Iniciando un nuevo año nos planteamos hacer una nota que otee la perspectiva de el transcurso de este año que empieza.
Es bien sabido que la vida productiva demanda condiciones para que transcurra de manera armónica y eficiente con satisfacción para quienes participan en ella, y que se traduzca en resultados competitivos y de mejoras en la productividad, y consecuentemente en mejores salarios, empleos y bienestar. Y para lograrlo no todo ello reposa solamente en la voluntad de la gerencia, de los profesionales y de los trabajadores en general, es necesario que exista un contexto, un ecosistema que favorezca la confianza a todos los comprometidos en el esfuerzo laboral, sean individuos, los grupos, las organizaciones y toda la gente relacionada. Es decir, que es necesario un ambiente con instituciones que brinden confianza a los actores y al conjunto de la sociedad. Nos referimos al ambiente de libertad y de respeto, que nos sintamos ser parte de un verdadero Estado de derecho, en lo que concierne a lo que tengamos que cumplir o demandar.
Se destaca lo anterior, por que transcurre la vida venezolana en un ambiente de restricción creciente de libertades, de no tener la confianza para acudir a instancias cuando toca para plantear o exigir reglas claras. Es entendido que el trabajo es un factor de producción bien diferente a los demás, como materia prima, capital, recursos naturales, que no tienen emociones. Por tanto el buen trato entre empleador, gerencia, trabajadores y sus organizaciones, constituyen un ecosistema propio, sensible para la mejor cooperación, que redunde en estabilidad, innovación y generación de riqueza.
Se vive en un estado que ha restado confianza a quienes tanto en el país y como del exterior quieran invertir; especialmente el dinero bien trabajado exige retornos que demandan seguridad jurídica, más aún si son negocios que no dan un retorno inmediato, que requiere construcción de instalaciones, de capacidades y pasos cuidadosos para sostener la adhesión de los involucrados y el entorno.
El sistema productivo ha venido experimentando pérdidas, por ello se han ido y se siguen yendo empresas casi todas han reducido su tamaño minimizado sus actividades, por su parte los trabajadores han perdido empleos, ingresos, beneficios cláusulas contractuales y prestaciones sociales. Ya van más de ocho millones de venezolanos que se han ido corriendo y con no pocos riesgos, pero para quedarse no veían suficientes expectativas positivas.
Está planteado reconstruir confianza, se sabe que las relaciones laborales no constituyen un conjunto de prácticas autónomas, que determinen las condiciones económicas y políticas para funcionar, es más bien a la inversa, son esas condiciones el contexto en el cual funciona la relaciones laborales. Y ellas de estar funcionando el país, al menos normalmente y en condiciones de estabilidad y confianza, tienen la virtud de que dinamizan los compromisos, la confianza y la relación entre las partes. Hay un relato común en el cual las partes siguen, cuando funcionan las relaciones laborales, incluso independientemente que el relato de la empresa y el relato de los trabajadores tenga matices diferentes en algunos aspectos, pero que el centro del mismo es un relato común, como es preservar la empresa, preservar el empleo, que mejoren las condiciones de trabajo, que los productos o servicios que se prestan a la sociedad sean competitivos, tengan prestigio, sean reconocidos, se trata entonces de elementos comunes del relato.
Se entiende que las relaciones de trabajo son al mismo tiempo relaciones de poder, el cual está muy desigualmente distribuido, hay mucho poder del Estado al lado de los factores productivos, además la agresión sistemática hacia las organizaciones autónomas laborales ha dado lugar a que el movimiento sindical este viviendo su peor momento de debilidad en la historia de los años que arrancaron con la recuperación de la democracia el 23 de Enero de 1958. Hay dirigentes sindicales presos y criminalizados, con régimen de presentación, otros que ya lo fueron y están en libertad, pero están marcados por el trauma de haber sido víctima de esos procesos arbitrarios que tuvieron o tienen repercusión por las acusaciones y hostigamiento experimentado. Por cierto, en nuestro estado Carabobo hay casos absolutamente ignorados. El Foro de Diálogo Social con participación de los actores sociales, Gobierno y la OIT, es un espacio en donde se persevera y se espera que obtenga respuestas en el tema de las libertades, tan necesario para las relaciones de trabajo.
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