sábado, 25 de diciembre de 2010

Trabajo Forzoso u Obligatorio

En los últimos días se ha traído al debate nacional el tema de las relaciones de trabajo esclavistas. Altos funcionarios gubernamentales invocaron la existencia de estas relaciones, entre los varios argumentos para expropiar empresas agropecuarias en el Sur del Lago de Maracaibo.

Sobre el trabajo esclavo, lo primero que hay que destacar es que el trabajador le pertenece al patrono amo. En el régimen de la esclavitud no hay mercado de trabajo sino mercado de personas. No se compra la fuerza de trabajo sino a la persona. A partir de mediados del siglo XIX, la esclavitud va dejando de ser la forma dominante de trabajo y van surgiendo formas de servidumbre y especialmente el trabajo asalariado, que se impuso en todo el mundo. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, los países de las Américas experimentan procesos de abolición de la esclavitud.

En el siglo XX la esclavitud constituye una rémora. El desarrollo socio político se opone a esta forma de explotación del trabajo humano. “Ninguna persona podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre. La trata de personas y, en particular, la de mujeres, niños, niñas y adolescentes en todas sus formas, estará sujeta a las penas previstas en la ley”. (Art 54, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999). Además desde el punto de vista económico, el proveer alimentación y vivienda no era rentable en la vida laboral urbana, predominante del siglo XX.
Actualmente el problema de explotación laboral que más se aproxima al trabajo esclavo es el de trabajo forzoso. La OIT aprobó el Convenio No 29 sobre el trabajo forzoso u obligatorio y Venezuela fue de los primeros países de la región en ratificarlo - 1944-.

A los efectos de este Convenio, la expresión trabajo forzoso u obligatorio designa todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente. Ocurre cuando el trabajo o el servicio, es exigido por el Estado o por personas que tienen la voluntad y el poder de amenazar a los trabajadores con severas privaciones como, por ejemplo, privarles de alimentos, de la tierra o la remuneración, ejercer violencia física o abusos sexuales contra ellos, limitar sus movimientos o encerrarlos. Por ejemplo, un trabajador doméstico se encuentra en una situación de trabajo forzoso cuando el jefe de familia le saca sus documentos de identidad, le prohíbe que salga y le amenaza en caso de desobediencia. Otro ejemplo de trabajo forzoso ocurre cuando las personas, lo quieran o no, tienen que contribuir con su trabajo a la construcción de carreteras, de canales de irrigación, etc., y cuando los funcionarios del gobierno, la policía o los jefes tradicionales esgrimen amenazas concretas si no acuden a trabajar.

Según la OIT, más de 12 millones de personas en el del mundo están bajo coerción al trabajo forzado, en esclavitud o en situación similar. En América Latina, en los últimos años el país que atiende con mayor decisión este problema es Brasil. Su Plan Nacional para Erradicación del Trabajo Esclavo, lanzado por el gobierno Lula el 2003, ha permitido reducir sustancialmente este problema.

Desde hace más de diez años, la Organización Internacional del Trabajo fomenta el programa de Trabajo Decente, uno de sus objetivos es la erradicación del trabajo forzoso. Este programa ha sido acogido con entusiasmo en casi todos los países de América Latina, y ha sido de utilidad para mejorar los mecanismos y los procesos de dialogo social para combatir rémoras como esta en el funcionamiento de las Relaciones de Trabajo.

En Venezuela no se llevan registros de este problema, sea del trabajo esclavo o del trabajo forzoso u obligatorio. Cierto que el problema existe. La temática exige que sea abordada con mayor detenimiento. A lo mejor una acusación judicial que enfrenta la República en tribunales del Estado de la Florida –EEUU-, le da relevancia mediática al problema. Médicos desertores del programa de asistencia entre Cuba y Venezuela reclaman indemnizaciones importantes, todo basado en conceptos derivados del trabajo forzoso u obligatorio.

Para finalizar llama la atención que en las Memorias del Ministerio del PP para el Trabajo y la Seguridad Social, de los dos últimos años, no hay referencias al trabajo esclavo, ni al trabajo forzoso u obligatorio, no obstante la argumentación esgrimida para acciones de expropiación.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Trabajo y modelos productivos en América Latina

Con este título, más el siguiente subtítulo “Argentina, Brasil, Colombia, México y Venezuela luego de las crisis del modo de desarrollo neoliberal” Clacso, Buenos Aires, nos acaba de publicar esta obra; compilada por Julio Cesar Neffa y Enrique de la Garza, más las contribuciones de Damián Panigo, Jorge Carrillo, Fernando Urrea, Giovanni Alves, Marcio Pochman y Héctor Lucena.

La presentación del libro nos indica, que el punto de partida de este esfuerzo de investigación, fue la situación posterior a la crisis de los años setenta, el auge del neoliberalismo y su crisis al iniciarse el siglo XXI. El foco del análisis fue tratar de identificar los nuevos modelos productivos, que estaban emergiendo en América Latina, o su continuidad, y si los mismos tenían similares orientaciones y características, si su dinámica los llevaba a homogeneizarlos o si las trayectorias
institucionales, históricas de cada formación social conducían a una especificidad. Esta última hipótesis es la que se verificó.

Tal vez, el fenómeno que los atravesaba a todos era la “vuelta del Estado”. Luego de la crisis de los años setenta se observó que tanto para consolidar el modo de producción capitalista (son los casos de México y de Colombia), como para intentar un nuevo modelo productivo crítico de las políticas económicas neoliberales (son los casos de Brasil y de Argentina), o para tratar de crear un modelo socialista latinoamericano, del siglo XXI (es el caso de Venezuela), siempre se necesitó la
intervención del Estado a fin de consolidar los cambios introducidos y que, en todos los casos, ello tenía impacto muy diferente sobre las instituciones y las reglas que configuraban el uso y la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, de la relación salarial.

Los autores abordan el tema desde la economía, la sociología y las relaciones de trabajo, pero recurren a la historia económica y social y a la ciencia política de una sociedad heterogénea, para contextualizar la dinámica del modo de desarrollo propio de cada país, y analizar los actores sociales que intervinieron para promover un nuevo modelo productivo diferente (Venezuela); tratar de configurar otro modelo
con ingredientes posneoliberales, pero que encuentra una fuerte oposición por parte de los grupos económicos cuyo poder fue reducido y que pretenden retomar el modelo neoliberal a pesar de haberse beneficiado con los cambios introducidos, o que para justificarse invocan el federalismo, la vigencia plena de las instituciones, el respeto del derecho de propiedad y volver a dar prioridad al mercado sobre el Estado
(Brasil y Argentina); o reformar el viejo modelo capitalista neoliberal,
para hacerlo más eficiente y enfrentar las crisis (México y Colombia).

La crisis financiera internacional desatada en el corazón del capitalismo
impactó de manera diferente a los países estudiados, pero también, en este caso, los intentos de controlarla y reducir los efectos perversos tuvieron al Estado como actor protagónico.

Todo esto nos lleva a concluir que el neoliberalismo económico con sus diversas dimensiones está en crisis, pero que no es inminente el derrumbe del modo de producción capitalista y que, en cada país,los grupos y clases sociales hegemónicos y los que reivindican cambios profundos, que por medio de sus luchas contradictorias o de los compromisos establecen mutuas concesiones negociadas y tratan de
imprimir al Estado una determinada orientación.

Las crisis debilitaron el movimiento obrero y disminuyeron su capacidad de iniciativa y de hacer propuestas alternativas, pero a mediano o a largo plazo su activa presencia es una condición necesaria para que emerja y sea sustentable un nuevo modo de desarrollo económico y social y otro modelo productivo, entre cuyos objetivos figuren:el pleno empleo; salarios reales que se ajusten según la inflación pasada y el incremento de la productividad; un aumento de la parte de los salarios
en la distribución funcional del ingreso; la universalización del sistema de seguridad social; el derecho a la formación y reconversión profesional; el combate a la pobreza, la indigencia y la exclusión social; procesos de humanización del trabajo para preservar la vida y la salud de los trabajadores; y la vigencia de la democracia económica dentro de las empresas y las organizaciones.

Los autores desean que el marco teórico y la diversidad de los
casos presentados estimulen un debate necesario, para sacar conclusiones
adecuadas a cada país y promover el compromiso social y político
para que “la vuelta del Estado” se oriente al logro de los objetivos
mencionados.

sábado, 11 de diciembre de 2010

PRESENTISMO, PRODUCTIVIDAD Y MODELO ECONOMICO

En fecha reciente con motivo de la defensa de tesis doctoral, en el desarrollo del intercambio se abordó el concepto de “presentismo”. Se refería a aquel comportamiento laboral que supone estar físicamente en el sitio de trabajo, sería lo contrario del ausentismo, pero en este caso, con muy limitada dedicación al cumplimiento de las tareas, sea por desinterés o por no estar en adecuadas condiciones personales, de salud incluidas. Por otro lado, la persona incursa además hace ver que está ocupada. También encontramos que refiere a trabajar más allá del horario normal con la única intención de que se note la presencia del trabajador en su puesto. En tiempos de crisis, con decrecimiento económico y obviamente reducciones de las nóminas de personal, el “presentismo” es una respuesta. En estos tiempos aumenta el temor de perder el puesto de trabajo.

¿Y la Productividad qué?
Está demás afirmar que el “presentismo” no contribuye al incremento de la productividad. Por otro lado, ésta aumenta cuando se reducen las nóminas. Pero no ocurre lo mismo cuando se cierra un establecimiento o una empresa, ya que lo que suele ocurrir es que la productividad se mantenga igual. Pero lo que si se afirma es que el “presentismo” reduce la productividad.

Con la productividad, es decir la generación de más productos y servicios con un uso óptimo de los recursos disponibles, una sociedad gana. Por supuesto acompañado de una distribución justa de la riqueza derivada, ya sea para los productores directos como para la sociedad en general. Los primeros con mejores remuneraciones para el trabajo, y dividendos para los propietarios; y para la sociedad en general, ella gana con mejores productos y servicios a precios justos, así como con los pagos que se entregan al sistema tributario y todas las tasas públicas.
También es importante destacar que una sociedad productiva, con metas de productividad crecientes y con distribución justa, estimula la conciencia colectiva para vigilar que los recursos sean usados de la mejor manera, y sea más exigente en sus reclamos a aquellos comportamientos institucionales que despilfarran recursos o hacen usos poco transparentes de los mismos.

De todos modos hay que advertir que en el país no se mantiene el necesario ambiente para el incremento de la productividad. El tema no tiene relevancia, lamentablemente. El ambiente necesario conlleva que el tema sea asumido por todos los actores productivos, políticos y sociales. Resulta difícil que el tema sólo descanse en las empresas, al tiempo que el Estado no lo incentive y reconozca; ya que las políticas públicas tienen directa influencia en la disciplina productiva, tanto para los propietarios como para los trabajadores. La confusión reinante en la definición de un modelo económico determinado, desestimula las conductas necesarias para el fomento de la productividad de manera sostenida y a largo plazo.

¿Hacia cual modelo económico vamos?
Lo del modelo económico es sumamente determinante. La discusión que si estamos en socialismo? o vamos para él? O ya estamos en comunismo? Esto último un tanto exagerado, pero sólo indicamos lo que se ha leído sobre el particular en estos tiempos. También que si estamos en capitalismo, y que si este es el del tipo salvaje, de los más extremos en el neoliberalismo. Lo otro es que si estamos en una transición? Además en el mundo existen todo tipo de transiciones, aquellas que fueron y siguen, del socialismo y comunismo al capitalismo (China y Vietnam son de los mejores ejemplos). En el caso cubano, hay todo una expectativa de ver la evolución de sus tímidas medidas económicas, pero que traen consigo repercusiones laborales tremendas, como es desprenderse de quinientos mil trabajadores al servicio estatal, y lanzarlos al “cuentapropismo”, ya que no hay otras opciones, que permitan pensar en emprendimientos con dotación de capital suficiente.

