martes, 27 de octubre de 2015

¿SE ACABO LA NEGOCIACION COLECTIVA EN ENTES ESTATALES?


  Sobre las Convenciones Colectivas el Ministro del Poder Popular del Proceso Social del Trabajo, expuso planteamientos en entrevista publicada en la primera edición de Correo del Caroní como semanario -7 al 13 Agosto-. De sus declaraciones se derivan interesantes lecciones para el movimiento de los trabajadores. Veamos algunas de ellas.


A. Renovación de los convenios colectivos vencidos. El contexto de las declaraciones del Ministro fue con motivo de visita a la zona de Guayana, y por tanto se estima que el contexto de sus planteamientos estuvieron influenciados por la situación de dificultades de funcionamiento de buena parte de las empresas básicas.

Sus criterios estuvieron dirigidos a justificar la posición oficial de no favorecer la renovación de los convenios colectivos vencidos o por vencerse. En anteriores oportunidades posiciones oficiales con similares pretensiones pudieron descubrirse y no por voluntad del propio gobierno, tal fue el caso en el 2009, de circular emitida desde la Vice Presidencia, quién siguiendo instrucciones presidenciales, pedía a los directivos de las entidades públicas  que no se comprometieran en negociaciones colectivas, en otras palabras coartando este derecho fundamental. Pero desde antes de esa fecha es frecuente en el sector público, el retraso de las negociaciones de los convenios. Entes estatales que han de velar por los derechos de los ciudadanos, como la Defensoría del Pueblo o la Fiscalía, hacen caso omiso a estas violaciones. 

  Muchos de los propios sindicatos y algunas organizaciones no gubernamentales llaman la atención, reclaman y protestan por estos retrasos, o mejor dicho por estas violaciones, pero hasta ahora sin generar mayores impactos.  

  En el ámbito privado, las cosas son bien diferentes, ya que las negociaciones ocurren oportunamente y si hubiese retraso, la intervención de la administración del trabajo y de los entes relacionados sí funcionan como lo espera la sociedad y muy particularmente los trabajadores. 


B.  El Decreto con rango y fuerza de Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras -DLOTTT- nos trajo muchas novedades regulatorias, algunas celebradas por los trabajadores así como otras muy cuestionadas. Vemos en estas últimas que las Inspectorías del Trabajo, léase el Ministerio, no sólo son los centros de depósito del convenio alcanzado y logrado entre empresas y sindicatos, como se entendía en la anterior legislación laboral e igualmente en los convenios sobre negociaciones colectivas de la OIT, sino que ahora la Inspectoría del Trabajo somete la validez de esta convención a su “conformidad con las normas de orden público que rigen la materia, a efecto de impartir la homologación. A partir de la fecha y hora de homologación surtirá todos los efectos legales” -Artículo 450-, y que es según este órgano público que el documento entrará o no en vigencia. 

  La intervención restrictiva del ente llamado Ministerio del Poder Popular del Proceso Social del Trabajo, podrá no homologar parte del contenido del convenio colectivo negociado por las actores laborales, por considerar que no está conforme con las norma de orden público -Artículo 451-. El llamado Poder Popular pasó de los trabajadores al Estado, con esto de Ministerio del Poder Popular.


C.  Se afirma que los convenios colectivos vigentes y vencidos están en revisión porque “se establecieron condiciones que las empresas no estaban en capacidad de cubrirlas”. Se infiere que aquí revisión es no negociación sino acciones unilaterales del Ejecutivo, incluso acciones externas a los propios órganos empleadores negociadores de estos convenios cuestionados. 

  Se trata de acciones que minimizan la libertad sindical por criterios que le son ajenos, por un lado  
se trata de empresas cuya gerencia responde exclusivamente a los criterios gubernamentales ya sea el nivel central o local, y por otro lado se carece de estructuras estables y efectivas de relacionamiento entre las partes involucradas en el quehacer productivo, para tener alguna participación e incidencia en el diseño de políticas de carácter macro y sectorial en donde están insertas estas empresas. Temas como precios de los productos, sistemas de distribución y relaciones con el mercado, inversiones, destinos de los productos, adquisiciones, tecnologías, son decididos en instancias a las cuales los trabajadores y sus organizaciones no tienen acceso, y obviamente estas son decisiones determinantes en los posibles resultados financieros y estabilidad de las empresas. 

