sábado, 4 de diciembre de 2010

EL REGISTRO SINDICAL: AUTONOMIA O SUBORDINACION

En nuestro artículo anterior mencionamos brevemente, el fenómeno del exterminio de sindicalista y del paralelismo sindical. En lo primero se destaco la insensibilidad y opacidad ante el problema; y en cuanto a lo segundo, la fragmentación y debilidad que trae aparejado. Volvemos a lo segundo.

En cordial intercambio con colega, indicaba que él advertía en el fomento del paralelismo más virtudes que defectos. Razonaba que en primer lugar se recuperaron sindicatos que estaban en poder de la burocracia; ejemplificaba con el sector automotriz – se supone del Estado Carabobo, donde están instaladas la mayoría de las plantas ensambladoras y autopartistas-. Su segundo ejemplo, era la creación de sindicatos en donde no los había o se desplazaba a sindicatos patronales.

Nuestra apreciación del problema difiere, hemos venido identificando el fomento del paralelismo como resultante de una política oficial. En un principio de la presente etapa política, se anunció que la política laboral venía con el interés en la democratización del funcionamiento del movimiento sindical. En los primeros años del presente proceso político, 1999 y 2000, el registro sindical se mantuvo en los mismos parámetros previos, es decir el registro de nuevos sindicatos se ubicaba alrededor de 300 anualmente. La prioridad era que los trabajadores en un espacio plural, activaran mecanismos democratizantes en los sindicatos existentes. Pero ya en el 2001 en el proceso de establecimiento de las nuevas institucionalidades, el registro se disparó a más de 500 sindicatos. Recuérdese que este fue el año del Referéndum Sindical, que obligo a la celebración de elecciones bajo la autoridad del Consejo Nacional Electoral. Luego vino la turbulencia de los años 2002 y 2003, en la cual la CTV al lado del empresariado, se comprometió abiertamente en la confrontación más política que laboral contra el gobierno.

De lo anterior derivó que entre el 2002 y el 2005 se agregaban más de quinientos nuevos sindicatos anualmente. Importante tener presente que en los conflictos del 2002-2003, el sindicalismo oficial se deslindó totalmente de la CTV, en la que hasta entonces existían algunas organizaciones afectas al oficialismo; y simultáneamente se inició la construcción de una central nacional –UNT- con sus ramificaciones regionales. Esta central disfrutó de la ventaja de la cercanía con el gobierno, para que su registro no implicara todas las exigencias burocráticas que el interventor sistema venezolano impone a este tipo de organizaciones.

En los últimos años, del 2006 para acá, el registro ha seguido in crescendo. Ubicándose que cada año se registran más de seiscientos nuevos sindicatos. Importa destacar que se aplica explícitamente una política oficial vía del Ministerio del ramo, dirigida a lo que en sus postulados llama eufemísticamente “Impulsar la democratización y orientación de los sectores laborales del país.. consolidando la democracia participativa y protagónica” (MPPTSS de 2009, pag 58). Es así que cada año el Ministerio se fija metas de registro de nuevos sindicatos. La meta fijada para el 2007 fue cumplida, se registraron 623 nuevos sindicatos; para el 2008 la meta fue sustancialmente incrementada, no obstante el registro alcanza a 604 nuevos sindicatos. Finalmente los últimos datos que disponemos llevan a 790 nuevos registros en el 2009, aproximándose a la meta fijada.

Hay que advertir que tanto los patronos como el Estado no deben intervenir en la vida sindical. Por tanto es un contrasentido que el Gobierno fije metas de registro sindical; mucho más cuando hay tantos espacios desatendidos en el ámbito laboral. Metas convendría fijarse, para empezar, en la creación de empleos productivos y decentes; en el fomento de la negociación y acuerdos colectivos de trabajo. Por ahora se destacan estas dos, pero sería larga una lista de metas necesarias a fijarse en política laboral para consolidar a los actores.

En cuanto a recursos para el proceso de registro, llama la atención los cuantiosos recursos que se destinan a tal fin, en el 2009 se destinaron más de veintidós millones de Bolívares F, para los 790 registros. Realmente es una cifra monumental para una actividad interventora. Son mecanismos que le restan autonomía a la vida de los actores laborales.

Regresando a nuestra cordial discrepancia anotada en el segundo párrafo, el ejemplificar como virtuoso el paralelismo en el sector automotriz del Estado Carabobo, peca de no advertir que se trató desafortunadamente de fracturar una organización por rama, aglutinaba a casi todo el sector tanto de ensambladoras como de autopartistas, y que fue sucedida por organizaciones de empresas que representan la figura organizacional sindical más débil ante los poderes patronales y estatales. Un sindicato de rama, extiende sus facultades en amplio número de organizaciones productivas y limita la emergencia de organizaciones estructuralmente débiles y de fácil control.

Lo virtuoso corresponde en ganar electoralmente y con procesos democráticos las organizaciones existentes, y no tener que recurrir a la protección estatal, que brinde privilegios para registros, que luego comprometen y limitan.

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