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Valencia, y el Estado Carabobo en general, fue el que más inversiones recibió en todo el país a lo largo de los años sesenta, setenta y ochenta, para ser destinadas a la instalación de empresas manufactureras, en el modelo de la denominada Industrialización por Sustitución de Importaciones -ISI-, modelo que permitió la instalación y desarrollo de unas miles de empresas industriales, pero que en los últimos veinte años han experimentado limitaciones en su evolución. Cierto que algunas ramas particulares con anterioridad, habían también exteriorizado limitaciones en aquellos procesos que dieron lugar a aperturas comerciales, dado las políticas aplicadas por el gobierno nacional. A su vez se trata de empresas que experimentan baja de producción, situación generalizada en la economía venezolana, pero más agudizada en el sector industrial.
Pero tanto Valencia como otros centros manufactureros del país, experimentan la misma situación de estancamiento y parálisis de muchas empresas. No se trata que hayan surgido otros polos de desarrollo que hayan sustituido a Valencia y sus alrededores, es más bien que la industria manufacturera ha sido minimizada por las importaciones y por los efectos de las continuas políticas económicas de sesgos desindustrializantes.
Hay países que la orientación de su desarrollo dió lugar a la sustitución de los polos originarios por otros nuevos. Los anglosajones llaman a los nuevos polos los greenfields, son aquellas inversiones que se realizan en nuevos lugares con menor tradición industrial, generalmente más de tradición agrícola y pecuaria, pero que atraen a nuevos y viejos inversionistas, que pretenden sustituir a aquellas empresas que se instalaron en el inicio de la industrialización en los lugares tradicionales, que son los llamados brownfields; ubicadas en sitios urbanos que ya habían empezado a tener dificultades y restricciones en la relación con las comunidades que se fueron instalando en sus alrededores, ya sea por el uso del medio ambiente, densamente urbanizados, y por la emergencia de nuevas normas establecidas por gobiernos nacionales y locales en cuanto a estos aspectos.
En Venezuela no ha pasado esto, primero porque antes de las inversiones industriales que se ubicaron en el Estado Carabobo, no había nada parecido en la infraestructura de la historia productiva del país. Es decir para los años sesenta y setenta, las inversiones manufactureras instaladas en Carabobo no era lo identificado como los greenfields de los estados del sur de los EEUU o los del norte de Inglaterra. Unas pocas industrias si salieron de la capital, de aquellas pioneras de la manufactura en Venezuela, instaladas en los años cuarenta, como el caso de la General Motors, y que se vinieron al centro del país, aprovechando las facilidades y atractivos que las autoridades locales ofrecían.
Es importante recordar que las autoridades y las fuerzas vivas de Valencia competían especialmente con las de Barquisimeto, que hacía otros esfuerzos por captar los recursos y la venia de las autoridades nacionales de entonces para convertirse también en ciudad industrial. Se recordaba en un foro reciente que organizó la Universidad de Carabobo sobre la ciudad y el trabajo, que haberle dado el nombre de Henry Ford a una de las avenidas más importantes de la zona industrial, significaba un reconocimiento y agradecimiento a esta importante corporación transnacional del automóvil, porque en fecha temprana de este proceso de instalación de industrias, escogió uno de los espacios claves de esa zona industrial, que aún era en ese momento un plano sobre un espacio que se empezaba a desarrollar.
En Valencia y otras poblaciones cercanas, se diseñaron espacios para que se instalaran las empresas industriales, incluso con marcada diferenciación con lo que caracteriza a los espacios urbanos. Fueron espacios diseñados exclusivamente para el trabajo industrial, incluso son áridos y hostiles para las personas, no se diseñaron espacios para ellas. Todo está en función de las industrias, por ello las buenas vías de comunicación, con agua y energía abundante y barata, aeropuerto para vuelos nacionales e internacionales en la propia zona industrial, exoneraciones de cargas tributarias locales, además con cercanía a un puerto importante -Puerto Cabello-,apenas a 40 kms., la ciudad con bien dotados centros de formación de recursos humanos en los niveles de operarios, técnicos y profesionales, y ya para el inicio de la industrialización Valencia era una ciudad que tenía una importante población, pero con estos factores a favor se constituyó en una metrópoli que atrajo grandes cantidades de inmigrantes e incluso se desplazaron hacia ella de otros estados del país.
En la zona industrial de Valencia y sus alrededores lo que predomina hoy son instalaciones, galpones, espacios abiertos, pero con muy poca vida industrial, ya que su maquinaria está mayormente paralizada. No es un hallazgo afirmarlo. Los que habitamos en la ciudad y sus alrededores, vemos el poco movimiento de personas, de vehículos de pasajeros y de carga, en los alrededores de estas instalaciones. Algunos espacios productivos ya habían sido remodelados para adecuarlos para alquilarlos como depósitos a importaciones. Otros absolutamente cerrados.
No hay duda que lo visto en la ciudad y en el país, es un reflejo de la perdida de la brújula en cuanto a industria, por no reconocer la importancia y significado de lo que ella representa como palanca del desarrollo.
hectorlucena.blogspot.com
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