Hechos como el engrosamiento de las nóminas para incorporar lealtades y militantes políticos, va inevitablemente ahogando toda actividad empresaria, sea pública o privada. Igual que fijarle precio  a sus productos basado en motivaciones ajenas a las necesarias exigencias de todo ente productivo de disponer de recursos para mantener sus instalaciones, su personal y todos sus elementos productivos en condiciones optimas para autosustentarse y aún más para darle al propietarios los dividendos esperados, entendiendo que el propietario es la nación.

En otras palabras no hay un sistema de relaciones laborales que permita el acceso a los trabajadores a decisiones que más allá de las propias empresas inciden en su desenvolvimiento, independientemente de cuales sean los esfuerzos de quienes en el espacio productivo hacen o ponen su parte de compromiso.  

  No menos importante es que ha habido un continuado proceso de ajenidad en la determinación de los Presidentes y equipos de dirección de estas empresas, los que proceden de decisiones totales del poder ejecutivo. En los últimos años la ajenidad se ha sesgado a favor de colocar militares al frente de estas empresa, trayendo más elementos ajenos en la cultura de gestión y de los procesos productivo propios de cada empresa. 


  Finalmente este tema de pretender negar los convenios colectivos firmados, así como tratar de justificar la negación de la negociación de los convenios vencidos o por vencerse es un abierto retroceso en las relaciones de trabajo venezolanas.

ESPEJISMOS EN AUMENTOS SALARIALES


 Estamos próximos a ver en el recibo o en la cuenta bancaria el depósito de un nuevo ajuste del salario mínimo; sería el cuarto del presente año. Recién anunciado este aumento, mas el del bono de alimentación, no percibimos el entusiasmo propio de este tipo de anuncio, y aún más cuando un alto porcentaje de los trabajadores lo que ganan es ese mínimo, más bien lo percibido fue lo contrario, es decir desgano e insatisfacción. Justamente, considerar este fenómeno es el propósito de esta contribución.

 Los aumentos de salario mínimo así como los aumentos genérales de salarios son masivos y tratan de compensar una situación de pérdida de poder adquisitivo. Destacamos que hace muchos años que no vemos un aumento general de salarios. El más reciente ocurrió hace 35 años -en 1980-, resultante de protesta de los propios trabajadores, que forzaron al gobierno socialcristiano de entonces con Luis Herrera Campins como Presidente de la República, a aprobar la medida. 

  En cambio los aumentos por convenios colectivos de una rama o de una empresa, ya tienen más que ver con las condiciones particulares de ese sector o ente productivo. También los aumentos individuales ya tendrían más relación con una política de gestión, que se relaciona con las calificaciones y el desempeño. Pero todos éstos incrementos, sean ajustes sólo nominales o aumentos reales, tienen relación con el trabajo. 

  Por cierto este ajuste del salario mínimo replantea lo niveles acordados en gran cantidad de convenios, porque las escalas sostenidamente se han venido achatando, dando como resultado que casi todos los trabajadores cubiertos están apenas ligeramente por encima del mínimo. 

 El que se hayan producido cuatro ajustes al salario mínimo en lo que va de año, puede llamar la atención, pero aún estos ajustes no logran resolver una situación inflacionaria, que fuentes confiables la ubican en mas de 180%. Lamentamos el papel al cual es sometido el BCV,  a quién no se le permite cumplir con esta función tan necesaria de llevar y publicar los índices. Preguntemos cuantas veces quienes ofrecen productos aumentan sus precios a lo largo del año, en una situación casi hiperinflacionaria, los mismos productos regulados que a lo mejor se revisan una o dos veces, el problema es que gran parte de la población se ve obligada a comprarlos en los mercados negros a precios sin control. Total, no hay aumento del salario mínimo, tan sólo lo que han habido son ajustes insuficientes con respecto a la inflación. 

