sábado, 24 de diciembre de 2016

BILLETES DE 100 y PROTESTAS



La liquidez en manos del público se incrementa notablemente en los meses de noviembre y diciembre, a ello contribuye el pago de utilidades y bonificaciones de fin de año al personal de los sectores formales y parte de la informalidad; además, por doquier se observan solicitudes del tradicional aguinaldo, el del cochinito de plástico, especialmente en comercios y servicios en establecimientos y en manos de trabajadores informales, y así como en cierta proporción entre muchas de las actividades y entes productivos formales. Por otro lado, las generalizadas vacaciones colectivas  facilitan  que en estas fechas las personas disponen de mayor tiempo para hacer sus compras de temporada, las que con los problemas crecientes de escasez da lugar a tener que visitar varios establecimientos para poder completar una lista de compras.

También resulta que al retirar de la circulación monetaria más del cincuenta por ciento de esa liquidez, la representada en los billetes de mayor denominación, los de cien bolívares, al tiempo que aún no están disponibles los nuevos billetes, recordemos que los de quinientos bolívares se anunciaron para este pasado 15 del presente mes,  se produce entonces un enorme vacío de medios de pagos que crea incomodidades para densos sectores de la población, justamente aquellos más frágiles que viven al día y estos ingresos extraordinarios de fin de año vienen siendo ansiosamente esperados.

Los recientes saqueos ocurridos en decenas de poblaciones en los cuatro puntos cardinales del país, Ciudad Bolivar, La Fría, Maturin, Maracaibo, Guasdualito, Valera, Tumeremo, Barinas, El Callao, entre otras poblaciones, son reacciones de malestar, indignación y desespero por lo sorpresivo que este tipo de medida les resulta, que los obliga con todo nerviosismo a deshacerse de los billetes de mayor denominación. 

Las nerviosas carreras han dejado ver situaciones dramáticas entre los sectores más pobres. Casos de persistencia de numerosas personas no bancarizadas, que toda su modesta relación de ingresos y egresos la resuelven directamente con dinero en efectivo. Otros que si bien tienen su cuenta de ahorro no disponen de tarjetas de plástico, sea de débito o crédito para facilitar transacciones. 

A toda la población le ha creado incomodidades la situación de retiro de los billetes de cien bolívares al tiempo que no se cuenta con los nuevos, pero quienes menores incomodidades han experimentado son quienes disponen de medios alternos de pago y en general de recursos y familiaridad para hacer transacciones electrónicas. 

Curiosidades derivadas de esta medida ha determinado que personas que han entregado luego de larga e incómoda espera sus billetes de cien bolívares, acuden luego a un cajero automático para disponer de efectivo y resulta que los cajeros le emiten también billetes de esa misma denominación, ocurre una suerte de centrífuga, aunque advirtiendo sin tener nada que ver esta con un conocido eslabón de la parte financiera de ciertos negocios oscuros.

Al comprar con tarjetas predominan los establecimientos que solo te permiten que los clientes paguen con debito y eluden cobrar con las de crédito, a veces se agrega un adicional y el cliente termina pagando un precio más caro por esa razón. 

En la informalidad viene extendiéndose el anuncio "tenemos punto de venta", pero casi siempre el equipo electrónico pertenece a un tercero o a un establecimiento cercano que facilita el servicio cobrando un porcentaje adicional ya sea al cliente o al pequeño comerciante vendedor del bien o servicio.

Necesario destacar que la saturación del uso de los medios electrónicos para el pago tanto en los establecimientos proveedores de las ventas como en otras sedes residenciales y comerciales, desde donde se hacen transacciones, da inevitablemente lugar a frecuentes caídas del internet, y por tanto la repetición de operaciones, además de lentitud y más razones para otras nuevas y largas colas. 


En este cuadro de desasosiego no faltarán aquellas lecturas de la realidad que pretendan adjudicar estas reacciones de malestar y protesta a tal o cual grupo político opositor, pero se sabe que los cuerpos oficiales de inteligencia se precipitan en estas situaciones e incurren en arbitrariedades al tratar de hacerse de chivos expiatorios. Recordemos que el "caracazo" o "sacudón" de febrero de 1989, a pesar de las tantas indagaciones e investigaciones no dejo claridad alguna en determinar qué tal o tales grupos políticos de entonces jugaron un papel de promotores de esas protestas, más bien al final toca asignar la promoción de los mismos a las propias acciones y la inhabilidad del alto gobierno en la toma de decisiones. 

martes, 13 de diciembre de 2016

VACACIONES SIN VACACIONAR


  El análisis del tiempo de trabajo conlleva distinguirlo entre el tiempo activo y el pasivo. El primero que corresponde al estadio bajo la subordinación del empleador, y el segundo que es tiempo del trabajador para recuperación del desgaste que el trabajo conlleva. Las regulaciones sobre el tiempo de trabajo se hacen a partir de la unidad hora, pasando luego por el turno, la jornada, el día, la semana, el mes, el año, la carrera y toda la vida laboral.

  Al final de cada año suele plantearse dos hechos significativos en el tiempo de los negocios y con ello del trabajo, por un lado casi toda la manufactura cierra para conceder vacaciones colectivas, especialmente a las áreas en donde participa más personal, como son las de producción y operativas.

  En los servicios públicos también se producen pausas, lo más notable es la del sistema educativo, pero en general se reduce el ritmo de actividades prestadas por el Estado. Por otro lado, el comercio y buena parte de los servicios llevan a cabo en los dos últimos meses del año su mayor volumen de ventas y prestación de servicios. De alguna manera para estos establecimientos en el ámbito privado, estas últimas seis u ocho semanas laborales del año representan un período de zafra, y con ello se alivia su funcionamiento dado que quedan con mínimo de inventarios y por tanto con pocas ventas para los dos o tres primeros meses del nuevo año.

 Lo anterior va aparejado con el hecho de ser noviembre el mes del año en donde los trabajadores reciben sus mayores ingresos por el pago de utilidades y bonificaciones de fin de año, además parte de ese dinero drena a aquellos trabajadores informales que operan por cuenta propia y reciben más demanda de sus servicios. El circulante da un salto en noviembre y diciembre.

 Todo lo anterior responde a nuestras estacionalidades en el uso del tiempo y del consumo, pero este año se presentan situaciones inéditas en el funcionamiento económico afectando la situación de las vacaciones laborales, empezando porque vamos por tercer año seguido en decrecimiento económico, y este año acentuado por bajos precios y disminución de la producción petrolera.

  Del lado de los industriales, Conindustria en sus encuestas registran "El pesimismo se debe a que al cierre del mes de septiembre, 17% de los consultados aseveró que están parados por falta de materia prima y 41% afirmó que solo contaba con un mes de insumos y de trabajo asegurado, lo que significa que actualmente se registran 58% de industrias no operativas.” (El Nacional, 9-12-16)

“A esto se suma la reciente descapitalización que les ocasionó la caída del valor de cambio del bolívar, que les dejó con recursos insuficientes para reponer inventarios y mantener las líneas de producción operativas en enero del próximo año. Gran cantidad de las industrias no podrán abrir el próximo año debido a la falta de capital de trabajo, el cual se redujo hasta en dos terceras partes por la devaluación del bolívar y esto agudizará la escasez de bienes básicos en enero 2017 por la caída de la productividad”, informó Juan Pablo Olalquiaga, presidente del gremio.

 Ya este desempeño es más que suficiente para alterar el consumo familiar y del conjunto de los trabajadores, pero su mayor alteración viene dada por el salto inflacionario de este fin de año, que nos introduce en ambiente hiperinflacionario afectando el consumo y toda la cadena productiva. De aquí que todo esto ha llevado al comercio, particularmente en esta situación a recurrir deliberada y tempranamente al cierre de los establecimientos y por tanto al uso del régimen de vacaciones colectivas, no habitual en este sector.  
   
  Para los trabajadores el descanso que supone el período vacacional se resiente, cuando los recursos que se perciben por el pago de ese tiempo de receso más las bonificaciones, están comprometidas con las mayores exigencias de consumo estacional y ahora con el impacto de los elevados precios, especialmente de alimentos y bienes escasos que se adquieren en el mercado negro, o también en el mercado formal que ha venido incorporando alimentos importados a precios dolarizados en niveles cercanos a los del bachaquerismo.

  Los trabajadores llevan a lo largo de todo el año un desgaste acumulado en el esfuerzo de su tiempo de descanso ya que ha de destinarlo a la procura de alimentos, de productos del hogar y de otros bienes escasos, en condiciones de incertidumbre.

  Y nos llega el fin del año con mas carencias, por lo que hasta las vacaciones se apropian del tiempo teóricamente para recuperarse del agotamiento de todo un año de labores, es decir se pierde la esencia de la pausa anual de labores, que está planteada por la “imperiosa necesidad de disfrutar de un descanso continuado para tratar de recuperar, en parte, esa libertad que perdemos a causa del trabajo”, como lo señala Héctor Jaime -“El tiempo de trabajo”, Ucat 2013-. Más allá del tiempo libre el verdadero concepto de vacación incluye “el disfrute efectivo de las vacaciones debe aprovechar, igualmente, a la familia del trabajador y conlleva la necesidad de cambiar de ambiente, de desplazarse, lo que necesariamente se traduce en un incremento notable de los gastos del trabajador, a la par que se mantienen los gastos ordinarios”, agrega.

