Estudiar el trabajo y sus implicaciones en la gente, en la economía y la sociedad en general, es un reto de notables exigencias. Ocurre que en la generalidad de las conversaciones así como de las noticias en los órganos de difusión masiva, cuando se aborda el tema trabajo predominan los asuntos del contexto del trabajo mismo, que lo circundan y aquellos que se visibilizan en las comunidades y en la sociedad toda. Esto quiere decir que los aspectos centrales y medulares del trabajo mismo son los menos visibilizados. Se puede decir que predomina referirse a los problemas del trabajo sin referirse al trabajo mismo. ¿Como es esto?
Los temas de trabajo que predominan en el debate público a nivel de la sociedad son:
- Los salariales e ingresos, que refiere al pago de las personas que trabajan sea por las jornadas regulares como por beneficios monetarios ligados al esfuerzo laboral. El déficit de estos ingresos y el costo de vida por la inflación.
- El empleo, que refiere a la inserción en la actividad productiva, a su mantenimiento y conservación; a su calidad que al ser deficitaria se cae en situaciones de precariedad.
- Los despidos, la pérdida de los empleos y sus distintas causas, sean justas o injustas, de fuerza mayor, de crisis y cierres de centros de trabajo, y todo ello muy a pesar de las regulaciones sobre la inamovilidad laboral.
- Los sindicatos, su constitución, funcionamiento y relaciones con patronos privados y públicos; los procesos de unidad, así como hay que agregar problemas de confrontación inter-sindical que llegan en algunos casos a situaciones de violencia.
- Los convenios colectivos, sus vencimientos y dificultades para el desarrollo de las negociaciones, sus contenidos, cumplimiento e incumplimiento.
- Los conflictos laborales, con predominio de los colectivos especialmente si llegan a paralizar servicios públicos; las causas de estos conflictos, sus estrategias para impactar sensibilizar a los patronos, además de ganarse a la comunidad, especialmente en casos de servicios públicos.
- La política laboral estatal, especialmente en casos de la aplicación de violencia institucional, como criminalización y prisión para quienes ejercen acciones propias de las relaciones laborales.
- La seguridad social, su cobertura y alcance, los beneficiarios, las prestaciones, cotizaciones, incumplimientos.
Todos temas de gran sensibilidad para la sociedad, de indudable jerarquía e importancia en la convivencia productiva y social, pero ninguno de estos temas está en el centro del trabajo mismo, es decir de lo que refiere al proceso de trabajo y a la organización del trabajo, los que dan lugar a la elaboración del producto o realización del servicio. Procesos que justamente ocurren al interior de los centros productivos, claro que algunos procesos de trabajo conllevan la relación con la gente en la calidad de usuarios, como pasa con la generalidad de los servicios y esos procesos se hacen visibles al exterior.
Entonces los procesos de trabajo así como la organización de la actividad productiva son el eje y razón de ser de la producción, tanto en su cantidad, calidad y oportunidad. Siendo estos fenómenos de tal relevancia es de llamar la atención que la poca visibilidad dada a estos procesos medulares del trabajo, no sólo es un fenómeno atinente a la orientación de los medios de comunicación en privilegiar los temas que listamos arriba por encima de los que corresponden a los procesos y a la organización del trabajo, lo que se explica porque aquellos son más noticiosos, pero es que los mismos procesos de las relaciones de trabajo han conducido históricamente a opacar estos temas propios del trabajo mismo.
La principal evidencia es que la reglamentación que los actores laborales se dan a si mismo, es decir su autoregulación peca de privilegiar un contenido convertido en cláusulas en los convenios colectivos que mayormente abordan temas de no trabajo, como son aquellos que se refieren a la reproducción de el trabajo, entendido que éste produce un desgaste en las personas por su consumo de energía y talento, que luego requiere que éstas se reproduzcan para preservar la capacidad productiva, lo que tiene que ver con los asuntos vacacionales, de ocio, de descanso, de salud, de estudios, de permisos, de familia, de previsión social. Por otra parte otro grueso grupo de cláusulas refieren a los que llamamos temas de distribución, más que de producción y de trabajo mismo, como son los relativos a las remuneraciones, bonificaciones, utilidades, pagos del trabajo extraordinario, del trabajo nocturno, en general de pagos.
Esto que analizamos de la autorregulación que los actores se dan a si mismo en los convenios colectivos es igual tanto en aquellos del sector privado como público, incluso en lo que se refiere a las leyes ellas también están más orientadas a la reproducción y a la distribución que a la producción, que al trabajo mismo, es decir el desenvolvimiento de su proceso y la organización de la producción.
En el ámbito de los procesos de trabajo y de la organización de la producción hay un vacío de atención, lo que plantea en primer lugar destacarlo, ya que la desatención de este ámbito facilita tanta improvisación e impericia en la conducción de las organizaciones, tanto públicas como privadas, aunque nos duelen más las primeras porque son de la nación y por tanto teóricamente cada ciudadano es un copropietario. Tantas empresas, es decir bienes productivos con gente presta a hacer sus actividades, en manos de una conducción que carece del conocimiento y disciplina laboral, y hasta en algunos casos de valores éticos, todo en un marco de políticas económicas y laborales estatales que sus conductores no muestran capacidad de dialogar, reconocer y corregir.
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