domingo, 26 de julio de 2015

POLITICA SALARIAL SIN BRUJULA


  Los economistas vienen debatiendo si estamos o no en hiperinflación. La escasez agrega cada día nuevos rubros a su acrecentada lista, producto que no llega a los anaqueles en cantidades suficientes para que los compradores lo consigan cuando lo necesiten, entra en el mundo del mercado negro y se alejan de los llamados precios justos. Por consecuencia la escasez de productos procedentes de los sectores primario y secundario, se traduce que el sector terciario -el comercio y los servicios-, opere con dificultades minimizando sus actividades. 

  Con este marco económico ¿Cuál es la situación de los salarios? ¿Como se viene manejando desde el gobierno? ¿Que mecanismos se vienen aplicando? ¿Qué hacen los actores sociales?  Responder a estas preguntas de manera sucinta es lo que se proponen las siguientes líneas  

1- Empecemos por la data necesaria para tener en cuenta una política salarial, la que provee en Banco Central de Venezuela. Grave que el ente dejó de publicar los índices del costo de vida, así como otros de relevancia para el monitoreo de la economía y el desarrollo del país. Debe el BCV, fijar y publicar como resultados de los datos que lleva del funcionamiento de la economía, entre otros hacer público especialmente los índices y sus correspondiente metodología que nos habla del movimiento de los precios e inflación, del costo de la canasta alimentaria y la canasta básica, todos para servir de apoyo a una política salarial. Sobre estos datos igual tiene alta responsabilidad el Instituto Nacional de Estadísticas.  

 Hay algunos pocos convenios colectivos que tienen su revisión salarial atada a los índices de inflación, que la no publicación de índices perjudica y limita el proceso de ajuste. De todos modos, todo proceso de negociación de condiciones salariales requiere de esta información. Por supuesto que hay instituciones privadas nacionales e internacionales que también hacen sus estudios y análisis, incluso con una alta expectativa de quienes requieren disponer de estos datos. Pero la sociedad venezolana tiene un ente estatal para estos fines, como es el BCV, obligado a cumplir con esta función que le ha sido asignada. 

  Oportuno mencionar que la ausencia de información por parte de los entes estatales que existen para tales fines, deja un vacío que finalmente lo llenan otras entidades; tal es el caso de la paridad del dólar en el mercado negro que quién ha llenado ese vacío ha sido la pagina web Dollar Today, generando polémicas y contrariedades.  

2 - La política de revisión salarial oficial se ha concentrado en el salario mínimo. Se ha entendido que de esta manera se mejora el nivel de ingresos y la calidad de vida de los trabajadores de menores ingresos, como una política para atacar la pobreza. 

  Sin embargo algunas observaciones criticas importantes han de mencionarse. La pura revisión del salario mínimo va gradualmente achatando las escalas salariales, de tal modo que los ingresos de cada vez un mayor porcentaje de asalariados se ubican en el nivel del salario mínimo, y que los diferenciales con aquellos trabajadores que cuentan con experiencia y calificaciones se hacen menores, desmotivando en varias dimensiones: en el cumplimiento del ejercicio laboral, en el esfuerzo por mayor formación y mejoramiento de las calificaciones. Son consecuencias de efectos perversos cuya magnitud no sólo se aprecia en lo inmediato, sino que para revertirla tomará un lapso importante. 

3- La falta de diálogo es constante en las políticas laborales gubernamentales y con ello la salarial. Se ha venido prescindiendo de los actores sociales, así como de análisis y estudios suficientes para que la política salarial sea sustentable. 

  La Ley Orgánica del Trabajo, vigente desde 1990 hasta 2012, incluyó un mecanismos de diálogo y negociación que desde el inicio mismo del gobierno bolivariano no tomó interés en preservar, por tanto se fue alejando de la consulta y la negociación, para asumir de manera unilateral la fijación de los salarios mínimos. 