  Estas vacaciones del 2016 van a estar signadas por el acrecentamiento de las preocupaciones e incertidumbres que plantean más empresas paradas, menos puestos de trabajo, más inflación, y el constante deterioro institucional y que en lo político se expresa en el fracaso del diálogo, afectando el presente y las expectativas para los proyectos de los trabajadores, sus familias y la sociedad toda, por lo que se dispone de unas vacaciones, pero sin vacacionar.

lunes, 5 de diciembre de 2016

EMPRESAS BASICAS: PROPIETARIOS DESINFORMADOS


  De las llamadas empresas básicas la sociedad espera mucho más de lo que están dando. Algunas nacieron como empresas privadas y posteriormente estatizadas erogándose importantes recursos, pero se trataba de inversiones que fortalecían los activos de la Nación.  Otras que nacieron por iniciativa y con recursos financieros de la Nación. Todos los venezolanos debemos tener una gran inquietud e interés en ellas. Debemos estar informados de sus desempeños. Por eso deploramos situaciones que tienen que ver con su manejo.

  Los antecedentes de las empresas básicas se remontan a la década del cuarenta con el nacimiento de la Corporación Venezolana de Fomento -CVF-, en ese tiempo se adoptó la famosa frase de Arturo Uslar P “sembrar el petróleo”, la Acción Democrática que ejerció brevemente el poder por esos años la convirtió en la guía de su programa económico. La CVF inició estudios para el desarrollo de industria básicas en los sectores del acero, la petroquímica y la energía hidroeléctrica. 

  En los años sesenta por vía de la Corporación Venezolana de Guayana se hicieron grandes inversiones, algunas empezaron en los años cincuenta. En la década del setenta se estatizaron las actividades en manos de transnacionales en hierro -1975- y en petróleo -1976-, y se continuó con la creación de nuevas empresas básicas gracias a los ingresos, ahora mucho mayores, resultantes de las estatizadas empresas en petróleo y en hierro. Hasta principios del presente siglo estas empresas entregaban dividendos a la nación, y, especialmente, suficiente productos y servicios a los sectores públicos y privados para mejorar la capacidad productiva nacional.  

  Hoy, de las empresas básicas no siempre llegan buenas noticias. En lo productivo varias de ellas se han estancado, o han reducido su producción. En lo financiero, están endeudadas. En lo tecnológico de haber sido innovadoras hoy predomina la desactualización y la obsolecencia. En lo laboral, de haber sido las pioneras en proveer oportunidades de carreras profesionales y tecnológicas a varias generaciones, hoy muchas han perdido el liderazgo en ofrecer las mejores condiciones condiciones de trabajo, por ello se han ido talentosos profesionales y operarios.

  Tanto quienes somos parte de la sociedad venezolana como quienes prestan servicios en estas empresas somos dolientes, porque son activos que no nos están rindiendo los frutos para los cuales se crearon o adquirieron. Y quienes allí prestan sus servicios han venido cayendo en la incertidumbre y resintiendo el orgullo de trabajar en ellas, dado que han perdido liderazgo productivo, y presentan dificultades financieras y tecnológicas. 

  Además para estas empresas es muy difícil ganar las simpatías de los dueños, que es la población venezolana, así como la identidad de los trabajadores que le prestan servicios,  si en ellas predomina la opacidad y la desinformación. De hecho, la Asamblea Nacional de los dos anteriores quinquenios desatendió las denuncias sobre las empresas básicas. Y hoy los intentos de la actual AN se han estrellado ante la negativa del Ejecutivo a respetar la Constitución en este sentido, y ha apelado a evasivas como es la Ley de Emergencia Económica. Lo normal es que las propiedades productivas se sometan al escrutinio de los poderes públicos, independientemente de cual sea la relación de fuerzas en su seno, ya que eso es expresión de la voluntad de los ciudadanos.  
  
  Visto el contexto del origen y desarrollo de las empresas básicas, hoy nos informamos que una de las empresas icono entre las estatales “A Sidor le va mejor sembrando girasoles que produciendo acero.. Entre enero y octubre de 2016, la industria ha logrado una producción acumulada de 230.004 toneladas de acero, menos de lo que en un mes producía Sidor en 2007. La producción acumulada en los 10 meses de 2016 equivale a 19 días de producción en la Sidor de 2007”. (reportaje de María Ramirez C. en Correo del Caroní, edición 18 al 24 de Noviembre). 

  Por mas que se quiera edulcorar su desenvolvimiento con el aporte de un sembradío de parte de sus espacios, su razón de ser es producir acero y otros productos derivados del hierro, y los datos productivos son contrastantes entre su etapa de empresa privada (realmente era mixta, pero con mayoría de acciones privada) y la de hoy como estatal, no obstante contar en la etapa post re estatización con una población laboral mucho mayor, y tener acceso a preferencias en las políticas cambiarías, tributarias y económicas en general. 

  Lo otro que se debe tener presente en el análisis del artículo es la situación de Pdvsa, primera empresa básica fundamental para el desarrollo nacional, a partir de los planteamientos hecho públicos por la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de los resultados preliminares de sus investigaciones, que muestran los más diversos casos de delincuencia organizada en el interior de esta empresa, que hasta ahora suman una defraudación por once mil millones de dólares. 

  Algunos pocos involucrados ya presos en los EEUU, en donde desde hace varios años se vienen tomando medidas judiciales en contra de personas vinculadas a Pdvsa, por fraudes y negocios que defraudaban tributaciones en ese país, pero en el nuestro es a lo largo del presente año que la Asamblea Nacional nos informa y por ello comunica de fraudes por más de once mil millones de dólares. 

  En el Poder Judicial y en el Poder Moral ninguna medida ha sido tomada. A los venezolanos también nos cuesta mantener a estas instituciones, que hoy se siente mucho más por las penurias en sobrevivir en medio de tanta escasez. A estos poderes no se les pide producir acero o petróleo, sino que asuman funciones de moralidad para las cuales fueron creadas. 

@hl_lucena

  

martes, 29 de noviembre de 2016

VICTIMAS DE LA INTOLERANCIA EN AMBIENTES LABORALES


 En las relaciones laborales se continúan presentando situaciones irregulares que muestran las dificultades que existen para los trabajadores al ejercer sus derechos ciudadanos y laborales, especialmente si el patrono es una institución del Estado. 

  A la condición de subordinado que caracteriza a todo trabajador ante el empleador, quién le fija y le supervisa las tareas, le da órdenes, le pide rendición de cuentas, se han establecido restricciones que agregan subordinaciones más allá de la condición de trabajador, al limitarle su autonomía para actuar con sentido crítico y autónomo. 

 Para contrarrestar y equilibrar esta asimetría, los trabajadores tienen la opción de organizarse colectivamente, como está universalmente reconocido y en el caso de nuestro país hay una tradición de largas décadas en ese sentido, que se desataron con el fin del gomecismo. Algunas pocas organizaciones petroleras y magisteriales ya cuentan con ochenta y setenta años de existencia. Sin embargo el grueso de las mismas tuvieron en las décadas del 60 y 70 un ambiente político y económico favorable para nacer y estabilizarse. 

  Además los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, a la cual pertenecemos desde su misma fundación en 1919, han venido construyendo una doctrina universal para el respeto a la condición de trabajador tanto en lo individual como en sus organizaciones creadas para su defensa y mejoramiento. Los dos convenios fundamentales en este sentido son el No. 87 de 1948 “Convenio sobre la libertad sindical y  la protección del derecho de sindicación” y el No.98 de 1949 “Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva”, ambos como se puede observar nacen al calor de la II post guerra mundial en momentos de reconocimientos de la necesidad de avances democráticos, han sido ratificados por nuestro país y por tanto su contenido forma parte de las relaciones laborales. Hecho insuficientemente conocido por los trabajadores, y ampliamente negado y violado por el pensamiento autoritario que predomina en esferas estatales. 

  Se espera que todo ciudadano, trabajador o no, tiene algún grado de inclinaciones y de identidades. De estas últimas la más elemental y temprana es con su familia, pero también con su grupo étnico, o categoría social y económica, con su país, con la religión que predomine a nivel familiar. El desarrollo de su vida va agregando vinculaciones que determinan nuevas adhesiones. Así tenemos las ideológicas, las políticas, las de aficiones determinadas. En toda sociedad funcionan acciones colectivas y movimientos sociales que se nutren de los ciudadanos, de los trabajadores, hombres, mujeres, jóvenes, residentes urbanos y rurales. 

  En tanto trabajador se plantean diversas opciones de identidades, como con el oficio, la profesión o actividad que realice, con las organizaciones para las cuales trabaja y con las que aglutinan por la condición de trabajador.

  La condición de miembro de una organización de trabajadores y al mismo tiempo tener simpatías por una determinada alternativa ideológica y política diferente a la oficial, se le ha convertido en un   problema  a aquellos trabajadores que no comulgan con quienes gobiernan. Es decir, esto se traduce que si trabajas para un ente estatal pierdes la autonomía de pensar, criticar, ser parte de una organización partidista o de alguna iniciativa social disidente y crítica, por tanto la participación en eventos públicos trae como consecuencias que el trabajador es hostigado en su trabajo, visto con desconfianza, sujeto a discriminaciones para acceder a derechos y hacer normalmente su carrera laboral y profesional.

  Se trata de manifestaciones de intolerancia que describen un ejercicio gubernamental alejado de principios democráticos y participativos. La verdadera democracia en un ambiente laboral es convivir para el progreso y la paz en tanto la condición de trabajador, independientemente de la ideología, cultura, religión, sexo o preferencia sexual, edad, nacionalidad. Lo laboral es una condición necesaria para varias dimensiones empezando por la satisfacción de las necesidades más elementales como es la alimentación y el hogar. Los ingresos percibidos por el esfuerzo laboral se destinan en primer lugar a esas necesidades, pero se amplían más allá como es el vestido, salud, educación, recreación. Por ello negar el desarrollo de las personas en las instituciones estatales, o el mismo empleo sólo por no pensar de la misma manera que como piensan quienes en un momento circunstancial ejercen el gobierno es una situación violatoria de principios básicos de la condición humana. Todo discurso de desarrollo social, de socialismo o cualquier ideología que peque e incurra en esta violación merece el más contundente repudio.


   Observamos que los trabajadores que disienten de las políticas que han traído escasez, penurias, empobrecimiento y el que se hayan perdido extraordinarias oportunidades para el mejoramiento del país y sus ciudadanos, ejercen con valentía su disentimiento muy a pesar de las gravosas consecuencias personales y familiares. Es un tema central a resolver en cualquier diálogo que pretende al menos la convivencia. 

viernes, 18 de noviembre de 2016

El diálogo porque hay fracaso y frustración


¿Por qué Venezuela está en la actual caótica situación política, social y económica? Esta situación es el resultado de la confrontación y de la polarización, y de la ausencia de diálogos sin balances de los poderes públicos. En lo social, debido a los altos índices de violencia y el deterioro de algunos indicadores sociales, como los de salud y educación. En lo económico, por el aumento de la pobreza, la disminución generalizada de la calidad de vida, la inflación alta y tres años continuos de decrecimiento. Por su parte, el régimen da importancia al fomento de nuevos discursos y relatos y de los programas sociales, a través del control comunicacional en diferentes medios.

Lo político

  La confrontación y la polarización ha sido una constante en lo que corre del presente siglo. Inicialmente, la revolución bolivariana levantó muchas expectativas. Sus triunfos electorales a partir de diciembre de 1998 fueron repetidos hasta 2007, momento en que sufrió su primer revés importante al no ser aprobada una propuesta de reforma constitucional.

  Este proyecto ha tenido fuertes contratiempos para mantener buenos resultados electorales en las elecciones parlamentarias nacionales, las cuales ha perdido en las dos últimas votaciones. En las elecciones de 2015 se dio el resultado más amplio a favor de la oposición, que obtuvo las dos terceras partes del parlamento. Hasta entonces la revolución bolivariana había gobernado hegemónicamente con una oposición en situación de permanente minoría.

  La reacción gubernamental ha sido obstaculizar la actividad parlamentaria utilizando al Tribunal Supremo de Justicia, en particular la Sala Constitucional que el Ejecutivo controla como su apéndice y que ha venido anulando casi todos los actos legislativos, inclusive la suspensión de los parlamentarios del Estado Amazonas. Dicha Sala Constitucional es un elemento clave de la agudización de la crisis política al apoyar todas las solicitudes del Ejecutivo. La fortaleza que tuvo la revolución bolivariana de medirse electoralmente y batir a los opositores hoy se ve disminuida.

Lo social
La calidad de vida del venezolano se ha venido a menos. Y no sólo son las condiciones materiales de vida las que desmejoran; el futuro se diagnostica muy complicado. Si bien se plantean opciones para avanzar hacia un mundo mejor, muchos han optado por irse.
  No ha sido necesario que una guerra haya devastado ciudades y campos como ocurrió con la diáspora europea post Segunda Guerra Mundial. Tampoco las cruentas dictaduras del cono sur que ahuyentaron a parte de la población, o una guerra donde guerrillas se convirtieron en ejércitos y se enfrentaron al gobierno con una respetable cantidad de efectivos y armamento, como en Colombia. Nuestra emigración masiva ha sido por la pérdida de oportunidades y porque la política económica tomó un camino que desperdició enormes recursos y desaprovechó las capacidades que ofrecía su gente y sus empresas.

Lo económico
El principal problema económico es el modelo de regresividad productiva. Transcurridos más de década y media, el balance en cuanto a modelo productivo es poco alentador. Desde hace tres años tenemos una inflación de más de tres dígitos, una de las más altas del mundo. Desde hace tres años hay un decrecimiento del PIB; -3, en 2014; -6, en 2015; y se estima que al cerrar el 2016 será de -10.
Cada vez se importan más bienes porque aquí no se producen. Se da la paradoja de plantas paradas o casi paradas y la llegada de similares productos, cuando esas plantas han estado esperando lo necesario para activarse. En función de lo anterior, se han creado desde el Gobierno o con su aliento, multitud de empresas sólo con fines de importación. Asimismo, no hay un debate público e institucional de los precios que se pagan por las importaciones, por lo que se evidencian problemas con los precios la calidad y otros aspectos sensibles en los procesos de adquisiciones, como en el caso de la importación de alimentos y medicinas.
Se han paralizado plantas de fabricación de bienes porque no se les asignan divisas para materias primas o elementos necesarios para la manufactura. La asignación además es irregular y sin fechas que permitan planificar. No hay bases para que los cronogramas entre proveedores y clientes puedan cumplirse. Hay empresas que han acumulado deudas con proveedores, con quienes se han perdido relaciones de confianza comercial. Hay plantas que han parado porque no reciben los insumos de empresas nacionales como proveedoras, que igualmente tienen problemas con la consecución de los suyos; y no se está invirtiendo en capacidad productiva para renovar el parque industrial. Se estatizan plantas porque se acusa a sus propietarios de ser conspiradores, o de hacer guerra económica.

 Se  han aplicado sanciones basadas en inspecciones y motivaciones ajenas a lo productivo y a lo económico. Se ha descalificado a empresarios y a determinadas marcas comerciales. Empresarios han dejado de invertir por incertidumbre, miedo y falta de confianza. Las plantas que venían exportando fueron acusadas de desatender el mercado interno y sobre esa base fueron estatizadas, dejaron de exportar, bajaron la producción y ahora se importan esos bienes que antes se exportaban. Algunas de estas plantas estatizadas también han paralizado, no obstante las ventajas y privilegios en la asignación de divisas, en la permisividad de los trámites públicos y en asegurarles la compra de lo que produzcan.

Efecto dominó
  Las condiciones de trabajo también tienden a desmejorar: se incumplen o se congelan los beneficios de los convenios colectivos. Estas incertidumbres han dado lugar a las migraciones de personal, gran parte muy calificada.
  Los trabajadores organizados están aislados o marginados del debate sobre el modelo productivo. Los mecanismos históricos de organización y acción reivindicativa de los trabajadores no son estimulados por las políticas públicas, sino que se promueven otras alternativas que se superponen sobre aquellos y generan situaciones de fricciones y controversias en el seno de los trabajadores de las entidades productivas.
  Los centros de formación de talento y de investigación experimentan restricciones que las lleva a invertir sus energías en sobrevivir, ante el acoso de las reducciones presupuestarias y de medidas que les obligan a sacrificar la calidad y la profundización del conocimiento, y así satisfacer contradictorias exigencias gubernamentales que nos alejan de la construcción de bases soberanas de independencia tecnológica y científica, en tiempos de las sociedades del conocimiento.

  Y por parte del gobierno solo vemos que firman acuerdos comerciales que se traducen en nuevas importaciones, lo que incide en la estabilidad productiva con efectos en los empleos, salarios, y pagos fiscales que de estar plenamente en producción ingresarían en las arcas públicas.

jueves, 10 de noviembre de 2016

REVISION SALARIAL DESINSTITUCIONALIZADA


Este primero de noviembre se inicia con nuevos incrementos en los ingresos de los trabajadores, tanto del salario mínimo como del bono de alimentación. Apenas sesenta días antes, el primero de septiembre se hizo el anterior incremento. El cuarto incremento en lo que va del año, pero no tienen mayor repercusión en evitar el deterioro de la calidad de la vida de la población, que se sigue deteriorando. 

  Estos incrementos de los ingresos tanto salariales como bonificaciones, ya superan el cuatrocientos por ciento anual. Pero sin que lo mencionen los órganos oficiales, la inflación va muy por arriba de esos porcentajes, por ejemplo Cenda institución dedicada al seguimiento de los índices de precios, registra para septiembre un incremento en alimentos del 670%, algunos de ellos muy por encima, como azúcar y similares 2.780%, cereales y derivados 2.393%, grasas y aceites 1.830%. En fin, día a día a los trabajadores se les rebaja su salario real, aquél que más importa porque tiene que ver con el poder adquisitivo, con su capacidad de compra de bienes y servicios. 

 Por varios años somos el país con la inflación más alta del mundo, y el peor desempeño en el continente, y no obstante se siguen repitiendo los mismos formatos para conducir y tomar decisiones. La incapacidad para rectificar ante tan negativos resultados se sustenta en acusar a terceros como los culpables, se sigue repitiendo que el país es víctima de las consecuencias de una guerra económica, conducida por las conspiraciones de la derecha apátrida en alianza con el imperialismo y factores internacionales. 

  Resolver el bienestar de la población trabajadora requiere esfuerzos mayores que los puros decretos de aumentos de salarios, decididos unilateralmente al margen de otras consideraciones y compromisos institucionales en lo económico y político. Si fuera así, que fácil sería el funcionamiento de una sociedad. El asunto es más complejo, de aquí que la variable salarios y bonos de alimentación funcionan en un sistema de relaciones con otros factores que si no se vinculan e integran, el impacto de los incrementos no logran sus propósitos. Lo predominante en América Latina es la negociación tripartita.

  Se ha demostrado que los ingresos de los trabajadores generan importantes impactos en la economía, porque estos ingresos se convierten directa e inmediatamente en la adquisición de bienes y servicios, lo que motoriza al sector productivo. En cambio, el ingreso del capital y de quienes disfrutan de los más altos niveles de ingresos, tiene destinos más diversos, entre ellos algunos más allá del impacto en la economía interna, porque parte de sus ingresos tienen la posibilidad de convertirse en ahorros, en adquisiciones en el exterior, tanto por inversiones como  gastos.

  La capacidad de ahorro de los trabajadores se ha reducido a su mínima expresión. Ello se evidencia en la solicitud de adelantos de prestaciones sociales, también en la permanente recurrencia a las cajas de ahorros hasta el mismo limite estatutario de atender las solicitudes de acuerdo a la capacidad del solicitante. 

  El gobierno ha creado y mantiene un ejército de funcionarios para el control de los precios, de la producción y distribución, sin embargo se incrementa el nivel del costo de vida  a niveles inéditos en la historia de la economía del país, con el contraste que la baja de la producción va por su cuarto año de descenso.

  Los intercambios para mejorar los salarios se iniciaron en el país por las negociaciones colectivas, que si bien ocurrían en los sectores modernos y mejor organizados, pero servían de referencia a aquellos sectores en donde no había ni sindicalización ni convenios. En la década del 60 fue clave en el fomento de estas prácticas de mejoramiento salarial. No hubo ningún decreto de incremento salarial, pero sí hubo mejorías en el nivel de vida de la población trabajadora. Incluso el único decreto que se registra en esta década fue para desmejorar los salarios de los trabajadores al servicio del Estado, que les rebajó en un 10% sus salarios apenas iniciaba su gobierno Romulo Betancourt, en el marco de ley de medidas económicas de emergencia. 

  Para entonces los salarios mínimos sólo existían en algunos convenios colectivos. Fue en 1975 que por primera vez se estableció por decreto un salario mínimo nacional. El impacto de los ingresos extraordinarios que la economía venezolana recibió como consecuencia del primer boom petrolero dio lugar a que por primera vez se alcanzara una inflación de dos dígitos, al llegar a 11% anual.   

  En la Ley Orgánica del Trabajo de 1990 se estableció un avance importante en cuanto a involucrar en la revisión del salario mínimo a los propios actores productivos y a la exigencia de consultar a dos órganos del ámbito económico, el Banco Central de Venezuela y el Consejo de Economía Nacional. De aquí que se institucionalizó un mecanismo que exigía la negociación de los órganos representativos de los empleadores y de los trabajadores. Los empresarios contaban por supuesto con una tradición de disponer de asesores con larga tradición en el análisis económico. Por su parte los trabajadores, ya desde principios de los años ochenta se venían apoyando en las orientaciones de académicos de reconocida trayectoria, destacándose el papel jugado por D.F Maza Zavala, el más reconocido economista para su tiempo. 

  Todos estos procesos de consulta y negociaciones permitían arribar a un acuerdo que debía someterse al Parlamento, en donde se producía un debate que involucraba a fracciones parlamentarias tanto gubernamentales como opositoras de todas las corrientes. Finalmente se concluía en una decisión que firmaba el Presidente de la República.


  Hoy, el camino que se ha seguido prescinde de los propios actores del mundo de la producción, empresarios y trabajadores, de los órganos especializados en materia económica, y del más genuino ente de la representación popular como es el Parlamento. Un Presidente que acumula una trayectoria de desacertada conducción económica que ha empobrecido a todo un país, sigue ejerciendo de manera total el ejercicio de lo que tiene que ver con asuntos fundamentales como son salarios, producción y nivel de vida de toda una sociedad. 

martes, 1 de noviembre de 2016

EL NO EJERCICIO ELECTORAL: CAMINO A LA INCERTIDUMBRE


   La constitución nacional, en cada sociedad, es el contrato social que aglutina y facilita la convivencia entre la diversidad de personas e instituciones que integran a la nación. Ahí está desarrollada la relación del Estado y la sociedad, así como la de los poderes públicos y los ciudadanos. 

  La que hoy nos rige desde el 1 de enero de 2000 ha tenido la bondad de haber sido divulgada profusamente, al menos en su imagen. Sus ediciones en diversos tamaños y especialmente las de formato de bolsillo, contribuyeron favorablemente para que la población la mirara. 

 El Presidente Hugo Chávez contribuyó a popularizarla con su permanente imagen y recurrencia,  blandiendo el pequeño libro azul ante las audiencias y las cámaras televisivas. La frase “dentro de la constitución todo, fuera de ella nada”, ha sido de uso común por gobierno y por oposición. 

  La amplia mayoría conseguida por el Polo Patriótico en las elecciones de la Asamblea Constituyente le permite diseñar una nueva Constitución en donde no tuvo necesidad de hacer concesión alguna a las fuerzas opositoras. El proceso fue acelerado y el Gobierno contó con la ventaja de una hábil fórmula matemática que en una Asamblea Constituyente de 132 miembros, tan sólo seis fueron electos fuera de la lista gubernamental, verdaderamente un dominio total. Aunque es necesario destacar que el carácter absolutamente uninominal del sistema electoral, determinó que con un 66% de votos el Gobierno obtuvo el 95% de los constituyentistas. Entre agosto y diciembre, en una marcha forzada, acelerada y zigzagueante, se discute y aprueba la nueva Constitución. La interferencia del Presidente fue abierta, en el sentido de hacerles cambiar contenidos en asuntos relevantes, luego de que los mismos asambleístas habían llegado a un determinado consenso. 

  En todo caso esta Constitución a diferencia de la derogada, la de 1961, nace bajo un clima poco consensual, ya que la propia convocatoria al referéndum que consultó a la nación, sobre este texto, tuvo una abstención del 55 por ciento. Quienes votaron, se repartieron en un 70% por el sí y el resto por el no (El Nacional 16-12-1999). Así que al final un tercio de la población afirmó la nueva Constitución.  A los dos años de su vigencia el Presidente y la oposición, señalan reservas en cuanto a su contenido. Era inminente que muy pronto empezarían sus reformas.  

  Sustituyó a una Constitución, la de 1961, que tenía la fuerza de haber sido la de más prolongada vigencia en la historia constitucional venezolana. Fue redactada por el primer parlamento de amplia pluralidad donde no había ninguna fuerza hegemónica, nacido luego del gobierno dictatorial de Pérez Jimenez, derrocado por protestas populares y militares, quién abandonó el poder y el país el 23 de enero de 1958, y diez meses más tarde se realizaron elecciones del Ejecutivo y del Legislativo, teniendo este la función de elaborar la nueva constitución, la que fue construida partir de la Constitución de 1947, de la que se tomaron sus postulados ampliándolos y actualizándolos, que fue para entonces realmente una Constitución revolucionaria, que vino a producir un corte abrupto con el gomecismo y su secuela. 

  El inicio del proceso democratizador venezolano de 1958 contó con unas elecciones presidenciales y legislativas en diciembre de ese mismo año, que atrajo una entusiasta participación electoral  de más del 92%, que sigue siendo el porcentaje más alto en la historia electoral del país. 

   Las décadas de los años sesenta, setenta y primera mitad de los ochenta, contribuyeron a consolidar el sistema político venezolano, evidencias son los porcentajes de abstención electoral, verdaderamente bajos: 

1963                            9.22%
1968 5.64%
1973 3.48%
1978 12.44%
1983 12.25%




  

  Comparando la participación electoral en el período 1958-2007, Héctor Briceño (Participación electoral y cultura política en Venezuela 1958-2007) nos muestra la muy alta participación electoral en las presidenciales en el período 1958-1989 por encima del 90%, en cambio en el período 2000-2008 de un 65%, notablemente menos en las regionales, siendo 59,3 y 53,1 respectivamente. 

  Estos antecedentes son referencias para analizar un elemento que se agrega a otras situaciones complejas en la etapa reciente que se vive en la sociedad venezolana, como es la aspiración de la población de ejercer sus derechos electorales. 

  Una de las fortalezas del periodo bolivariano fue el de promover la realización de elecciones, ya que a la alta participación electoral mostrada en el período 1958-1989, se había iniciado a principios de los años noventas una baja en la misma. Vino la revolución bolivariana y propuso los procesos refrendarios que activaron la frecuencia electoral. Aunque sus discursos y planteamientos eran más proclives a analizar los problemas políticos y sociales, pero menos a los económicos. Y resulta que en la medida que estos no se resolvían sino que por el contrario se agudizan, la revolución no ha podido resolver problemas elementales para el ciudadano, y ello evidentemente traería consecuencias electorales.