  Sin embargo, aún reconociendo lo insuficiente de estos ajustas, también hay reconocer el precario funcionamiento de la economía nacional y la desintitucionalización reinante en la toma de decisiones fundamentales para orientar  no sólo la economía, sino en general la vida de la sociedad toda, es decir de los treinta millones de los que aquí vivimos.

  Un aumento o un ajuste como se entiende el presente caso, es un fenómeno que transciende al gobierno de un momento dado, ya que es un asunto que involucra de manera central al sistema productivo, entendiendo a los empleadores y a los trabajadores, así como a entidades del ámbito profesional y académico, por el conocimiento necesario para construir soluciones que van más allá de un ajuste en lo específico salarial, y de una categoría dada, como es la de quienes devengan el salario mínimo, que ya ajustado, es apenas una tercera parte de la cesta alimentaria y no llega a una séptima parte de la cesta básica.

 Si no se mira el ajuste en términos integrales, en forma sistémica, es decir como realmente funciona la economía, estos ajustes tienen entonces un efecto efímero e incluso hasta contrarios al propósito de mejorar las condiciones de quienes están en este segmento del salario mínimo; ya que no dejarán de que ciertos negocios cierren o se achiquen más de lo que están en este momento. 

 Por otro lado,  hay una realidad de parálisis productiva generalizada, tanto en el sector público como en el privado, nos encontramos con cientos de miles de trabajadores que están en nómina y no realizan mayores actividades productivas por el estado recesivo que vive la economía nacional. Un estimación de un -7 a un -10 en el PIB, es a lo que se apunta al cierre del año, que está a la vuelta de la esquina, es decir ya en lo poco que queda para cerrar el año no hay tiempo para detener esta tendencia recesiva, ni siquiera amortiguarla. Habrán decisiones complejas, delicadas, dolorosas y difíciles, que tocará tomar en algún momento para equilibrar el deterioro sostenido que vemos día a día. 

  Gobernar sin tener presente los criterios y las posiciones de los empresarios y de los trabajadores, sin el conocimiento científico universal al cual muchos venezolanos han accedido,  y al mismo tiempo manejar discrecionalmente los ingresos petroleros destinándolos a propósitos que no fortalecen nuestra capacidad productiva, y lo más grave, disponer de una  maquinista para imprimir billetes, elevando la liquidez exponencialmente con respecto a la disponibilidad de bienes y servicios, hace que un ajuste del salario mínimo o de cualquier otro, traigan más bien desgano y no motiven al esfuerzo productivo tan necesario. 

  Teniendo una situación generalizada de miles de centros productivos privados y públicos en parálisis o casi parálisis, estos ajustes parecen más bien expresión de políticas de asistencia social, sustentadas en la impresión de dinero inorgánico, y en un pretendido efecto electoral, vista la cercanía de las elecciones parlamentaria. 


  Es la ejecución de tareas productivas, lo que le da sentido al trabajo, y es lo que da orgullo y fuerza a una población, y así también poder ser parte de las decisiones de su esfuerzo productivo, por la vía de sus organizaciones y de instituciones democráticas en donde se participe sin discriminación, es por ahí por donde ha de verse la cuestión salarial y laboral, para que no sea un espejismo.

miércoles, 21 de octubre de 2015

POLÍTICA LABORAL SALARIAL EN CONTRA DEL BUEN EJERCICIO DE UNA CARRERA


Las diferencias salariales o de ingresos entre los niveles más altos de la jerarquía, comparado con aquellos numerosos grupos que devengan los montos más bajos, dan lugar a controversiales situaciones que analizaremos.

  Se trata de un indicador que refleja justicia y además combate la desigualdad entre los que laboran en una determinada organización. Sin embargo los diferenciales han de tener presente elementos objetivos en los diversos segmentos de los trabajadores, como son la formación, la experiencia, los riesgos, las responsabilidades, los desempeños, la penosidad y hostilidad de las actividades. Son estos de los factores más frecuentes a tener presente en las consideraciones que le dan sentido a los diferenciales. 

