En
Venezuela ser sindicalista de la industria de la construcción es una actividad
altamente peligrosa. El último Informe anual del Observatorio Venezolano de
Conflictividad Social nos informa del número de sindicalistas o trabajadores
asociados con sindicatos de todas las actividades que fueron asesinados en el
transcurso del año 2012, nos reporta 77 personas asesinadas -de ellos, 67
vinculados con el sector de la construcción-, los números más altos desde que
varias Ong´s llevan control de este macabro dato, hasta entonces la cifra
record eran los 68 casos en el año 2010.
Del
año 2011, disponemos de los datos de la Vicaria de Caracas que reporta 28
asesinados, y de Provea que reporta 36, en este caso entre Octubre 2010 y
Septiembre 2011. Importante destacar que Anexo Laboral del Informe de Provea
pueden verse los nombres y apellidos, fecha y circunstancias del asesinato ver:
http://www.derechos.org.ve/pw/wp-content/uploads/27AnexosLaborales.pdf
Con cualquiera de las dos comparaciones el salto es
alarmante. De 1999 al año 2012 el número de asesinados alcanza a 392. Puede
verse esta información apelando a las tres fuentes citadas.
Hay
que destacar que la violencia en los medios sindicales y laborales se expresa
en su forma más extrema en el homicidio, pero abundan situaciones menos
noticiosas, de intimidación, tortura, hostigamientos, amenazas, despidos,
desplazamientos forzados, atentados con o sin lesiones, allanamientos,
criminalización, campañas de
desprestigio, todas absolutamente violadores de derechos humanos fundamentales.
En estos casos, ya no son patrimonio del sector de la construcción, sino que
son visibles en muchos otros sectores productivos, tendiendo a su
generalización.
De
las fuentes oficiales, la sociedad espera y demanda que el Ministerio Público y
el Ministerio del área laboral, se hagan eco, registren y actúen ante una
situación tan alarmante como esta. Pero tanto en una y otra Memoria o Informe
anual presentadas a la Asamblea Nacional, y por medio de las cuales nos
informamos de lo que reportan como sus actividades institucionales, no hay una
frase referida al tema. Se puede concluir, que para el Estado venezolano el
problema no existe. Hemos destacado que una característica de la divulgación
oficial de los temas del mundo laboral es la opacidad, pero en este caso la
situación es extrema, ya que más que eso es la ignorancia total del asunto.
Situación
similar se observa en instancias sindicales internacionales, tal es el caso de
la Confederación Sindical Internacional –CSI- organismo al cual están afiliadas
algunas organizaciones sindicales venezolanas. Pues bien, su Informe de lo
acontecido en el 2011 (“Informe sobre las violaciones de los derechos
sindicales 2012”, en web http://survey.ituc-csi.org/Americas-Global.html?lang=en),
no informa sobre el tema, más bien reporta con justificada alarma el asesinato
de 29 sindicalistas en Colombia y 10 en Guatemala, cuando para ese año en
Venezuela hubo 36. En esos dos países hay una manifiesta y abierta sensibilidad
por corregir este problema por parte de densos sectores de la sociedad,
incluido entes estatales. Nos atrevemos a mencionar que la imagen de la
situación laboral venezolana es percibida generosamente por esta entidad
sindical internacional.
La
baja percepción de la extrema violencia en los ámbitos sindicales venezolanos,
es semejante a lo violencia general en la sociedad. Véase que el Observatorio
Venezolano de la Violencia nos informa que en el 2012 ocurrieron 21.692
homicidios, lo que equivale a 73 por cada cien mil habitantes, sin embargo en
los medios internacionales es más visible este problema en México, en donde la
tasa para este mismo año es de 23, más de tres veces menos.
La
opacidad venezolana la señala M Tarre, estudioso del tema de la seguridad
(“Visible en México, invisible en Venezuela” El Nacional 20-01-13) “El
gobierno no informa, no revela cifras oficiales; cerró tiempo atrás las
oficinas de prensa en los cuerpos policiales nacionales, mantiene una
conveniente opacidad que le permite acusar a los medios de comunicación
nacionales de generar campañas de desinformación o de desestabilización cuando
publican las inocultables efectos de la violencia y criminalidad”
Esta
contribución ha destacado los datos numéricos y la insensibilidad oficial ante
el problema, dejando impune una alta proporción de los casos. Si la impunidad
general de los homicidios es alarmante, la de los sindicalistas es aún mayor.
“..en el 2009, por cada cien homicidios se realizan 9 detenciones. Por ello se
habla de 91% de impunidad, con la concesión de que una detención no es sinónimo
de juicio, sino de una averiguación que si no arroja resultados, el sospechoso
o testigo queda libre”
(Briceño, R 2010).
El
tratamiento noticioso que ha venido adquiriendo el asesinato de sindicalistas y
trabajadores asociados con sindicatos, corre el riesgo de convertirse en una
rutina, dando lugar a la banalización de estos hechos, y que pasen a
convertirse en problemas y manifestaciones de la violencia común, cuando en el ámbito laboral hay
instituciones y responsables, de aquí que hay a quienes habría que interpelar,
pedir explicaciones y exigir acciones.
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