El argumento que no se incrementan los salarios, debido a las repercusiones en los pasivos (prestaciones sociales al último salario), se ha venido abordando vía dialogo social, las propuetas de los trabajadores han sido realistas, incluso por debajo de lo que se paga en empresas de mediana y gran importancia. Se reconoce que el mayor obstáculo proviene del propio Estado patrón, quien ha promovido la bonificación, como sustituto del salario; obviamente violando sus propias regulaciones. En fin por la vía del diálogo, los esfuerzos que se han venido haciendo de manera tripartita no han cristalizado.
Vale la pena tener presente, la experiencia con la creación de la alternativa del sistema de fideicomiso, que estuvo implantada entre 1997 y el inicio de aplicación de la CNRBV, - en total 4 años-. Recordemos, que luego de recompuesto el salario mínimo, y sometida la desbordada bonificación de entonces a límites que no pasarán del 20% del salario, se dió entonces lugar a los depósitos trimestrales, el equivalente a 15 días al salario del momento, a cuenta individual del trabajador. De esa manera la banca recibe dinero, que genera intereses, y por otro lado los trabajadores acceden a anticipos y/o préstamos.
Ese sistema que intencionalmente se le identifico desde círculos cuestionadores del dialogo social, y que luego tomaron el gobierno, como el “robo de las prestaciones”, el tiempo ha demostrado que no fue tal, sino que más bien resultó favorable para trabajadores y empresas, en tiempos de inflación.
Vía diálogo social se pensó que se encontrarían encontrar alternativas a este importante asunto en la vida laboral. Sabemos que los tiempos han cambiado. Y que el poco diálogo social está trancado y cuestionado desde el gobierno. Por otro lado, la protesta por este tema, implica riesgos. No estamos en Francia o Argentina, que hay activas protestas ante las pérdidas de valor del trabajo, se respeta el disentimiento, se permite la protesta. En nuestro caso, luego de períodos de activas protestas, reprimidas violentamente, buen parte de la población recurrió más bien a irse a otros lugares a correr múltiples riesgos, pero con la esperanza de conseguir trabajo a toda costa. Con las remesas, nos convertimos en receptores, sólo conocíamos la experiencia de emisores de las mismas. El asunto ha sido un motivador de la búsqueda de nuevos horizontes, dado que en nuestro país, el valor del trabajo es de los más bajos del mundo.Por supuesto que los motivadores de la diáspora son diversos, pero entre ellos juega papel central la pérdida del del valor del trabajo.
Interesante y necesario mencionar, que hoy se vuelve a la tesis que los salarios no se aumentan por las repercusiones en prestaciones sociales. Se puede decir incluso, que más bien se permite que los salarios llevan largos años en constante retroceso, en líneas generales, vista la hiper inflación y las tres reconversiones monetarias que en solo ocho años -imposible ignorar la eliminación de 14 ceros-, todo al margen de hacer compensaciones razonables en los pasivos y en el valor del trabajo.
Ese mismo argumento -impacto de revisión salarial en prestaciones-, estuvo presente en la motivación - de origen empresarial-, que llevó a la reforma de la LOT, vía el Acuerdo Tripartito sobre el Salario Integral y la Seg.Social, ATSSI-, 1997.
Hoy, hay una ausente recomposición del valor del trabajo, que solo ocurre en ámbitos limitados.
Se entiende que esa recomposición, exige un proceso profundo de replanteo productivo y reproductivo.