  Estos se analizan mejor teniendo presente los ingresos y no sólo los salarios; clave, si se tiene en cuenta que los altos niveles de la jerarquía de las empresas son beneficiarios de prebendas que representan costos para la organización. 

  Una limitante para hacer estas comparaciones es que los ingresos de quienes están en la alta jerarquía incluyen beneficios confidenciales, que ellos mismos no despliegan, y que por supuesto no son manejados ni conocidos por el resto de los que laboran en un determinado ente productivo. 

  Volviendo a la justificación de los diferenciales, estos, dentro de los límites que corresponden a los distintos sectores y profesiones, juegan un papel importante para el estímulo a la existencia de la carrera de las personas en esa organización o profesión; al mejoramiento profesional, a la búsqueda del mejor desempeño. Por otro lado, cuando son muy estrechos conspiran indudablemente contra estos nobles propósitos laborales. Así también hay que señalar que unos diferenciales abismales generan discriminación e injusticia, ya que al ser muy pronunciados es porque median razones diferentes al trabajo mismo, entre las categorías de la alta jerarquía y los niveles más bajos. 

  Antes de su reestatización en 2007, los salarios de la Cantv se movían entre una y noventa veces en la escala, y ningún trabajador devengaba el salario mínimo oficial nacional, todos lo superaban. Se nos informa que con la re estatización hubo gran expectativa cuando se anunció una política de cierre de brechas salariales, que apuntaba a minimizar el número de veces que el mayor salario superaba al menor, la inmensa mayoría de los trabajadores interpretó que todos se ubicarían mas cerca de la vez noventa, pero después de siete años de agresivo cierre, la brecha efectivamente se redujo, pero los salarios se aplastaron, ahora la diferencia entre el salario mas alto y el mas bajo, es de apenas 2,2 veces. Esto sólo tomando en cuenta el tabulador contractual, por tanto deja fuera a los altos niveles de la jerarquía, sobre los cuales hay total opacidad.

  Lo expuesto es pertinente al analizar las tablas salariales resultantes de las recientes negociaciones de la normativa o convenio colectivo universitario. Los ingresos que se observan en las tablas, tanto en las categorías de obreros, como de empleados administrativos y los docentes e investigadores, los diferenciales oscilan de un máximo del  50% en obreros entre el nivel 1 y el 7 - máximo nivel -, de un 85% administrativos entre el nivel I y el más elevado nivel XV; y de un 70% docentes e investigadores, entre el entrante en la condición de Instructor a dedicación exclusiva, y la máxima categoría -Profesor Titular- en la misma dedicación. 

  Estos diferenciales pudieran variar ligeramente al incluirse algunas primas relacionadas con la antigüedad u otro factor de la carrera. Pero en todo caso es de los diferenciales más estrechos y por tanto menos favorecedor de la construcción y fomento de carrera. Afecta a todas las categorías consideradas y presentes en el conglomerado laboral universitario, pero es definitivamente contra natura que estos diferenciales sean los que se apliquen en la carrera académica, siendo que la misma se caracteriza por un continuado esfuerzo que no sólo se fundamenta en el dominio del ejercicio de las funciones basados en la experiencia, sino que a lo largo de la vida laboral  se van planteando exigencias para poder avanzar en una genuina carrera académica.

  Hay que destacar que sistemáticamente el gobierno ha venido estrechando estos diferenciales en el ámbito universitario. Lo que evidencia que se trata de una política sostenida y deliberada. Claro que en la generalidad de los ámbitos laborales es natural la existencia de diferenciaciones  en el ejercicio. No cabe el igualitarismo, porque el conocimiento, las destrezas, las competencias requieren estudios y ejercicio, y eso significa disciplina y tiempo. El igualitarismo es contrario al esfuerzo, ya que valora por igual el que se cuente o no con capacidad y preparación para hacer las tareas que corresponden a cualquier actividad laboral.  