Por otro lado se tienen las transiciones del capitalismo al socialismo. Estas son menos frecuentes, quizás porque los años de socialismo y sus dificultades aun están frescos en la mente de la sociedad contemporánea, al menos en la gente adulta, de haber visto que aquellos países que dejaron el socialismo real y se pusieron a un lado, hoy les va mejor. Queda por reconocer que hay diversos capitalismos y diversos socialismos, y ahí está el respiro, que sin dogmas dominando las sociedades construyan en procesos democráticos y participativos lo que ha de ser su camino a escoger.

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL REGISTRO SINDICAL: AUTONOMIA O SUBORDINACION

En nuestro artículo anterior mencionamos brevemente, el fenómeno del exterminio de sindicalista y del paralelismo sindical. En lo primero se destaco la insensibilidad y opacidad ante el problema; y en cuanto a lo segundo, la fragmentación y debilidad que trae aparejado. Volvemos a lo segundo.

En cordial intercambio con colega, indicaba que él advertía en el fomento del paralelismo más virtudes que defectos. Razonaba que en primer lugar se recuperaron sindicatos que estaban en poder de la burocracia; ejemplificaba con el sector automotriz – se supone del Estado Carabobo, donde están instaladas la mayoría de las plantas ensambladoras y autopartistas-. Su segundo ejemplo, era la creación de sindicatos en donde no los había o se desplazaba a sindicatos patronales.

Nuestra apreciación del problema difiere, hemos venido identificando el fomento del paralelismo como resultante de una política oficial. En un principio de la presente etapa política, se anunció que la política laboral venía con el interés en la democratización del funcionamiento del movimiento sindical. En los primeros años del presente proceso político, 1999 y 2000, el registro sindical se mantuvo en los mismos parámetros previos, es decir el registro de nuevos sindicatos se ubicaba alrededor de 300 anualmente. La prioridad era que los trabajadores en un espacio plural, activaran mecanismos democratizantes en los sindicatos existentes. Pero ya en el 2001 en el proceso de establecimiento de las nuevas institucionalidades, el registro se disparó a más de 500 sindicatos. Recuérdese que este fue el año del Referéndum Sindical, que obligo a la celebración de elecciones bajo la autoridad del Consejo Nacional Electoral. Luego vino la turbulencia de los años 2002 y 2003, en la cual la CTV al lado del empresariado, se comprometió abiertamente en la confrontación más política que laboral contra el gobierno.

De lo anterior derivó que entre el 2002 y el 2005 se agregaban más de quinientos nuevos sindicatos anualmente. Importante tener presente que en los conflictos del 2002-2003, el sindicalismo oficial se deslindó totalmente de la CTV, en la que hasta entonces existían algunas organizaciones afectas al oficialismo; y simultáneamente se inició la construcción de una central nacional –UNT- con sus ramificaciones regionales. Esta central disfrutó de la ventaja de la cercanía con el gobierno, para que su registro no implicara todas las exigencias burocráticas que el interventor sistema venezolano impone a este tipo de organizaciones.

En los últimos años, del 2006 para acá, el registro ha seguido in crescendo. Ubicándose que cada año se registran más de seiscientos nuevos sindicatos. Importa destacar que se aplica explícitamente una política oficial vía del Ministerio del ramo, dirigida a lo que en sus postulados llama eufemísticamente “Impulsar la democratización y orientación de los sectores laborales del país.. consolidando la democracia participativa y protagónica” (MPPTSS de 2009, pag 58). Es así que cada año el Ministerio se fija metas de registro de nuevos sindicatos. La meta fijada para el 2007 fue cumplida, se registraron 623 nuevos sindicatos; para el 2008 la meta fue sustancialmente incrementada, no obstante el registro alcanza a 604 nuevos sindicatos. Finalmente los últimos datos que disponemos llevan a 790 nuevos registros en el 2009, aproximándose a la meta fijada.

Hay que advertir que tanto los patronos como el Estado no deben intervenir en la vida sindical. Por tanto es un contrasentido que el Gobierno fije metas de registro sindical; mucho más cuando hay tantos espacios desatendidos en el ámbito laboral. Metas convendría fijarse, para empezar, en la creación de empleos productivos y decentes; en el fomento de la negociación y acuerdos colectivos de trabajo. Por ahora se destacan estas dos, pero sería larga una lista de metas necesarias a fijarse en política laboral para consolidar a los actores.

En cuanto a recursos para el proceso de registro, llama la atención los cuantiosos recursos que se destinan a tal fin, en el 2009 se destinaron más de veintidós millones de Bolívares F, para los 790 registros. Realmente es una cifra monumental para una actividad interventora. Son mecanismos que le restan autonomía a la vida de los actores laborales.

Regresando a nuestra cordial discrepancia anotada en el segundo párrafo, el ejemplificar como virtuoso el paralelismo en el sector automotriz del Estado Carabobo, peca de no advertir que se trató desafortunadamente de fracturar una organización por rama, aglutinaba a casi todo el sector tanto de ensambladoras como de autopartistas, y que fue sucedida por organizaciones de empresas que representan la figura organizacional sindical más débil ante los poderes patronales y estatales. Un sindicato de rama, extiende sus facultades en amplio número de organizaciones productivas y limita la emergencia de organizaciones estructuralmente débiles y de fácil control.

Lo virtuoso corresponde en ganar electoralmente y con procesos democráticos las organizaciones existentes, y no tener que recurrir a la protección estatal, que brinde privilegios para registros, que luego comprometen y limitan.

sábado, 27 de noviembre de 2010

INSTITUCIONALIDAD LABORAL EN CRISIS

La crisis de la convivencia en nuestro país sigue creciendo. Pugnacidad por doquier. Protestas por miles a lo largo del año que está por terminar. De ellas más de un tercio son de naturaleza laboral. El próximo 9-12-10 conoceremos los datos que recopila Provea, en su informe que cubre desde fines del pasado año hasta octubre del presente, pero informe parciales nos permiten manifestar lo afirmado.

En la difícil convivencia laboral la peor evidencia se observa en el exterminio de sindicalistas del sector de la construcción. Pero también hay casos en otros sectores, como petróleo, automotriz, entre otros. La magnitud entre el 2005 y el 2009, alcanzaba a cerca de doscientos asesinatos. La vasta mayoría son jóvenes dirigentes, delegados con pocos años en el quehacer sindical.

Téngase en cuenta que de los dos mil setecientos sindicatos existentes para el 2001, cuando se celebró el censo sindical previo a las elecciones impuestas como derivación del polémico referéndum que obligó a los sindicatos a celebrar elecciones subordinadas al CNE, se pasa en el año 2009 a siete mil. Tal crecimiento es artificial. No responde a procesos autónomos del movimiento de los trabajadores. Intereses ajenos se hicieron presentes, y promovieron el llamado paralelismo sindical, facilitando estos procesos de registro.

De las tantas consecuencias de este crecimiento artificial, una de ellas fue que se le dio carácter de dirigentes a trabajadores y activistas sin la preparación y el conocimiento de este campo, dando lugar a un ejercicio sindical cada vez más basado en la amenaza y la fuerza, con el agravante de contar con apoyo de los organismos públicos de este ámbito. Así mismo en el marco legal que constituye la nueva institucionalidad, el empoderamiento a diversas figuras representativas, pone en escena a varios actores que se pelean los espacios de representación.

Resultado de lo anterior los espacios productivos son escenarios de la acción de múltiples figuras que dicen representar a los trabajadores, y también la representación de las comunidades se hace presente en estos espacios. Por supuesto que la actividad productiva está sumamente resentida por todo esto. Pero el hecho más complejo, viene por la dificultad de convivencia no sólo entre patronos y trabajadores, sino entre diversas fracciones o segmentos de estos últimos. Por supuesto que no afirmamos que este cuadro se extiende a todos los espacios productivos existentes en el país, pero si cabe afirmar que un porcentaje importante lo evidencia.

En el marco de lo descrito, es donde se ubican los doscientos jóvenes dirigentes caídos hasta el 2009, en casi todos los casos por manos que se desconocen, ya que las autoridades poco investigan y nada dicen. Lo ven tan normal. Se pregunta uno, será que todo es funcional a que se agudice la situación, y con ello se profundiza la mala imagen y el desprestigio de las organizaciones de los trabajadores.. “déjalos que se maten..” Sería deseable debatir esto con quienes tienen responsabilidades en esta materia.

Como referente, cabe mencionar que al pasado 20 de octubre en Buenos Aires, en el marco de una protesta, hubo confrontación intersindical, y un militante de una corriente minoritaria fue asesinado –Mariano Ferreyra-, incluso no era un trabajador activo, estaba desempleado y participaba de una protesta por reinserción laboral, al día siguiente la Central de Trabajadores Argentinos –CTA- convocó a un paro nacional, y en los Ferrocarriles hubo un paro nacional de una hora, no obstante que en este servicio domina el sindicato la corriente sindical a la cual pertenecen los primeros acusados. A los pocos días, la Presidenta C Fernández de Kirchner se pronunció sobre el asunto, comprometiéndose a las investigaciones necesarias. Al cabo de un mes, ya hay seis detenidos. Sirva esta reseña, para que se compare con el poco valor de se da en nuestro país a la vida y a la institucionalidad.

Pronto conoceremos el informe anual de Provea, y seguiremos leyendo la inercia de las autoridades en estos casos. Continuará la descomposición de los ambientes laborales. Más familias llorando a sus victimas. La capacidad productiva se seguirá resintiendo. La convivencia se hará más difícil, y por supuesto menos productos y servicios suficientes para mejorar el bienestar de la sociedad.

Quisiéramos un compromiso de los poderes públicos, con empresarios y fuerzas diversas del mundo sindical para detenerse en este tema.

sábado, 20 de noviembre de 2010

PROPIEDAD PRODUCTIVA

Fuimos invitados a conversar sobre Propiedad Productiva, en el XI Simposium Nacional de Economía Social, cuyo tema central era “Economía Social y nuevas formas de propiedad social”. Vamos a comentar algunas ideas de la exposición sobre este tema, que encuentra una gran inquietud en la sociedad venezolana, a propósito de la ola de estatizaciones.

Lo primero, una elemental definición de Propiedad Productiva. Se trata de los bienes, tangibles e intangibles, que sirven para generar productos y/o servicios para el consumo social. Hay que hacer la salvedad que el consumo social en cuestión se refiere aquel que la sociedad acepta legítimamente. Lo que puede ser legal o no, lo que importa es que al menos se le reconozca un mínimo de aceptación. En sociedades como las nuestras con tanta actividad en la económica informal, no deja de ser dificultoso construir conceptos en este campo.

Luego destacamos que la Propiedad Productiva ha de producir beneficios. Cierto que los ciclos económicos de altas y bajas, pueden dar lugar en un determinado período a la situación de producir pérdidas o no producir beneficio alguno. Pero cabe preguntarse ¿para quién los beneficios? En primer lugar para los dueños de esa propiedad. Son los emprendedores, los que ahorraron o gestionaron los recursos para disponer de las instalaciones productivas. Así que también serían para ellos, en caso de no haber beneficios, las consecuencias, es decir las pérdidas.

También importa llamar la atención que los beneficios de una Propiedad Productiva no sólo cabe medirlos en términos monetarios desde un primer momento. Incluso la propiedad productiva privada sin fines de lucro, sirve a la construcción de imágenes de quienes figuran asociados a ella, pero que algún sentido otorgan, es decir son propiedades con algunos fines.

