sábado, 16 de febrero de 2013

LA DEVALUACION PARA QUIEN VIVE DE UN SALARIO


Con la reciente devaluación de nuestra moneda –en un 46.5%-, se evidencia de nuevo la debilidad estructural del sector de los trabajadores, en la presente situación del funcionamiento de las relaciones de trabajo.

            Las ganancias del capital resultan del funcionamiento de los precios y del control de los costos. La clásica relación costo-beneficio. Con ello se remunera el capital y logra la continuidad de la  acumulación. La remuneración del trabajo, que no es decir necesariamente sus ganancias, ya que en buena medida es su sobrevivencia y compensación, resultan de la capacidad que tenga para negociar e imponer el valor justo que el representa en la actividad productiva.

            Con el impacto de una devaluación se disparan los precios, ya que la economía venezolana lo importa casi todo desde el exterior, en tanto no exporta sino petróleo. Incluso, las exportaciones de Sidor, que eran las segundas en importancia por su valor y volumen, desaparecieron desde hace más de ocho meses.

            El sector privado no logra siquiera abastecer el mercado interno, y aquel que anteriormente podía exportar, en buena medida lograba armar un producto, que contenía un importante componente de insumos importados. Es por lo que al devaluar la moneda nacional, no se crean condiciones para aumentar las exportaciones, porque no estamos preparados para ello, sino que paulatinamente llevamos varias décadas de desindustrialización, que se han agudizado año a año.

            Quién dispone de bienes de capital para producir, de una empresa equipada, de un inventario de productos, responde a la devaluación de manera automática con la revalorización de sus activos. Además se crea un clima caracterizado por la especulación. En tanto el trabajo no cuenta con la ventaja de ese proceso automático de la revalorización. De aquí que tiene necesidad de replantear su valor, especialmente sus niveles de remuneraciones. Para ello es imprescindible contar con su capacidad de análisis y acción organizada. En este momento esto es un karma, ya que las organizaciones que tendrían que hacerlo se encuentran debilitadas y desarticuladas por la acción sistemática de las políticas públicas. En nuestra contribución de la semana pasada analizábamos justamente este problema, incluso sin conocer entonces la devaluación a punto de implementarse.

            Hemos destacado que las modificaciones de la legislación laboral en los últimos años han sido generosas con el trabajo en tanto individuo, pero han sido restrictivas con el trabajo en tanto su acción colectiva. Por ello la desarticulación de las organizaciones de los trabajadores, por ello la debilidad y crisis de las negociaciones colectivas, la ausencia de dialogo social y las dificultades para organizar un conflicto colectivo así como lograr el reconocimiento y los objetivos que se fijen los trabajadores.

            El gobierno pretende resolver el problema de la especulación y la subida de los precios, con medidas de cierres y multas de establecimientos. Pero ello no alcanza para encarar la magnitud de las deformaciones de los precios, ya que se generan desabastecimientos, escasez y mercados paralelos de productos y servicios con altos precios que logran escapar de la tradicional acción de vigilancia estatal, aun más en estos tiempos de un intenso desarrollo de los medios electrónicos de comercialización, asi como de una informalidad dura e imbatible en la comercialización.

            En circunstancias como las sobrevenidas con una devaluación, unas organizaciones de los trabajadores vigorosas son necesarias para responder a las exigencias del momento. Entre los analistas que han opinado sobre la devaluación predomina la tesis de considerarla como una medida fiscalista, es decir para proveerle más recursos al fisco nacional, y que el Gobierno pueda cumplir con deudas y compromisos internos. Es decir no se trata de acometer un plan que involucre desarrollo de nuevas actividades productivas, creadoras de empleo, o que pretenda planes para el mejoramiento de los ingresos de los trabajadores. La devaluación ha sido una medida aislada y desconectada de un proyecto que le de un lugar y un buen trato a los intereses de los trabajadores.

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