  Preguntaríamos, ¿cuáles son los diferenciales salariales en entidades del Estado, como Pdvsa, Seniat, Fuerza Armada, CVG, Conviasa, Bolipuertos, TSJ, Cancillería, por señalar algunas?. Para empezar a analizarlo, un primer escollo con que nos encontramos es la opacidad que caracteriza a los ingresos de quienes ocupan las altas jerarquías, todo lo contrario con los niveles bajos y medios de las escalas, cuyos ingresos son del dominio público.  


  Los empleos han venido perdiendo la estabilidad que otrora caracterizó a muchos de ellos, por eso a las carreras y los ejercicios laborales en casi todos los campos del saber se les plantean interrogantes. Pero las mismas requieren procesos genuinos, democráticos y participativos para abordarlos, es decir reconocimientos de actores por su capacidad de representación y no por la ventajosa creación gubernamental, ya que lo que trae consigo es la imposición de actores por la coincidencia ideológica, también es imperiosa la profesionalización en la gestión estatal y el ejercicio de genuinos diálogos sociales.  

lunes, 12 de octubre de 2015

LA CARRERA PARA UN SINDICALISMO AUTONOMO Y PROFESIONAL



  La fortaleza para la defensa de los trabajadores y sus organizaciones tiene en la educación y la formación sus baluartes fundamentales. De poco valen organizaciones sindicales en donde sus dirigentes no estén formados en los asuntos que interesan a los afiliados. La defensa no es sólo la voluntad, que sin duda siempre es importante, o tener la secretaría tal o cual, o ser el delegado, es imprescindibles e insustituible el conocimiento de los asuntos en donde se desenvuelven las organizaciones, eso es necesario para darle consistencia y coherencia a las acciones sindicales, así como construir planes de acción y desarrollar capacidades para tomar decisiones.

  Tanto los patronos como la burocracia gubernamental, tiene gente remunerada con la profesionalidad para tratar los asuntos laborales. A veces la burocracia estatal usa un discurso pro trabajador, pero lo hace con la deliberada intención de sustituir a las legítimas organizaciones representativas de los trabajadores, como son sus sindicatos, que incluso algunos han llegado a afirmar que éstos ya no hacen falta, porque el estado es socialista.  

  Tanto las empresas como los gobiernos no han visto la formación sindical como su responsabilidad. Entendible totalmente con las primeras, pero lamentable que desde los gobiernos no se haya asumido esta formación, no con fines de control o manipulación, sino como vía para ofrecer condiciones para la formación de un actor central en la actividad productiva y en la vida política. Los gobiernos administran los activos de la nación, y reciben cuantiosos recursos fiscales, que, entre otros fines, son destinados a la educación y la formación, pero generalmente la formación no se orientó para que además de los liderazgos del status quo, en lo ideológico, económico y político, se formaran los liderazgos de los trabajadores en tanto productores y actores sociales y políticos.

  En los ingresos posibles para la formación, es destacable lo que representan los cuantiosos montos que transfieren obligatoriamente las empresas al Inces, que alcanzan al 2% del valor del total pagado por sueldos, salarios, jornales y remuneraciones de cualquier especie  las remuneraciones; agréguense las contribuciones de los trabajadores, quienes están obligados a tributar al Inces con un aporte equivalente al 1/2% de sus utilidades. Destacamos que para la formación sindical no se destina porción alguna de estos recursos.

  Estas ideas preliminares las planteamos a propósito de actividad formativa que viene desarrollándose en varios centros laborales del país -Caracas, Valencia, Ciudad Guayana- a lo largo del presente año. La asociación entre el movimiento sindical, entes académicos y de derechos humanos es la base institucional que ha construido el programa, sus objetivos, metodología del intercambio de saberes y en general los contenidos específicos. Todo ello partiendo de la base que se trata de organizaciones en donde la autonomía es un valor central, y que en los once módulos se desarrollan con perspectiva plural los temas teóricos, operativos y prácticos abordados.

