Tratar el tema relaciones laborales en época de inflación como parte de una muy compleja situación que vive la sociedad venezolana en sus dimensiones tanto económicas como políticas, es una oportunidad para formular planteamientos de un debate necesario. Téngase presente que en estos últimos tres años los ingresos y los ahorros de los trabajadores se han volatilizado. El empobrecimiento es general. Entonces ¿Qué pueden hacer las relaciones laborales para proteger a los trabajadores y, para ser parte de un sostenible y autentico desarrollo productivo?
A quienes viven del trabajo, todos los meses le son reducidos sus salarios al ocurrir una inflación que viene superando mensualmente los dos dígitos, en tanto apenas solo se ajustan regular y unilateralmente los salarios mínimos, sin que ello implique una revisión en concordancia con la inflación. Y en cuanto a todos los demás niveles salariales, estos son revisados para largos períodos de dos y tres años en el marco de una contratación colectiva que, de paso en el ámbito del gran empleador -Gobierno-, se hace retrasada y cargada de obstáculos y exigencias para disminuir la capacidad negociadora de las organizaciones de los trabajadores.
Hoy, tener y desempeñar un buen trabajo no garantiza ingresos para poder adquirir los bienes esenciales, ya que se presentan las siguientes disyuntivas: una, se invierte un considerable tiempo para tratar de conseguirlos y, entonces, se descuidas el trabajo o fuente de ingresos, demás decir que se limita un mejor uso de tu tiempo libre; y otra, no invierte en tiempo, sino que al pagar la especulación de los mercados negros, el ingreso se vuelve polvo cósmico.
Quienes han gobernado desde 1999 hasta el presente, 17 años, formularon un discurso y alentaron proposiciones redistributivas que beneficiaron a los sectores de menores ingresos, lo que en una primera etapa incidió favorablemente en la reducción de la pobreza. Desde círculos de analistas e intelectuales, tanto del país como de la región, veían con interés algunos ensayos de políticas que sustentaban esta redistribución.
Pero la dedicación casi absoluta del régimen a lo político y, particularmente a lo electoral, que lo privilegió y ejecutó con especial habilidad, ya que era básico para preservarse en el poder, se descuidaron desde sus inicios los aspectos productivos de bienes y servicios. Si bien, algunas medidas unilaterales desde el gobierno generaron tensión en las relaciones con los empresarios y los sindicatos, que llevaron a éstos a protestas abiertas desde fines del año 2000 y se extendieron en los siguientes dos años, los liderazgos organizados en Fedecámaras y en CTV fueron derrotados en el enfrentamiento con el Gobierno a principios del 2003.
Por otra parte el Gobierno no se detuvo en promover a otros actores empresariales y sindicales para obviar a estos gremios históricos, y por tanto desarrollar acciones que lesionaron a sus directivos, sino a las organizaciones afiliadas y lo más importante, al propio sistema productivo.
La promoción de otras alternativas sindicales, ha pasado primero por promover la Unión Nacional de Trabajadores que, en un primer momento, contribuyó a disminuir los espacios de la CTV, pero que al pretender y reclamar autonomía, fue castigada y estigmatizada por la visión autoritaria oficialista, que optó por levantar otra alternativa sindical, cuya función es defender al gobierno, ya que con ello afirma defender a los trabajadores.
El gremio empresarial debió jugar a un bajo perfil por varios años,para resistir las arremetidas del Gobierno. Al final se ha podido recuperar en cuanto a su unidad interna y su imagen ante otros interlocutores políticos, sociales y económicos, y por ello, los intentos de parte del régimen de promover otros gremios empresariales han sido más bien frustrantes, ya que privilegiaron funciones de gestores de préstamos y ventajas particulares en la relación con instancias burocráticas oficiales. No lograron la condición de alternativa gremial a los gremios históricos de los empresarios.
Pero sí fue efectiva la acción gubernamental es lesionar al tejido productivo nacional. Empresas fueron castigadas con estrictas medidas legales que restringían la operatividad, con controles, inspecciones y sanciones, y un trato discriminatorio con respecto a las empresas bajo la gestión estatal, así como las establecidas en convenios con otros países. Además fueron preferidas en el acceso a divisas preferenciales para hacer masivas importaciones y compras con amplia y discrecional intervención estatal. Rápidamente el país acrecentó sus importaciones en desmedro del aparato productivo nacional. La lucha contra la pobreza detuvo sus avances, porque se carecía de la producción suficiente para continuar sosteniendo el asistencialismo.
Hoy cuando el consumo para satisfacer necesidades básicas de las personas, familias y de los productores en cuanto a sus insumos y materias primas está en situación de escasez, da lugar a un acrecentamiento explosivo de la inflación, la que al lado de la recesión nos ubica en un crítico estado de estanflación. De alta inflación conocíamos que momento en que se implantaron programas de ajustes macroeconómico, que buscaban resolver problemas estructurales. Así lo vimos en los segundos gobiernos de Carlos A Pérez y Rafael Caldera.
El año 2015 es el tercer año consecutivo con decrecimiento, situación nunca experimentada por la sociedad venezolana; por tanto, la inflación no responde a un programa estructurado de ajustes de variables macroeconómicas planteadas para corregir desequilibrios y con lapsos, cronogramas y atención programada a sectores en situación de desventaja, sino lo contrario, lo más perverso que es dejar a que se desate una lucha de la población entre los pobres y los nuevos pobres, entre trabajadores, entre ciudadanos y hasta fratricida, todo por la supervivencia en acceder a alimentos, medicinas, y otros productos y servicios básicos.
La situación para producir y consumir es insostenible, para la cual las puras relaciones laborales no tienen instrumentos, ya que requieren ser parte de un ambiente político y económico que hoy esta trabado. Es necesario un ambiente distinto al que vemos cotidianamente de abierta confrontación y negación a las proposiciones que disienten de las teorías y prácticas que nos han llevado al estado de postración económica y social. Su construcción y logro va más allá de las acciones de empresas y trabajadores en el sólo marco de las relaciones laborales, el escenario es más político.
1 comentario:
Saludos Profesor.
Publicar un comentario