  Igualmente la revisión unilateral perdió la capacidad de ser entendida como un componente de un complejo de factores que han de ir aparejados, tales son las inversiones, los servicios, la producción y productividad, los incentivos y los distintos factores que se relacionan con la producción y el bienestar social. Ver a las organizaciones gremiales y representativas de los empresarios y  los trabajadores como enemigos influyó en ignorarlos, cuando en el fondo el tema salarial es central a ellos. 

4- Contamos desde antes de 1999 con una política salarial centrada en los convenios colectivos, que se negociaban en cantidades mayores de los un mil anualmente, que si bien la amplia mayoría de ellos eran negociaciones por empresas, ocurría que en cada sector había algunos convenios que marcaban la pauta para el conjunto de las empresas de ese sector en sus diversos tamaños y capacidades. Luego en alguna medida, al menos los salarios de los sectores contractualizados colectivamente, eran referencia para aquellos en donde no había sindicatos ni contratos colectivos.  

  Hoy el número de contratos colectivos negociados anualmente se ha reducido a una cuarta parte, los procesos de negociación son atrofiados e intervenidos por el gobierno, restando capacidad y autonomía a los actores sociales. En los entes estatales que se han multiplicado por las estatizaciones, las condiciones se han desmejorado y los procesos de negociación de convenios han perdido fluidez. Los acuerdos no detienen el constante deterioro salarial.    

5- En las empresas privadas dentro de las dificultades de operatividad que proviene de la escasez de materias primas y en estos últimos tres años de la situación de recesión, algunos han mantenido la evolución de sus negociaciones en materia salarial a un nivel referencial. 

  Un caso digno de mencionar es de la empresa Cervezas Polar,  la que en diciembre del 2014 firmó un convenio colectivo con un incremento -69%- similar a la inflación que el BCV anunció en enero del 2015 para ese año precedente -68.5%-. Sin embargo pocos meses después la política laboral estimulante del paralelismo sindical, da lugar una situación de huelga por exigencias de negociación de un sindicato que agrupa a una menor cantidad de trabajadores. Con este fenómeno se evidencia que no hay política salarial estatal ni tampoco se permite que la haya del lado de los actores sociales laborales.

domingo, 19 de julio de 2015

ALIANZAS PARA LA FORMACIÓN DE TRABAJADORES Y EL FORTALECIMIENTO DE SUS ORGANIZACIONES



  Concluyendo experiencia de formación para dirigentes sindicales en programa que ha resultado de alianza entre la Universidad de Carabobo, la UCV, Provea y la cooperación internacional, nos planteamos reflexionar sobre la necesidad de esta formación. Nuevos cursos se planifican para Caracas y Ciudad Guayana, agregándose a la alianza la Universidad Católica Andrés Bello.

  Si reconocemos a las organizaciones de los trabajadores como entidades que son parte del entramado institucional que sustenta el desarrollo productivo y social de una sociedad, entonces llegamos a concluir que esa formación es un compromiso nacional de la sociedad en su conjunto.

  En América Latina se observan compromisos entre el Estado, el movimiento de los trabajadores y universidades en asumir esta formación, así lo vemos en países de mayor desarrollo institucional en lo laboral, tales son los casos de Brasil, México, Argentina y Uruguay. Incluso en Chile, con un sindicalismo que aún no se ha recuperado del todo de las restricciones durante la dictadura militar, también hay programas de formación en alianza Gobierno, Universidades y Movimiento de los Trabajadores.

  En nuestro país no se observa que la formación de dirigentes y trabajadores en general, a los fines de fortalecer sus organizaciones y con ello su papel protagónico en la construcción de propuestas y en la toma de decisiones, haya alcanzado metas que satisfagan los mínimos necesarios para que el movimiento de los trabajadores se sienta satisfecho de lo logrado.

  Tanto para al Estado como para los empresarios, este asunto no es su prioridad, por el contrario un movimiento conducido por directivos improvisados y desinformados son más fácilmente cooptados a intereses distintos a los propios. De hecho el difundido paralelismo sindical que ha multiplicado el número de organizaciones sindicales, ha ocurrido improvisando dirigentes que acceden sin preparación para asumir actividades que tienen un contenido y complejidades que desconocen.

  Entidades como el Despacho que se ocupa de los asuntos del Trabajo, y en su interior el Incret, el Inspsasel, el Inces, y otras entidades estatales, sus programas de formación de directivos y de los trabajadores en lo relativo a sus organizaciones representativas, ha sido más orientado a ponerlas al servicio de posiciones convergentes con los propósitos estatales, que no siempre son los mismos del movimiento entendido como sujeto que tiene sus propias visiones y necesidades.

  Igual puede señalarse de la formación promovida desde los empresarios, sea en los centros creados para formación de trabajadores, que como es conocido se orientan más a la formación profesional para el desempeño en el trabajo, como en aquellas entidades de educación superior, que más bien crean programas para fortalecer el papel de la empresa y de los empresarios en general, en donde más que brindar oportunidades para el estudio científico de las relaciones entre empresas y trabajadores, que fortalecieran el sistema productivo y la distribución de riqueza, lo que predominaron fueron los programas, seminarios y actividades académicas que tenían en el fondo el propósito de controlar al movimiento de los trabajadores.

  Con las universidades no se desarrolló un mecanismo de articulación con el movimiento de los trabajadores para aprovechar los recursos con que ellas cuentan. El enorme potencial de la actividad de extensión universitaria no se articuló con planes de formación sindical y de formación sociolaboral, Recelos de un lado y del otro predominaron. No se crearon puentes, para que así como en las universidades se forman cuadros para la dirección de la gestión estatal y de la gestión empresarial, se formen también para la gestión de las organizaciones de los trabajadores. De todos modos, una formación que tenga presente a las organizaciones de los trabajadores, es una responsabilidad que la universidad venezolana debe asumir.

 En cuanto a las propias organizaciones de los trabajadores y el tema de la formación, con toda la importancia y el reconocimiento que puedan algunos dirigentes reconocerle, la debilidad del movimiento, especialmente por su fragmentación en varias corrientes, limita contar con la infraestructura y los recursos suficientes para asegurar programas de formación estables. Conocemos de algunos esfuerzos meritorios en este propósito que hacen lo posible por preservar la formación.   
       
 Para cerrar, es importante destacar que la formación sociolaboral tiene sentido en tanto el accionar sindical trascienda lo reivindicativo inmediato, y se vincule como actor en la solución de los grandes problemas de la sociedad. El funcionamiento laboral está regido por el predominio de otros actores, como son el Estado y el Capital, quienes protagonizan el intercambio en torno a los temas centrales del funcionamiento de la sociedad. El movimiento al destinar, como ha sido,  todas sus energías en los temas de la distribución ha dejado de lado lo relativo a la producción y la redistribución. 

  Cuando se ha puesto en práctica el dialogo social, ha estado dominado por los temas del interés del Estado y del Capital. En fin el modelo de desarrollo ellos han influido más en su determinación y conducción. El reto está ahí. Desde su seno ha de nacer la discusión y la construcción de opciones para que formen parte de su agenda reivindicativa nacional, sectorial y en los centros productivos.


@hl_lucena

lunes, 6 de julio de 2015

UNA AGENDA SOCIO LABORAL PARA LA CRISIS


La situación del país demanda intercambio y reflexiones en construir una agenda socio laboral.  En ese orden un intercambio de dirigentes gremiales empresariales, sindicalistas y profesores de Relaciones de Trabajo y de Derecho del Trabajo, hizo un ejercicio de análisis. Verdaderamente que al país le hacen falta agendas en varios ámbitos fundamentales, y este el de lo social y laboral es uno de ellos. 

  Por supuesto que se reconoce que es un ejercicio de poca consecuencia, hacerlo sin representación gubernamental. El Gobierno y el Estado en cualquier sociedad son los convocantes lógicos de la construcción de agendas de temas nacionales y de interés de sectores diversos. Por supuesto que ejercicios de distintos sectores en esa dirección son útiles para que se expongan planteamiento con sus justificaciones.

  Pero en el país no hay diálogos. Entidades  multilaterales tan diferentes en temáticas y en cobertura geográficas e intereses lo recomiendan. La OEA, la OIT, la Unión Europea, la Unasur.  Así también gobiernos de países, como los EEUU, Brasil, Uruguay.

  En este panel,  los dirigentes empresariales exteriorizaron sus necesidades, por tanto más que agenda lo que exponían era un rosario de necesidades y condiciones para su funcionamiento como responsables de las entidades productivas. 

  Los sindicalistas exteriorizaron problemas de los trabajadores, afiliados y no afiliados, pero con lecturas encontradas de estos mismos problemas, esto forma parte de la polarización, lo que indica la necesidad en este ámbito de superarla, lo que al menos gradualmente se viene logrando en medios comunitarios y en general en las bases de las organizaciones de trabajadores. Hay dirigentes que rugen ante la presencia del contrario, sea opositor o gobierno, porque es una conducta elaborada especialmente para que sea vista y oída por los propios acólitos. 

  Los sectores reconocieron que la situación del país es muy compleja en todos los órdenes, y por supuesto lo socio laboral, reconociéndose que lo político requiere ser parte de acuerdos y consensos. Mientras haya impedimentos para que se reconozca la diversidad propia de una sociedad y una nación se dificultan los acuerdos políticos tan necesarios como marco para resolver los presentes problemas de orden económico y socio laboral. Estos no son ámbitos independientes, sino que están sujeto al marco político. 

  Elementos de una agenda socio laboral para encarar la crisis han de incluir:

  • Mecanismo de Diálogo Social y Laboral amplios sin exclusiones.
  • Fortalecer la institucionalización de las instancias laborales. Por un lado despartidizar la administración del trabajo y de justicia, que se constituyan en instancias profesionales al servicio del país con sus distintos sectores y diversidad, que los actores sociales puedan confiar en su imparcialidad. De esta misma manera superar en estas instancias la precariedad laboral que implica funcionarios en situación de contratados sin carrera e inestables, lo que los hace vulnerables a exigencias ajenas de la independencia necesaria para desempeñar sus funciones. 
  • Asumir un ataque frontal a la violencia en los medios laborales, que se traduce hasta en centenares de asesinatos, además de amenazas, desplazamientos, despidos y otras agresiones en el orden psicosocial. Plantearse recuperar la paz e institucionalidad perdida en los espacios y actividades productivas, donde la violencia se ha impuesto.
  • Legitimar y legalizar la principal regulación en el campo laboral como es que éste esté regido por un Decreto, y no por una Ley Orgánica como ya se había logrado.
  • Descriminalizar la situación de dirigentes sindicales y trabajadores hoy criminalizados por sus actividades de carácter laboral y sindical. En este sentido presos, sometidos a régimen de presentación, despedidos, acosados y estigmatizados. En estas dos últimas situaciones también se encuentran dirigentes empresariales.
  • Resolver una situación regresiva en la vida laboral del país como es que una instancia ajena a las organizaciones sociales y laborales, que no son entes públicos, como es el CNE determine sus procesos electorales. Devolver la autonomía a las organizaciones de los actores socio laborales. 
  • Construir mecanismos de revisión salarial que incluya a los sectores empresariales y de los trabajadores, para que asuma el grave deterioro que experimentan los ingresos de los trabajadores.


Por supuesto que esta agenda exige a las organizaciones de trabajadores y empresarios un nivel de institucionalidad y responsabilidad, que incluye que funcionen como organizaciones democráticas y formales en sus procesos de tomas de decisiones y funcionamiento.