  Hay que destacar que la formación sindical no ha gozado de una institucionalidad que de manera estable, le haya brindado a los dirigentes y los trabajadores el acceso a programas para la carrera sindical. Un dirigente que cuente con una carrera en este campo es por auto desarrollo. Mas bien otrora, en las fases formativas del sindicalismo algunas iniciativas que emprendieron los comunistas, socialdemócratas y socialcristianos, cada orientación por su lado, promovió y organizó actividades formativas. Por eso en esas etapas, de los años cuarenta a los ochenta, con el receso de los años cincuenta,  la actividad formativa contribuyó a que el sindicalismo se extendiera en casi todo el país y en los más diversos sectores.

  Pero parte de su liderazgo se burocratizó, se fue distanciando de las bases, y el esfuerzo formativo lo fue sustituyendo los arreglos cupulares con empresarios y en las esferas gubernamentales.

  La revolución bolivariana, aun antes de llegar al poder, ya amenazaba al sindicalismo. Y no le fue difícil ir tomando medidas legales, institucionales, muchas de ellas arbitrarias, para desalojar al sindicalismo existente de los espacios que copaba ampliamente. Incluso las elecciones sindicales obligatorias del 2001, las perdió la revolución bolivariana, entonces esos perdedores que ejercían el gobierno y el poder electoral, optaron sin pudor alguno por no reconocer los resultados. Y peor aún, fomentar organizaciones paralelas desde el gobierno para enfrentarlas a las existentes y promover el caos intra sindical con efectos perversos en la vida productiva y laboral del país. En ese aluvión de organizaciones paralelas que emergieron, su multiplicaron los directivos sindicales, pero en la amplia mayoría de los casos, ninguna formación les acompañó para encarar las nuevas responsabilidades.

 Quienes promovieron y  participaron de este paralelismo, algunos han rectificado, otros siguen disfrutando de ventajas y prebendas que da el Estado, pero estos mismos procesos de imposición estatal han servido para que la llegada a posiciones y el ascenso en la vida sindical esté cada vez más alejado de la formación, y se sustente más bien en el uso del poder y del apoyo oficial.



lunes, 5 de octubre de 2015

PAROS PRODUCTIVOS SIN CONVOCATORIAS SINDICALES



El país no está en una masiva situación de huelgas o de paros laborales, al menos nadie los ha convocado, salvo por supuesto, algunos  conflictos puntuales por los recurrentes temas salariales, de despido y de incumplimiento de convenios colectivos. Pero lo que llama la atención es que cada día se agregan actividades a un estatus que sin ser convocado por las organizaciones laborales sean de trabajadores o de empresarios, al final es similar en términos de parálisis  productiva a lo que sería la convocatoria a huelgas o paros laborales. Se puede mencionar que hay casos de convocatorias a paralizaciones, cuando ya el ente o incluso el sector está semi paralizado.


  Muchas empresas están paradas parcial o totalmente por no tener materias primas, o insumos necesarios, o equipos de producción que tienen una avería y requieren una pieza o reparación, y mucho de todo esto son divisas para adquirir lo necesario. El modelo de producción endógeno, se hizo más exógeno en estos últimos años. Así también el modelo extractivista se ha acentuado, requiriéndose más importaciones.


  Las parálisis son visibles en todas los sectores productivas -primario, secundario y algunas específicas del terciario-. En el primer caso tierras y fincas que eran productivas en cultivos y en cría de animales, que hoy son espacios ociosos o mínimamente productivos. Igual se observa en las actividades de pesca. Resultado,  que sin proponérselo los propios actores laborales del campo y del mar, hoy estarían en una situación similar a la de huelga, aunque sin llamarse así.


  En el secundario, quizás el más emblemático de los sectores productivos en ser percibido en constante movimiento; sus imágenes típicas son líneas de producción con materiales que van siendo transformados por los operarios,  a medida que se desplazan en las fábricas y los talleres. Hoy se cuentan multitud de empresas que ya no existen, otras que han reducido sus actividades, total un cuadro similar a huelgas que no las ha convocado ni los sindicatos ni los patronos.


