Entre los seguidores del curso del acontecer económico venezolano, hay consenso en reconocer que este gobierno no tiene la capacidad de reparar el daño que ha realizado. La acumulación de errores y desaciertos, han configurado un nivel de deterioro que este país es hoy otro diferente al que 20 o 30 años atrás conocimos.
¿De cuales seguidores hablamos? de varios tipos, tanto los que están inmersos en los asuntos económicos, sea por razones académicas, entre los cuales están lo que algo teorizan y los que hacen descripciones de diversos aspectos del funcionamiento del campo. Pero también hay seguidores prácticos, como los que están conduciendo organizaciones productivas, de asesorías, de gremios, los divulgadores. En fin, un espectro amplio.
Y ¿qué de la gente que está en el gobierno? De paso, es bastante ya que el aparato burocrático gubernamental ha crecido frondosamente. Y todas las organizaciones que se encontró al inicio de funcionamiento descentralizado, les quitó tal carácter, así que por supuesto todo lo creado, expropiado, intervenido, confiscado, de cualquier manera ha pasado a su control. Las posibilidades de expresión no son sin precio, tienen su costo, que van desde el acoso, el señalamiento, el congelamiento de ascensos, las jubilaciones anticipadas, la discriminación, el despido, y hasta la represión.
Pero dentro del aparato burocrático, quiénes ahí laboran logran ver de cerca las actuaciones irregulares, injustas y discriminatorias en la forma como se manejan los recursos públicos. Digno de apreciar, el que algunos sectores de trabajadores al servicio del Estado, han logrado preservar su capacidad de crítica y de movilización para dar a conocer los desmanes que ven cotidianamente, tal es el caso de quienes trabajan en salud y educación, como los más extendidos en todo el país.
Los trabajadores al servicio del Estado, aprecian que quienes han destruido y lo siguen haciendo no es para crear organizaciones y sistemas de funcionamiento mejores, más modernos, más eficientes; como la llamada “destrucción creativa”, del pensamiento de J Schumpeter, que sustenta los cambios de paradigmas productivos.
Quienes trabajan para el monopolio de la electricidad, y que a pesar de todo aún persisten cumpliendo sus labores, reconociendo la exacerbada huida de trabajadores de esta empresa, por no compartir con la manera como se ha manejado, saben que los apagones se explican por razones muy diferentes a las inventadas por el gobierno, y que cuando esos trabajadores lo han expresado han corrido hasta con el precio de su vida, su libertad y su empleo.
Entonces, estamos en un nivel del proceso de deterioro, que los que gobiernan, que sí tuvieron la capacidad de destruir, no tienen la capacidad ni la voluntad de reparar. Que su visión ideológica los llevó a actuar de un modo que destruyeron lo que teníamos, pero que a cambio no construyeron, y por eso estamos en esta catástrofe.
Los que se han separado del régimen de Maduro, y se auto identifican como chavistas, se les hace difícil reconocer que los errores que nos han llevado a donde estamos, no empezaron con Maduro. Lo que sin duda ha ocurrido es que éste los aceleró, a partir del 2014, la baja de precios petroleros y lo mas importante la disminución de la producción por el mal manejo de la industria, y por otro lado, parte de ella hipotecada con cubanos, rusos y chinos. Total, menos recursos para atender las necesidades nacionales, aparte del festín sin rendición de cuentas de la clase militar-civil que gobierna. Esto igual puede decirse si hablamos de energía eléctrica, suministro de agua, producción de alimentos, de manufacturas o de servicios, todo ha sido regresivo. Por eso el PIB, que llegó a alcanzar cerca de 350 mil millones de US$, hoy apenas llega a la mitad, con tendencia a la baja.
Se oye también a personas de buena fe, decir que en el régimen hay tanto nivel de maldad, por lo que deliberadamente se destruye infraestructura, se destruye el tejido productivo, los bienes de la república, los recursos naturales, en fin se hace todo tan mal, para que la gente se desanime, se vayan del país, y cunda el desengaño, y que al final lleguen a la conclusión que quienes dirigen se quedarán indefinidamente, no sea posible expulsarlos. Sobre esto, hay que reconocer que la desinformación no deja de ejercer influencias, igual el control de todo el aparato divulgativo. No se clarifica viendo TV; igual leyendo prensa nacional, ya no hay, y la que existe viven de avisos oficiales y por tanto más que divulgar, hacen propaganda; oír emisoras, las pocas que incluyen algunos programas críticos, viven más preocupadas por mantenerse, y se ven obligadas a auto-censura. El gobierno atosiga de propaganda al país, cadenas casi a diario, control de cientos de emisoras, decenas de canales de TV; condicionamiento para entrega de bienes de la minimizada política asistencial.
Finalmente, ¿Cómo entonces recuperamos el país? condición primaria erradicar el actual régimen. Y junto a ello, reconocer la magnitud del daño, construir medidas de emergencia para detener el deterioro, ya que con lo ya destruido hay persistencia de una inercia destructiva, pero también se cuenta con el entusiasmo de las más amplias mayorías de recuperar el país, que es el espacio de vida, de familia, de futuro, de construcción para todos, de erradicación de vicios y prácticas ya claramente vistas como dañinas. Todo esto requiere un alto nivel de madurez política, que hasta este momento no se había mencionado en este breve artículo, pero el mal que ha azotado a este sociedad vino por ese flanco de la inmadurez política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario