Los conflictos laborales tienen como propósitos lograr determinadas reivindicaciones o preservar derechos o conquistas del interés del colectivo laboral. Vinculación con aspectos políticos, por supuesto existe. Las clasificaciones clásicas establecen que estos pueden ser de naturaleza económica o de intereses por un lado y de naturaleza jurídica o de interpretación por el otro. Aunque usualmente hay un solapamiento de una y otra dimensión, lo importante es apreciar que es lo relevante en la motivación que lleva a las acciones de protestas o reclamo. El predominio de una u otra dimensión es importante porque ello influye en la determinación de los mecanismos institucionales para su tratamiento. Como se sabe existen instituciones y mecanismos para abordar los conflictos, desde lo más inmediato como es al interior de las propias organizaciones productivas y sus actores colectivos, hasta lo más elevado como es llegar a la misma Presidencia de la República, pasando por las instituciones de la Administración del Trabajo y de la Justicia Laboral.
El proceso anterior ha venido perdiendo su capacidad orientadora en la clasificación y determinación de las instancias que han de atender los conflictos laborales. Se plantean algunas propuestas explicativas. En primer lugar la creciente situación de conflictividad general que se observa en la sociedad venezolana. En otros momentos se ha destacado como han venido creciendo consistentemente las diversas manifestaciones de conflictos, y como en esas estadísticas las motivaciones relacionadas con el trabajo se ubican recientemente como la primera causa de conflictos. En el lapso Enero-Marzo del presente año 2011, se registran 553 protestas, más del 40% de ellas son laborales –Provea-. El Ministerio del ramo se dejó quitar la iniciativa, ya que hace muchos años dejo de informar sobre conflictos colectivos.
Lo segundo es que estas manifestaciones de conflictos se han salido de los espacios tradicionales para su abordaje y resolución, como son los mecanismos de Relaciones de Trabajo o Relaciones Laborales. Cabe referenciar la experiencia Argentina -el “argentinazo” dic 2001-, la conflictividad social alcanzó sus niveles más altos; pero en la medida que se fue restableciendo y consolidando una política laboral incluyente y dialogante, ocurrió una evolución llamada “de la protesta social a la protesta laboral”. Evidenciando un notable avance, ya que esta última brindaba a las involucradas oportunidades de oírse, negociar y acordar. En tanto la protesta social se caracterizó por el desconocimiento de las instituciones y mecanismos para abordar y buscar soluciones.
En lo tercero se plantea preguntarse porque ocurre lo anterior, ¿Por qué no se mantiene el conflicto y su solución en los límites de los mecanismos de Relaciones de Trabajo? Inevitablemente hay que señalar que estos mecanismos han venido perdiendo capacidad de resolución y efectividad. Aquí es determinante el tema de la violación de los acuerdos colectivos. Se ha perdido el valor del compromiso, de la palabra, de la firma.
Una cuarta propuesta explicativa, es que la protesta laboral se ha tornado en una actividad riesgosa. Se tienen cientos de casos de personas criminalizadas por participar en protestas laborales. En mucho de los casos, no se trataba de una protesta por aspirar nuevas conquistas sino el cumplimiento de lo pactado. En cuanto a la protesta social en su conjunto, se registran dos mil quinientas personas criminalizadas.
Un capítulo específico en el carácter riesgoso de la actividades sindicales, se grafica en los cientos de dirigentes sindicales exterminados por vía de sicariato, sin que se responda desde el Estado por esta situación. Ahí están las interrogantes por ser respondidas: ¿Quiénes son los exterminadores? ¿Por qué la inercia estatal en el emprendimiento de investigaciones?
En este contexto, nos encontramos con las huelgas extremas, aquí se incluyen las huelgas de hambre y las “huelgas de sangre”. Protestas en donde el huelguista se expone a riesgos en el momento y en su futuro. En este mes de Abril, 90 personas, en diversas manifestaciones están en huelga de hambre. Compárese con que en el 2009 fueron 85 y el año pasado 98. Han involucrado a trabajadores petroleros, cementeros, universitarios y de la salud.
El segundo tipo de protesta, -“huelgas de sangre”- proviene de los ambientes carcelarios, que en nuestro país son sitios de depósitos de personas - E Gómez Grillo- , en donde lo extremo y lo insólito ocurren como en ningún otro ambiente humano.
Un contrato colectivo vencido en el 2002, unos salarios de apenas 1.2 salarios mínimos para profesionales de la enfermería con niveles de Técnico Superior Universitario y Licenciaturas, el no reconocimiento de la antigüedad y la experiencia para diferenciales salariales, más la falta de diálogo y un trato despótico desde las esferas de poder, abonan para que sus protestas hayan llegado a niveles extremos.
sábado, 16 de abril de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario