domingo, 18 de diciembre de 2011

Violencia sindical persiste y poco se hace para contrarrestarla

Hay temas con los cuales toca ser reiterativo. Uno de ellos es el de la violencia sindical que se traduce en asesinatos. En el último año, el Informe de Provea reporta treinta y seis casos en todo el país. El informe indica nombre, edad, sexo, ciudad y sitio de asesinato, las circunstancias del asesinato; y en muchos casos la organización a la cual pertenecía la víctima.



Esta recopilación que viene haciendo Provea es una de las pocas fuentes que informan sobre esta grave situación. Entes estatales del ámbito laboral, como de los derechos y defensas de los ciudadanos, ignoran el problema. También el movimiento sindical en general no ha tenido éxito en colocar el tema en lugar relevante para ejercer presión sobre las entidades encargadas de investigar y tomar medidas.



La recopilación adquiere mayor valor si observamos que existen disposiciones legales que tienen una posición limitativa del accionar de instituciones. Por ejemplo, el artículo 6 de Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Autodeterminación Nacional establece: “Las organizaciones con fines políticos u organizaciones para la defensa de los derechos políticos, que a través de sus directivos, personas interpuestas o por vía anónima reciban ayudas económicas o aportes financieros por parte de personas u organismos extranjeros, serán sancionadas con multa equivalente al doble del monto recibido, sin perjuicio de la aplicación de las sanciones previstas en otras leyes”. Como se ve hay una predisposición a la criminalización de las actividades que tienen como objetivo indagar en temas de derechos humanos.



De las víctimas del ámbito sindical reportadas en el informe que se comenta se destaca el Estado Bolívar, que continua como en años anteriores siendo el de mayor número de casos con diez, seguido de Aragua con siete, Carabobo con cuatro, Monagas con tres. Estas cuatro entidades representan dos tercios de los casos. El resto se reparte en ochos estados diferentes. Del total apenas dos son mujeres sindicalistas. En cuanto a la edad, el promedio es de sólo treinta y dos años.



La información provista señala que continua siendo el sector de la construcción, la actividad económica que aporta el mayor número de casos. Desde que este fenómeno adquirió dimensión alarmante, es decir desde el 2005, una constante marcada es que el sector de la construcción presenta por muy amplia mayoría el mayor porcentaje de casos. En otras contribuciones hemos analizado el caso. Los factores relevantes que generan este problema persisten. No hay acciones contundentes orientadas a la superación del problema, ni estatales ni privadas.



Los casos muestran orígenes diversos, pero son distinguibles dos grupos. El primero proviene de una acción sindical deformada que ha negociado con las necesidades de trabajo de los trabajadores, mercantilizando los puestos de trabajo, buscando el control de obras civiles que derivan beneficios económicos sea por la venta de empleos, como por cobro de cuotas a los patronos, ello junto al desbordado paralelismo sindical, abonan el terreno para que la violencia sea el camino para ganar espacios y dirimir las diferencias.



El segundo grupo, notablemente mucho menor que el anterior, se observa un determinado número de casos asociados a situaciones de intolerancia política e ideológica. En este gran número de treinta y seis víctimas son pocos, pero existen y ese es un verdadero problema.



Finalmente, es importante llamar la atención la tendencia a banalizar lo planteado, así como englobarlo en la situación de violencia generalizada que experimenta la sociedad venezolana, y mantener desde las instituciones y personas con responsabilidades en ellas una postura expectante y pasiva.

lunes, 12 de diciembre de 2011

“Hay una brecha entre el discurso y los indicadores laborales”

A continuación texto de entrevista sostenida con periodista Clavel Rangel, y publicada en El Correo del Caroní, en su edición del lunes 12-12-11

Héctor Lucena, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo, analiza el escenario sindical venezolano y las políticas laborales en vísperas de un año eminentemente electoral.


Clavel A. Rangel Jiménez
crangel@correodelcaroni.com
Foto William Urdaneta

[El especialista en relacionales laborales Héctor Lucena destaca la importancia de escuchar las experiencias positivas en la administración de conflictos]

El especialista en relacionales laborales Héctor Lucena destaca la importancia de escuchar las experiencias positivas en la administración de conflictos
Héctor Lucena es un curioso del mundo del trabajo. Como estudioso de este campo ha escudriñado con rigurosidad los sucesos en el movimiento sindical, especialmente los convulsionados últimos 10 años de la Venezuela “revolucionaria”.

Por eso, cuando dice que la conformación de la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores hay que verla “con prudencia”, lo sugiere como conocedor de esos ciclos.

Y para referirse a este nacimiento mira en retrospectiva. Se enfoca en los hechos que desencadenaron la génesis y agonía de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete), la cual resume en la omisión de la discusión de base, entre otros agravantes.

“El origen de una central sindical deben ser las federaciones, y el origen de las federaciones deben ser los sindicatos, y de los sindicatos la asamblea de trabajadores, es decir, ése es el ciclo. Ese ciclo debe desembocar en una central sindical”, señala el coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo y autor de Las Relacionales Laborales en Venezuela y Lo Laboral en Tiempos de Transición.

Los últimos intentos del movimiento de los trabajadores no han tenido esas características. En principio, señala, porque no son súbitos. Al contrario, son lentos.

“La CTV nació en el año 36, por arriba, y duró poco, pero luego se reconstituyó en otro tiempo, en otro momento, y tuvo su estabilidad en una etapa importante; la Unete también nació de arriba. ¿Cuál es el balance? Se fragmentó rápidamente. Se volvió pedazos porque nació sin ese proceso. Nació por la facilidad que se le da desde el Gobierno en darle un registro y luego darle convocatoria, acceso y entrada”, expone.

La estructura de presidente y de secretarios generales planteada en la nueva organización, a diferencia de las coordinaciones planteadas en la Unete, no son garantía de que se resuelvan los problemas de fondo, como la estabilidad y la autonomía del movimiento.

“Si tienes buenas relaciones con el Gobierno, ese no es el pecado. Esa es una alianza importante para las metas, pero también es una alianza que tiene que tener unos límites en su modo de funcionar, porque de lo contrario se convierte en un instrumento del Ejecutivo, en una etapa donde hay decisiones importantes que son del interés del movimiento de los trabajadores”.

- Considerando las características con las que se constituye esta nueva Central Socialista, ¿hay perspectivas de que pueda cumplir un papel de liderazgo entre los trabajadores?

- Hay que verlo con prudencia. No es para brincar de alegría. Un gobierno, por más poderoso que sea, tiene prioridades que no son, necesariamente, las del movimiento de los trabajadores. Tiene prioridades electorales, de gobernabilidad, alianza con otros sectores, política exterior…

El proceso de hoy es más direccionado de arriba para abajo, y eso trae una dificultad de cohesión. Si se buscan los estatus de la Unete no existen, eso es muy revelador de un trato, desde la administración del trabajo, muy generoso.

Concepción universal
El investigador considera que Unete cumplió un papel invaluable para los objetivos del Gobierno: desplazar a la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).

“Su pura presencia, su vocería en los escenarios internacionales, fue colocando a la CTV en situación cada vez más difícil hasta que hoy está casi invisible. El Gobierno le debe a la Unete que eso haya ocurrido. Una función que se sabía que estaba planteada, pero hay funciones que se plantean y no resultan. Pues ésta resultó”, asevera.

- Pareciera haber la intención de que la central sea un instrumento político que, si bien no cohesiona a los trabajadores, mediáticamente cumple sus objetivos.

