Las convenciones colectivas son hijas de la libertad
sindical. En tanto esta experimente restricciones ellas se reflejan en el
desenvolvimiento de las primeras. Al
plantearse su análisis es necesario tener presente el contexto que permite su
evolución.
Lo
anterior se afirma por el marcado descenso que experimenta la negociación
colectiva en los últimos años, no
obstante que la situación económica no es de crisis. Salvo los años 2002 y
2003, con descensos pronunciados en los indicadores económicos, el resto de
estos años que corren del siglo XXI, no darían razones económicas al descenso
de las negociaciones colectivas.
| Las
negociaciones colectivas han venido paulatinamente reduciéndose. Veamos el
contraste, de los cerca de dos mil convenios colectivos alcanzados anualmente
en varios años de la década del setenta; en los que corren de 1999 al presente,
hubo dos años que apenas se superaron las setecientas negociaciones, 1999 y
2000, con 753 y 741 respectivamente. Se destaca que no obstante las dificultades
financieras de la economía venezolana en los años noventa, recuérdese que el
precio del barril del petróleo llego a bajar hasta ocho dólares, no obstante no
hubo menos de un mil convenios negociados y firmados en cada año. En los años
del presente siglo, el número de convenios negociados ha oscilado entre un
mínimo de 360 –año 2009- y un tope de 680 –año 2007- anualmente (Memorias del
MPPTSS).
En las relaciones de trabajo primero
surgen las organizaciones de trabajadores y luego las convenciones colectivas.
Para ambas instituciones un marco favorable para la libertad sindical es
imprescindible. El marco comprende varias dimensiones, pero es esencialmente
político. Es decir, que las fuerzas dominantes en una determinada etapa
histórica convengan en facilitar el desarrollo de estas instituciones. Por
supuesto que la conveniencia de las fuerzas en el poder está sujeta al peso de
las presiones y demandas de los diversos sectores. Promover un determinado
modelo, gobernar, mantenerse en el poder,
son razones y motivaciones que mueven a quienes están gobernando. Que
representan en ello la libertad sindical y las negociaciones colectivas es una
inquietud que se aborda en el presente documento.
Alienta
el análisis el hecho de haberse decretado por vía habilitante una nueva ley del
trabajo –Lottt-, y que introduce nuevas regulaciones al desenvolvimiento
sindical y al de las negociaciones colectivas.
En las
relaciones de trabajo venezolanas, la negociación y la convención colectiva se
instalaron positivamente en la práctica de los actores laborales directos. En los antecedentes de las negociaciones
colectivas se cuenta que es una institución que recibió su mayor impulso de los
años sesenta en adelante, al tiempo que se extendía la sindicalización en el
marco del fomento de la industrialización por sustitución de importaciones, y
de la instalación de las empresas básicas por parte del Estado.
Luego en los años setenta la
institución experimenta otro salto en su desarrollo al extenderse el mecanismo
en al ámbito de las entidades estatales. En los primeros años de la década del
ochenta, consecuencia de las primeras manifestaciones de dificultades
económicas, luego de varias décadas de crecimiento sostenido la institución se
resiente.
La negociación
colectiva está descentralizada, predomina la negociación por empresas; sin
embargo, existe un régimen legal que permite la negociación por rama de
industria, la cual se ha desarrollado discretamente. El escaso desarrollo de la
negociación por rama de industria va asociado al hecho de predominar como
unidad de organización de los trabajadores, el sindicato de empresa. Además,
los empleadores privilegian negociar por empresa, incluso en aquellos grupos
que están conformados por varias empresas vinculadas entre sí.
Se mantiene
como negociación más importante a nivel nacional de rama productiva, la del
sector de la construcción. Otros sectores practican este tipo de negociación,
pero no a nivel nacional, sino regional; tales son los casos de gráficos,
lavanderías, estaciones de expendio de gasolina; por cierto, se trata de
unidades productivas en donde predominan pequeñas y medianas industrias.
En las más
importantes negociaciones colectivas, como en la industria petrolera,
siderúrgica, hierro, empresas estatales en general, existe una notable
intervención política orientada a impedir la ocurrencia de conflictos como
consecuencia de las negociaciones colectivas. Estos contratos, tradicionalmente
ejercían una notable influencia en el resto de las convenciones colectivas. Hoy
innumerables centros de trabajo del ámbito privado exceden en los beneficios
salariales y económicos en general a aquellos, además de su mayor cumplimiento, en tanto en las convenciones
colectivas del sector público es traumático el desarrollo de las relaciones de
trabajo por el no cumplimiento de lo negociado.
¿Qué factores contribuyeron al
decaimiento de las negociaciones colectivas? En líneas generales el gobierno ha
sido poco amigable con el desarrollo sindical. En un principio entendió que el
sindicalismo era una base de sustentación del antiguo régimen, y por tanto
debía mantenerlo a distancia. Agréguese que el liderazgo sindical hizo causa
común con el empresariado en acciones de confrontación abierta con el régimen,
y de ellas salió derrotado. Ante el vacío dejado por el sindicalismo opositor,
el gobierno fomentó un sindicalismo propio, pero con limitada autonomía, que no
facilitaba el fomento de negociaciones colectivas como práctica reivindicativa
propia del movimiento.
En la próxima
contribución se analizará que plantea la nueva legislación laboral al respecto
¿continuará el descenso o habrá un repunte?
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