Cuando la propiedad productiva se le asignan objetivos cuya medición o valoración monetaria no es visible desde un primer momento, es necesario llevarlo a índices que permitan la comparación entre entidades de ese mismo campo de actividad. Por ejemplo una institución universitaria, ha de tener una relación de estudiantes ingresados y egresados al cabo del lapso normal de duración de las carreras; pero sin dejar de lado el crecimiento intelectual y profesional alcanzado por los egresados.

En cuanto a la investigación, se tienen proyectos y resultados. Se asociará con impactos, ya sea por lo publicado, tomando en cuenta las categorías de las publicaciones; por los eventos adonde se llevan los resultados de los estudios e investigaciones. Igual de importante es conocer cuantos recursos capta la institución académica, de las entidades públicas y privadas que se interesan por los resultados de las investigaciones. No es secundario mencionar que las políticas públicas juegan un papel determinante en la contratación de estudios e investigaciones al sector académico, ya que se trata del mayor contratante. Pero si existen sesgos que restringen y afectan la relación Ejecutivo-Sector Académico, las contrataciones tendrán otros destinatarios diferentes al sector académico nacional, quebrantándose la igualdad de oportunidades tan justa y equitativa en las contrataciones.

Retomando la Propiedad Productiva y sus aportes más allá de los recibidos por sus propietarios, toma en cuenta lo que revierte a la sociedad, en primer lugar en los propios productos y servicios que elabora, en condiciones de productividad que sean competitivos y de calidad suficiente para fijarse metas de ir reduciendo la dependencia externa, aumentando el consumo interno y llegar a lograr excedentes para la exportación. Asuntos medulares en el sistema productivo y de consumo nuestro, altamente subordinado a patrones que lo hacen más dependiente y tradicionalmente poco competitivo.

Lo segundo refiere a la generación de beneficios que permitan contribuir sustancialmente con pago de impuestos, ya sea por utilidad conseguida, así como por los consumos que se multiplican. Con estos recursos el Estado tiene en sus manos, los medios para emprender acciones que beneficien a los sectores de una justificada y razonada menor capacidad de generación de riquezas.

Un tercer aspecto de lo esperado de la Propiedad Productiva es su contribución a la formación y capacitación de la gente que le presta servicios, al fomento de la investigación y desarrollo, y al manejo responsable de las variables ecológicas.

Un último y no menos importante aspecto esperado de la Propiedad Productiva, es que cumpla con su fuerza de trabajo, sea cubriendo los compromisos adquiridos y fomentando un ambiente de confianza y equidad entre los diversos actores del espacio productivo, que ha de repercutir en el fortalecimiento de la Propiedad Productiva y el progreso de quienes ahí laboran, y del conjunto de la sociedad.

Que la Propiedad Productiva sea privada, publica, mixta, cooperativa o social, no debiera eludir ninguno de los supuestos mencionados.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Relaciones Laborales y Modelo de Desarrollo

Fuimos invitados a escribir prologo para el libro “Modelos de Desarrollo y Relaciones Laborales”, investigación desarrollada por los investigadores Juan Manuel Rodríguez, Beatriz Cozzano y Graciela Mazzuchi, del Instituto de Relaciones Laborales, de la Universidad Católica de Montevideo; y editado por Grupo Magro Editores.
El planteamiento de la investigación descansa en el análisis de estas dos grandes categorías, Relaciones Laborales y Modelos de Desarrollo. En nuestra región, hemos considerado las relaciones de trabajo uruguayas con una caracterización propia, dado el limitado intervencionismo estatal. Es recurrente al hacer el análisis de la vinculación del Estado con los Actores Empresariales y Sindicales, colocar un tanto aislado el caso uruguayo, y ello nos modificaba la sencilla ecuación de señalar que el intervencionismo estatal era un fenómeno dominante en nuestra región, si nos comparábamos con algunos países desarrollados del norte de América y de Europa, pero ahí se tenía que detener la generalización por ese pequeño territorio que refiere al país de menor extensión y población en el sur del continente, pero con una singularidad en este sentido. Los ejemplos de intervencionismo estatal en las relaciones entre empresas y trabajadores, eran profusos y dominantes al dirigir la mirada hacia el resto de los países del cono sur y de los países andinos.

El tema abordado por el libro nos lleva a analizar la relación Estado y Actores Laborales. Temas como la libertad sindical, las negociaciones colectivas, la tercerización, los procesos laborales judiciales y administrativos, son objeto de un minucioso análisis, que evidencian nuevos relacionamientos del Estado con los Actores Laborales. Téngase en cuenta que el libro se ocupa especialmente de analizar los procesos que se inician en el 2005, al asumir por primera vez en la historia del Uruguay un gobierno de izquierda.

Es importante tener presente que los análisis de procesos de reciente desarrollo, que aún están en construcción, que cuya consolidación exige pasar pruebas y situaciones de presión que no han ocurrido del todo, hacen del análisis un poco más de predominio de lo coyuntural que lo estructural. La perspectiva de más largo plazo en cambio, toma en cuenta las transformaciones de procesos que a su vez vienen de largas décadas de funcionamiento, y que llegaron en un momento dado a contribuir realmente al alcance de niveles elevados de convivencia, de bienestar, y que por diversas razones fueron perdiendo eficacia, y que luego dieron espacio a situaciones de malestar, y con ello poniendo en situación de riesgo la convivencia y el consenso que sirven de sustento al funcionamiento de las Relaciones Laborales. Esta reflexión impone la necesidad de continuar el análisis y seguimiento de las transformaciones de las Relaciones Laborales y el Modelo de Desarrollo, son procesos permanentes, y no es fácil determinar que de lo que se implante y modifique sustancialmente en una determinada etapa política va a echar raíces y como lo va a hacer.

El singular funcionamiento de las Relaciones Laborales, ahora con un gobierno de izquierda que completó exitosamente su mandato, y el inicio de un segundo, muestra ya elementos naturales de lo que se espera de una orientación política e ideológica como ésta al frente del ejecutivo, aunque por supuesto en convivencia con fuerzas de derecha y del centro político en los diversos centros de poder público, como son los otros poderes.

En ese contexto, el país muestra un crecimiento de los indicadores de Relaciones Laborales, como son la tasa de sindicalización (subió del 11 al 27%), el respeto a la libertad sindical y a la autonomía de los actores laborales, la mayor cobertura de la negociación colectiva, por encima del 90%, la cual funciona fluidamente, alcanzando sus efectos incluso a los tradicionalmente postergados trabajadores rurales y al trabajo doméstico. Todo esto se traduce en un mejoramiento real de la calidad de vida de los trabajadores y del crecimiento económico, que en general provee bienestar a toda la sociedad. Por supuesto no dejan de observarse algunos elementos críticos. Por ejemplo el triunfo de la izquierda ha succionado un importante número de experimentados dirigentes sindicales, que han pasado a ocupar posiciones en el Ejecutivo, además con el alto crecimiento de la sindicalización, ahora hay un importante núcleo de jóvenes y nuevas caras asumiendo y aprendiendo, en las posiciones reales de conducción en los sindicatos, lo que no deja de producir algunas tensiones. Para los estudiosos y los propios actores de las Relaciones de Trabajo de otros países, la experiencia uruguaya recogida en esta obra, es de notable interés incorporarla al análisis comparativo.

hector.lucena@gmail.com
Twitter: hl_lucena

sábado, 6 de noviembre de 2010

TRABAJO Y FAMILIA

Nuestro país y en general la región Latinoamericana y del Caribe se caracterizan por ser la región más desigual del planeta. El fenómeno responde a múltiples factores. En la presente nota, se aborda lo que tiene que ver con la conciliación entre vida Familiar y Personal, y la vida laboral. Este tema fue objeto de análisis en reciente reunión de personas ligadas al mundo del trabajo. Un aporte importante fue brindado por María E Valenzuela coordinadora del estudio “Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social” editado por OIT y PNUD -2009-, que sensibilizó al colectivo para un interesante debate (de acceso libre en http://igenero.oit.org.pe/index.php?).

El tema tiene implicaciones amplias para la promoción de políticas y transformaciones en el mundo del trabajo. Es un tema que involucra a la Familia, al Estado, al Mercado, a las Empresas y a los Sindicatos. Tanto la Familia como el Trabajo han experimentado transformaciones que se requiere se vean reflejadas en las acciones de cada uno de estos protagonistas.

Así como el trabajo ya no es aquel que tuvimos en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, con predominio del contrato de trabajo a tiempo indeterminado, con estabilidad garantizada por la propia evolución y expansión de la economía, con convenios colectivos que se negociaban mejorando realmente la calidad de vida de sus beneficiarios. Por otro lado, tampoco la familia es aquella formada por parejas que se unían y mantenían un vinculo estable, con los roles del hombre proveedor y la mujer cuidadora.

La masiva incorporación de la mujer al trabajo en la calle, su conversión en proveedora, para traer a la casa un segundo y necesario ingreso, modifica el funcionamiento de la familia. Por supuesto esto está acompañado de familias con menor número de hijos, movilidades a otras regiones en la búsqueda de oportunidades. Las uniones han perdido estabilidad. Se multiplica la familia monoparental encabezada por una madre proveedora y cuidadora a la vez. Sin dejar de mencionar que en las familias de hombre y mujer, con ambos ejerciendo los roles de proveedores, no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de tareas domésticas. Tampoco se ha producido un aumento significativo en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas; ni se ha logrado reorganizar la vida social.

La temática exige un análisis detenido y amplio, que implica el Dialogo y el Consenso Social, que involucra a los actores mencionados en el segundo párrafo; en cuanto a la Familia, destacar las diversas expresiones de asociatividad en la que ella participa. Si bien los Consejos Comunales reciben el más amplio reconocimiento oficial, y gradualmente se vienen organizando en más y nuevos segmentos de la sociedad, este tema demanda amplitud, en ese sentido los modos oficiales y no oficiales, que la familia adopte para organizarse y expresar criterios y posiciones en torno a las necesarias transformaciones en esta materia han de estimularse.

Expropiaciones e Impacto en la Familia
Insistiendo en el tema Familia y políticas públicas, la reciente ola de expropiaciones viene trayendo consigo un dramático desasosiego e incertidumbre en el seno familiar. Si bien es positivo la opción de la expropiación de aquella entidad productiva que por alguna razón se paralizó y no se encontró una opción de reactivación en base al Dialogo y Acuerdos entre los actores centrales involucrados, como son los Empresarios y Trabajadores Organizados en Sindicatos, el papel del Estado en promover la actividad productiva y el empleo, le dan sentido a las acciones que no obstante su carácter polémico, atienden al interés general de la provisión de bienes y servicios a la sociedad y del mantenimiento de las fuentes de empleo. Aunque considerando que la crisis del ente productivo, pueda traer consigo que aún manteniendo los empleos, se pueda quebrantar los niveles de beneficios, hasta tanto los trabajadores en sus diversas categorías, con el apoyo de políticas públicas, logren la normalidad productiva quebrantada.

Pero la situación de la afectación de la vida familiar es aguda, en aquellos casos de expropiaciones o de amenazas a entes productivos que vienen desenvolviéndose normalmente en la generación de bienes y servicios, en el mantenimiento de los empleos, con calidad y beneficios, conquistados a los largo de trayectorias de la organización productiva y de los trabajadores con sus organizaciones representativas.

sábado, 30 de octubre de 2010

LA ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES: AVANCES, ESTANCAMIENTO Y RETROCESOS

La relación capital y trabajo tiene de origen un carácter asimétrico. El primero contrata al segundo y le impone las condiciones que han de seguirse para los actos productivos. Este inicio ha sido históricamente modificado por tres grandes acciones: la organización colectiva de los trabajadores, las políticas públicas estatales y el reconocimiento del propio capital de la necesidad del aporte del trabajo para la consecución de los fines productivos. Estas serían las principales fuerzas que han determinado la construcción del tejido regulador, que tiene las relaciones necesarias para los hechos productivos. A estos factores se agregan complementariamente otras fuerzas que participan en la vida social y política de las sociedades, como las académicas, religiosas, y entidades de la sociedad civil en general.