- Una central sindical es una estructura que le sirve a cualquier Gobierno en cualquier país para que haya interlocución, para que haya diálogo, para que haya intercambio, sin necesidad de que eso se vea peyorativo. No es, para nada, peyorativo. Pero si en esa central sindical es el Gobierno quien determina cómo ha de cumplir esa función, esa no es una regla muy clara. Esa es una cosa que tienen que decidir las centrales, porque sino el movimiento pierde una oportunidad importante de definiciones propias.

- La participación a través del control obrero, ¿es un hecho positivo en sí o trae peligros para el movimiento sindical?

- Uno oye a algunos conocedores y participantes de la experiencia que reiteran que el control obrero y el sindicato no se solapan, que son definiciones muy delimitadas, pero no es fácil aceptar tal definición porque a quien sí se les tiene bien definidas las reglas del juego, de hasta dónde llegan sus facultades, es al sindicato. El sindicato es una concepción universal donde concurren corrientes diversas, pero el control obrero es una concepción del régimen con un sesgo mayor.

- Después de casi 10 años de la formación de Unete ¿Percibe un movimiento emergente de los trabajadores?

- Por el lado de las corrientes tradicionales creo que ha habido un decantamiento a lo que ha sido AD (Acción Democrática) y Copei (Comité de Organización Política Electoral Independiente). Han aparecido personas con interés en constituir otras opciones, como el Fadess (Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato) o el MSL (Movimiento Solidaridad Laboral). Claro, construir un movimiento implica voluntad y también recursos, (porque) hay que organizar actos, movilizar gente, etcétera. Fadess es un ensayo, pero pienso que es modesto en cuanto al alcance. Así que, pensar refundar o replantearse (el movimiento sindical) en un año como el que viene, donde se prioriza lo electoral, va a estar en un papel no prioritario.

Pienso que cualquiera sea el resultado de octubre, va a ser un momento bueno para los trabajadores porque significa el cierre de un ciclo.

- Se analizó, hace algunos años, que la crisis de los partidos, el ascenso de Chávez y la participación de la CTV en el paro petrolero dinamitaron las bases del movimiento sindical. ¿Ahora hay un retorno de los trabajadores a las organizaciones políticas?

- Lo que veo es mucho reclamo. La gente reclama y tiene más reclamos. Hay quienes dicen que es por la permisividad. Yo no le creo así, porque sino no hubiesen casos como los de criminalización de la protesta.

La conflictividad no siempre es expresada en parar la fábrica, o parar la planta, o hacer una marcha para ir al Ministerio del Trabajo… es la actitud, lo que se oye en la conversa de la gente.

- El Presidente ha fomentado esa actitud contestaría al promover la contraloría social y otros mecanismos de empoderamiento. ¿Eso se ha revertido hacia el propio Ejecutivo?

- El asistencialismo sigue siendo fuerte, y si la situación económica de las empresas es difícil y no se crean empleos y el país tiene un PIB estancado, entonces el movimiento encuentra dificultades estructurales para poder tener más garra como organización.

En una situación como esa, el asistencialismo encuentra más oportunidad, porque te brinda apoyo sin contraprestación del trabajo.



Históricamente, la conciencia la da para reclamar que eres explotado, subordinado, que creas riquezas para otros, pero ahora la conciencia también tiene que ver con el hecho de que no se te cumple con una beca o con una asignación que estaba programada, y eso ocurre porque se hace de eso mucha propaganda.

Allí hay un fenómeno que no es que se le escapa al Gobierno, sino que se le sobrecarga de asistencialismo y eso le crea la dificultad para crear empleos dignos, decentes y productivos.

- ¿Hasta cuándo ese discurso puede ser efectivo en los trabajadores?

- Ese discurso es efectivo en el nivel emocional; es empático, pero al final de los procesos el contrato colectivo está congelado y hay problemas de inserción laboral. Entonces, hay una brecha entre el discurso y la cotidianidad expresada en los indicadores laborales.

