La búsqueda de productos de la dieta básica y del consumo hogareño se mantiene como una de las actividades cotidianas del venezolano. Los índices de escasez rondan el veinte por ciento según lo reporta el BCV, pero en ciertos productos ha de ser mucho más ya que apenas llega alguno de ellos a los establecimientos comerciales se forma una algarabía, conformando colas en el mejor de la casos para administrar el desespero, ya que de lo contrarios son trifulcas y tensiones entre los ansiados compradores, que han llegado al extremos de casos de empujones, discusiones, peleas y violencia por hacerse de los dos litros, kilos o paquetes por comprador.
Los análisis y opiniones sobre esta situación abundan. Es del interés para la orientación de esta columna apuntar hacia una preocupación constante de nuestro enfoque, como es tener presente los sistemas productivos. El problema descansa en varios factores, pero es sumamente notorio que no estamos produciendo lo suficiente para satisfacer las necesidades básicas del venezolano. Téngase en cuenta que los productos alimenticios y básicos en situación de escasez son de un procesamiento manufacturero sencillo, de un modesto valor agregado. No se trata del caso igualmente dramático de la escasez de equipos y repuestos, para el normal funcionamiento de las unidades para tratamientos oncológicos, sobre los cuales se reportan paralizaciones en varios centros de salud.
Lo que evidencian las situaciones de desabastecimiento en cuanto a los sistemas productivos es un estado de colapso. Si bien existe el recurso de las importaciones, que han venido intentado resolver el déficit productivo interno, hay que destacar la fragilidad del sistema económico que sólo tiene un producto que le proporciona divisas, en tanto todos los otros más bien se la demandan para su normal funcionamiento. Es cierto que el producto en el cual descansa la sobrevivencia del modelo económico disfruta de un excelente precio en el mercado, más de USA $ 100 el barril cuando sus costos apenas representan no más del 15%, por eso se dice que el mejor negocio del mundo es una empresa petrolera bien administrada y el segundo en ese ranking es una empresa petrolera mal administrada.
La estabilidad y futuro del modelo económico que descansa en la exportación de un solo producto, y se ve obligado a depender de importaciones para sus necesidades más elementales, es sumamente delicada. Quienes dirigían la política petrolera hasta el momento de su nacionalización en 1976, dejaban en manos de las transnacionales las actividades operativas, y exigían el pago de los impuestos y de las regalías o "royalty". Un esquema sencillo generalizado en casi todos los países exportadores de petróleo. Sólo dos países se habían atrevido con anterioridad a nacionalizar su explotación petrolera, con consecuencias políticas y económicas lesivas al interés nacional, al menos en una primera etapa. Así fueron los casos en Mexico -1938- y en Iran -1951-. Cuando en Venezuela se toma la misma decisión, la naturaleza de este negocio había cambiado, especialmente por la ya existencia y efectividad de la OPEP, entidad clave en los incrementos de precios que permitieron que Venezuela estatizara esta actividad.
En los años que corren de la estatización en 1976 hasta la confrontación abierta entre los conductores operativos de este sector y el gobierno nacional, por los hechos ocurridos en el 2002, el Estado venezolano tuvo una postura moderada en el uso del petróleo como recurso para una política de expansión internacional. El suministro a los EEUU y otros países del primer mundo era el eje del negocio, con dos importantes complementos, la internacionalización y el Pacto de San José. La primera era del propio interés de las exportaciones petroleras venezolanas, que buscaban asegurarse garantías para los tipos de petróleo de los yacimientos locales, de ahí la adquisición de refinerías, depósitos y sistemas de distribución en América del Norte y Europa. La segunda estrategia un tanto más política, el Pacto de San José que juntó con México llevo a asignar determinadas cantidades de barriles de petróleo a precios preferenciales, a países de Centro América, luego extendido al Caribe.
En la presente etapa el petróleo ha sido el elemento clave de una política exterior expansiva en la búsqueda de nuevas alianzas geopolíticas, que reduzcan la dependencia del negocio petrolero de los antiguos clientes. Aunque las exportaciones a los EEUU siguen siendo de lejos las mayores, a una enorme distancia de las destinadas a China que se ubicó como el segundo destino en importancia.
Hay que destacar que las políticas expansivas de los países que las emprendieron a lo largo del último siglo y medio, estaban orientadas por la búsqueda de mercados para sus productos y de materias primas para sus sistemas productivos. Se trataba de una alianza entre los conductores de los Estados y el capital de esos países del primer mundo que llevo a posicionarse en América Latina y el Caribe, Asia y África, influyendo en sus políticas y economías.
La expansión venezolana de la última década y media, tiene una característica inusual al comparar con los procesos expansivos de los países del primer mundo, el que la burguesía no ocupaba ningún papel. Sus promotores suelen negar la existencia de una burguesía nacional en el sentido de haber construido un sistema económico, la consideran más bien dependiente de los ingresos petroleros y de poca iniciativa. En ese sentido se puede más bien asemejar a la expansión de la URSS después de la II guerra mundial, que reposaba solo en el interés del Estado soviético, en donde lo político era determinante dada la situación de las tensiones que acompañaron la guerra fría. Los soviéticos tenían una confrontación por la bipolaridad de entonces, que como se sabe ceso en 1989 con la caída del muro de Berlín.
En nuestro caso la expansión pretendida era la búsqueda de vínculos y relaciones mas que comerciales, eran también de naturaleza política. Por un lado vender petróleo no requiere ningún "marketing", todos los países lo requieren, y por otro lado si no teníamos otros productos y servicios que ofrecer, lo que queríamos más bien era comprar, pero productos que no tenían complejidad alguna en conseguirlos. Más bien nuestra expansión fue para dar facilidades a los demás países y abrir nuestro mercado a productos que producíamos e incluso llegamos a exportar, que son los mismos que hoy mantienen en zozobra al consumidor nacional por su escasez. ¿Cómo se repara esto?
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