El objeto de este artículo es el análisis de la evolución histórica que ha llevado al cierre de la asimetría de origen de esta relación, pero centrándose en la construcción del actor organización de los trabajadores. Se resalta que su construcción es un proceso constante, que no se trata que su construcción ocurriera en determinado período histórico, y el capítulo ya está cerrado y terminado. Hay que tener presente que las fuerzas del capital y del poder político están en constante búsqueda de métodos para su reproducción y acumulación en el primero, y la continuidad y el control social en el segundo. Ante estas avasallantes fuerzas el trabajo reacciona, con la construcción, fortalecimiento y accionar del movimiento de los trabajadores.

Destacar que la organización de los trabajadores es un proceso constante y de permanente desarrollo, no niega que en determinadas etapas históricas se dan avances importantes que permiten el alcance de conquistas que acrecentan su patrimonio, y se constituyen en aportes para las generaciones futuras. Como también se observa períodos de estancamiento y debilitamiento. El fortalecimiento del capital y/o del estado, no necesariamente se corresponden con el fortalecimiento del movimiento de los trabajadores.

También es destacable el hecho de que aquellos sectores que tienen una importancia estratégica en el funcionamiento de las sociedades, por producir bienes y servicios esenciales, ofrecen mayores posibilidades para la organización y fortalecimiento de los trabajadores, en el entendido que las fuerzas del capital y las de estado estarán igualmente conscientes de este hecho.

El carácter de proceso que se observa en la construcción de la organización de los trabajadores toma en cuenta, la constante incorporación de los jóvenes a la edad productiva, las migraciones en la búsqueda de oportunidades, la adopción de esquemas organizativos de la producción y del trabajo que sustituyen formas tradicionales, basadas en las pequeñas unidades productivas para dar paso a organizaciones de mayor escala, con mayores inversiones de capital que impactan la forma de incorporación y uso del trabajo en la producción.

Ante los fenómenos enunciados se observan las propuestas ideológicas, que intentan explicar y razonar opciones de liberación y desarrollo, y que acompañan la construcción del movimiento de los trabajadores. Algunas propuestas tuvieron su impacto en determinadas etapas históricas, como es el caso del anarquismo, del anarco sindicalismo, del socialismo utópico, del comunismo. Pero modernamente los trabajadores conviven con dos modelos de organización social política y económica, se trata del capitalismo y del socialismo. Pero uno y otro tienen manifestaciones muy diversas. Hay diversos capitalismos como hay diversos socialismos. En estado puro no encontraremos ni a uno ni a otro. ¿Que predomina entonces? Predominan las hibridaciones, es decir las combinaciones. Hay que estudiar y analizar a uno y al otro. La organización de los trabajadores es inherente al desarrollo de una y otra opción, lo importante es alcanzar un desarrollo propio de sus organizaciones, con posiciones autónomas ante las opciones en discusión y en juego. Es un desafío enorme en tiempos de pronunciada fragmentación del movimiento, que han venido dificultando sus avances.

sábado, 23 de octubre de 2010

Producción, Distribución y Redistribución

Las Relaciones de Trabajo están inmersas en los tres grandes ciclos de la vida económica y social de un país, como son Producción, Distribución y Redistribución. Esta fundamental reflexión es oportuna en los tiempos de transición que vivimos.

En el primer ciclo –Producción-, la relación directa en los espacios productivos de Capital y Trabajo es determinante para los actos productivos, influyendo en su cantidad y calidad. La convivencia implica una permanente necesidad de acuerdos en el desarrollo de la cotidianidad productiva, necesario para cumplir los fines de la organización, además de mantener la fuente de empleo que importa al colectivo trabajo. Pero no debe olvidarse que al lado de los fines comunes, existen los objetivos e intereses propios de cada uno –Capital y Trabajo-. Por tanto habrá los intereses convergentes y los divergentes; y bajo esas premisas se mantiene y funciona la relación que provee a la sociedad de los bienes y servicios necesarios. Los índices de evaluación de este ciclo, se refiere a la cantidad y calidad de productos y servicios, los costos y el consecuente retorno por las ventas. Todos los involucrados deben conocerlos, de no ser así, es una carencia elemental que lesiona principios elementales de esta relación.

Acompañando el ciclo anterior, se tiene el de la Distribución a la cual aspiran los dos factores centrales del proceso productivo. El Capital aspira su propia remuneración, convertida en rentabilidad y/o acumulación. En tanto el Trabajo, demanda su remuneración en salarios directos e indirectos, y garantías de empleo. En las medianas y grandes empresas se agrega con características propias un tercer segmento, el de los gestores ubicados en la alta jerarquía, que al no ser propietarios no acceden a la rentabilidad ni a la acumulación del capital, pero tampoco son satisfechos por los beneficios colectivos alcanzados por el Trabajo. Los índices mencionados en el ciclo Productivo, orientan el desenvolvimiento de la Distribución. En el plano nacional la distribución capital y trabajo, históricamente se ha inclinado ampliamente al capital. Vale señalar que esta distribución tuvo sus mejores momentos en las décadas de los cincuenta y sesenta, y que posteriormente se inclinó más ampliamente a beneficiar al capital, situación que no se ha revertido desde entonces.

En el específico plano de las empresas, la Distribución encuentra un polémico caso emblemático, como es el reclamo del 15% de participación en los beneficios para compensar el aporte del Trabajo en este ciclo Distributivo, conquista alcanzada en el marco de las Relaciones de Trabajo y extendida como regulación general, y que encuentra resistencias por parte de entidades estatales. El problema se vincula que con el carácter de un Estado regulador y patrono al mismo tiempo, se confunden sus roles, colocando a los trabajadores en situación más desventajosa para el funcionamiento del proceso Distributivo.

Finalmente, el ciclo Redistributivo, que coloca al Estado y particularmente al Ejecutivo en posición protagónica. Tiene que ver con varios elementos, entre los cuales destacan: la tributación que producen las organizaciones productivas, los trabajadores y el consumo; es un aporte que en los últimos quince años, ha venido incrementándose por el mejoramiento de los sistemas de recaudación y de combate a la evasión fiscal, sin embargo aún es mucho el camino por recorrer.
Se destaca que a pesar de los bajos índices de desempeño productivo, se recauden más impuestos, pero no por mayor producción, lo que aunado al caos del mercado laboral, pagan más impuestos los que siempre han pagado, y que en el caso de los asalariados, les lesiona su participación en la distribución.

Estos recursos fiscales captados han de retornarse a la capacidad productiva y a la población trabajadora, quienes lo han creado, y han de extenderse a los sectores y segmentos de ninguna o poca capacidad productiva, para favorecer el equilibrio en el desarrollo socio económico. En lo redistributivo también cuenta la producción de bienes y servicios de calidad y cantidad suficiente, para satisfacer necesidades de la población y del país en general, que cubran los costos y permitan el mejoramiento de la capacidad productiva del país, que cuiden y preserven el ambiente, y que todo ello ofrezca un mejor país del que la generación actual consiguió al entrar en la fase productiva. Diversos indicadores muestran que esta generación que ha conducido el país en los últimos treinta años, está legando a las generaciones futuras un país de menor calidad de vida del que recibió de sus antepasados. Por ello es importante cuidar, preservar y mejorar el modesto tejido productivo con el que el país cuenta.

sábado, 16 de octubre de 2010

LO INTERNACIONAL Y LO LOCAL EN LO LABORAL

En reciente sesión seminarial, una participante refiriéndose a las Normas Internacionales de la OIT, destacó el poco efecto que ellas tienen en la conducta gubernamental cuestionada. Ciertamente, las denuncias documentadas y formalmente presentadas ante los órganos correspondientes, de las violaciones de las normas internacionales del trabajo tienen sólo un efecto moral.

En el plano internacional los asuntos del mundo del trabajo no han alcanzado el status de los asuntos políticos y comerciales, los cuales dan lugar a contundentes sanciones materiales. Por ejemplo a la República de Honduras se le somete aún a sanciones políticas por parte de algunos países, como es el no reconocimiento ni el ejercicio de relaciones comerciales. Ya sabemos que todo tiene que ver con la manera como se le puso fin a un gobierno electo. No obstante, es creciente el número de países que van gradualmente reconociendo al presente gobierno. En el plano comercial, las violaciones dan lugar a sanciones como embargos y la ruptura de los negocios, trayendo consigo perdidas y perjuicios. Por ejemplo el gobierno de la República de Colombia, ante la más reciente de las crisis de la relación bilateral, argumentaba que nuestro país había impuesto un embargo a sus productos, al no continuar importándolos. Sugería ese punto de vista, que estaba siendo objeto de sanciones comerciales.

Volviendo al tema laboral, no resulta fácil que las diversas violaciones que ocurren en el ámbito laboral al interior de un país trasciendan y traigan consigo algún tipo de sanción material. A lo sumo lo que existe es la denuncia del que se siente afectado, la consignación de las evidencias ante los órganos en este caso de la OIT para su conocimiento, análisis, información y atención al denunciado y eventualmente un pronunciamiento. Este normalmente, de tener razón el denunciante, dará lugar entonces a exhortaciones y recomendaciones al incumplidor o violador. Esta es justamente la sanción moral en cuestión. Queda a los actores locales perseverar en sus acciones.

Los escenarios internacionales son importantes para el debate, el análisis y el intercambio de la situación laboral existentes en los países. Pero ellos por sí sólo no revierten la situación de violación que pudiera estar denunciándose, incluso reiteradamente. Eso sí, son como una piedra en el zapato para el país denunciado. Por ejemplo a la extinta URSS y sus países satélites, se les estuvo acusando por largos años de no estar representadas en las instituciones de la OIT de manera tripartita, como lo establece la carta fundacional de esta organización, ya que los representantes de los trabajadores y de los empleadores, eran realmente representantes de los gobiernos. No dejaba de conllevar este cuestionamiento una sanción moral.

En la presente etapa del desarrollo de las relaciones de trabajo, suceden situaciones extraordinarias y complejas que no han recibido el suficiente nivel de análisis y discusión en el propio seno del país. El país ha comprometido su futuro en múltiples acuerdos multilaterales, bilaterales, y poco se analiza el o los impactos en las relaciones de trabajo. Aparte por supuesto, de todas las implicaciones que traen el progresivo proceso de nuevas institucionalidades y de estatización y centralización en curso.

Tocando las puertas del Mercosur llevamos cinco años, y aún no se terminan de abrir. Este acuerdo ha desarrollado una dimensión laboral, que no hemos analizado. Igualmente se ha caracterizado porque en su construcción han aportado sus propuestas vigorosos movimientos empresariales y sindicales, que intercambian regularmente con los gobiernos. Lo anterior determina que las relaciones de trabajo de estos potenciales socios en este acuerdo, exteriorizan un cierto grado de desarrollo del tripartismo, del cual el país se ha alejado notablemente. Del Alba, resulta difícil sacar algunas conclusiones por el poco desarrollo institucional que ha alcanzado en el plano de lo laboral, y que en general es un acuerdo con poca visibilidad de los actores productivos.

martes, 12 de octubre de 2010

DE NUEVO la REFORMA LABORAL

Un acelerado ritmo de la actividad parlamentaria se plantea la actual Asamblea Nacional, consecuencia de los resultados electorales del pasado 26S. El oficialismo pasa de tener un 90% de los asambleístas a un 58%.