Un indicador importante laboral es cómo se distribuye el ingreso nacional entre trabajo y capital. Ya sabemos que capital es capital privado o público. El ingreso a lo largo de los últimos años se ha distribuido más hacia el capital que hacia el trabajo. Claro, el trabajador en la base lo siente de alguna manera.

Iban muy bien los indicadores de la disminución de la pobreza pero se han estancado, y combatir la pobreza no es exactamente igual a una mejor distribución de capital trabajo; se trata de otras aspiraciones mayores, lo que debe ser fluidez productiva, ambiente de convivencia, calidad de vida y progreso de la gente. Eso es lo que importa.

Marco legal

- ¿Es necesaria una reforma o una nueva Ley Orgánica del Trabajo?

- Eso hay que verlo. Hay quienes hablan de reformas puntuales que están en la Constitución, y hay quienes hablan de una nueva relación laboral. Hay que oírlos a todos pero, como este es un asunto muy amarrado al Presidente, hay que ver por cuál se inclina.

- En comparación con otras legislaciones del mundo, ¿Venezuela está regazada o todavía es una ley de avanzada?

- Hay países que tienen leyes más avanzadas pero cubren a más gente, y hay países que tienen leyes muy avanzadas pero cubren a menos gente. Aquí lo que importa es que de una población laboral de 13 millones, ¿cuántas están cubiertas por la legislación laboral?

- ¿Qué indicadores hay?

- Bueno, los indicadores son cómo está distribuida la población entre formales e informales. Eso es tajante. Y (además) cómo se observa en la justicia laboral en que la mayoría de los reclamos tiene que ver con que si es o no trabajadora dependiente.

-¿Qué riesgos se corren si no se da una discusión profunda?

- El primer riesgo es dificultades de aplicación, que no sea coherente, que no sea precisa y que genere más conflictos encontrados, y entonces se desate una cadena de problemas adicionales a los existentes. Y el otro riesgo que existe es que, por generar expectativas económicas determinadas, las empresas migren a cooperativistas, a contratistas y se produzca un retroceso.

La voluntad de los líderes a veces no encaja con la realidad económica ni con el sistema productivo, ni con las capacidades; para que encaje hay que debatir mucho, consultar y bajar a los empresarios, no sólo a los trabajadores.

Hay empresas como Polar, que es un grupo que cumple y trata de tener a la gente contenta. Menciono esa porque es casi un caso emblemático. Hay otros ejemplos menos sonoros. Esos ambientes, que funcionan bien, hay que oírlos porque esos son los mejores referentes. Los mejores referentes no son esas empresas que andan con tanto lío.

¿Quién es Héctor Lucena?

- Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Glasgow.

- Coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo.

- Autor de Las Relacionales Laborales en Venezuela y Lo Laboral en Tiempos de Transición, entre otras publicaciones.

- Titular de la columna Mundo laboral en el diario Correo del Caroní.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Ubicación y balance de Empresas Estatizadas

​En el juego de dómino las 28 fichas son barajadas al final de cada ciclo, y que sea por azar que cada uno de los cuatro jugadores escoja de la mesa sus 7 fichas para empezar el nuevo ciclo. Inmediatamente cada jugador desarrollará su estrategia con las que por azar le tocaron tanto a él como a su socio en la mesa.

​Un nuevo reacomodo acaba de ocurrir con varios ministerios y la adscripción de empresas y entes estatales. Los reacomodos ministeriales ocurren con cierta frecuencia, ministerios que se fusionan, como fue la estrategia planteada al inicio del presente período, cuando se criticó la gran cantidad de carteras ministeriales existentes, recordando que para 1998 existían 17 ministerios. De hecho hubo algunas fusiones.  Pero varios años más tarde se inicio un proceso en dirección opuesta, que ha traído consigo que hoy existan 31 ministerios.

​A objeto de tener referentes comparativos, la mayor economía del mundo, los Estados Unidos de América del Norte cuenta con un gabinete de quince Secretarías o Ministerios. En tanto Brasil, el país de mayor tamaño y población, así como la mayor economía en América Latina y el Caribe, cuenta con veinticuatro Ministerios.

