Nuestro país y en general la región Latinoamericana y del Caribe se caracterizan por ser la región más desigual del planeta. El fenómeno responde a múltiples factores. En la presente nota, se aborda lo que tiene que ver con la conciliación entre vida Familiar y Personal, y la vida laboral. Este tema fue objeto de análisis en reciente reunión de personas ligadas al mundo del trabajo. Un aporte importante fue brindado por María E Valenzuela coordinadora del estudio “Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social” editado por OIT y PNUD -2009-, que sensibilizó al colectivo para un interesante debate (de acceso libre en http://igenero.oit.org.pe/index.php?).
El tema tiene implicaciones amplias para la promoción de políticas y transformaciones en el mundo del trabajo. Es un tema que involucra a la Familia, al Estado, al Mercado, a las Empresas y a los Sindicatos. Tanto la Familia como el Trabajo han experimentado transformaciones que se requiere se vean reflejadas en las acciones de cada uno de estos protagonistas.
Así como el trabajo ya no es aquel que tuvimos en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, con predominio del contrato de trabajo a tiempo indeterminado, con estabilidad garantizada por la propia evolución y expansión de la economía, con convenios colectivos que se negociaban mejorando realmente la calidad de vida de sus beneficiarios. Por otro lado, tampoco la familia es aquella formada por parejas que se unían y mantenían un vinculo estable, con los roles del hombre proveedor y la mujer cuidadora.
La masiva incorporación de la mujer al trabajo en la calle, su conversión en proveedora, para traer a la casa un segundo y necesario ingreso, modifica el funcionamiento de la familia. Por supuesto esto está acompañado de familias con menor número de hijos, movilidades a otras regiones en la búsqueda de oportunidades. Las uniones han perdido estabilidad. Se multiplica la familia monoparental encabezada por una madre proveedora y cuidadora a la vez. Sin dejar de mencionar que en las familias de hombre y mujer, con ambos ejerciendo los roles de proveedores, no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento significativo en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas; ni se ha logrado reorganizar la vida social.
La temática exige un análisis detenido y amplio, que implica el Dialogo y el Consenso Social, que involucra a los actores mencionados en el segundo párrafo; en cuanto a la Familia, destacar las diversas expresiones de asociatividad en la que ella participa. Si bien los Consejos Comunales reciben el más amplio reconocimiento oficial, y gradualmente se vienen organizando en más y nuevos segmentos de la sociedad, este tema demanda amplitud, en ese sentido los modos oficiales y no oficiales, que la familia adopte para organizarse y expresar criterios y posiciones en torno a las necesarias transformaciones en esta materia han de estimularse.
Expropiaciones e Impacto en la Familia
Insistiendo en el tema Familia y políticas públicas, la reciente ola de expropiaciones viene trayendo consigo un dramático desasosiego e incertidumbre en el seno familiar. Si bien es positivo la opción de la expropiación de aquella entidad productiva que por alguna razón se paralizó y no se encontró una opción de reactivación en base al Dialogo y Acuerdos entre los actores centrales involucrados, como son los Empresarios y Trabajadores Organizados en Sindicatos, el papel del Estado en promover la actividad productiva y el empleo, le dan sentido a las acciones que no obstante su carácter polémico, atienden al interés general de la provisión de bienes y servicios a la sociedad y del mantenimiento de las fuentes de empleo. Aunque considerando que la crisis del ente productivo, pueda traer consigo que aún manteniendo los empleos, se pueda quebrantar los niveles de beneficios, hasta tanto los trabajadores en sus diversas categorías, con el apoyo de políticas públicas, logren la normalidad productiva quebrantada.
Pero la situación de la afectación de la vida familiar es aguda, en aquellos casos de expropiaciones o de amenazas a entes productivos que vienen desenvolviéndose normalmente en la generación de bienes y servicios, en el mantenimiento de los empleos, con calidad y beneficios, conquistados a los largo de trayectorias de la organización productiva y de los trabajadores con sus organizaciones representativas.
sábado, 6 de noviembre de 2010
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