viernes, 26 de julio de 2019

LA ESCOGENCIA DE UN PRESIDENTE



 Dos décadas de traspiés económicos, agudizados al extremo en los últimos seis años, se reconocen que están conectados y determinados por la gestión de los años previos, nos obligan e incentivan a la búsqueda de explicaciones que satisfagan entender por qué llegamos al presente nivel de catástrofe. 

  Importante reconocer que admitíamos que no estábamos en un verdadero mundo feliz al inicio del período de la llamada revolución. Altos grados de insatisfacción llevaron a escoger libremente esa alternativa electoral, en un primer momento -1998- y luego reiterado durante varios años, que coincidieron con un aumento sostenido de los ingresos de los precios de las exportaciones petroleras, que si bien éstas no aumentaban pero si sus precios. 

  El régimen promovió políticas redistributivas del ingreso, que levantaron en los sectores más pobres la satisfacción de tener mas y no justamente por el mayor esfuerzo laboral. Se agregan los desaguaderos del manejo de mucho dinero sin control, el derroche y el ostentoso nuevoriquísmo por doquier, y que ello no levantó las alarmas en las instancias del llamado poder moral,  y por supuesto menos la aplicación de los correctivos ejemplarizantes y pedagógicos. Total, se generalizó el aprovechamiento de los recursos públicos, la impunidad a la vista de todos. 

  El régimen rápidamente se alejó de su propia carta magna, redactada a su libre albedrío y gusto en 1999, y de la mejor “constitución del mundo” pasó a requerir reformas para mantenerse en el poder, pero derrotada en un primer intento, de inmediato se fue a un segundo referendum, haciéndose de la deseada reelección indefinida su foco y objetivo, resultando un mal ejemplo para la vida democrática con la cual se valió para su ascenso al poder.  

  Llegamos a la muerte del líder de la revolución, y éste anticipadamente actuó como si fuera un rey sin una corte con la cual conversar los asuntos importantes, ni tampoco como cabeza de un partido con un conjunto de líderes y una estructura con quién consultar y hasta deliberar asunto de tanta dimensión, como la escogencia de su sucesor, todo sin mayores exigencias ni requisitos suficientes, aunque no por la pertenencia a la familia  real, pero sí por el color político. Modernamente, las familias reales en las monarquías existentes preparan rigurosamente a sus vástagos, los enseñan en los mejores centros académicos, y los refuerzan con profesores escogidos para brindar tutoría personalizada de alta calidad. Por otro lado, mas exigencias se ponen en práctica en cualquier empresa para el ingreso de un nuevo trabajador, incluyendo aquellas del sector público que intentaron preservar el ingreso de nuevos trabajadores tanto de base como de nivel profesional, libre de sectarismo y nepotismo. 

  Pero el escogido, en menos de un año dilapidó una clara mayoría electoral, y con ello perdiendo la legitimidad para iniciar el gobierno, ya que ostensiblemente se recurrió a oscuras maniobras electorales, que en algún momento serán conocidas y aclaradas. Los esfuerzos de recopilación y recursos presentados ante las instancias no produjeron ningún efecto, ya que se trataba de poderes públicos que habían dejado de tener la neutralidad para cumplir sus papeles constitucionales. A partir de este momento, las mayores torpezas gubernamentales nos llevaron a los peores resultados que pueda observarse en país alguno, cuya destrucción ocurre sin que medien guerras o cataclismos naturales. 

  Pero las realidades no siempre son vistas de la manera como las entendemos y describimos,  que pueden leerse en otros materiales mas extensos y localizables en la web, por lo demás sin compromiso con quienes gobiernan. Estos apelaron a la tesis de la llamada “guerra económica”, ya demostrado su poco valor explicativo, aunque aún los altos jerarcas la siguen repitiendo, con eco en muy pocos fieles seguidores, imponiéndose más bien la convicción de ver el manejo errático gubernamental  de camarillas con ausencia de las competencias, de la ética, de escrúpulos y de la seriedad que exige dirigir un gobierno. Los dogmas ideológicos sirvieron para cavar el foso en donde nos encontramos. 