​En el tamaño del Estado hay que agregar la importante cantidad de organismos descentralizados, autónomos y empresas de propiedad estatal, que desde la década del setenta, al nacionalizarse petróleo y hierro, permitieron al Estado contar con abundantes recursos para la creación y adquisición de un importante número de empresas.

Luego en la década del noventa el país entró en procesos de privatización que incluyó a Bancos, Empresas de Aviación, a Cantv, servicios de distribución eléctrica, agua potable, puertos, de recolección de basura, entre los más importantes. Con el sector financiero, se destaca que el Estado inesperadamente se hizo dueño de un importante número de bancos, como consecuencia de la crisis financiera de 1993-1994.  No tenemos preciso el número de cuantas empresas fueron privatizadas, pero se trata de algunas decenas.
Todas estas empresas fueron ya re estatizadas en los últimos seis años, formando parte de un gran total de 1.087 empresas que desde el 2004 han sido tomadas por el Estado (Conindustria). “Del total de expropiaciones el sector más perjudicado es el de la construcción, el cual ha sufrido 42% de las 1.087 intervenciones. La agroindustria (32%), el área petrolera (19%), y el comercio y los servicios (4,7%) son otros de los sectores más afectados.”  (C R Gómez y R Deniz. El Universal, 9-12-11). Este colectivo de empresas no parece incluir las propiedades agrícolas y ganaderas, que agregarían otra importante cantidad.

Hay que reconocer lo que representa la complejidad que implica el funcionamiento eficiente y productivo de tan grande sector de entes estatales. Ese ha sido un serio problema en la actual administración tanto del Ejecutivo como del Legislativo. Se hacen ensayos de modelos de gestión y funcionamiento. Algunos dejados de lado al poco de hacerse evidente la no solución de problemas  de funcionamiento. En ese sentido se ha pasado por endogenismo, cooperativismo, empresas de producción social, empresas de propiedad social, cogestión, autogestión, control obrero, empresas mixtas. Hay que destacar que a pesar de la importancia de estas propiedades productivas que tiene la Nación, no hay la apertura y necesaria transparencia para examinar su situación.

Uno de los asuntos que refleja notablemente las dificultades de coordinación y de orientación de este complejo sector tiene que ver con la adscripción ministerial, con la conformación de esquemas que permitan que cumplan su papel productivo y rindan al Estado, a los trabajadores y a la sociedad en general los productos y servicios en cantidad y calidad que corresponde. Por eso da la impresión que cada cierto tiempo estas empresas y entes estatales en general, son reasignadas y reagrupadas alrededor de un ministerio, luego a otro, como dando tumbos sin definiciones claras de cómo deben funcionar tanto en su dimensión productiva, como en la coordinación con otras proveedoras, consumidoras y relacionadas, así como con el ámbito global por ser propiedades de la nación a la que se le debe rendir cuentas, y consecuencia de ello tomar medidas de premiar y castigar.

Recién ocurrió otra reasignación de empresas y entes estatales a los Ministerios de Industria, al de Ciencia y Tecnología y al de Energía, lo que lleva a tener presente las inquietudes expuestas.
En el juego de dómino hay estrategias y coordinación, pero también cuando las fichas son simplemente colocadas verticalmente una al lado de la otra guardan un equilibrio crítico, que al caer una de ellas arrastra a las demás.. cuidado!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Formación Sociolaboral II

Considerando que el planteamiento formulado en nuestra contribución anterior requiere algunas ampliaciones, vamos a continuar con su desarrollo.

