A medida que la economía se desenvuelve con mayor incertidumbre a las empresas y los ciudadanos, y éstos tanto en su condición de trabajadores o de consumidores, les urge poder contar con informaciones orientadoras. Es una necesidad objetiva para conducirse en la cotidianidad. Pero, si el escenario de la producción y distribución de bienes y servicios es planteado como el de una guerra económica, entonces como dijo Esquilo "La verdad es la primera víctima de la guerra". De eso se trata la preocupación central de este artículo.
Ya sabemos que quién propone la tesis de la guerra económica es el Gobierno, y con ello justifica las acciones que involucran haciendo causa común a todos los otros poderes públicos, y por ello la existencia de leyes, regulaciones y acciones que limitan el desenvolvimiento de los agentes económicos, sea para producir y distribuir, como para la gestión en general. Se espera del Estado que sus actuaciones sean transparentes y diáfanas.
Pero si el Estado asume que está en guerra entonces sacrifica información, por eso los ciudadanos se sienten perjudicados, aún más si no existe el convencimiento que realmente haya una guerra, sino que existe un mal funcionamiento del sistema económico y político, incluso afirmándose que el modelo no funciona, y se considera que un mínimo de reconocimiento, dialogo y entendimiento, hace caer la teoría de la guerra.
Instituciones internacionales con las cuales el gobierno nacional tiene relaciones de confianza, como Unasur, incluso hacen planteamiento como este: “.. la próxima visita de los Cancilleres puede ser muy útil en el propósito de contribuir a una despolarización del ambiente político que se vive en la hoy compleja realidad de Venezuela y ayudar a concitar un acuerdo nacional sobre el manejo de temas como el ajuste social de la economía que parece ser inevitable… las salidas que se examinen y acuerden para apoyar al pueblo de Venezuela tienen que ser democráticas, pacíficas y ajustadas a la Constitución y las leyes.” ( http://www.unasursg.org/node/154).
Retomando la situación de empresas y trabajadores, como productores y consumidores que son las dos partes, vemos que ambos requieren de informaciones para la toma de decisiones. Las empresas según sus niveles y capacidades pueden hacerse de parte de las informaciones necesarias, con los trabajadores la situación es más precaria, y por tanto están mas necesitados de apoyos, ya sea estatales o de entidades con las capacidades de procesar informaciones sobre los aspectos fundamentales que requieren para la toma de decisiones en las relaciones laborales.
Una de las informaciones esenciales para la cotidianidad de las relaciones de trabajo es el tema ingresos y costos. La sobrevivencia y el desempeño de empresas y de los trabajadores están ligadas a la relación entre esas dos categorías, para las empresas en la ecuación costo-beneficio, pero para los trabajadores no muy es diferente, aunque no se use la misma terminología, sino que más bien diríamos que la ecuación es esfuerzo y capacidad laboral por un lado y por el otro calidad de vida.
Lo anterior exige que hayan empleos, pero no sólo trabajo. Porque hay mucho trabajo pero no empleos. Entendemos que trabajo es hacer actividad para fines de sobrevivir independientemente de la contribución a que en la sociedad haya más producción y mejores servicios. Por ejemplo la masificación de muchos nuevos trabajos, como el bachaqueo y cuidar automóviles en la vía pública, son un trabajo para quienes lo ejecutan pero no un empleo, incluso no aportan nada a la economía, sino que sólo sirven para encarecer la vida de las personas que se ven obligados a utilizar sus servicios, y sin duda para que quienes lo practican es una estrategia de trabajo para simplemente sobrevivir. No dudamos que en algunos niveles por encima de quienes ejecutan estas actividades de sobrevivencia, sí efectivamente representan ventajas e ingresos importantes. Pero ya sabemos que en tiempos de controles, escasez y poca producción, las deformaciones se multiplican.
Pero por otro lado tenemos la situación contradictoria de gente que tiene empleo, pero poco trabajo ¿Cómo? por problemas de desorganización, desorden y partidización en las entidades, por indisciplina, por pérdida de mística, por haber sido puesto a ejercer funciones para las cuales no se dispone de las competencias.. en fin el espectro es diverso.
Quien ejerce una actividad que presta independientemente y se traduce en un servicio económico o social, llenando una necesidad reconocida por sus aportes, hace entonces un trabajo que ha de tener la posibilidad de ser cubierto con los elementos que configuran tener un empleo, es decir protección y seguridad social.
Finalizando, con la tesis de la guerra económica la incertidumbre se ahonda, sacrificándose la verdad y las informaciones necesarias para encarar real y efectivamente la crisis.
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