Uno de los temas sobre la mesa es la Reforma de Lay Orgánica del Trabajo, que por ser orgánica su reforma exige la mayoría de los dos tercios. Es una temática que debiera abarcar y afectar directamente a dos tercios de la población del país, e indirectamente prácticamente a toda, por la condición de carga familiar del resto de la población inactiva. Pero en los hechos la protección laboral deja por fuera a mucha gente. El mercado laboral está altamente deteriorado.

Con lo anterior se constata que un número equivalente al sector protegido, se encuentra sin protección. ¿Cómo resolver el problema? Es un debate interesante que ha de acompañar una reforma de la legislación laboral, es decir si se trata de abarcar el gran problema de la población desprotegida, conviene encarar el asunto no sólo en función de la población ya protegida, sino pensar en reformas del mercado laboral, que atiendan a esa mitad de la población trabajadora que no le llega la tutela y sus ventajas.

Distingamos las necesidades más gruesas a los fines de construir mecanismos que faciliten que les llegue a la población trabajadora, independientemente del tipo de inserción laboral que tenga. Es decir hay beneficios que tienen carácter universal, de lo que se trata es hacerlos accesible a todo tipo de trabajador, sin importar su calificación, si trabaja para el estado o sector privado, si es asalariado o independiente, si es permanente o temporal. En fin se trata de garantías mínimas.

En esta categoría ha de incluirse un componente de seguridad social universal.
Garantías de tener atención médica integral, indemnizaciones por incapacidades temporales o permanentes, parciales o absolutas, jubilaciones, pensiones y sobrevivientes. Es una deuda con la población laboral venezolana. Pero no en el esquema ya conocido, de proveer estas protecciones en tanto se disponga de un empleo formal. Vinculado con esta aspiración universal, la reforma del sistema laboral ha de incluir las garantías y los sistemas que velen efectivamente por la integridad física y mental del que trabaja.

Para completar la reforma laboral, en sentido grueso como cabe en un breve texto, se tiene el problema del empleo. De poco sirve una reforma que provea mejoras en beneficios y protecciones al ya que tiene un buen empleo, sin tener presente a los que no tienen buenos empleos, o no tienen ninguno, y lo más importante a los que vienen atrás, a los jóvenes que han de insertarse en el mercado laboral, proceso que trae al mercado laboral a cientos de miles de jóvenes todos los años, y la incertidumbre domina su futuro, y con ello las preocupaciones familiares.

En torno a lo anterior, se plantea poner la mirada en la formación para el trabajo, en los procesos de transición del espacio educativo al espacio productivo. En la necesidad de que el aparato productivo sea parte de la formación. La experiencia del programa de aprendizaje del Ince, dejó muy buenas enseñanzas. Es una experiencia que ampliada en los espacios productivos y extendida a una mayor cantidad de tema s y programas, ha de contribuir a este propósito. En cuanto a quienes ya están en los empleos, el acceso a la formación para actualizarse, para perfeccionarse, readaptarse, ha de ser abierta y facilitadora de una mayor fluidez del mercado laboral.

Si estos temas gruesos son atacados ellos servirán de base para la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, no necesariamente que una reforma ha de ser previa a la otra, de lo que se trata que una y otra van juntas. No se puede pensar en reforma del trabajo formal, sin considerar el informal, es decir el mercado laboral.

Apostaríamos a que atendiendo el mercado laboral, los empleadores y los trabajadores tendrían mejores condiciones para su función creadora y productiva.

Ahora ¿cuánto nos cuesta todo esto? Es necesario preguntarlo, pero también hay que preguntar ¿cuánto gastamos en estos temas?.. sin obtener los mejores resultados, y también cuanto nos cuesta no construir unas reglas y sistemas, que hagan de la sociedad venezolana una sociedad productiva y con mejor calidad de vida.

sábado, 2 de octubre de 2010

Protestas Laborales y Resultados Electorales

A propósito de los resultados electorales del pasado domingo 26S, retomamos nuestra entrega en esta columna del pasado 11 de julio –“Protestas Sociales y Laborales-Se confirma que las protestas laborales han de seguirse por medios no oficiales, dada la deuda que el despacho del ramo tiene con esta obligación elemental de ofrecer pormenorizadamente las estadísticas laborales del caso.

El documento “Manifestaciones Públicas Enero-Junio 2010” –Provea y Espacio Público- da claramente cuenta de la tendencia del incremento de las protestas públicas. Esta tendencia es similar a la observada en el pasado año 2009. De tal manera que estos dos años son los que muestran la mayor conflictividad en las últimas dos décadas.

Los ocho estados con mayor conflictividad son en este mismo orden Zulia, Distrito Capital, Carabobo, Miranda, Aragua, Anzoátegui, Bolívar y Lara. Representan más del 80% de la conflictividad del país.

Lo otro importante para valorar los conflictos y composición de la población, es el hecho de que estos Estados concentran la mayor parte de la población del país. Los datos de nuestra fuente, destacan que el mayor porcentaje de las motivaciones de los conflictos es por asuntos laborales -30,61%-, se destaca en un análisis de veintiséis razones diversas que motivan la conflictividad social, pero las protestas laborales representan un alto peso, al punto de duplicar a la segunda causa de protestas; que refiere por cierto a necesidades de servicios básicos, por supuesto que nada ajenos a los trabajadores.

Con lo planteado lo que se trata de subrayar es la reemergencia de la protesta laboral como elemento a considerar en los análisis. Esto es importante por el hecho de que en el lapso que va desde 1999 hasta el 2008, la protesta laboral no fue predominante. Además el sector de los trabajadores mostraba algo de confianza en la conducción oficialista, dando margen a confiar en los dirigentes y en los mecanismos de intermediación oficialista.

Lo anterior obliga a mirar que ha pasado en estos estados con la mayor conflictividad laboral y con la mayor población del país. De esos ocho estados, en cinco de ellos el dominio oposicionista es amplio, casos como Zulia con una ventaja del 20%, Miranda con 16%, Anzoátegui con 11%, Carabobo con 10%. En Lara sumando las dos corrientes oposicionistas, sacan un 10% por encima del gobierno nacional. Pero en los dos estados en donde el oficialismo conserva su mayoría, comparando estos resultados con las elecciones pasadas –Referéndum Febrero 2009-. La ventaja del oficialismo se redujo en Aragua de un 22% a 4%, y en Bolívar de un 16% se redujo a 3%. El Distrito Capital de una ventaja del 4% se pasó la igualación.

Socialismo sin Movimiento de los Trabajadores

En el conjunto del país es de destacar que una propuesta autodenominada socialista es victoriosa en los estados en donde no hay predominio de los trabajadores organizados, más bien con un componente rural y de actividades tradicionales importante. En cambio muestra debilidades en los estados en donde si predomina el movimiento organizado de los trabajadores. Visto lo anterior, luce simplificador el uso de denominaciones de votación de la “ultraderecha” o de la “oligarquía”. Confiamos que pronto han de conocerse análisis que se adentren en este fenómeno, y se salgan de esquematismos.

Para terminar, es importante destacar que la creciente población prestando servicios al Estado, sea como trabajadores directos o indirectos, sea como contratistas, cooperativas, suman una porción importante de fuerza de trabajo. Véase que lo primeros –directos- ya van por los 2.300.000, agréguele los indirectos y las otras categorías mencionadas, y estaríamos llegando por lo menos a unos cuatro o cinco millones de trabajadores. Ahora, éstos y sus familiares ¿donde están votando? Fíjense que dejamos de lado a la amplia población misionera, por considerar que no se vinculan con el proyecto oficialista por razones productivas, sino por ser beneficiarios de tradicionales prácticas asistencialistas, aunque la calidad de la asistencia pudiera estar planteando reservas, pero ese sería un análisis en otro momento. El asunto es que el asistencialismo resta peso a las posiciones de autonomía de pensamiento y acción; lo que marca una diferencia clave con la vinculación por razones productivas. Por tanto, todo parece indicar que mucha gente en contacto directo con las políticas oficialistas, por su condición laboral, no ha sido cautivada por el proyecto socialista.

domingo, 26 de septiembre de 2010

ACCIDENTES, PREVENCIÓN Y PARTICIPACION

La ocurrencia y frecuencia de accidentes de trabajo, trae a la consideración algunos problemas de las políticas públicas y del accionar de las Relaciones de Trabajo.

Un primer elemento a destacar es cuan importante es tener presente la participación de los actores sociales en la prevención. Es un área que ofrece similares niveles de interés para trabajadores y empresarios. La integridad de quienes laboran en un centro productivo, es una prioridad de los que cotidianamente se encuentran y comparten el quehacer productivo. Estas premisas hacen de este tema un área favorable para la participación de trabajadores y empresarios en su planificación, conducción y evaluación. Por otra parte, no es de menor importancia, tener presente que un accidente laboral impacta negativamente en el ambiente del centro productivo, y si el accidente fuera mortal, el impacto en la moral colectiva es inconmensurable.

En las relaciones de trabajo este campo ha sido de la primaria responsabilidad de los empleadores, dado ser el responsable de las condiciones bajo las cuales opera y funciona el centro productivo. Para los sindicatos, en su facultades ha estado siempre el tema. Sin embargo por un largo tiempo, el área se soslayó a cambio de priorizar los temas económicos reivindicativos. Hay que convenir que esto era entendible, dado los bajos salarios, que obligaba a la agenda sindical a concentrar en lo económico sus mayores esfuerzos.

Fueron muy contados los casos, en los cuales se pudo observar la colocación de las condiciones de trabajo como tema central de una agenda reivindicativa efectiva, al punto de ir incluso hasta una paralización de actividades. Por supuesto que las deficientes condiciones de trabajo, siempre servían para incluirlas en un petitorio reivindicativo, pero más para abultarlo que para batirse por su mejoramiento hasta las últimas consecuencias. Apenas se lograban las metas económicas, aunque fuera parcialmente, se dejaban a un lado las exigencias de prevención y mejoramiento de las condiciones ambientales de trabajo.

En las políticas públicas es de destacar el notable fomento de los delegados de prevención y los comités bipartitos al interior de las empresas. Indudablemente se le ha impreso un notable apoyo. De acuerdo con las cifras del Inpsasel se han registrado hasta el tercer trimestre de 2008 (los datos más recientes de su pagina web) la cantidad 18.106 Comités de Prevención y 7.262 Comités de Seguridad y Salud en el Trabajo, y ya se acumulan para entonces –desde el 2005- más de 80.000 Delegados de Prevención. Todo un colectivo institucional y de trabajadores para encarar el tema de la prevención.

Al anterior esfuerzo institucional, conviene destacarle un par de observaciones. Primero, que en muchos casos el fomento de estas nuevas figuras de la representación laboral se solapa con la actividad sindical, o peor aún, existen casos en donde se convierten en mecanismos de confrontación intra laboral, en una o dos vertientes, ya sea contra el sindicato, o en posiciones confrontativas con los empleadores. Claro que no es de sorprenderse que surgan estas consecuencias. En primer lugar el tamaño de las empresas nuestras no es muy grande, salvo contadas excepciones, lo que significa que ademas de sindicatos organizados por empresas, convivan estructuras de representación especializada, como es la de los delegados de prevencion y los comités de seguridad y salud en el trabajo.

