sábado, 10 de julio de 2010

Protestas sociales y laborales

Toda protesta social es laboral, pero las primeras abarcan algo más que lo laboral. Por ejemplo pueden referirse a los servicios públicos, a la falta de vivienda, a la inseguridad reinante, entre tantas carencias.

Con la protesta social, la organización no gubernamental Provea lleva registros que nos informan de sus magnitudes y características, que da oportunidad para un inicial acercamiento a lo cualitativo. Otras ong´s atienden ámbitos de la vida social que también llevan registros de protestas sociales. Pero con respecto a las protestas laborales, lamentablemente se carece de un registro oficial confiable. El despacho del Trabajo (MPPTSS), pasó un año y medio largo, con su página web en construcción. Había expectativa, que tan largo período sin ofrecer data que nos informe del mundo de lo laboral, concluiría con brindar a los usuarios de esta información de una página que estuviera a la altura del país.

Reabierta la página, en cuanto a estadísticas laborales se ofrece una limitada información que puede encontrarse en la página del Instituto Nacional de Estadística. Cabe preguntarse por qué no se procesa la rica información que ofrecen las empresas por las misma exigencias legales y que son entregadas a la Administración del Trabajo. Además toda la información que se recoge en la inspección del trabajo, y en las sedes de las Inspectorías del Trabajo.

En cuanto al tema que se indica en el título de este artículo, la protesta laboral, es de recordar que hasta los años ochenta la memoria del Despacho en cuestión, indicaba las huelgas legales, los paros intempestivos, los establecimientos y los trabajadores involucrados, las horas pérdidas, se incluía un consolidado nacional y además por entidad federal, y todo sin los fabulosos recursos tecnológicos que hoy se tienen. Con el tiempo la información fue menguando y se llegó a la situación de los últimos años, que sobre estos asuntos no se informa casi nada.

Los registros de la protesta laboral son de interés para apreciar la conformidad o la insatisfacción con las políticas laborales estatales y con el comportamiento de los empleadores, además de los asuntos intersindicales e intrasindicales, agudizados en los últimos años por el fomento de paralelismo como política pública, exteriorizada en la fijación de metas de creación y legalización de nuevos sindicatos.

Es cierto que hoy se está ante un diverso espectro de actores laborales, así como también de modelos productivos, que demandan definir categorías y unidades de análisis, para el acercamiento a este ámbito de la protesta laboral.

En el país hay protestas laborales en magnitudes que se registran limitadamente en entidades no gubernamentales, en los medios de comunicación, pero está pendiente el registro del ente oficial que dispone de los instrumentos y capacidades, para decirle al país sobre este particular. Pero no se deja de pensar, que si omitir y no referirse al tema es una opción de política pública, para con ello evitar reconocer los malestares e inconformidades que vienen del mundo del trabajo.

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