sábado, 16 de octubre de 2010

LO INTERNACIONAL Y LO LOCAL EN LO LABORAL

En reciente sesión seminarial, una participante refiriéndose a las Normas Internacionales de la OIT, destacó el poco efecto que ellas tienen en la conducta gubernamental cuestionada. Ciertamente, las denuncias documentadas y formalmente presentadas ante los órganos correspondientes, de las violaciones de las normas internacionales del trabajo tienen sólo un efecto moral.

En el plano internacional los asuntos del mundo del trabajo no han alcanzado el status de los asuntos políticos y comerciales, los cuales dan lugar a contundentes sanciones materiales. Por ejemplo a la República de Honduras se le somete aún a sanciones políticas por parte de algunos países, como es el no reconocimiento ni el ejercicio de relaciones comerciales. Ya sabemos que todo tiene que ver con la manera como se le puso fin a un gobierno electo. No obstante, es creciente el número de países que van gradualmente reconociendo al presente gobierno. En el plano comercial, las violaciones dan lugar a sanciones como embargos y la ruptura de los negocios, trayendo consigo perdidas y perjuicios. Por ejemplo el gobierno de la República de Colombia, ante la más reciente de las crisis de la relación bilateral, argumentaba que nuestro país había impuesto un embargo a sus productos, al no continuar importándolos. Sugería ese punto de vista, que estaba siendo objeto de sanciones comerciales.

Volviendo al tema laboral, no resulta fácil que las diversas violaciones que ocurren en el ámbito laboral al interior de un país trasciendan y traigan consigo algún tipo de sanción material. A lo sumo lo que existe es la denuncia del que se siente afectado, la consignación de las evidencias ante los órganos en este caso de la OIT para su conocimiento, análisis, información y atención al denunciado y eventualmente un pronunciamiento. Este normalmente, de tener razón el denunciante, dará lugar entonces a exhortaciones y recomendaciones al incumplidor o violador. Esta es justamente la sanción moral en cuestión. Queda a los actores locales perseverar en sus acciones.

Los escenarios internacionales son importantes para el debate, el análisis y el intercambio de la situación laboral existentes en los países. Pero ellos por sí sólo no revierten la situación de violación que pudiera estar denunciándose, incluso reiteradamente. Eso sí, son como una piedra en el zapato para el país denunciado. Por ejemplo a la extinta URSS y sus países satélites, se les estuvo acusando por largos años de no estar representadas en las instituciones de la OIT de manera tripartita, como lo establece la carta fundacional de esta organización, ya que los representantes de los trabajadores y de los empleadores, eran realmente representantes de los gobiernos. No dejaba de conllevar este cuestionamiento una sanción moral.

En la presente etapa del desarrollo de las relaciones de trabajo, suceden situaciones extraordinarias y complejas que no han recibido el suficiente nivel de análisis y discusión en el propio seno del país. El país ha comprometido su futuro en múltiples acuerdos multilaterales, bilaterales, y poco se analiza el o los impactos en las relaciones de trabajo. Aparte por supuesto, de todas las implicaciones que traen el progresivo proceso de nuevas institucionalidades y de estatización y centralización en curso.

Tocando las puertas del Mercosur llevamos cinco años, y aún no se terminan de abrir. Este acuerdo ha desarrollado una dimensión laboral, que no hemos analizado. Igualmente se ha caracterizado porque en su construcción han aportado sus propuestas vigorosos movimientos empresariales y sindicales, que intercambian regularmente con los gobiernos. Lo anterior determina que las relaciones de trabajo de estos potenciales socios en este acuerdo, exteriorizan un cierto grado de desarrollo del tripartismo, del cual el país se ha alejado notablemente. Del Alba, resulta difícil sacar algunas conclusiones por el poco desarrollo institucional que ha alcanzado en el plano de lo laboral, y que en general es un acuerdo con poca visibilidad de los actores productivos.

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