Lo anterior da lugar a que facilmente se levanten roces entre actores empoderados por el fuero sindical, y que en el caso de los delegados de prevención son portadores de un empoderamiento oficial explicito como lo evidencia, la Memoria del Ministerio del Poder Popular del Trabajo y de la Seguridad Social 2008 “Con la consolidación de éste proceso revolucionario, los Delegados y Delegadas de Prevención se han convertido en una pieza fundamental capaz de brindar un gran impulso a la transformación de las condiciones en los centros de trabajo, donde la participación y protagonismo de los trabajadores y trabajadoras, la solidaridad, la equidad y la justicia social, a favor de su propia dignificación, se han convertido en un baluarte que progresivamente han ido atesorando en la conciencia de un colectivo.”-pag 333-. Por otro lado, con los sindicatos opera más bien una política restrictiva, lo que agudiza una situación de fragmentación al interior de los trabajadores, con el acompañamiento de una atmósfera complicada para el fomento de la productividad y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de la calidad de vida, basado en una base material sostenible.
Terminando, esta pendiente una evaluación amplia, efectiva y responsable de estas políticas públicas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Poderes Públicos, Sindicatos y Violencia

Continuando con el análisis de nuestra interrogante ¿A que tipo de conflicto responde la violencia sindical? Nos detendremos en el análisis del tipo de conflicto entre los Poderes Públicos y Sindicatos.

Conviene tener presente la homogenización que en la última década caracteriza al conjunto de los distintos poderes involucrados. Es frecuente el señalamiento que destaca la inexistencia del clásico balance entre estos poderes, que todos responden a la voluntad presidencial. Que si no hay un llamado decidido del poder presidencial a actuar en una determinada área de estos otros poderes, estos no formulan acciones autónomas. Este elemento es relevante al observar la inacción de los poderes públicos ante el problema de la violencia laboral. En los últimos dos años, que acumulan más de cien casos de asesinatos, tan sólo en tres ha habido sentencia.

Es oportuno señalar que la sociedad ha venido perdiendo su confianza en los órganos de recepción de denuncias, investigación y de justicia. Por ello la aprobación del linchamiento en porcentajes cercanos al 70%, como lo revelan las encuestas del Observatorio Venezolano de la Violencia –OVV-. También ocurre, aunque cuesta mencionarlo, que el sicariato al haber alcanzado tal grado de difusión, sus contratantes entienden que hacen “justicia”.

La violencia en el medio sindical no ha sido atacada por las autoridades. Los casos que las autoridades judiciales han llegado a penalizar son aislados, y a pesar de la naturaleza de muertes por encargo en la mayoría de los asesinatos, son pocos los casos en donde las investigaciones policiales han dado lugar a la detención de los acusados del hecho material, y lo mas grave es que no se ha llegado a la identificación de los responsables intelectuales.

En 1998 por cada cien homicidios, se hacían 111 detenciones. En tanto en el 2009, por cada cien homicidios se realizan 9 detenciones. Por ello se habla de 91%de impunidad, con la concesión de que una detención no es sinónimo de juicio, sino de una averiguación que si no arroja resultados, el sospechoso o testigo queda libre (OVV).

Esta inercia de los poderes públicos lleva a la hipótesis que este problema es un conflicto tácito entre el Estado y el Sindicalismo; ya que el dejar hacer, el no hacer intervenir los poderes públicos, da lugar a interpretar, que se trata de una política de Estado, que en el fondo apunta al desprestigio del mundo sindical y la pérdida de adherentes buscando con ello su mayor subordinación y/o sustitución por otras formas de representación. De hecho el Estado ha promovido sistemáticamente el paralelismo sindical que fomenta la división y la violencia entre los trabajadores, así como otras formas de representación, cuya diversidad y complejidad amerita un análisis aparte.

También se ha querido soslayar y minimizar la situación, al señalarse como una “colombianización” del problema. Pero, lamentablemente en el vecino país, en donde la violencia verdaderamente existe y es de vieja data, pero tiene raíces diferentes. Y al menos hay una gran sensibilidad social y hasta internacional por el problema, hasta el punto, que el tema ha sido clave en dificultar la firma del tratado comercial Estados Unidos-Colombia, no obstante llevar consigo altos intereses económicos; así también es un elemento permanente de la agenda de la OIT, dando lugar al inicio en el 2006 de un programa de dialogo y varias medidas para combatir el problema – “Acuerdo sobre Libertad Sindical y Democracia”-, que incluye la instalación permanente de una misión de OIT coadyuvando a la solución del problema. La Comisión de Aplicación de Normas de la OIT informa de los adelantos, entre ellos el aumento de las sentencias condenatorias, la creación de un fondo de reparación para las víctimas de la violencia. La Comisión sigue considerando bajo el número de de condenas, y que las sentencias que han sido dictadas sólo refieren a los autores materiales de la violencia y no a los instigadores.

De las tímidas acciones del gobierno, se registra un esfuerzo del Ministro Roberto Hernández, cuando estuvo al frente del Despacho del Trabajo en el 2008, quién promovió mesas de diálogo en la zona de mayor violencia sindical –Guayana-, de hecho puede apreciarse que para entonces se venía en el país, de 45 asesinatos en el 2005, 48 en el 2006, 29 en el 2007, y ese año – el 2008-, con ese modesto esfuerzo institucional, bajó a 19 casos de asesinatos, pero al abandonarse la iniciativa (cambio de Ministro, incluido; su estadía fue breve), en el 2009 se volvió a los niveles escalofriantes de 46 asesinados. Tanto antes como después no ha existido promoción del diálogo en esta materia. Además no hay que dejar de considerar, que el puro diálogo no resuelve el problema, pero al menos es el punto de partida. Eso si se convoca a los involucrados, y se asumen compromisos realmente institucionales.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿A qué tipo de conflicto responde la violencia sindical?

Los conflictos en el mundo del trabajo en donde el Sindicato participa, se pueden observar en cinco grandes situaciones.

1. Sindicatos vs Empresa Empleadora
2. Sindicatos vs Autoridades Públicas (Estado, Gobierno Nacional, Estadal, Municipal, u otros Poderes Públicos)
3. Sindicatos vs otras instituciones o actores Privados (Partidos Políticos, Gremios Empresariales, Organizaciones Vecinales, Comunidades y Estudiantiles)
4. Sindicatos vs Sindicatos
5. Sindicato vs Combinaciones entre varios de los actores mencionados.

Esta clasificación reconoce que no hay delimitaciones nítidas en los conflictos laborales. Se observa el predominio de una de las cuatro primeras categorías, pero con algún grado de vinculación entre sí.

Las relaciones entre empresas y sindicatos conllevan encuentros y desencuentros. Existen intereses comunes así como contradictorios. Lograr hacer descansar la relación con predominio de los primeros exige una amplia política y programas de gestión y participación, que no son predominantes en las relaciones con el personal obrero, aunque en alguna medida si ocurre con el personal empleado. Una característica de las personas involucradas en la violencia sindical es que refiere a personal obrero.

Destacamos que la eventual tensión empresa – sindicato, tiene un sustrato que le da sentido. En primer lugar, tener presente que esta relación aborda un elemento complejo como es la determinación del precio de la fuerza de trabajo, no sólo las remuneraciones sino además un conjunto de otros beneficios que implican costos en el servicio o producto. Las relaciones de trabajo comprenden el estudio de esta relación, y la manera como aborda y resuelven este asunto complejo. A favor del empleador abona el mercado de trabajo, que casi siempre le permite disponer de fuerza de trabajo excedentaria. Limitándolo, operan los marcos regulatorios, tanto los establecidos por las políticas públicas, como los convenidos contractualmente con las organizaciones sindicales fuertes. Aunque se reconoce que una empresa puede poner en práctica, políticas y programas de gestión que permitan alcanzar niveles de satisfacción tales, que los trabajadores no sientan la necesidad de construir su organización reivindicativa, pero esto es excepcional, y generalmente en empresas con personal predominantemente empleados de alta calificación.

Una característica central de la violencia sindical extrema que se ha observado en los últimos años, es que no responde al clásico conflicto Sindicato vs Empresas. Se trata de conflictos del cuarto tipo, según nuestra tipología, es decir inter-sindicales e intra-sindicales. Obviamente con un comportamiento pasivo del actor estatal, no obstante que su papel le obliga a tener un mayor protagonismo en esta problemática. Igualmente hay ramificaciones con otras categorías, como se sugiere en el quinto tipo.

En el medio sindical hay antecedentes de bandas armadas para atemorizar a los opuestos. Ha predominado que la violencia ha estado de lado de quienes cuentan con el amparo de las autoridades. Ocurrió en el período de predominio de los adecos especialmente en los años sesenta y setenta. Renacen estas prácticas en los años dos mil al volverse violento el ambiente sindical, en el marco de la confrontación y el antagonismo político; y nuevamente la licencia para actuar con violencia la tienen aquellos que igualmente cuentan con el amparo y protección de las autoridades, o al menos su indiferencia y la impunidad reinante.

El asunto se complejiza más porque han surgido propuestas o salidas cuasi militares, tal es el caso de la corriente sindical oficialista conocida como Marea Socialista al emitir pronunciamiento:
“Séptimo: Autorización, preparación y entrenamiento de autodefensa para los trabajadores, luchadores sociales, obreros, campesinos, estudiantiles, en común con la milicia bolivariana y desarrolla en los lugares de trabajo, los centros de estudio revolucionarios y las comunidades.
Octavo: organización de defensa y seguridad para los dirigentes sociales desde las bases.”
http://www.aporrea.org/trabajadores/n134093.html

Aunque también esta reacción se entiende por la inercia gubernamental ante el problema. De todos modos esta reacción conlleva riesgos de mayor violencia.

Sobre esta violencia sindical los empresarios son parcos en formular declaraciones, a pesar de la ocurrencia de algunos casos de asesinatos de personal de altos niveles gerenciales, representantes de empresas, asesinatos vinculados a las controversias con sindicatos. Un alto ejecutivo de la Mitsubishi, asesinado junto a su hijo, y el caso del gerente de Recursos Humanos de la principal empresa constructora del ferrocarril en el tramo del Estado Carabobo.
Como vemos, una tarea titánica por emprender es recomponer las deterioradas y fragmentadas Relaciones de Trabajo.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Raíces y Consecuencias del Paralelismo Sindical

Al sindicalismo se le señala críticamente su falta de unidad y dispersión. Conviene mirar hacia atrás para entenderlo. Del otro lado, de los empresarios, este no es un problema relevante en los señalamientos a su organización gremial.

En anterior entrega, se señaló que la estructura sindical con la cual nació el movimiento sindical venezolano, la establecida en la Ley del Trabajo de 1936, impuso un modelo que fragmentaba y atomizaba a los sindicatos. Se puede señalar que fue una concesión, pero con el costo enorme de sus consecuencias. También el procedimiento establecido para la constitución y registro de un sindicato fue altamente intervencionista, dándole al gobierno suprapoderes en la concesión del registro. Dos plomos en las alas de un incipiente movimiento.

Con el devenir del tiempo estas dos negativas características se consolidaron, y se acompañaron de otros fenómenos, destacándose la partidización subordinadora del movimiento; y con ello la subordinación a los estamentos que estén en un momento dado controlando el Gobierno. Es verdad que el movimiento sindical no puede estar ajeno a las construcciones y proposiciones, de los modelos de desarrollos políticos y económicos hacia donde ha de dirigirse la sociedad. Pero ha de tener identidad y propuestas propias.

