pagando un precio más caro por esa razón.
En la informalidad viene extendiéndose el anuncio "tenemos punto de venta", pero casi siempre el equipo electrónico pertenece a un tercero o a un establecimiento cercano que facilita el servicio cobrando un porcentaje adicional ya sea al cliente o al pequeño comerciante vendedor del bien o servicio.
Necesario destacar que la saturación del uso de los medios electrónicos para el pago tanto en los establecimientos proveedores de las ventas como en otras sedes residenciales y comerciales, desde donde se hacen transacciones, da inevitablemente lugar a frecuentes caídas del internet, y por tanto la repetición de operaciones, además de lentitud y más razones para otras nuevas y largas colas.
En este cuadro de desasosiego no faltarán aquellas lecturas de la realidad que pretendan adjudicar estas reacciones de malestar y protesta a tal o cual grupo político opositor, pero se sabe que los cuerpos oficiales de inteligencia se precipitan en estas situaciones e incurren en arbitrariedades al tratar de hacerse de chivos expiatorios. Recordemos que el "caracazo" o "sacudón" de febrero de 1989, a pesar de las tantas indagaciones e investigaciones no dejo claridad alguna en determinar qué tal o tales grupos políticos de entonces jugaron un papel de promotores de esas protestas, más bien al final toca asignar la promoción de los mismos a las propias acciones y la inhabilidad del alto gobierno en la toma de decisiones.
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