  A la crisis por la escasez de alimentos, de medicinas y de otros bienes para el funcionamiento y satisfacción de las necesidades normales de los hogares y de los centros productivos, también la falta de seguridad ciudadana, se agregan en los últimos años las dificultades para el ejercicio de los derechos  políticos, por lo que se han multiplicado las persecuciones, los exilados, los presos políticos, y los obstáculos para el ejercicio de los derechos electorales, emitiéndose decisiones del TSJ y del CNE que alteran los conceptos y principios constitucionales, todo con el propósito de obstaculizar e impedir las consultas electorales.     
  
La dificultad de entender y practicar honestamente que “dentro de la constitución todo, fuera de ella nada”,  nos coloca en este momento en una mayor incertidumbre que la ya conocida.

@hl_lucena


  

martes, 25 de octubre de 2016

EL CONTRATO, LAS NEGOCIACIONES Y LOS CONVENIOS


  

El Premio Nobel de Economía fue adjudicado a dos economistas  el británico Oliver Hart y el finlandés Bengt Holmström,  en cuyas carreras se destacan sus estudios de la teoría del contrato. 

  Aquí contrato refiere a muy diversos tipos, es decir se incluyen por ejemplo los relativos a concesiones de servicios públicos a empresas privadas, contratos entre empresas, contratos de remuneraciones y condiciones de trabajo para ejecutivos. 

  En el mundo del trabajo el contrato es el punto de partida entre el empleador y el trabajador. Esa relación puede ser formalizada con documentos, sellos y registros, pero desde el momento en que una persona le presta un servicio personal a otra bajo su dependencia, y recibe una remuneración, se configura un contrato de trabajo. 

  Pero esta es una relación asimétrica entre una y otra parte, teóricamente es un contrato entre iguales pero uno busca y paga el tiempo de trabajo del otro, en cambio este busca un empleo para sobrevivir. 

La asimetría entre las partes se reduce por vía de las negociaciones colectivas. El conjunto de los trabajadores o unas determinadas categorías se organizan y llevan a cabo las negociaciones con el empleador. Luego de negociar han de alcanzar un acuerdo que sería el convenio o el contrato colectivo. 

También se reconoce que la asimetría entre el empleador y el trabajador encuentra otro recurso para reducirla con la intervención del Estado. Más polémica esta vía que lo que los propios trabajadores puedan ejecutar con sus propias acciones, porque históricamente hay muy buenas experiencias que muestran que esa intervención a facilitado y modernizado las relaciones entre empleadores y trabajadores, pero también otras que muestran que a la subordinación original de los trabajadores ante el poder económico del empleador, se suma la subordinación política de las organizaciones de los trabajadores a determinados regímenes que la utilizan especialmente para preservarse en el poder.

La intervención del Estado en lo que refiere al funcionamiento de las organizaciones de los trabajadores, ha sido un hecho de vieja data. Tanto en los regímenes civiles de los cuarenta años que van de 1958 hasta 1998, como en el régimen militar-cívico sin alternancia de este siglo XXI, esa intervención ha sido notable. Para efecto de las negociaciones colectivas sus consecuencias han sido entre uno y otro período notablemente diferentes. 

  En el inicio de la etapa civil de los cuarenta años que se iniciaron en 1958 las negociaciones colectivas partieron de un estado limitado por la propia naturaleza del aparato productivo nacional caracterizado por lo tradicional, con pocas empresas del tamaño suficiente para servir de escenario a reales relaciones colectivas de trabajo. Es por lo que en 1960 se celebraron 680 convenios colectivos, que fue un número importante visto que en la década de los cincuenta eran muy pocos los que se celebraban. En los siguientes años de este inicio de los años 60 gradualmente fue creciendo el número de convenios colectivos hasta llegar a superar la barrera de los mil convenios colectivos firmados en 1965. De ahí en adelanta se consolidó este proceso en las relaciones laborales. 

Las relaciones de trabajo en el país asumieron el fomento de las negociaciones colectivas por parte de las instituciones claves en su funcionamiento, las centrales sindicales y sus organismos afiliados, los gremios empresariales y las empresas, y la política laboral gubernamental y estatal en general.

  En el presente vemos que en convenios colectivos hemos regresado en estos últimos años al número de convenios que se negociaban hace más de cincuenta años. En los años 1961 y 1962, los convenios negociados fueron 684 y 642, un poco más que los 628 convenios firmados el pasado 2015.   
  
 Estos resultados los hemos comentado en otras contribuciones, pero para tratar de razonarlos desde una perspectiva general, que atienda a mirar el modelo de desarrollo que sirve de marco a esta regresiva evolución laboral, se precisa una síntesis de las opciones de dicho modelo y el papel que en el juegan las organizaciones de los trabajadores, y tenemos por un lado un modelo de desarrollo: 

A- Que coloca el eje de la acumulación económica en la reindustrialización y la expansión del sector productivo apoyada en la redistribución progresiva del ingreso. Esta alternativa fortalece a su vez al movimiento de los trabajadores y con ello a las relaciones laborales.

  Por otro lado un modelo de desarrollo:

B- Basado en transferencias directas a los sectores populares, cuya mas generalizada expresión es por la vía de las misiones; lo que a su vez ha servido para el control social y así como se ha prestado para  fomento de la corrupción; dejando de lado la recuperación y fortalecimiento del sector productivo. Esta alternativa es independiente y ajena del quehacer y aportes del movimiento de los trabajadores. 

  Nuestra realidad económica y política en estos procesos de negociaciones colectivas, así como su materialización en los contratos y convenios colectivos, que protejan y mejoren las condiciones de remuneraciones y de trabajo en general no ha recibido la atención del régimen promotor de esquemas de desarrollo como el mencionado en B. Están planteadas tareas inmensas para llenar el vacío y retroceso que el actual modo de conducir las relaciones laborales ha dejado en estos años recientes.   


@hl_lucena

martes, 18 de octubre de 2016

DESMONTAJE DE LAS RELACIONES LABORALES


Uno de los viceministros del área laboral sigilosamente desliza que “no descarta otro aumento salarial” (portal de Ultimas Noticias del 2-10-16), apenas a un mes de entrada en vigencia de reciente incremento del salario mínimo y del bono de alimentación.

  Se desconoce cuanto se ha cumplido el aumento que entró en vigencia este primero del pasado mes de septiembre y cuál ha sido su impactos para los trabajadores, su familia, para las empresas y para el sistema productivo del país. Se trata de tareas por cumplir que tienen los órganos estatales, son tareas ordinarias de ejecución permanente de aquellos entes que han de construir las bases para la toma de decisiones así como los que son receptores de informes, denuncias, realizan inspecciones y disponen de un funcionariado para así llevar el hilo de decisiones importantes como son las salariales. 

  Se reiteran que sobre salarios se toman decisiones sin conexión con otras variables que concurren a los asuntos centrales para los cuales los salarios sirven, como es su capacidad adquisitiva y el papel que juegan en el estímulo del sistema productivo. 

 Hacer anuncios sobre aumentos de salarios con tanta ligereza fomenta el descreimiento de productores y consumidores, no en el hecho de que no se decreten, claro que pueden ocurrir visto la existente centralización de decisiones en el Ejecutivo en grado extremos y por tanto la desarticulación de las relaciones laborales y el deterioro del tejido productivo, y disponiéndose de dudosas bases legales dadas las continuadas prórrogas de decretos de emergencia económica al margen de los requisitos constitucionales; todo ello somete al país y sus ciudadanos a la incertidumbre y la desconfianza en el rumbo de sus vidas y de las empresas. 

  Sobre la desarticulación de las relaciones laborales, es elocuente reconocerlo al analizar la memoria más reciente del Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo -MPPPST-, la del 2015, siendo fundamentales las organizaciones de los trabajadores para que se materialicen y funcionen las relaciones laborales, en todo este texto de 370 paginas, se menciona la palabra sindicato sólo una vez, igual ocurre con la de autonomía y la de pliegos conflictivos. Otras instancias de los trabajadores como sindicalismo, federaciones, convenios colectivos, huelgas ni siquiera se mencionan, para la memoria que reporta todo un año de actividad laboral estas categorías no existen. Negociaciones colectivas se mencionan tres veces; libertad sindical 5 veces; participación de los trabajadores y las mismas relaciones laborales, 7 y 8 veces respectivamente. Aunque estas últimas se mencionan más por las denominaciones de unidades administrativas en el propio organigrama. En general, todas estas categorías ya experimentaban el desdén del régimen y su modelo laboral desde hace muchos años, ya que igual análisis realizamos en la memoria ministerial del 2007 con resultados similares.   

  Pero en cambio, en la misma memoria ministerial del 2015, véanse los términos más mencionados: clase obrera y/o trabajadora 55 veces; patria 54; inspección 53; control 50, socialismo 29 y Chávez 10. En estas categorías si se evidencia un marcado crecimiento de su recurrencia al compararlas con la memoria ministerial del 2007. Las mismas ya mencionadas y con igual orden: 11, 3,17, 40, 6 y 0. Esto sugiere que el régimen viene prestando mayor atención al diseño y fortalecimiento de un institucionalidad subordinada y controlada en el mundo laboral. La clase obrera/trabajadora que se menciona es para su control y subordinación, y no para su fortalecimiento que le permita construir organizaciones propias dotadas de herramientas para su desenvolvimiento y profundización en el quehacer de la sociedad venezolana. 