  Y todo el desastre de la gestión de la revolución se ha hecho en nombre del pueblo, del socialismo, de la participación, nada más lejos de la realidad. Necesario auscultar en la esencia del gobierno y en sus actos, y se verá que  más bien se trata de camarillas militaristas que asaltaron el poder para su usufructo y ventajismo, que si bien barnizado con populismo y asistencialismo, gradualmente fue revelándose lo engañoso del discurso y lo repudiable de sus ejecutorias. 

hector.lucena@gmail.com    

lunes, 1 de julio de 2019

EL TRABAJO DEL FUTURO EN UN PAÍS EN EMERGENCIA



El trabajo del futuro es motivo de múltiples debates en ámbitos académicos, gubernamentales y de actores del mundo laboral. No es para menos dado los impactos de los profundos avances  tecnológicos en primer lugar,  los cambios demográficos en segundo lugar y el continuo crecimiento de los trabajos de cuidado de personas.

  También corren ya viejos debates con énfasis sobre el futuro del trabajo, cara más vinculada sobre la cantidad de empleos posibles de ser creados para la oferta de personas.

 La OIT en su centenario 1919-2019, ha atendido preferentamente este fenómeno, de ahí que su Comisión mundial sobre el trabajo del futuro ha publicado el informe “Trabajar para un futuro más prometedor” que viene generando impactos. A su vez, en el nivel regional el Banco Interamericano de Desarrollo publicó “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe ¿Una gran oportunidad para la región?”. 

 Pero no en todos los países este debate tiene lugar, aunque si en la gran mayoría. En nuestro caso venezolano, el debate no adquiere importancia ni relevancia porque hay otras urgencias. La crisis política y sus consecuencias económicas coloca al país en el centro de problemas que han dado lugar a que el trabajo ha perdido reconocimiento y valoración, al extremo que se le remunera con cantidades que cubren apenas el 3 o 5% del valor de la canasta alimentaria. 

  La política social intenta llenar este profundo déficit con la venta de alimentos a precios subsidiados, que llega a un 50% de la población. Se trata del programa CLAP (Consejos Locales de Abastecimiento y Producción), sin monitoreo ni rendición de cuentas ante ninguna instancia, y administrado con visibles sesgos partidistas.

  Los salarios están en niveles de pobreza extrema, es decir menos de dos dólares diarios. Las transacciones en nivel de detallistas en un 40% se realizan en $US (Ecoanalitica),  a tal punto que es común que en el sector privado formal, cada vez más se paga una parte de la remuneración en esa moneda. 

  En la segunda ciudad del país, Maracaibo, el gremio de los comerciantes afirma que un 18 % de afiliados, la totalidad de sus operaciones las realizan en $;  el 82% realizan sus operaciones en más de un 50%. En cuanto al pago de su personal un 79% lo realiza en $, y un 17% paga a la totalidad de su personal en esa moneda. A los proveedores en un 77% se le paga en divisas. Dolarización de facto extendida (Cámara de Comercio de Maracaibo, Junio 2019).  

  Los salarios más elevados en los niveles profesionales del sector público no pasan de 30 $US mensuales, cuando se calcula que para una familia de 4 personas se requieren sólo en alimentos 350 $US mensuales (Ecoanalitica).

 Los últimos seis años consecutivos de decrecimiento ha achicado la economía a menos de la mitad de lo que representaba en el 2012. No hay inversiones productivas ni privadas ni públicas. Viene ocurriendo un continuo drenaje de capital venezolano hacia lugares más seguros, sin entrar en los montos inimaginables de la corrupción de personeros del régimen y sus testaferros igualmente enviados al exterior. Capital succionado vía depredación de nuestros recursos y del trabajo de las personas que sostienen lo que queda del sistema productivo.

Esto ha determinado una emigración que ya alcanza los 4.5 millones de personas, y continúa aumentando. Esto representa hoy a nivel mundial, la mayor emigración de un país. Destacando que en Venezuela hay una crisis política, pero no hay una situación de guerra ni de desastres naturales, por supuesto que el estado de desastre ha de mencionarse y reconocerse, y ¿de dónde proviene?.

Obviamente con los registros que muestra la economía y el estado de la población, provienen de un modelo político-económico que lleva años destruyendo el tejido productivo y con ello el trabajo humano. 

  Los profesionales de los más altos niveles académicos formados con el apoyo de programa de becas promovidos por el Estado y otras organizaciones nacionales, quienes asistieron a  importantes universidades extranjera; así como también, en las universidades venezolanas de mayor trayectoria brindaron a sus profesores,  oportunidades de hacer estudios y pasantías en centros académicos del primer mundo y de algunos países de nuestro mismo nivel de desarrollo. Son de estos segmentos los que experimentan la mayor pérdida de ese capital humano, recurriendo a la emigración. Lo que plantea enormes desafíos para la recuperación del tejido productivo, la infraestructura de servicios esenciales y los centros de formación.