lunes, 16 de mayo de 2011

TRABAJADORES CIUDADANOS

Nuevamente y por quinto año consecutivo la Fundación Universitas convoca a un congreso internacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Isla de Margarita. Más de quinientas personas desde distintos rincones de la geografía nacional, interesadas en estos temas respondieron a la convocatoria.

Los jóvenes organizadores directivos de Universitas han tenido éxito en esta iniciativa. Un esfuerzo eminentemente privado, sin el patrocinio estatal, al cual adhieren algunas instituciones académicas, más bien prestando sus logos para figurar en el material impreso.

El programa abordado lo dominan los temas del Derecho del Trabajo, y más bien la Seguridad Social aparece como un acompañante de bajo perfil.

En los temas del Derecho del Trabajo se destacan aquellos que son del interés para la práctica judicial; es decir para la relación de los profesionales de este campo con las instituciones de la administración de justicia. Obviamente atendiendo el interés de sus representados, sean empresas o trabajadores.

La vedette temática del evento fue a nuestro parecer los llamados derechos fundamentales laborales acompañado de los derechos inespecíficos laborales. Es una discusión fresca y motivadora que alienta a tener muy en cuenta que el trabajador en los centros productivos es antes que nada un ciudadano, un ser humano, que integra en su persona los derechos alcanzados por su condición de ciudadano, con los que en el centro productivo emergen por su condición de trabajador asalariado dependiente.

Que al tiempo que se reclama por ejemplo un salario justo o una libertad sindical para el desenvolvimiento de su organización que lo representa, también es un ciudadano que es portador de un derecho a expresar libremente su pensamiento, a no ser discriminado por razones de su pensamiento o ideas políticas, religiosas o por el color de su piel.

El énfasis de este tema descansa en prestar atención al individuo. Interesante el asunto, en tiempos que se pretende subsumirlo en categorías colectivizadoras, que si bien se acompañan de la oferta de una sociedad superior en reconocimientos y en bienestar, mientras tanto el individuo es ahogado por la carrera que ha de llevarlo a la meta superior.

En esta carrera por una sociedad superior se corre el riesgo de sacrificar a los individuos. Que la meta superior es más importante que ellos, ya que a la larga la igualdad y la equidad que se buscan, al lograrlas compensarán con creces el haber rendido lo individual a lo colectivo. Es una vieja discusión que va y viene.

En los ámbitos productivos parecería estar la clave de la construcción de la sociedad. Se ha considerado desde determinados enfoques que el trabajo es lo esencial en la vida humana. Pero con la traída al debate de los llamados derechos inespecíficos laborales, y colocarlos frente a frente con los derechos laborales que en esta particular reflexión llamaríamos tradicionales, y que determinan que el operario u obrero de producción, o la oficinista del área administrativa porta en su persona, la condición de ciudadano, de vecino, de miembro de una organización política, religiosa, educativa, o una organización no gubernamental veladora de los derechos humanos, todo ello da lugar a que el trabajo y las otras instancias de vida y participación de la gente se integran y confunden.

El patronato autoritario, vertical, unilateral, desconsiderado e indiferente al avance social de los ciudadanos trabajadores tendrá más dificultades, que aquel que concilia y reconoce en la relación con la fuerza de trabajo que comparte con él el quehacer productivo, la clave del progreso de ambos.

Luce como que esa integración apunta al progreso y una mejor convivencia tanto en el mundo del trabajo y de la vida en general. Veremos si los patronos públicos y privados, respetan el desarrollo humano y social ya alcanzado en los textos constitucionales y legales.

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