domingo, 3 de abril de 2011

REMUNERACIONES: RESPETO ESTATAL Y AUTONOMIA DE ACTORES

Continuamos sobre la política de remuneraciones. En esta ocasión se trata de destacar que una economía inflacionaria requiere una revisión de los ingresos, con una frecuencia que al menos mantenga el poder adquisitivo de los trabajadores; lo que lamentablemente no viene ocurriendo en el país. Se producen estancamientos que sólo son alterados por la revisión del salario mínimo, y que en cierta medida empuja hacia arriba los salarios cercanos al mínimo. Pero todos aquellos que están al menos un 50% por encima tienden a quedar iguales. De aquí que cada vez se tiene a una mayor cantidad de trabajadores ganando el mínimo.

Se plantea la necesidad de la revisión de todas las escalas al menos una vez al año, y que los compromisos adquiridos se vayan aplicando a lo largo de esos doce meses. Es lo que ocurre usualmente en las grandes empresas con un normal funcionamiento de sus políticas de remuneraciones.

A modo ilustrativo veamos el caso argentino, de paso es el único país de América Latina que también plantea un panorama inflacionario para este año al señalarse una expectativa de un 25%, algo menos del caso venezolano. Ya sabemos que el resto de los países de la región tienen expectativas inflacionarias de un sólo digito.

Pues bien, en Argentina hay un estimulo abierto y genuino al desarrollo de las relaciones colectivas de trabajo. Como se sabe la crisis del 2002, luego del “argentinazo”, que derivó inmediatamente en una devaluación de 200%, al pasar de la paridad un dólar igual a un peso, y en enero de ese año se pasó de un dólar igual a tres pesos. Y que casi una década más tarde la paridad solo se ha movido a una relación un dólar igual a cuatro pesos, un 33% más.

En nuestro caso la paridad en enero de 1999, un dólar nos costaba Bs 570 (sin control de cambios). Doce años más tarde nos cuesta siete y media veces más, pero con control de cambios, y fuera de éste hablaríamos de quince veces más.

En este escenario económico y laboral referencial, véase la política de remuneraciones basada en las relaciones colectivas de trabajo. Los más importantes sectores productivos negocian anualmente sus convenios, y ellos dan la pauta para los sectores más pequeños y para el conjunto de las remuneraciones, además sirve para controlar las expectativas. En ese orden se acaba de cerrar la negociación de los camioneros.

El Sindicato de Choferes de Camiones, las Cámaras empresariales y Gobierno, anunciaron luego de veinte días de negociaciones, el acuerdo salarial de 24% para todos los trabajadores del sector. Pagándose 12% en julio, 6% noviembre y 6% marzo del 2012. Beneficia a 180 mil trabajadores y es una referencia para el resto del sector privado. Además del aumento de remuneraciones en un 24%, otros beneficios contractuales llevan el incremento del ingreso a un 30%. Resultado, el salario mensual de un chofer que recorre la ciudad de Buenos Aires superara los 7500 pesos al termino del convenio (El País, Pag /12, 31-3-11). Si lo convertimos a dólares sería $ 1.750 (1 $ Usa = 4 pesos). Para los que han viajado a Argentina, saben que el costo de vida en ese país es menor que en Venezuela. La calidad de vida de sus trabajadores la envidiamos.

Esta experiencia laboral argentina está sustentada en elementos políticos y económicos fundamentales. Primero una política estatal que fomenta las relaciones colectivas de trabajo, que respeta al movimiento sindical y empresarial, que no perturbe su autonomía para que aborden y acuerden estos temas; y que el Estado sea garante del cumplimiento de los mismos. Segundo unas organizaciones gremiales tanto de trabajadores como de empresarios, que se sustenten en la unidad y tengan el músculo para comprometer a sus colectivos representados. Estas asignaturas están pendientes en nuestros escenarios.

Hay un largo camino que recorrer para que el liderazgo de los trabajadores no se confunda con los roles de Estado y de los patronos, especialmente cuando el patrono es estatal; lo que no es un asunto menor, en un país que cuenta con un 20% de la población formal trabajándole al Estado. Una muestra de este problema se observa a propósito de protesta de trabajadores en funciones de inspección de Sidor, que dado un aumento de remuneraciones por la aplicación de tabulador fueron ignorados. Ante lo cual, el máximo directivo de su sindicato responde a entrevista periodística “¿Cómo le vamos a dar un aumento si a ellos ya se les dio en el 2008?” (Correo d Caroní, 30-3-11).

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