  Vistas las menciones casi inexistentes por un lado, el de las categorías propias de las relaciones laborales, y la saturación por el otro, se deduce que más que un despacho que fomenta la institucionalidad de las relaciones laborales, lo que viene es contribuyendo a su desaparición a cambio de priorizar esquemas centralizados que no confían y por tanto ignoran la capacidad y autonomía de los actores sociales y laborales propios de todo funcionamiento de las relaciones laborales.

  A pesar del esquema burocrático y de los propósitos de como desde el poder gubernamental se visualiza este campo de la realidad, las organizaciones hacen denodados esfuerzos por ser y estar en los escenarios que le son propios; cierto que logran más visibilidad en los centros de trabajo, públicos y privados, pero mucho menos en los procesos de decisiones en las políticas sectoriales y macroeconómicas. 

  Aquí cabe volver con el modelo de relaciones laborales que nació e imperó en el país a lo largo de su historia laboral, el cual privilegió las organizaciones y el accionar por empresa o centro productivo. Obviamente no es una virtud, y hoy se revelan más sus limitaciones. 


  Recordamos una frase de un colega al analizar este fenómeno que solía decir que entre los dirigentes predomina “se prefiere ser cabeza de ratón antes que cola de león”. Los retrocesos experimentados en el período chavista por las relaciones laborales y sus actores, tanto del trabajo como del capital, pero más afectados los primeros, llevan a replantearse las organizaciones con identidad, autonomía e institucionalidad son más efectivas para la protección de sus afiliados, así como las relaciones con los otros interlocutores, especialmente aquellos gobiernos que ven a las organizaciones laborales sólo como sujetos de subordinación y por tanto de control.

martes, 11 de octubre de 2016

VENEZUELA Y LA REGIÓN: excepcionalismo al reves


  Las reiteradas invocaciones al proceso político venezolano en las campañas electorales en Hispanoamérica y en particular al modelo de conducción gubernamental y sus consecuencias económicas y políticas, ha vuelto a ocurrir con énfasis en el reciente referéndum en Colombia, lo que nos lleva a analizar que es lo particular de lo venezolano que no deja de ser parte en los procesos electorales regionales. 

  Desde el mundo del trabajo importa reconocer que también en buena parte de Hispanoamérica en otros tiempos se veía con interés al modelo venezolano. Era reconocido que se conseguían buenos empleos, había espacio para la creación y fomento de empresas, la moneda era la más fuerte de la región, y fundamentalmente se ejercían libertades al tiempo que en la región se perdían derechos y se extendía el autoritarismo. Al respecto, un distinguido investigador estadounidense, Steve Ellner con una amplia carrera académica entre nosotros en la Universidad de Oriente, en sus investigaciones de la época destacaba que el movimiento sindical venezolano después de 1958 aportó su contribución al mantenimiento y fortalecimiento del sistema democrático, en una etapa de amenazas e intentos de desestabilización, como lo fueron los golpes militares de derecha en San Cristóbal -1959- y Barcelona -1967-, por otro lado los levantamientos militares conjuntamente con partidos de izquierda en Puerto Cabello y Carúpano, y la insurrección guerrillera en la década del sesenta hasta la pacificación de inicios del primer gobierno de Rafael Caldera en 1968. 

  Pero superada esta etapa y junto a la inexistencia de conflictos armados, de relativa estabilidad y de no intervencionismo de las fuerzas armadas, se dio lugar a lo que algunos analistas, entre ellos Ellner, calificaran al desenvolvimiento político y laboral con la tesis del excepcionalismo; con ello se quería significar un comportamiento diferenciado del movimiento laboral y de la política venezolana diferente al resto del continente. 

  Es por ello que al tiempo que la mayoría de los países de la región sufrían retrocesos de sus sistemas de libertades, en Venezuela se consolidaba su estabilidad política y económica, convertida en centro de atracción de inmigrantes de América Latina, el Caribe y de Europa. 

  Pero en los años ochenta se hicieron visibles signos de pérdida de la estabilidad, y en Venezuela ya la tesis del excepcionalismo se constató que dejó de ser un predictor confiable, como lo reconoció el mismo Ellner; puede verse en su artículo “Tendencias recientes en el movimiento laboral venezolano: autonomía vs control político” en Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 2003, vol. 9, No. 3, UCV. 

  En ningún país de la región existen hoy propuestas importantes que quieran emular el modelo político, social y económico que predomina en Venezuela. De haberlo, lo mantienen bien guardado porque ahuyenta a posibles seguidores. 

  Los debates asociados con las elecciones refrendarias colombianas, especialmente en cuanto a sus resultados, plantean de nuevo la tesis del excepcionalismo pero en esta ocasión al revés. La región se caracteriza por el fortalecimiento de la democracia y la estabilidad económica, en tanto en Venezuela ocurre lo contrario. Predomina guardar distancia con el actual modelo venezolano, criticarlo y resaltar sus dificultades para gestionar un país con amplios recursos energéticos y mineros, que no le permiten a su población resolver con su producción y recursos propios la alimentación y el acceso a productos y bienes esenciales. 

  Los trabajadores dependientes y en general los sectores cuyo ingreso depende de su trabajo, sienten y ven con impotencia el desmejoramiento de sus condiciones de vida, al tiempo de la repetición de un discurso que invoca mecánicamente al socialismo y a la revolución, pero que nada de ello detiene la desmejora de los empleos y el poder adquisitivo de los ingresos. 

De haber sido el país que atrajo a grandes contingentes de migrantes, hoy es lo contrario, es un país que pierde valioso capital humano, tanto de nativos como de inmigrantes o sus descendientes que ahora apuntan a otro territorio. Por su parte, el capital que es más volátil y temeroso que el trabajo, reduce sus actividades y sólo deja aquellas que le permitan preservar la presencia en el mercado, abrigando esperanzas de un futuro con otra orientación política y económica.

  La controversia de que cada proceso político que haya de dirimirse en los países de la región se establezcan paralelos o al menos referencias con el actual régimen venezolano, también tiene sus fundamentos en el hecho de su pretendida exportación y aspiraciones de liderazgo regional, aunque hoy casi inexistente.

 Sobre la invocación del modelo de gobierno bolivariano ya es un lugar común mencionarlo en las campañas electorales de Hispanoamérica. En principio, desde los círculos más conservadores estigmatizan a dirigentes o propuestas de izquierda de aspirar repetir prácticas del chavismo. 

  Lo hemos visto en México (campaña candidatura de López Obrador), Perú (Ollanta Humala), Argentina (Scioli), e iguales situaciones se observaron en Paraguay, en algunos países del Caribe y de Centroamérica, y hasta en la política española, a pesar de un estrecho acercamiento en los inicios del Partido Podemos. Pero en la medida que se ha estabilizado como una tercera fuerza política en España y compitiendo con la segunda, ahora elude cualquier parecido con el modelo promovido por el gobierno venezolano.  


 En la región quedan las preguntas ¿Por qué Venezuela está hoy en la caótica situación política, social y económica? ¿Por qué la resistencia del régimen a reconocer y abrirse al diálogo con la representación mayoritaria en el parlamento? y finalmente, habiendo sido un régimen orgulloso de las frecuentes elecciones, la consulta popular, ¿Por qué ahora ni elecciones quiere hacer?

martes, 4 de octubre de 2016

RELACION ENTRE EMPLEO,ECONOMIA Y POLITICA


  Para quienes viven de su trabajo, es decir, la amplia mayoría de la población, las opciones que ofrece el mercado laboral son las de ingresar en una empresa privada, o en el empleo público,  o hacerse de su propio empleo por vía de un emprendimiento, o en una muy pequeña proporción formar parte de la economía social, en donde destacan  las cooperativas. Este conglomerado de personas son las que constituyen los trabajadores y su movimiento.

  El empleo mayoritario se ubica en el sector privado, aunque en los años de la revolución bolivariana el empleo público creció vertiginosamente, pero aún así el empleo privado sigue siendo el más numeroso. En cuanto al empleo por cuenta propia, en donde se ubica el emprendimiento, aquí hay que distinguir aquellos que logran un nivel de actividad económica que le da a los emprendedores ingresos suficientes para el sustento familiar, y en algunos casos, hasta para acumular, y por otro lado, los que no lo logran y se mantienen en el amplio espectro de la informalidad y la precariedad. 

  De todos modos, en el empleo para entes públicos y empleadores privados también existen los empleos precarios, ya sea por la inseguridad en el sentido de no tener continuidad, por el bajo nivel de ingresos, o porque los empleadores no le satisfacen las tutelas establecidas en la legislación laboral y de la seguridad social. 

  En la historia de la legislación social venezolana ha habido una sostenida sensibilidad por la protección del empleo, desde los inicios de penalizar económicamente al empleador que injustificadamente le quita el empleo a un trabajador - la creación del pago doble- hasta la estabilidad absoluta de los últimos tiempos. Sin embargo, algunas limitaciones no han permitido que haya habido la debida correspondencia entre la letra escrita y la realidad. 