  En el terciario, los espacios del comercio, sean los tradicionales de establecimientos en las calles y avenidas mas comerciales de las ciudades, o en los modernos centros diseñados para la instalación de decenas y cientos de tiendas, organizados para facilitar la actividad comercial y estimular el consumo; hoy, se muestran muchos de estos espacios que se mantienen abiertos con poca mercancía, y otros que ya optaron por cerrar.  


  Lo que si parece estar congestionado a toda hora son los establecimientos que venden alimentos y productos del hogar, pero no por estar vendiendo más, sino por el nerviosismo colectivo que advierte y siente la escasez. No tenemos los índices correspondientes que debería emitir el BCV, pero nuestro índice lo muestran las colas en estos establecimientos, y sus muy incomodos horarios, como ver colas desde la madrugada.


  En correspondencia con lo anterior, una gran cantidad de personas que destinan importantes cuotas de tiempo laboral a la búsqueda de alimentos y productos del hogar, es porque dejan sus ocupaciones en las instituciones en donde son empleados. Se produce por tanto una parálisis oculta de actividad productiva, para algo fundamental como es asegurarse bienes básicos en la vida familiar.


En el transporte vemos que las empresas de aviación, las de transporte  terrestre de carga y de pasajeros, reportan la gran cantidad de unidades paralizadas por falta de repuestos. Los afectados pagan sumas escandalosas por piezas para corregir averías. Hay de hecho un paro de transporte por la cantidad de unidades que deberían estar circulando y no lo están.


  En la salud, los centros de asistencia a la salud, se reporta la disminución de los actos médicos y odontológicos, de los exámenes y de las cirugías por carencia de materiales. Hay una paradoja, la salud de la población resintiendo más por dificultades alimentarias, de empleo, de generación de ingresos, de sosiego, al tiempo que los centros de salud atienden menos personas.


  En las universidades se activan debates que destacan las precarias condiciones para los actos necesarios para la enseñanza y la investigación. Se enseña con notable deficit; se nota más en aquellas ciencias que requieren el uso equipos y materiales. Pero igual en todos los campos del saber hace falta un nivel de funcionamiento de los espacios académicos que se garantice la seguridad, la disponibilidad de los recursos, la certidumbre. Hay un abismo entre las necesidades de la sociedad y la manera como el Estado trata a sus centros de formación de conocimientos.


En la Formación Profesional -INCES-, su extendida estructura de centros de formación en todo el país, se encuentran casi paralizados, no obstante los aportes de empresas y trabajadores y la gran necesidad formativa, que requieren jóvenes y los trabajadores en general.

En la administración pública, que se caracteriza por tener jornadas más cortas y al mismo tiempo porosas, hoy también experimenta una cuota adicional de parálisis resultante de continuado proceso de reducciones de recursos, así como de decisiones contradictorias desde las políticas públicas.


  Tanto las centrales sindicales, sabemos que deliberadamente debilitadas por las políticas públicas y haciendo lo necesario para tratar de resolver problemas que le permitan actuar unitariamente, como los gremios empresariales, que de aquel año dos mil dos quedaron temerosos de hacer convocatorias a paros de actividades, hoy todos son testigos de horas, días, semanas de paros de cientos de miles de trabajadores que afectan al conjunto del aparato productivo del país.


  Por supuesto que todos estas paralizaciones lesionan a los ciudadanos, a las familias y a las organizaciones productivas, ya que hay menos productos y servicios, lo poco que hay  de alguna manera genera tensiones, enfrentamientos, corruptelas, mercados negros, mafias y violencia.


  No olvidemos el millón seiscientos mil venezolanos en edad productiva que se han ido del país, y que muy probablemente la mayor parte de ellos estarían engrosando la cifra de parados.

Mientras los ciudadanos palpan todo esto, el BCV, el Ine, MPPPST y otros entes estatales que le deben explicaciones al país, aun no las brindan, y además se nota muy poco esfuerzo para aclarar. El paro de actividades no convocados agrega mas gente y establecimientos cada día.