En América Latina, en tiempos de crisis del sindicalismo, como resultante principalmente de las transformaciones de los modelos productivos experimentadas en los ochenta y los noventa, que restringieron la creación de los empleos tradicionales, que implicaban grandes aglomeraciones de trabajadores con contratos a tiempo indeterminado, sustituyéndose por reestructuraciones, descentralización y deslocalizaciones productivas, en muchos casos con privatizaciones, en donde los empleos se redujeron y perdieron calidad; en todo este desarrollo, el único movimiento sindical que muestra una continuada ascensión en el fortalecimiento de su estructura tanto en el plano productivo como en el ámbito global de la sociedad, ha sido el movimiento de los trabajadores brasilero, fundamentalmente el organizado en la CUT -Central Unica dos Trabalhadores-. En este movimiento destacan como características claves, primero una estructura sindical por ramas industriales o sectoriales (antídoto contra la fragmentación y atomización), segundo un movimiento con proyectos propios en lo productivo, y más allá, es decir en propuestas y programas de desarrollo económico-social y político (antídoto contra las concesiones subordinantes). No es por azar, que el partido gobernante es el PT -Partido de los Trabajadores-, nacido al calor y con el auspicio de la CUT.

Retomando el caso venezolano, el tema de la estructura en los setenta y cuatro años que van de 1936 al presente, no ha sido posible dar el salto a una estructura sindical de ramas productivas. Algunos esfuerzos en momentos de ascenso y movilizaciones, como en 1958-59, y luego en el año 1980, permitieron al menos abrir un debate desde las bases que reconocieron la importancia de superar el modelo sindical dominante, como es de empresa. De paso, este es el modelo que ha promovido el neoliberalismo, ya que es más frágil y de menor capacidad de acción. Es importante un alerta, ya que un aglutinamiento sindical impuesto, como una concesión estatal, puede resultar tan perverso como la misma fragmentación de hoy. Este es un fenómeno que ha de nacer del propio movimiento.

Paralelismo del Siglo XXI

Al momento de realizarse las elecciones sindicales impuestas por el gobierno bolivariano en el 2001, fueron registrados 2.900 sindicatos. Pero en los años subsiguientes se han registrado otros 5.000 nuevos sindicatos, agravando el problema de la estructura. Además hay que destacar que no se trata que estos nuevos sindicatos, estén organizando a segmentos laborales nuevos, que antes no hayan tenido organización, sino lo más perverso, son sindicatos que surgen en donde ya estos existen.

Ahora, hay que preguntarse el por que de este fenómeno. Primeramente no es un fenómeno proveniente de las bases, no es autónomo ni genuino. Es impuesto, dada la perversa intervención gubernamental característica del modo atrasado como funcionan las Relaciones de Trabajo en el país. Se evidencia al observar que el propio Ministerio del ramo –Trabajo- se fija metas de registro sindical. Es así que se fijó para el 2007: 637 a nivel local y 20 nacionales. Meta cumplida. Para el 2008: 1016 nivel local y 42 nacionales; y para el 2009: 898 y 66 respectivamente. Por otro lado, con miles de sindicatos adicionales, presenciamos una disminución alarmante de los convenios colectivos, así como de pérdida de conquistas históricas, temas muy importante para tratar en otro momento.

sábado, 28 de agosto de 2010

CONQUISTAS Y CONCESIONES LABORALES

Distinguir entre una conquista laboral alcanzada a partir de las acciones del movimiento de los trabajadores y una concesión recibida de los otros actores laborales, sean las Empresas o el Estado, es el problema a abordar. Las primeras son la resultante de un proceso genuino de acciones que implican en primer lugar la comprensión de la meta o asunto a alcanzar. En cambio las segundas –las concesiones-, de entrada plantean interrogantes básicas ¿que hay detrás de esto?

Se reconoce que hay diversos segmentos en un colectivo tan amplio como el movimiento de los trabajadores; en donde unos estarán más avanzados y otros más rezagados. También entre los empresarios pasa otro tanto. Los segmentos más avanzados, históricamente corresponden a perfiles en donde las condiciones de trabajo son mas penosas y hostiles, en donde se produce mayor riqueza estratégica para el desarrollo nacional, o aquellos cuya actividad de trabajo los coloca en contacto directo con la información y formación. Ejemplos con estos perfiles serían los trabajadores pioneros en el sector petrolero, minero del hierro y siderúrgicos; por otro lado, ejemplos serían los trabajadores gráficos, los de la educación y la prensa o medios de comunicación en general.

Estos segmentos cuentan en su construcción histórico un importante patrimonio de conquistas; por ello, se ven expuestos a mayores riesgos y acechanzas, por disponer de un patrimonio que han de preservar, y las conquistas se pueden ir perdiendo. Para los patronos (públicos y privados), los segmentos con mayor patrimonio, representan una comparación inconveniente, especialmente cuando tienen que satisfacer a demandas procedentes de diversas actividades de producción y de servicios públicos. De ellos es el patrono estatal, quien tiene mayores facilidades para enfrentar las conquistas avanzadas de los trabajadores, es quién tiene la capacidad de actuar con mayor homogeneidad, discrecionalidad y tiene la posibilidad de poner a su servicio al Estado Regulador, al Inspector, al Fiscalizador y Justiciero, en fin dispone de más medios coercitivos, por supuesto que desnaturalizando el papel de actor del Estado como un tercer elemento en el funcionamiento de las Relaciones de Trabajo. Por ello en estos sectores ocurren constantes tensiones, que se agudizan en tiempos de crisis y recesión, más aún cuando está ausente un dialogo genuino y democrático entre actores laborales.

Concesiones Laborales

Cuando estas aparecen en el escenario laboral, que no responden a un esfuerzo propio del movimiento de los trabajadores, se impone un análisis detenido; hay la necesidad de entender el propósito que persigue. También hay que tener presente, que hay heterogeneidad en el desarrollo de los diversos sectores laborales, lo que en un sector puede ser una conquista, un avance, en otro puede no serlo. Pero es importante, dirigir la mirada hacia los sectores más organizados, para evaluar el fenómeno bajo análisis.

Remontándose a procesos de construcción histórica que evidencian la tesis expuesta, en primer lugar véase la estructura sindical concebida en la Ley del Trabajo de 1936. Se trata de un proceso que categorizamos de concesivo, por la ausencia de movimiento de los trabajadores en la definiciones de esta estructura sindical. Esta fue fragmentadora y atomizadora de la organización de los trabajadores. Sindicatos podían crearse por profesión, por empresa, por estado, por distrito, por municipio, en fin, todo lo ideal para un desarrollo ulterior debilitante. Claro que con el tiempo se pudieron desarrollar mecanismos contrarrestantes, como fue en un determinado período el papel de las Federaciones y las Confederaciones, que de alguna manera aglutinaban y cohesionaban las pequeñas y frágiles organizaciones de empresas y de pequeñas regiones. Pero con el pago de un precio, este modelo también contribuyo al burocratismo.

Otro caso de concesión, fue la implantación de los Directores Laborales en 1966. En el fondo se observaba que tendía al fomento del burocratismo y de premio a las lealtades a las cúpulas sindicales y políticas partidistas, ya que los Directores Laborales en una primera etapa eran escogidos por el dedo burocrático de la partidocracia, y no por las bases laborales. De todos modos, una concesión puede ser transformada y ponerla al servicio del movimiento de los trabajadores. Como ocurrió posteriormente, cuando se reivindicó que los Directores Laborales fueran electos democráticamente por la fuerza laboral de la institución en donde ejercerían sus funciones.

En el marco de esta tesis, hay muchas otras concesiones que es necesario analizar, como los Consejos de Trabajadores y el Control Obrero.

sábado, 21 de agosto de 2010

CONVENIOS COLECTIVOS: REDISTRIBUCION Y LIBERTAD SINDICAL. Parte II

Dos categorías claves para el desarrollo de los convenios colectivos son los meta valores y el modelo de desarrollo. Con el primero, se insiste en el significado del respeto y reconocimiento de los actores en los procesos de negociaciones. Aquellas posturas que dificulten que entre los actores centrales haya un reconocimiento pleno, a la larga obstaculizarán las negociaciones colectivas.
Las convenciones colectivas figuran en las regulaciones venezolanas tan lejos como los años treinta, sin embargo no fue sino hasta los años sesenta, cuando alcanzó un desarrollo sostenido que se mantuvo por varias décadas. La explicación de esta brecha estriba en el insuficiente desarrollo del aparato productivo, y la negativa empresarial y estatal a reconocer las capacidades del movimiento de los trabajadores para ejercer estas facultades universales, salvo en un breve interregno en el trienio famoso (1946-48), de estimulo estatal breve, porque no se consolidaron los factores para que tanto el movimiento sindical como la institución de la negociación colectiva se preservaran, como quedó evidenciado en el retroceso experimentado en la década militar siguiente. Tanto es así, que hasta las negociaciónes colectivas del sector petrolero fueron suspendidas y sustituidas por decreto como respuesta gubernamental represiva ante la huelga de 1950.
El repunte de las convenciones colectivas a partir de los años sesenta, responde a dos fundamentales factores, uno el desarrollo político que facilitaba el protagonismo de los actores en los ámbitos laborales. El otro fue el modelo de desarrollo productivo asumido, por un lado la industrialización por sustitución de importaciones con capitales extranjeros y nacionales privados, y el desarrollo de las industrias básicas con inversión y gestión estatal. Lo que se sumaba al modelo petrolero ya dominante desde los años veinte. Este modelo en lo relativo a regiones, se expresó mayormente en los estados centrales y la región guayanesa. El mismo requería condiciones propicias para el funcionamiento productivo, y ahí los consensos fueron necesarios. En los años que van en toda la década del sesenta y setenta, los salarios reales, las condiciones de trabajo y los empleos mejoraron, a ello contribuyó significativamente la acción de los mecanismos de las Relaciones de Trabajo.
Hemos indicado que la convención colectiva vive en estos últimos veinte años una declinación sostenida, agudizada en los últimos diez, y en ellos, se ha reducido notablemente en el último quinquenio. En el lapso de los veinte años, hay que destacar en primer lugar los agotamientos del modelo productivo. Una economía con un deterioro de más de veinte años continuos. Notable el proceso de desindustrialización prematura, sin que se haya construido un modelo alterno.
Todo ello se ha traducido en menor número de establecimientos con capacidades para estos procesos de negociaciones, agravándose con el hecho de la preeminencia de un modelo sindical que se concentra sólo en las empresas de tamaño medio y grande, lo que en un país de predominio de empresas pequeñas es un contrasentido. Tema relevante para continuar su análisis en otro momento.
Es notable la dificultad en construir un modelo de productivo que asegure la participación amplia de las fuerzas productivas del país, más las que se puedan agregar, vía capital extranjero, y que logren la eficiencia y efectividad necesaria que permita proveer a la sociedad de mejores condiciones de vida, que diversifiquen la producción (que la hagan menos dependiente de un solo producto), que aminore la dependencia de importaciones de productos esenciales para el consumo.
Todo ello ha venido dando lugar a ensayos diversos de modelos productivos, que tienen en común la aversión a la actividad de los trabajadores organizados en sindicatos, y con ello a las negociaciones colectivas, las que se intentan suplantar con propuestas que si bien se formulan con discursos de avanzada, al final coinciden con postulados neoliberales, como es la implantación de procesos de tercerización, ahora en forma de cooperativas u otras modalidades que son presentadas como la economía comunal, o empresas que desmejoran las condiciones de trabajo, al extremo de precarizarlas, ya no para generar una mayor plusvalía al capital, ni una mayor producción de bienes y servicios para la sociedad, sino para subsistir en condiciones de gestión erráticas, por su improvisación y sesgos, lo que inevitablemente ocurre al subordinar el conocimiento, la disciplina productiva y la autonomía de los trabajadores, a modelos cargados de retorica y poca sustancia.

viernes, 13 de agosto de 2010

CONVENIOS COLECTIVOS: REDISTRIBUCION Y LIBERTAD SINDICAL

En las Relaciones de Trabajo no hay institución más familiar para los trabajadores y las empresas que las Convenciones Colectivas. Aunque quienes la disfrutan sólo aquellos sectores en donde existe organización sindical. De no existir esta, las empresas prefieren mantener los beneficios y las condiciones de trabajo en el nivel de la relación individual. Por tanto, se puede mencionar contundentemente que la vigencia de las convenciones colectivas está ligada a la existencia real de un ambiente de libertad sindical.

