Reciente conflicto suscitado en la Ford Motors -Valencia-, por el reclamo de una mayor cobertura de la póliza de Hospitalización, Cirugía y Maternidad, trae a la reflexión varios asuntos importantes, en las relaciones de trabajo. El conflicto paralizó de manera intempestiva la producción de esta ensambladora de vehículos, la cual en los últimos tiempos se había salvado de paralizaciones, hecho notable por ser un sector que presenta un historial de frecuentes conflictos laborales en los últimos tres años.
Una primera reflexión, es que los trabajadores no confían en los servicios que ofrece el Estado en esta materia. Esto no es nuevo, ya que las pólizas como objetivo y conquista laboral viene de los años setenta. Hubo tiempos de mejores servicios en los hospitales públicos, y otras entidades no lucrativas, como la Cruz Roja, Ascardio y otras entidades similares. Pero toca admitir que a pesar de los recursos inyectados al sector salud, los trabajadores no confían en ellos.
Otra reflexión es el hecho de que a los trabajadores reclamantes, que guardan una notable fidelidad con el proceso político en curso, es impensable acusarles de poner deliberadamente en entredicho las políticas públicas de salud.
De la reflexión anterior, se extrae una inquietud, y es la relativa a los paros intempestivos. Es cierto que en el movimiento de los trabajadores, las estrategias y los recursos para la presión son diversos y no sólo responden a aquellos que las empresas y el gobierno prefieran, pero hubo gestiones ante las autoridades del trabajo para abordar este asunto? y como se desarrollaron esas gestiones? que se aportó a la búsqueda de salidas? que aportó cada quién?. La recurrencia frecuente a los paros intempestivos evidencia señales peligrosas de incompetencia de la institucionalidad. Claro que ninguna institucionalidad para atender las normales controversias entre empresas y trabajadores es estática, por tanto ha de experimentar un monitoreo constante, para adecuar y hacer los ajustes. A quienes competa este asunto, hay que pedirles respuesta.
También el conflicto invita a reflexionar en los crecientes costos de los servicios de salud privados. En el caso que comentamos, la póliza era de 20 mil Bolívares (o 20 millones de los antiguos) y los trabajadores fueron al conflicto reclamando una cobertura de 80 mil, es decir cuatro veces más. Han sido tan acelerados los incrementos de estos servicios privados? Que dice la medicina privada?
Otra reflexión es la fragmentada actuación de los actores laborales, tanto empresas como sindicatos, en atender el problema. Es cierto que la negociación por empresa que predomina en el sistema laboral venezolano, no es una ventaja para atender problemas de la magnitud del que se comenta, pero parece existen suficientes razones para encarar el asunto en el marco de una política de análisis e intercambio, por supuesto esto requiere dialogo, y quién tiene en primer lugar la obligación de promoverlo es el Estado, y especialmente el Gobierno.
Los costos de los conflictos laborales al final de cuentas los pagamos todos, los productos se encarecen y escasean.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario