Las acciones emprendidas contra el comercio en las últimas tres semanas, a partir de la orden presidencial “vacíen los anaqueles”, ha agudizado la militarización de la vida civil. Sea por el lado la conducción de los procedimientos en los establecimientos seleccionados, de las inspecciones y su correspondiente revisión, del resguardo, de la vigilancia y mantenimiento de las largas filas de compradores, y hasta en algunos casos han circulado videos y fotos de vehículos militares y policiales transportando voluminosos televisores LCD y plasma.
La tienda Daka de Valencia fue el sitio del primer saqueo, que luego en los días siguientes se repitió en otros establecimientos en algunas ciudades del país. En los primeros ocho días el Observatorio de la Conflictividad Social reporta “más de 39 saqueos o intentos de saqueo a locales comerciales” . Algunos medios y las redes sociales reportaban el mismo fenómeno en ciudades de distinto tamaño, desde la gran capital hasta poblados menores como Upata o El Tigre; igualmente se reportan saqueos de camiones y vehículos con distintos tipos de mercaderías. Casi parecía una suerte de reedición del 27-28 de Febrero de 1989, un “caracazo” tolerado, aupado y sincronizado que inevitablemente se asocian con propósitos electorales. Sin embargo la intervención militar impidió varios casos de intentos de saqueo, además la canalización de las multitudes ubicadas alrededor de los establecimientos unido a la presión gubernamental sobre los comerciantes a bajar los precios, lo que exacerbó un consumo especialmente de electrónicos, telefonía, electrodomésticos, juguetes, ropa y calzado, posiblemente el mismo de carácter estacional esperado para unas semanas más tarde.
Con las compras a precios impuestos por los operativos bajo conducción militar, los inventarios se han agotado prematuramente; inmediatamente se constituyó una empresa para el manejo de las importaciones que suponemos las que están en curso en un primer momento, y las posteriores que han de ser especialmente de China. Por otro lado, se suscribieron convenios con empresas internacionales y nacionales de la electrónica avanzada, casó la coreana del sur Sansumg, y de electrodomésticos, caso Mabe, para constituir empresas mixtas para el ensamblaje.
La relación de estos productos de vanguardia tecnológica en electrónica con los militares, nos permite hacer una reflexión algo diferente de lo que estamos viendo en esta cruzada militar de participación en apoyo al ensamblaje, mercadeo y distribución de productos. Veamos la vinculación militar con una de las maravillas tecnológicas de este tiempo, que cada vez un mayor número de venezolanos lo lleva en su bolsillo, nos referimos a los teléfonos inteligentes, los ya populares I Phone Apple, Samsung, Blackberry.
Estos versátiles aparatos condensan en su pequeña dimensión varios de las más vanguardistas novedades tecnológicos de esta era, a saber: el Internet, el siri, la comunicación celular, el GPS, el microchip y “touchscreen”.
A propósito de los militares, todos estos logros tecnológicos fueron resultantes de las solicitudes, financiamiento y convenios de instituciones militares en primer lugar de los EEUU, así también del Reino Unido, con centros de desarrollo e investigación.
-El internet y el siri se vincula con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa responsable del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar.
-El caso de los microchips y la integración de circuitos fue conceptualizada por el científico de radares Geoffrey W.A. Dummer (1909-2002), que estaba trabajando para la “Royal Radar Establishment” del Ministerio de Defensa Británico.
- El GPS –Sistema de Posicionamiento Global- desarrollado, instalado y empleado por el Departamento de Defensa de los EEUU.
- El “touchscreen” – la pantalla táctil-. Fue un desarrollo promovido y financiado por la Fundación Nacional para la Ciencia, que entregó recursos a la Universidad de Delaware, para este proyecto requerido por la agencia de inteligencia de los EEUU.
Como puede deducirse hay diversas maneras de ver a los militares en su relación con las tecnologías y los equipos que brindan comodidad y mejor calidad de vida a los ciudadanos y las sociedades, por un lado concebir, promover y financiar nuevos usos para convertirlos en instrumentos al alcance de las personas y las instituciones. Por nuestros lares, vemos que la militarización se expresa en facilitar que estos productos procedentes de los países que los conciben y manufacturan, sirvan para reponer los anaqueles vacíos de nuestros establecimientos comerciales y contribuir a aquel tipo de felicidad humana que consiste en ir de compras; y que solo se puede acceder a ella a través de las tiendas comerciales (en otras palabras, del mayor consumo).
Se puede ver en este artículo que hay varios tipos de militarización, ambas asociados al imaginario burgués del consumo, una desde la perspectiva dominante y la otra del dominado.
hector.lucena@gmail.com
@hl_lucena
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