El modelo productivo dominante en el discurso promovido desde el Estado se le identifica como un modelo de desarrollo endógeno. Indudablemente bien distante a la orientación de un modelo abierto con proyección exportadora. Hay que recordar que el modelo productivo que se pretende sustituir tampoco llegó a alcanzar niveles de exportaciones importantes. El patrón de consumo dominante descansaba en una producción desarticulada sin encadenamientos productivos estables, con un alto nivel de importaciones.
Para alcanzar sus propósitos se ha fomentado un mayor control del sistema productivo por parte del Estado. Hay que señalar que las primeras medidas de control, que fueron enunciadas y aprobadas a fines del 2001, generaron inmediatamente una relación tirante con el empresariado, que se ha profundizado año tras año, a pesar de ciertas muestras de acercamiento que buena parte del empresariado parecería estar dispuesto a aceptar, si al menos el gobierno hiciera algún gesto. Pero éste recurre sistemáticamente a recordar hechos ocurridos en el 2002 y 2003, para invocar y justificar el distanciamiento y hasta la "lucha de clases".
El modelo productivo y las consecuencias en las Relaciones de Trabajo se hacen más impactantes, a partir del fomento de formas de propiedad y organización del trabajo por parte del Estado. En este sentido se destacan el reimpulso al Cooperativismo que ha resultado más bien en pseudocooperativismo, el fomento de nuevas organizaciones productivas, como son las Empresas de Producción Social por un lado, y más recientemente la Empresas de Propiedad Social. A ello hay que agregar las estatizaciones, fundadas en un primer momento en el carácter de sectores productivos estratégicos, en otros casos la ansiada búsqueda de la soberanía alimentaria, en otros casos como resultado de situaciones conflictivas laborales, no siempre bien conducidas por la Administración del Trabajo, y finalmente estatizaciones que no expresan claramente sus fundamentos, en donde las justificaciones surgen es a posteriori de la propia estatización, sin ningún debate con nadie ni en ningún ámbito que pueda corresponder con la más mínima dosis de participación, resultando algo así como "Socialismo no participativo", que caso tras caso van minando la capacidad productiva del país, y no vamos ni al desarrollo exógeno, ni al endógeno, más bien al no desarrollo.
jueves, 11 de febrero de 2010
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