Aunque la población sindicalizada puede no alcanzar a porcentajes mayoritarios de la población económicamente activa, como pasa excepcionalmente en los países nórdicos, pero esta institución ofrece características que extienden sus efectos a colectivos más allá de la población sindicalizada. Por ejemplo, una empresa que cuenta en su nómina con un mil trabajadores, entre obreros y empleados, y sólo están organizados sindicalmente una cuarta parte de ellos, resulta que lo negociado y acordado se extiende a los trabajadores no sindicalizados, esto multiplica sus efectos. Además facilita la gestión de las personas, por sistematizar y homologar los beneficios. De no homologarlos, pone en evidencia discriminaciones mal vistas en la subjetividad de los trabajadores.

Además, aquellos beneficios que se consolidan año tras año, y que se repiten en distintos convenios colectivos, tienden a generalizarse, ya sea por que el Estado lo hace extensivo al resto de los asalariados, o porque los propios actores sociales, trabajadores y empresarios, en las medianas y pequeñas empresas – aún sin organización sindical- no están encapsulados y algo de los beneficios contenidos en los convenios, van a formar parte de sus condiciones de trabajo. Esto se potencia mucho más, cuando se producen las relaciones de empresas en tanto proveedoras o clientes, y los sujetos que intervienen en estos servicios aprenden de los niveles de condiciones y beneficios de sus pares trabajadores.

La mirada anterior de esta institución ha dado demostraciones universales de brindar alternativas para la convivencia, la justicia, el mejoramiento productivo, la participación y la redistribución en las relaciones capital y trabajo.

En la historia de las relaciones de trabajo en el país, esta institución tuvo un interesante crecimiento. Cierto que en lo cualitativo, importantes deficiencias no lograron superarse. Era obviamente una tarea a ir resolviendo. La principal deficiencia histórica estuvo ligada a razones estructurales del funcionamiento de las relaciones de trabajo y la existencia de carencias en la libertad sindical.

Pero en estos años recientes, los últimos veinte años se aprecian unos datos preocupantes. En primer lugar por la constatación de su marcada declinación. Véase que en 1988, se negociaron y registraron un mil novecientos noventa y cinco convenios colectivos, y el último año visto en los registros oficiales -2009-, se indica la negociación de sólo trescientos sesenta. Si bien estos son los números extremos, el hecho es que la institución ha venido reduciéndose a extremos preocupantes, para el desenvolvimiento de las relaciones de trabajo y de la situación de los trabajadores en general. Se pudiera argumentar que se ha venido construyendo un proceso de integración de las organizaciones sindicales, y que estos 360 convenios atienden y benefician a un número mayor de trabajadores, pero nuevamente las evidencias no lo indican así. Hay deformaciones en al ambiente de la libertad sindical.

Las razones son diversas, y hay que analizarlas detenidamente. Sin embargo, un adelanto de algunas de ellas, pero con el compromiso de analizarlas posteriormente. En primer lugar, hay que tener en cuenta cual es el modelo de desarrollo que se impulsa; tanto en lo económico, social y político. La negociación colectiva supone compartir, intercambiar y acordar. Se trata de meta valores, que implica el respeto de la opinión del otro, de sus argumentaciones y planteamientos. Esencial, cumplir con lo pactado. Si bien hay intereses contradictorios entre capital y trabajo, la unión de ambos es base para el sustento de la producción de bienes y servicios. Que el capital que sea propietario de una entidad productiva determinada sea estatal o privado, sea extranjero o nacional, no son motivos para que los valores mencionados estén de lado.

La convención colectiva ha de estar inserta en el modelo de desarrollo que se aspire construir. Igualmente corresponde tener presente vasos comunicantes entre las políticas en el más alto nivel, con los procesos de acuerdos al nivel de la rama y en los centros productivos específicos.

sábado, 7 de agosto de 2010

Fragmentación de las Relaciones de Trabajo: Punto de Partida y Evidencias.

Desde hace un par de décadas le hemos venido prestando atención al fenómeno de la fragmentación en las Relaciones de Trabajo. Con ello se quiere destacar la fractura de los mecanismos de representación de los actores sociales. El levantamiento social de febrero 1989, fue la revelación cruda que sorprendió a quienes fungían de líderes de las organizaciones sociales, económicas y políticas. Los liderazgos y la integración de la sociedad estaban desconectados. Desde entonces se intenta encontrar modos y caminos de proyectos de consensos.

Para entonces, en las Relaciones de Trabajo ya se venía experimentado un desgaste. El hecho de que sus instituciones y mecanismos venían perdiendo capacidad de cobertura, era la evidencia. Los empleos estables, tutelados, que mejoraban año tras años, venían siendo sustituidos por trabajos sin tutelas, inestables y desmejoramiento progresivo de las conquistas logradas desde los años cuarenta en adelante. De esto se trata cuando hablamos de fragmentación de las Relaciones de Trabajo.

La Fragmentación de las Relaciones de Trabajo no es un fenómeno que aparece de súbito. Bastante se ha abonado para que haya alcanzado dimensiones preocupantes. Véase el caso del caos de lo laboral en el sector de la construcción y en las empresas básicas, aparte de la desaparición de un buen número de centros productivos.

En sus mejores momentos, las Relaciones de Trabajo abrieron opciones para que se mirara el futuro con expectativas positivas, con esperanzas. Claro que ellas no llegaron con sus mecanismos a toda la sociedad y esa era la debilidad que había que resolver. La administración pública, las empresas grandes y medianas, fueran privadas o públicas, albergaban los mejores empleos, que constituían la población cubierta por los mecanismos en cuestión. En la periferia de este núcleo funcionaba un vasto número de pequeñas empresas, en donde se observan situaciones muy diversas, desde la real existencia y funcionamiento de los mecanismos, hasta casos de absoluta desprotección.

Con la apertura económica de los ochenta, la búsqueda de la disminución de los costos se convirtió en un acelerante que fue llevando al aparato productivo a la implantación de estrategias para sobrevivir. Desde el Estado no hubo definiciones para construir estrategias de adaptación a los procesos de apertura, que permitiera suavizar las consecuencias. Ante ello, fue ganando terreno una estrategia perversa como la de la disminución de los costos. Otras estrategias, como la de fortalecimiento del capital humano, la de fomento de la innovación, la de la especialización y aprendizajes productivo, carecieron de un plan ambicioso y liderado por quienes condujeron las políticas públicas de entonces. Desde el capital, las adecuaciones dominantes era sobrevivir según las opciones que el mismo determinaba.

Ante este dilema, las organizaciones de los trabajadores, ejecutoras de un patrón reivindicativo no centrado en lo productivo, carecieron de proposiciones. El mismo patrón reivindicativo consumía las energías de su liderazgo, dejo abandonada la construcción y fomento de proposiciones productivas propias, que fueran alternativas a la clásica opción empresarial de la reducción de costos. Se ha considerado que la última preocupación sistemática del movimiento de los trabajadores por construir alternativas más allá de lo reivindicativo, y con elementos importantes de definición de los modelos productivos, fue el Manifiesto de Porlamar, aprobado en el congreso cetevista de 1980. Aunque es importante mencionar que su contenido tenía un basamento construido fundamentalmente por asesores profesionales y académicos, pero que el liderazgo y el movimiento asumió como propio, pero sólo en lo formal, ya que transcurrido el congreso y su impacto inicial, su liderazgo dejó de lado aquellos postulados.

sábado, 31 de julio de 2010

RELACIONES LABORALES: DE LO REIVINDICATIVO A LO PRODUCTIVO

La semana pasada elaboramos entrega con el nombre “Lo Laboral Productivo y Distributivo”. Su propósito fue ir las raíces que nos explicaran el porqué de un modelo reivindicativo centrado en lo distributivo, como ha sido el dominante en las Relaciones de Trabajo en nuestro país.

En esta ocasión nos planteamos como convertir a que el modelo reivindicativo priorice lo productivo. Es un asunto complejo y no se resuelve por un decreto. Claro, hay que empezar de alguna manera. De hecho, una buena cantidad de empresas han cedido a las dificultades económicas, especialmente la crisis del 2002-2003, y finalmente cerraron, de ahí una buena parte de las empresas cerradas y tomadas, y luego diversas experiencias de reactivación. La mayoría accidentadas y sin alcanzar su normalización.

Es distintivo en los años que corren post crisis 2002-2003, que las empresas cerradas y tomadas por los trabajadores lo fueron, no para solamente asegurar el cobro de pasivos laborales, sino más importante aún, para tratar de preservar la fuente de producción y empleo. Tradicionalmente las tomas de empresas en dificultades por parte de los trabajadores, se circunscribían a asegurar el cobro de las prestaciones o algún otro pasivo laboral y ahí terminaba todo. Esto ya representa un elemento novedoso de estos tiempos. Entre las razones, hay que mencionar el discurso oficial que empoderaba a los trabajadores, que se enmarcaba en una suerte de venganza gubernamental contra aquellos empresarios que pasaron abiertamente a ser actores políticos, y en la confrontación resultaron doblemente perdedores, por un lado la derrota política y por la otra, la pérdida de sus empresas. También es importante destacar, que con la crisis argentina del 2001-2002 -“argentinazo”- se pudo conocer ese antecedente, divulgado por las cadenas informativas internacionales, y por los lazos que se fomentaron entre dirigentes laborales.

Al estar las empresas en manos de los trabajadores, porque actuaron en los momentos críticos para estar presente vigilando y cuidando, y contrarrestar así los vaciamientos y vandalismos, que permitiera reactivar las empresa en las mejores condiciones posibles. Por supuesto buscando la asistencia gubernamental, quién estuvo presto y atento.

Las evidencias de las limitaciones
A partir de aquí quedaron en evidencias dos problemas cruciales. Uno, que el modelo reivindicativo fundado en lo distributivo, dejaba en evidencia las serias limitaciones que este modelo había acumulado para encarar la conducción de las empresas. Décadas de un accionar sindical, que no había asumido los problemas de la producción y administración, ya que sus rutinas en lo reivindicativo distributivo le consumían sus energías y atención. Al tener que asumir la conducción de lo productivo y administrativo, se hacía evidente un notable déficit de control y conocimientos, que se hacía más notable, ya que se trataba de empresas que venían de dificultades de producción, ventas y falta de inversión.

El otro problema crucial, el segundo, refiere a que las empresas en dificultades tomadas por los trabajadores, éstos vieron en el Gobierno la panacea. Es decir la asistencia en todos los órdenes, la varita mágica. Pero los resultados han sido contradictorios. Por un lado la construcción e imposición de formas organizacionales elaboradas un tanto rápido e improvisada. Lo que daría lugar al poco tiempo a problemas de operatividad. Por otro lado, la imposición de un manejo sesgado de la conducción de estos entes, no priorizando la profesionalidad, el talento, la experiencia y el conocimiento, más bien subordinándolo a lealtades y cercanías que no siempre han sido compatibles con las lógicas de la conducción productiva. De alguna manera el ensayo y error se ha financiado desde recursos ajenos a estos centros productivos, pero ese mismo dinero se le ha restado a otras áreas de la vida social y económica. El país es uno sólo y hay que analizarlo en su integridad.