Empleo y economía

  A pesar del justo derecho al trabajo y su debida protección, no hay que olvidar a la economía. Lo primero no es sustentable sin esta última. Hay que vincular empleo y economía. Quienes gobiernan son ilusos si no tienen presente esta relación, en el fondo son irresponsables. Crear y proteger empleos, no es sólo un hecho político y social, también es un hecho económico. Es por lo que la mayor protección del empleo, tanto en su creación y permanencia como en su calidad la brinda un contexto en donde exista una economía estable y productiva. Cuando el gobernante no acierta en esta construcción esta labrando el camino para la no creación de empleos, para no ofrecer su continuidad y para desmejorar su calidad, independientemente de cuantas regulaciones elabore.

  Quienes han perdido sus esperanzas en conseguir un buen empleo o mantener su emprendimiento, muchos de ellos optaron por irse del país. Es una consecuencia fundamentalmente de como funciona el mercado laboral. Se sabe que problemas de inseguridad y políticos agregan razones, pero lo principal es lo señalado inicialmente.

  Hoy la canasta alimentaria que publican mensualmente el Cendas-FVM alcanza para agosto la cantidad de 383.925,20 bolívares mensuales para una familia de cinco miembros: cerca de veinte salarios mínimos (Ultimas Noticias, 26-9-16). Recordemos que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dejó de publicar este dato esencial para el trabajador y para la economía en general. Esta realidad precariza casi absolutamente todo el empleo público y privado, y buena parte de quienes tienen auto-empleo. Ante esta realidad cabe plantearse que papel juegan las regulaciones como la estabilidad absoluta. Es lo que subrayamos al destacar la brecha entre el papel y la realidad. 

  Este hecho que muestra al gobernante sin la capacidad para gestionar y liderar que la economía funcione debidamente, lleva al trabajador a desarrollar diversas estrategias personales, familiares, comunitarias, políticas y como clase trabajadora a buscar alternativas para su sobrevivencia. 

  Entre esas alternativas se tienen que cada miembro de la familia se ve en la necesidad de buscar ingresos, ya no solo alcanzan los del proveedor principal, sino que se agregan los de otros miembros familiares, en algunos casos sacrificando la atención de los niños y al hogar. También, el que tiene un empleo reduce su atención a las obligaciones que el mismo le impone para procurar los bienes esenciales para su subsistencia. La escasez impone destinar tiempo del descanso personal, de la convivencia familiar y de la ejecución del empleo, todo en la búsqueda de los bienes. También se multiplican las redes de distribución paralelas a los establecimientos formales del comercio que fijan precios varias veces por encima de lo regulado. Tanto la atención al empleo o a la actividad que da el ingreso, como el uso del tiempo, se constituyen en situaciones anómalas e irregulares que ahondan el deterioro de actividades productivas y generan zozobras en las personas y en general en las familias y comunidades. 

Empleo y política  

  Las personas gradualmente se han venido organizando vía comunidades para sobrellevar las penurias que imponen las consecuencias de las políticas económicas desacertadas. En un principio el llamado poder comunal lo estableció el régimen como un aparato dirigido desde el propio gobierno, pero ya una buena parte de los consejos comunales creados desde arriba, viven penurias que se dan cuenta que en la medida que sean instrumentos dóciles del poder los problemas no se resuelven, sino que, por el contrario, se ahondan. 


  Es en este contexto, que tiene que ver con el empleo, el ingreso, la subsistencia, el que dio lugar a la masiva emigración de venezolanos formados y dotados de plenas capacidades productivas, que hace que los que aquí perseveran cotidianamente, luchando entre su empleo público o privado, o por cuenta propia, haciendo los esfuerzos sobre humanos que sólo buscan estirar su ingreso y sobrevivir, y combinarlo con acciones ya en el orden ciudadano y político de promover que el gobernante que no acierte en la conducción, se ejerza el derecho de sustituirlo por otra alternativa que pueda hacerlo con más acierto para la amplia población trabajadora.

martes, 27 de septiembre de 2016

LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEJIDO PRODUCTIVO


  En el país hay un compromiso con el sistema productivo, su actual estado obliga a replantearse propuestas para superar las dificultades que desde el punto de vista de su funcionamiento presentan la mayoría de las empresas. Cierto que es más notorio en las estatales, sean de las tradicionales o de las incorporadas en los últimos diecisiete años, pero también en las empresas privadas el complejo contexto no le es ajeno; es por lo que la situación obliga a analizar empezando por indagar qué fue lo que ocurrió para que estemos en esta catástrofe productiva y organizacional, para inmediatamente construir propuestas de alternativas y salidas productivas.

  Es importante distinguir que antes de que una porción de las empresas pasaron a ser influenciadas unas y hasta intervenidas otras con los nuevos conceptos que emergen en el llamado período de la revolución bolivariana, no todas las empresas andaban bien. Evidente que en el país se requería una reestructuración productiva, pero la generalidad de las empresas cumplían con sus compromisos laborales, con sus proveedores, con el Estado, y el país no vivió los extremos de escasez, inflación y corrupción que hoy se conocen. Está planteado encarar el desafío explicativo sobre qué fue lo que pasó para que nuestro país pasara en tan breve tiempo de un sistema que atendía necesidades de su propio aparato productivo, y lo más importante, las necesidades de sus ciudadanos,  a la actual situación. Se  agrega que dentro de este lapso se incluye el período en el cual el país recibió la mayor riqueza en divisas de toda su historia.

  En el presente se contabilizan en lo social todo tipo de indicadores de escasez de alimentos y productos esenciales, de desnutrición, con su consecuente secuela de conflictos, violencia, y extrema pobreza. Es una tarea a ser encarada en la reconstrucción del aparato productivo nacional. 

  En cuanto a la reconstrucción productiva no es extraño oír a interesados destacar la preocupación por la actitud poco comprometida que se pueda haber estimulado hacia el trabajo, en el sentido de destacar que la revolución bolivariana  no ha mostrado mayor preocupación por fortalecer valores que se derivan del trabajo. 

  Uno de ellos es el acentuado sectarismo que ha creado situaciones de apartheid político que se han llevado a extremos al interior de las organizaciones productivas. Listas de miembros del partido, listas de opositores, que de paso se tiende incluso a concebirlos como enemigos, listas de recomendaciones, el nepotismo que es más acentuado cuando proviene de los niveles más altos de la pirámide de gobierno, y finalmente la extendida militarización que en esta fase del madurismo, amplió sus tentáculos. Y todo esto por otro lado ha sacrificado a millones de venezolanos en sus carreras, sus méritos, profesionalización, esfuerzo, y la antigüedad en las organizaciones, dejando insatisfacción no sólo en los afectados directos, sino a familiares y en especial a los jovenes que ven una perspectiva sombría a sus futuras carreras laborales. 

  Los nuevos paradigmas productivos que tarde llegaron a nuestro país, como consecuencia del retraso en industrializarse y modernizarse como país productor de bienes y servicios distintos a los hidrocarburos y los minerales, que fueron quienes sustentaron la economía por largas décadas. Los intentos de la década del sesenta en adelante por construir una nueva economía basada en la industria que a su vez sustituyera importaciones, y que años más tarde por los acuerdos de integración era necesario abrirse a los mercados regionales, para ir especializando aquellos sectores con ventajas comparativas en una primera fase. 

  En pocas actividades económicas se avanzó en crear organizaciones modernas que acogieran nuevos paradigmas productivos, conceptos de justo a tiempo, de formación permanente, de grupos de trabajo, de esquemas participativos, de énfasis en la calidad y la competitividad, de eliminar los desperdicios y evitar los re trabajo, las devoluciones y los atrasos, someterse a las auditorías de productos, de procesos y de todo aquello que conforma el quehacer productivo,  y someterse a las comparaciones con competidores para ir superando metas, en la inversión en innovación y en mejoramiento de procesos. Todo esto demandaba una gerencia disciplinada, con liderazgo, estudiosa, con credibilidad en los valores del trabajo, la disciplina, la ética, el respeto a cada miembro de los equipos de trabajo. Así también en los cuadros del equipo que tenía responsabilidades en la conducción del negocio, que reconoce a cada miembro del personal como un ser con plenas capacidades de análisis y operatividad, de aportar mejoras a los procesos, y de ser partícipe de la gestión.

  Sí reconocemos que no se avanzó suficiente en estos esquemas organizacionales para lograr mejores productos, ambientes de trabajo y altas calificaciones de los trabajadores, pero sí se estaban dando pasos algo tímidos en algunos sectores y empresas. Incluso con insuficiente orientación desde el Estado y las políticas públicas, y también con insuficiente integración con el sistema académico de las universidades nacionales, en cuanto a la formación de los recursos humanos y a la investigación, ya que todo esto tiene un importante potencial de aportes.    

  Hay que reconocer que estos esquemas en aquellos centros productivos en donde alcanzaron un cierto grado de avance, el contexto de funcionamiento económico y político de estos últimos años ha dado lugar al surgimiento y existencia de obstáculos para su permanencia y desarrollo. 

  Toca reconstruir el maltrecho tejido productivo, replantearse cuales han de ser los esquemas mas idóneos para atender un país que lleva años sin invertir, sin actualizarse tecnológicamente, que hoy cualquier otro país de menor dimensión en su economía nos supera, para que se relance a recuperar los niveles de consumo y producción perdidos, y que al mismo tiempo construya una visión de país que supere las heridas y traumas que se han multiplicado en estos últimos años, que son un lastre para ver con optimismo una mejor sociedad para todos.