La formación sociolaboral refiere a el conjunto de temas y saberes que van a permitir que la dirigencia y los trabajadores tengan acceso a temáticas de interés para su agenda reivindicativa en el espacio productivo, pero que también incluya los conocimientos necesarios para el manejo de las entidades de producción y servicios en donde se ejecuta el trabajo. No se puede desvincular las aspiraciones a una mayor participación en la distribución de los beneficios – masa salarial y ganancias del negocio- en donde se aportan esfuerzos, sino se vincula con la producción y todas sus dimensiones, que como es evidenciado representa la base de lo que al final ha de distribuirse. Entonces a la dimensión distribución, que es la formación tradicional, poca por cierto salvo contadas excepciones, ha de agregársele la dimensión producción.

El otro elemento central en la formación sociolaboral es la que corresponde a la dimensión redistribución. Se trata de responder a preguntas ¿qué se hace con el producto que se elabora, y que se hace con los aportes al Estado en los diversos tributos que se le entregan?, que está bien que claro que son resultantes del esfuerzo de los trabajadores. Por tanto la formación incluye al Estado y el mercado, tanto en sus funciones y organización. Tener elementos para saber dar respuesta a lo planteado en la muy famosa frase: tanto mercado como sea posible, tanto estado como sea necesario.

Sintetizando los dos planteamientos anteriores, se señala entonces que la formación sociolaboral refiere tanto a lo sindical tradicional como a lo relativo al contexto laboral, social, económico y político en donde se desenvuelve la acción sindical en interacción con Estado, Capital, Comunidades y otras fuerzas sociales económicas y políticas.

Se tiene claramente entendido que el hecho trabajo da lugar a producción, que se traduce al final en bienestar y poder. Véase el caso de China, la multiplicación de su capacidad productiva la hace ser hoy la segunda potencia económica en el mundo, y contar con las mayores reservas económicas, proceso vertiginoso desarrollado en apenas los últimos treinta años. Para entonces era como hoy el país con mayor población en el planeta, y que además contaba con un ejército y un poder nuclear de primer mundo, pero por el contrario su producción de bienes y servicios era del tercer mundo tanto en cantidad como en innovación tecnológica. Todo ello resultante del trabajo, y su conjunción con el poder político.

Una precisión importante de lo planteado sobre la dimensión producción en la formación sociolaboral, es que ella no sustituya la formación profesional necesaria para el alcanzar el nivel adecuado para desempeñarse en un oficio, así como luego su ampliación, actualización y perfeccionamiento. Ambas formaciones son complementarias.
Sobre la formación profesional, desde 1960 existe el Instituto Nacional de Cooperación Educativa –Ince-, que recién -2008- cambio su nombre al Inces, al agregar la palabra socialista. Su trayectoria en las primeras cuatro décadas fue exitosa en aquellos programas dirigidos a la formación profesional. Al cambiar al status actual bajó su desempeño en ese campo y se orientó a servir de apoyo al nuevo modelo, lo que implica un componente importante de formación ideológico político que refuerza los planes gubernamentales.

El peso que tenían los representantes de los empresarios y de los trabajadores en el diseño original se vino a menos. Recordemos que era una organización que se concibió para ser dirigida en un esquema tripartito. A pesar de la presencia en la junta directiva de representantes laborales de la central más representativa y del gremio de los maestros, la formación sindical y la sociolaboral no fueron parte de la agenda de este instituto.

Hoy por el contrario, el Inces vive una situación laboral controversial, ya que con sus propios funcionarios –más de catorce mil- mantiene una situación laboral tirante, al punto de no negociar un convenio colectivo que lleva más de dos años vencidos, incluso el asunto ha sido llevado al comité de libertad sindical de la OIT, agregándose al planteamiento el fomento del paralelismo sindical, que en el fondo es una postura antisindical y violatoria de los convenios sobre ese particular suscritos por la nación venezolana.

Este organismo ha pasado por varios ministerios a lo largo de los últimos años, decisiones por cierto desvinculadas de las voces de representantes de organizaciones vinculadas con la producción, y recién se le adscribe al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias. El mismo Presidente de la República manifestó “Vamos a darle un perfil más técnico”.