La semana pasada elaboramos entrega con el nombre “Lo Laboral Productivo y Distributivo”. Su propósito fue ir las raíces que nos explicaran el porqué de un modelo reivindicativo centrado en lo distributivo, como ha sido el dominante en las Relaciones de Trabajo en nuestro país.
En esta ocasión nos planteamos como convertir a que el modelo reivindicativo priorice lo productivo. Es un asunto complejo y no se resuelve por un decreto. Claro, hay que empezar de alguna manera. De hecho, una buena cantidad de empresas han cedido a las dificultades económicas, especialmente la crisis del 2002-2003, y finalmente cerraron, de ahí una buena parte de las empresas cerradas y tomadas, y luego diversas experiencias de reactivación. La mayoría accidentadas y sin alcanzar su normalización.
Es distintivo en los años que corren post crisis 2002-2003, que las empresas cerradas y tomadas por los trabajadores lo fueron, no para solamente asegurar el cobro de pasivos laborales, sino más importante aún, para tratar de preservar la fuente de producción y empleo. Tradicionalmente las tomas de empresas en dificultades por parte de los trabajadores, se circunscribían a asegurar el cobro de las prestaciones o algún otro pasivo laboral y ahí terminaba todo. Esto ya representa un elemento novedoso de estos tiempos. Entre las razones, hay que mencionar el discurso oficial que empoderaba a los trabajadores, que se enmarcaba en una suerte de venganza gubernamental contra aquellos empresarios que pasaron abiertamente a ser actores políticos, y en la confrontación resultaron doblemente perdedores, por un lado la derrota política y por la otra, la pérdida de sus empresas. También es importante destacar, que con la crisis argentina del 2001-2002 -“argentinazo”- se pudo conocer ese antecedente, divulgado por las cadenas informativas internacionales, y por los lazos que se fomentaron entre dirigentes laborales.
Al estar las empresas en manos de los trabajadores, porque actuaron en los momentos críticos para estar presente vigilando y cuidando, y contrarrestar así los vaciamientos y vandalismos, que permitiera reactivar las empresa en las mejores condiciones posibles. Por supuesto buscando la asistencia gubernamental, quién estuvo presto y atento.
Las evidencias de las limitaciones
A partir de aquí quedaron en evidencias dos problemas cruciales. Uno, que el modelo reivindicativo fundado en lo distributivo, dejaba en evidencia las serias limitaciones que este modelo había acumulado para encarar la conducción de las empresas. Décadas de un accionar sindical, que no había asumido los problemas de la producción y administración, ya que sus rutinas en lo reivindicativo distributivo le consumían sus energías y atención. Al tener que asumir la conducción de lo productivo y administrativo, se hacía evidente un notable déficit de control y conocimientos, que se hacía más notable, ya que se trataba de empresas que venían de dificultades de producción, ventas y falta de inversión.
El otro problema crucial, el segundo, refiere a que las empresas en dificultades tomadas por los trabajadores, éstos vieron en el Gobierno la panacea. Es decir la asistencia en todos los órdenes, la varita mágica. Pero los resultados han sido contradictorios. Por un lado la construcción e imposición de formas organizacionales elaboradas un tanto rápido e improvisada. Lo que daría lugar al poco tiempo a problemas de operatividad. Por otro lado, la imposición de un manejo sesgado de la conducción de estos entes, no priorizando la profesionalidad, el talento, la experiencia y el conocimiento, más bien subordinándolo a lealtades y cercanías que no siempre han sido compatibles con las lógicas de la conducción productiva. De alguna manera el ensayo y error se ha financiado desde recursos ajenos a estos centros productivos, pero ese mismo dinero se le ha restado a otras áreas de la vida social y económica. El país es uno sólo y hay que analizarlo en su integridad.
sábado, 31 de julio de 2010
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