@hl_lucena



lunes, 19 de septiembre de 2016

OBSTACULOS A LA ORGANIZACION DEL TRABAJO


Sobre los procesos de trabajo así como la organización que demanda que en las empresas se desarrollen normalmente las actividades, las que dan lugar a lograr la elaboración de los productos y servicios para las cuales fueron creadas, hemos destacado que no han sido temas noticiosos, es decir que no han dado lugar a la atracción de la opinión pública. Que más bien los temas del mundo del trabajo más referidos en los medios son aquellos que ocurren en el contexto que lo circunda y no tanto en el centro de las actividades productivas, es decir en el foco de los procesos y de la organización del trabajo.

  Entendiendo los procesos de trabajo como aquellas actividades que ocurren directamente entre un trabajador y lo que se le demanda desde la empresa para contribuir a elaborar un bien o servicio. Y en cuanto a la organización del trabajo se refiere al conjunto de aspectos técnicos y sociales que intervienen en la producción, así como a la división del trabajo entre las personas y entre estas y los equipos que se requieren, enmarcado todo en el medio ambiente de políticas públicas, de reglas, normas y tradiciones de ese campo productivo. Es una construcción social, histórica, modificable y cambiante.  

Y ¿Cuáles son las actividades o los hechos del mundo del trabajo que mas frecuentemente levantan la atención mediática? No son temas menores, ya que refieren a asuntos esenciales en la vida de las personas, las empresas y las sociedades. Veamos: 

  1.   La insuficiencia de los salarios para vivir dignamente. Cuando estos están por debajo de la inflación se deteriora la vida de las personas, con toda razón es un hecho que ha de llamar la atención. Por eso todos los días se conversa de precios, costo de vida, escasez, y las dificultades que ello acarrea para la vida familiar y social. 
  2.   Tener o no tener un empleo, o que tipos de empleo son los que se crean en una sociedad. Del otro lado la pérdida de empleos es un hecho alarmante, ya que las personas lo requieren. No tener trabajo es un hecho grave en la sociedad moderna y la vida urbana. Por eso los despidos son equivalentes a pérdidas de vida y tiempo productivo. Es deseable poder conocer mes a mes cuantos empleos se crean y cuantos se pierden, verlos por sectores, por estados, así como que tipos de empleos, habida cuenta que los hay estables e inestables, dignos e indignos, tutelados e informales . 
  3.   Que haya continuidad en la vida productiva no es noticia, pero sí lo es cuando ella se quebranta aunque no todo tipo de quebrantamiento, sino aquellos que vienen acompañados de acciones sindicales en la diatriba y la confrontación de las relaciones laborales entre sindicatos y patronos. Agreguemos que las paralizaciones con motivos de controversias laborales alcanzan proyección cuando refieren a productos y servicios que afectan a numerosas porciones de la población y de las empresas. 

  En nuestra sociedad dado su modelo productivo que identificamos en pasada contribución como MEEE (Militarista, Estatista, Entreguista y Empobrecedor), ha producido un hecho notorio como es haber dado lugar a que los procesos y la organización del trabajo se hayan convertido en asuntos relevantes y del interés de la sociedad toda, y de esa manera llamar la atención de la cotidianidad de estas dimensiones del mundo laboral. 

  Una importante muestra de lo afirmado en los anteriores numerales se deduce de lo informado recientemente por el principal grupo empresarial privado en la producción de alimentos ( “Polar puede elevar su producción en un 67%, El Mundo, Economía y Negocios del 13-9-16).

  Se destaca que al haberse convertidos algunas corporaciones y entes determinados por el Estado en los únicos que manejan la importación de alimentos, así como de las materias primas para su fabricación local, se producen situaciones que afectan los procesos y la organización del trabajo en al amplio y diverso tejido productivo. Esto se ha traducido en ritmos enlentecidos, irregulares o en parálisis de los procesos de trabajo, en quebrantamientos de los flujos entre las distintas fases al interior de una empresa y en las relaciones entre varias de ellas que conforman la cadena correspondiente. Se agrega que han tenido que pagar materias primas por encima de lo que le costaría a esta corporación si los importara directamente. 

  En un principio lo anterior da lugar a un uso irregular del tiempo de trabajo de las personas, de los equipos y de la infraestructura productiva toda. La nación pierde al no producir la riqueza para la cuales están diseñados esos diversos elementos. 

 Que el grupo Polar informe que deja de producir mensualmente 35 millones de kilos de alimentos, lo que es un hecho centrado en la manera como se desenvuelven los procesos y la organización del trabajo en esas plantas, que en su larga tradición era ejemplo de no parálisis, de eficiencia, de un efectivo ambiente laboral para la continuidad, la innovación y la entrega de productos a los consumidores. Como todos perdemos con estos hechos, es por lo que las políticas públicas han logrado un hecho notorio, que la sociedad toda aprecie lo fundamental que es una organización del trabajo efectiva para su mejor funcionamiento.  

hector.lucena@gmail.com
@hl_lucena

lunes, 12 de septiembre de 2016

Modelo Militarista, Estatista, Entreguista y Empobrecedor - MEEE -


 Ver gobernar un país y apreciar el constante y continuado deterioro, sin que se tomen medidas que lo reviertan, y que más bien aquellas que se ponen en práctica lo que logran es ahondar las dificultades, se convierte en un tema de muy seria consideración. De allí las consecuencias y los impactos para el país, para la sociedad toda y las personas que lo viven.  

  Los indicadores sociales y económicos se dejaron de publicar, los pocos que aún se dan a conocer entran en la duda de por qué unos si y otros no, lo que estimula percibir sus sesgos. Le sirve al régimen para edulcorar su fachada.

  Las consecuencias de las políticas sociales y económicas nos empujan a escenarios alarmantes, como crisis humanitarias, hiperinflación, estancamiento y hasta pérdida de soberanía. 

  Seguir respondiendo con la tesis de la guerra económica no aminora en nada la situación, sólo sirve para seguir militarizando la sociedad, y recientemente la cesión del pleno control de la cadena alimentaria en manos militares. Los ministerios de la economía y la producción se subordinan a los criterios militares, y junto a ello la gran cantidad de corporaciones, empresas estatales y entes subordinados que participan de esta cadena. Es lo que lleva a identificar el régimen de militarista y estatista, pero además se observan consecuencias como la pérdida de soberanía y el empobrecimiento de la población. 

  Se ha manifestado, con razones que la soberanía implica tener seguridad alimentaria. Contar con más de 170 mil miembros de los cuerpos armados, y con amplia dotación de armamento adquirido aún bajo las dificultades económicas de estos tiempos, puede permitir que el control militar de la cadena alimentaria se haga con rigor y en las distintas instancias desde los espacios agrícolas, pasando por los procesos de transformación y llegando hasta los de distribución a los consumidores, pero todo ello en absoluto no hace crear la producción en los rubros o ramas donde no la hay, ni incrementar aquella existente. 

  Para crear producción, incrementar la existente y mejorar los procesos productivos, lo que más  falta hace es la confianza, la certeza de reglas claras para los que producen, el respeto a la propiedad, los incentivos para quién corre riesgo, el trabajo asalariado o autónomo con protección tanto de los individuos como de sus organizaciones gremiales, el dejar en manos de quienes tengan los saberes y los conocimientos el manejo de las instituciones del sector de la alimentación, la formación para mejorar las calificaciones, el promover la carrera de los productores, el fomento de la innovación y la investigación en alianzas con los centros dedicados a estas actividades, el hacer convenios que permitan llegada de inversores que realmente nos transfieran tecnologías.   

  Es en estos procesos descritos en donde está la soberanía. Ella cuando se refiere a la producción no es un problema de armas y aprestos militares, es un problema de la sociedad con énfasis en los productores tanto los que aportan capital como los que aportan trabajo y saberes. Lo militar es bienvenido para que contribuya en dar seguridad al territorios del campo y de la vida productiva en esas amplias extensiones. Si hay abandono del campo en buena medida es porque el Estado dejó de prestar la protección que ahí se necesita. 

  Importante destacar que el proceso de finiquito de la guerra en Colombia aún no ha culminado, en principio ha de esperarse el resultado del referéndum, y como se sabe por muchas décadas nuestro territorio ha sido el aliviadero de esa crisis. La soberanía que se vocea con la alimentación, y que no la tenemos, también la soberanía es de dudosa tenencia en el resguardo de las fronteras. Ya lo hemos visto con el uso indiscriminado de nuestros espacios por toda clase de negocios oscuros con el narcotráfico, la minería depredadora, grupos de irregulares armados dedicados a la extorsión y el secuestro. De alguna manera hemos sido un Estado entreguista

  Tampoco la militarización parece apuntar a hurgar en la multimillonaria pérdida de recursos en el antiguo Cadivi y el posterior Cencoex, así como en las empresas artificiales, de maletín, ya denunciadas por personeros de alto nivel en el Ejecutivo en tiempos de Hugo Chávez, al menos hasta el presente nada dice al respecto. El habla popular suele decir que quién calla otorga.

  Todos esos recursos que han sido esquilmados han empobrecidos la vida productiva y social de los venezolanos, de ahí que nuestro modelo ha sido un promotor del empobrecimiento continuado,  es por lo que este año se espera un menos 10 en el producto nacional, y una inflación de más de setecientos por ciento. 

  El modelo productivo venezolano de hoy es el MEEE,  es decir Militarista, Estatista, Entreguista y Empobrecedor.