América Latina ha experimentado en lo que va del siglo XXI el ascenso al poder de fuerzas políticas de centro izquierda y de izquierda, así se ha observado en la mayoría de los países más grandes de la región. Destacable que no es una tendencia observable en los países del primer mundo.
El presente artículo tiene como referentes a los gobiernos de Brasil, Argentina y Venezuela, quienes propusieron programas que buscaban diferenciarse de las propuestas neoliberales previas. Esto levantó altas expectativas dada la situación de conflictividad y frustración que acompañaron las gestiones gubernamentales previas, especialmente los casos de Argentina y Venezuela.
Hay que aclarar que estas experiencias no tienen entre sí el grado de cohesión que en otros momentos alcanzaron las políticas económicas en los países de la región. Por ejemplo la política de sustitución de importaciones, el desarrollismo y la influencia de la Cepal, en las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, le dio a muchos países de la región semejanzas en sus modelos de desarrollo económico, ya que adoptaron un patrón así como conceptos que contaron con una amplia difusión entre formuladores de políticas, académicos y organismos multilaterales. Años más tarde se impusieron dictaduras militares que coincidieron en sus propuestas económicas, neoliberales y desarrollistas. Aunque este ciclo histórico en lo político no afectó a los países del área caribeña, si pudo observarse en esta sub región la adopción igualmente de las política neoliberales, como se ve en el último cuarto de siglo.
Transcurridos varios años y períodos gubernamentales en lo que va del siglo XXI, de ensayos de propuestas económicas alternas al neoliberalismo, es oportuno hacer una evaluación de lo acontecido. Varias preguntas son útiles al propósito: La primera, es plantearse si estas experiencias realmente representan un modelo alternativo al neoliberalismo, si son sustentables y si tienen perspectivas de largo plazo ¿cuales han sido sus principales fallas para que luego de más de una década no hayan podido estabilizar la economía de sus países? ¿será que requieren de plazos más largos? ¿estaría la sociedad dispuesta a permitirlo y seguir ensayando propuestas? Son preguntas que su abordaje demanda un esfuerzo apreciable de investigación.
Hay que destacar que aquellos países que experimentaron el autoritarismo militar -Argentina y Brasil-, se formó un activo movimiento social que se movilizó para también promover y apoyar opciones alternas al neoliberalismo, con los cuales los gobiernos de centro izquierda e izquierda eran en cierta medida expresión de estos movimientos, se trata en Argentina del peronismo y el sindicalismo, y nuevas expresiones de movilización popular como los piqueteros, por otro lado en Brasil, el Partido de los Trabajadores, formado por la iniciativa de los grandes sindicatos del ABC paulista, la zona industrial más grande de América Latina, así como el movimiento de los sin tierra -MST- que además de ser una expresión de movilización de pobladores del campo tenía expresión urbana de sectores no ubicados en las actividades productivas modernas. Lo que se destaca es que la opción alterna al neoliberalismo contaba con movimiento y organización popular previa al ascenso al poder de sus expresiones gobernantes, la agenda alternativa al neoliberalismo tenía gente en la calle con reclamos y organización propia. En estos países el movimiento popular venía de haber sido reprimido por gobiernos militares, por lo que reivindicaba todo el tiempo su naturaleza civil y social.
Hay que destacar que aquellos países que experimentaron el autoritarismo militar -Argentina y Brasil-, se formó un activo movimiento social que se movilizó para también promover y apoyar opciones alternas al neoliberalismo, con los cuales los gobiernos de centro izquierda e izquierda eran en cierta medida expresión de estos movimientos, se trata en Argentina del peronismo y el sindicalismo, y nuevas expresiones de movilización popular como los piqueteros, por otro lado en Brasil, el Partido de los Trabajadores, formado por la iniciativa de los grandes sindicatos del ABC paulista, la zona industrial más grande de América Latina, así como el movimiento de los sin tierra -MST- que además de ser una expresión de movilización de pobladores del campo tenía expresión urbana de sectores no ubicados en las actividades productivas modernas. Lo que se destaca es que la opción alterna al neoliberalismo contaba con movimiento y organización popular previa al ascenso al poder de sus expresiones gobernantes, la agenda alternativa al neoliberalismo tenía gente en la calle con reclamos y organización propia. En estos países el movimiento popular venía de haber sido reprimido por gobiernos militares, por lo que reivindicaba todo el tiempo su naturaleza civil y social.
El caso venezolano, en donde en los mismos períodos no hubo autoritarismo militar sino gobiernos civiles, y un lapso de cuarenta años de constitucionalismo, sin embargo también se adoptaron políticas económicas neoliberales con resultados conflictivos a nivel popular.
Entonces los tres casos ameritan considerar la importancia de estudiar y analizar las propuestas económicas emergentes, así como su evaluación y viabilidad, tomando en cuenta las interrogantes expuestas.
El ciclo de estas experiencias gubernamentales coincidió con el incremento de los precios de las materias primas. Sabemos que en este orden la región ha sido históricamente un proveedor importante en la división internacional del trabajo. En este ciclo el gran comprador de las materias primas ha sido China por su espectacular crecimiento, y en menor medida India y otros países asiáticos. China ha modificado sustancialmente su papel en la división internacional del trabajo y gradualmente ha pasado a ser un receptor de grandes inversiones de sectores transformadores de todos los niveles tecnológicos, incluyendo por supuesto su asociación para el desarrollo de actividades de alta tecnología. Al mismo tiempo se ha convertido en el proveedor mundial de productos manufacturados, desplazando a proveedores de la región latinoamericana.
En tanto China ha venido demandando más materias primas, la región se ha beneficiado tanto en volúmenes como en precios de exportación, sin embargo las señales de un crecimiento más moderado de esta nueva potencia plantea preocupaciones a las perspectivas en la región.
Lo anterior remite al hecho que la región no ha experimentado transformaciones estructurales importantes de su sistema económico, para apoyar su estabilidad económica en la provisión de productos y servicios con más valor agregado, basado en innovaciones y especialización. Se continua subordinado al desarrollo tecnológico del primer mundo.
De los tres casos mencionados de gobiernos de centro izquierda e izquierda, el que presenta la situación más problemática es Venezuela, ya que en esta experiencia política económica ha desmantelado su ya modesta estructura productiva primaria y secundaria, sin la construcción de un modelo productivo alternativo. Por otro lado en el período político precedente no se llego a construir un movimiento social vigoroso para contrarrestar una orientación gradualmente autoritaria y mesiánica, que luego de quince años gobernando el país se ha retrocedido en institucionalidad.
La economía se ha hecho más dependiente de las exportaciones petroleras de crudos, y su lotes de zonas de explotación están funcionando bajo esquemas de empresas mixtas con socios de distintas procedencias que hacen a este sector una autentica torre de babel. En este enfoque el gran proyecto es seguir extrayendo y vendiendo crudos de la gran reserva contenida en la faja petrolífera del Orinoco. La que ha sido dividida en veintinueve lotes, dando participación a más de veinte países, incluso algunos lotes refieren a bloques de países como los integrados en Alba y en Petrocaribe, y unos pocos países repiten sus banderas en la participación en las empresas mixtas, Rusia, China y Cuba. Hasta cabe preguntarse si el sector petrolero no es ahora menos nacional que hace quince años.
@hl_lucena
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